Vuelta a España
Etapa 17: Ribadesella – Angliru
El esloveno puso su nombre en la mítica cima con Vingegaard, que ya está a ocho segundos del primer puesto de su compañero, a su rueda. Sólo Mikel Landa fue capaz de estar cerca del trío
Ni el Angliru es capaz de poner orden en la extraña tiranía del Jumbo Visma, ese juego nunca antes visto, ese dominio tan abrumador que destruye cualquier tipo de competitividad. En la terrible cima llamada a decidir la Vuelta todo siguió igual, los tres primeros de amarillo y negro, un orden casi aleatorio que ni las fuerzas llevadas al extremo logra romper. Primoz Roglic, que sigue siendo el tercero en discordia, puso su nombre en la mítica llegada. A su rueda, entre la niebla, Jonas Vingegaard, y un poco más lejos, pero no tanto (19 segundos), un Sepp Kuss que se mantiene de rojo. A su rueda, el primero de los mortales, Mikel Landa. [Narración y clasificaciones]
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No hubo ataques ni sprint. El Angliru fue mancillado por un control que todo lo anula. Jumbo no va a dejar ni las migajas en esta insólita Vuelta. Ni entre ellos se disparan, como si les diera igual a sus egos. Todo son sonrisas en meta, un supuesto buen ambiente. Aunque, a falta de cuatro etapas para Madrid -dos de ellas durísimas-, no se sepa si hay libertad u orden. Fue Roglic, que observa cómo se le escapa una Vuelta que en la teoría estaba escrita para él, el que se llevó el alivio de un triunfo mítico, su nombre al lado del de Chava Jiménez, Heras o Contador, en la novena subida al Angliru. El que con su ritmo en los últimos cuatro kilómetros, atravesando los parajes dantescos del coloso asturiano, la Cuña les Cabres y sus porcentajes por encima del 23%, dejó descolgado al líder.
Y, sin embargo, Kuss se mantiene por ocho segundos al frente de la clasificación. Y Vingegaard, todo el día a la expectativa esta vez, no se atrevió quizá a atacar a Roglic. Y, sin embargo, está más cerca de ganar sin pretenderlo demasiado esta Vuelta. “Ellos sabrán”, respondió extrañado Landa cuando atrapó a Kuss y este se negó a darle un relevo.
Había sido el valiente Bahrain el que asumió toda la responsabilidad, el que le hizo el trabajo sucio al Jumbo. Pero ni el excelente esfuerzo de Wout Poels en esas rampas que tan bien se le dieron, sirvió para demasiado. Anular a Enric Mas y Juan Ayuso bien pronto, ya el podio una quimera, y dejarlo todo en manos del trío del Jumbo.
Mucho más temprano había sido Remco Evenepoel el que se lanzó a por la hazaña por la Colladiella y el Cordal. Pero ni tuvo fuerzas ni le dejaron. El día anterior en Bejes entró penúltimo en meta, como si quisiera mostrar a los Jumbo que en ningún caso osaría reengancharse a la lucha por la general. Al belga, tras el extraño desfallecimiento camino del Tourmalet, sólo le resta ya la épica. Que no es poco. Poner su nombre en el Angliru son palabras enormes.