La fiscalía de la provincia argentina de Mendoza pidió el viernes el sobreseimiento de los dos jugadores de la selección francesa de rugby acusados de la violación de una mujer. Considera que no hay pruebas suficientes en su contra y que una prueba pericial psicológica apuntó a incoherencias en el relato de la denunciante. Esta petición de la Fiscalía podría poner fin al caso, informaron fuentes judiciales a la AFP.
“La defensa pidió el sobreseimiento ante la fiscalía y la fiscalía acompaña el sobreseimiento y pide la audiencia ante la juez”, explicó a la AFP Martín Ahumada, portavoz del poder judicial de Mendoza, la provincia del oeste de Argentina donde se radicó la denuncia.
Está previsto que la juez penal Eleonora Arenas considere el 18 de octubre esta petición del Ministerio Público de Mendoza para que cese el proceso contra Hugo Auradou y Oscar Jegou, dos jugadores de rugby franceses de 21 años.
Están acusados de violación agravada por un hecho ocurrido presuntamente en la noche del 6 al 7 de julio en una habitación de un hotel de Mendoza, donde acababan de jugar con la selección de su país. Los deportistas han rechazado la declaración de la denunciante de que la golpearon y violaron en varias ocasiones y dijeron que las relaciones sexuales fueron consentidas.
Ambos jugadores fueron primero detenidos y luego sometidos a arresto domiciliario. El 12 de agosto el Fiscal Adjunto en lo Penal, Gonzalo Nazar habilitó su liberación advirtiendo sobre “notorias contradicciones, inconsistencias, zonas grises y hasta explicaciones insuficientes” de la declaración incriminatoria de la denunciante.
Tras un estudio psicológico y psiquiátrico, que se dio a conocer la semana pasada, peritos aportados por los rugbiers y de la fiscalía concluyeron que la mujer “presentaba un relato estructurado en contraposición a uno espontáneo y fluido” y con falta de “construcción lógica”. En su declaración, que consideraron poco creíble, observaron elementos compatibles con la exageración, inconsistencias y contradicciones, dijo el informe.
El cuerpo médico forense determinó que los hematomas que mostraba el cuerpo de la mujer no serían producto de una violación.
Posteriormente, un juzgado de Mendoza permitió que abandonaran el país para regresar a Francia mientras continuaba abierta la causa en su contra. Ambos debían cumplir una serie de obligaciones, entre ellas la comparecencia ante consulados argentinos en Francia e incluso regresar a Mendoza, si eran requeridos por la Justicia, y fijar allí domicilio real y virtual.
Hugo Auradou y Oscar Jegou retornaron a su país el 4 de septiembre y desde entonces han reanudado los entrenamientos en sus clubes. El delito por el que están acusados contempla una pena de 20 años de prisión.
Faustino Oro, un niño argentino de diez años, acaba de lograr en Barcelona el título de maestro internacional de ajedrez. Es el más joven de la historia. A su edad, Magnus Carlsen ni siquiera aparecía en la clasificación de la Federación Internacional. Nadie sabe si Fausti seguirá sus pasos y se convertirá en campeón del mundo, pero pocos dudan de su descomunal talento. En el último año ha jugado contra once grandes maestros y no ha sido derrotado por ninguno. Tres de ellos mordieron el polvo.
Las últimas semanas han sido de gran tensión por la inminencia de un récord al que todos trataban de restar trascendencia. Alejandro Oro, padre del fenómeno, comentaba justo este sábado: "Estamos muy ansiosos, pero en estos momentos es importante mantener la calma". Esa tranquilidad siempre ha sido una de las mayores virtudes que le han transmitido a Faustino sus padres, que además hicieron el sacrificio de abandonar su casa y sus trabajos para venirse a España en busca de un sueño, el sueño de un niño que quiere ser campeón del mundo. «Le debíamos esa oportunidad», explica sereno Alejandro, que vio clara una jugada que a muchos les pareció descabellada.
Faustino, el niño de 10 años que ha ganado al número 1 del ajedrez Magnus Carlsen
Su última partida no fue nada fácil. El maestro internacional chileno Fernando Valenzuela aspiraba a ganar el torneo en Barcelona y salió dispuesto a aguarle la fiesta. Faustino tuvo que defenderse, con negras, pero encontró el plan correcto, nada sencillo, con una madurez asombrosa. Ahora que es MI, el siguiente paso para Faustino Oro será llegar a GM (gran maestro), el título más alto posible para un ajedrecista. Tiene un año y medio para hacerlo además con otro récord de precocidad.
