Si del fútbol americano les apasiona todo menos su agresividad, su testosterona y esa ingente cantidad de placajes que machacan a los jugadores, ya han encontrado su deporte: el fútbol flag. Para detener a alguien aquí no se dan golpes: basta con tirar de una de las dos cintas que el rival lleva colgadas de la cadera. La violencia sobra, también los golpes en el pecho.
Esta modalidad -que nació en el ejército de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial como práctica inofensiva para mantener en forma a las tropas- ha crecido tanto que será olímpica en los Juegos de Los Ángeles 2028. En categoría masculina será difícil que España logre clasificarse, pero en la femenina es posible, más que posible. La selección se ha subido al podio en los tres últimos Europeos y, en el pasado Mundial, incluso bailó a la todopoderosa Estados Unidos.
«Cuando acabó el partido, una persona del cuerpo técnico americano nos dijo: ‘Sois las que más cerca habéis estado de nosotras’. Muchas de sus jugadoras salieron llorando», cuenta a EL MUNDO Olga Sotillo, referente española tanto en fútbol americano como en fútbol flag. «En el fútbol flag jugamos cinco contra cinco y parece que haya mucho espacio, pero luego va todo tan rápido que apenas te da tiempo a pensar», analiza Sotillo, que ha visto cómo el anuncio olímpico le cambiaba la vida: «Antes éramos un deporte minoritario, sin recursos para nada. Ahora ya podemos entrar en el Centro de Alto Rendimiento, pedir becas ADO, tenemos la ayuda del Comité Olímpico… El deporte se puede profesionalizar. Ya no hablas de un hobby, sino de una carrera».
- ¿Y cómo empezó en el fútbol americano?
- Probé muchos deportes: fútbol, voleibol, triatlón, gimnasia artística… pero mi madre trabajaba muchas horas y le costaba llevarme a los clubes. Dejé de jugar, pero a los 14 años, cuando ya podía coger un autobús sola, vi un vídeo de un jugador de la NFL haciendo un catch [Odell Beckham Jr] y quise probar el fútbol americano con Las Rozas Black Demons. Empecé de cadete en un equipo mixto.
FEFA
Cuando arrancó en su club solo había dos chicas, ella y Cristina Gómez —también actual miembro de la selección española—, y tuvieron que integrarse en un conjunto masculino. Pero no hubo problema alguno. «Tuvimos suerte de caer en un club que siempre nos ha apoyado y, además, aquel equipo era magnífico. Los compañeros eran súper inclusivos, nunca escuchamos un comentario en contra; ahí éramos todos una piña. Con ellos estuvimos también en categoría júnior y, en sénior, ya pudimos formar un equipo femenino de fútbol americano. Luego llegó el flag, que vamos combinando. Cuesta encontrar mujeres para el fútbol americano por miedo al contacto, y por eso va tan bien que ahora el fútbol flag esté creciendo», analiza Sotillo, que se congratula de la estructura que se va creando alrededor de esta disciplina, aunque reconoce que todavía queda mucho por recorrer.
Una concentración en una granja escuela
Es difícil igualarse con selecciones como Estados Unidos, que se concentran habitualmente y entrenan en las macroinstalaciones de alguna franquicia de la NFL, pero no tanto con Reino Unido o Austria, que se preparan sin problemas en centros de tecnificación. España, de momento, está a años luz: su última concentración tuvo lugar en la Granja Escuela del Ayer, en Villanueva de Perales.
«Nos trataron muy bien y había un campo de juego muy cerca, pero dormíamos en literas, al lado de los animales. No sé por qué no podíamos hacerlo en el CAR. Con lo que tenemos, hacemos muy buen trabajo», comenta la jugadora, que pese a las carencias en los entrenamientos se colgó con sus compañeras el bronce en el Europeo celebrado en septiembre. En París derrotaron a Francia por un solo punto para hacerse con la medalla.
La próxima competición importante será el año que viene, el Mundial de Alemania, aunque todos los esfuerzos se centrarán en el Europeo de 2027, donde se repartirán las plazas olímpicas. Sotillo volverá entonces a liderar a la selección, aunque quizá se pierda la concentración previa —sea donde sea— porque acaba de aceptar una oferta para estudiar y jugar en la Universidad de Ottawa, en Canadá. «Estoy acabando Enfermería aquí, pero surgió la oportunidad de irme allí y empezaré Ciencias de la Actividad Física. Siempre he sido muy americana, llevaba tiempo enviando vídeos a universidades y lo aprovecharé al máximo», finaliza la jugadora española.