El pequeño Oro es un niño risueño y locuaz, la antítesis del tópico. Nacido para arrasar en los tableros, se inició en el ajedrez un poco por casualidad, precisamente porque Romina, su madre, estaba harta de que destrozara el apartamento de Buenos Aires con la pelota, en los meses del confinamiento. Todo esto lo contaban hace poco más de un año en una entrevista para EL MUNDO, la primera que daba el chico fuera de Argentina.
Alejandro, su padre, relataba que lo apuntó a Chess.com para tratar de salvar la integridad de la vivienda. Mientras Fausti comprendía los secretos del juego a una velocidad nunca vista, sus padres aún ignoraban que pronto se vendrían a vivir al municipio barcelonés de Badalona. Aunque lo llaman el Messi del ajedrez, a nadie se le escapa que el salto tiene más mérito con un hijo no futbolero y, por tanto, con mucha menos plata a la vista, en el mejor de los casos.
El ajedrez, a cambio, es un campo idóneo para el surgimiento de niños prodigio... y para su posterior abandono. En España tuvimos a Arturito Pomar, protagonista recurrente del NO-DO franquista, que llegó a gran maestro pero no pudo dejar su trabajo como cartero. El ajedrez en español sueña ahora con haber encontrado al nuevo Capablanca, aquel genio cubano que fue campeón del mundo entre 1921 y 1927.
Oro tiene una ventaja sobre el malogrado genio español: cinco empresarios, por el momento anónimos, acaban de ofrecer su apoyo para sufragar los gastos que suponen los viajes y los entrenadores. Se acaba así con la incertidumbre económica. Faustino tiene ahora cinco profesores, cada uno especializado en un área del juego. Es otra jugada sin precedentes que algunos consideran excesiva, aunque nunca se ha probado antes con un ajedrecista tan joven.
Un título en tres asaltos
Para llegar a maestro internacional (y algo parecido ocurre para ser gran maestro) hay que conseguir actuaciones brillantes, tres 'normas', en tres torneos distintos. No sirve cualquier pachanga; deben cumplir unos requisitos mínimos. Faustino Oro hizo la primera muesca en la Patagonia, cuando aún tenía nueve años. En 2024 logró la segunda, en el Campeonato Continental de las Américas, donde impresionó al quedar en octavo, empatado a puntos con el segundo e invicto.
Este mes de junio, jugó en Madrid otro torneo en el que tampoco conoció la derrota, pero le faltó medio punto para la tercera 'norma', que ahora ha amarrado en Barcelona. Si se hubiera demorado, no habría superado el récord del estadounidense Abhimanyu Mishra, MI con 10 años, 9 meses y 3 días. Faustino lo supera por poco: 10 años, 8 meses y 16 días.
El torneo de Barcelona era la última bala para escribir esta página de la historia. El pequeño Oro se lanzó a por ella desde la primera partida. Necesitaba al menos cuatro victorias. Empezó a lo grande, con tres seguidas. Luego se tomó un respiro con dos tablas y entonces consiguió su cuarto triunfo. Ya 'solo' necesitaba tres empates más para convertirse en MI. En ese escenario muchos pierden la calma, pero Fausti está hecho de otra pasta.
Un buen sistema nervioso no es la única virtud que señalan los expertos. Faustino Oro aprende a toda velocidad, algo normal a su edad, pero además tiene un instinto sobrenatural. Los niños prodigio suelen ser monstruos del cálculo. El argentino le añade algo que requiere experiencia, el sentido posicional. Tomás Sosa, uno de sus entrenadores, asegura que sabe dónde colocar las piezas de forma "casi mágica".
El pequeño prestidigitador ya ha hecho desaparecer muchos temores a su alrededor. ¿Soportará la presión mientras sigue creciendo? Sus padres y sus abuelos, que lo acompañaron en Madrid, dan la sensación de que el entorno es el correcto. Él mismo disfruta como el niño que es: "No siento presión con el ajedrez, me gusta". Eso sí, sus metas son tan altas y nada secretas que no quiere perder el tiempo con campeonatos del mundo sub 10, sub 12 ni sub nada: "Ahí solo juegan los críos", dice muy serio. De lo que no se librará a partir de septiembre es de volver al colegio.