Chelsea-B. Dortmund
Todd Boehly, que despidió a Thomas Tuchel 100 días después de comprar el Chelsea, ve cómo su proyecto megalómano se juega su supervivencia en Europa frente al Dortmund
Cualquiera que haya conseguido encajar el trasero frente a los diminutos pupitres de prensa de Stamford Bridge, donde es inevitable que los codos se te claven en el vientre mientras uno trata de aporrear las teclas, se encuentra con la misma pregunta. Cómo es posible que el estadio del Chelsea, uno de los clubes más preciados del mundo y encajado en un barrio de posibles y esforzada elegancia, tenga aún las comodidades de una caja de zapatos.
El propietario del club blue, el magnate estadounidense Todd Boehly, pretende ir más allá de lo conseguido en su día por el oligarca Roman Abramovich, que, frustrado, nunca logró levantar un nuevo campo. Algo a lo que también aspira Boehly sin abandonar la misma parcela. Está empeñado el copropietario de Los Angeles Dodgers de la Major League Baseball y también accionista de Los Angeles Lakers de la NBA en que su proyecto megalómano e inspirado en la pirotecnia de los deportes americanos tenga sentido en el fútbol.
Por lo pronto, ese Chelsea que ha invertido 611 millones de euros en fichajes esta temporada, se juega este martes su supervivencia en la Champions frente a un Borussia Dortmund en racha y que le venció en la ida de octavos (1-0).
La decisión de los 100 días
Si bien en el fútbol todo ocurre demasiado rápido, el descenso a los infiernos del Chelsea ha sido tan acusado que ni siquiera hace falta mirar muy atrás. El equipo londinense, que ya protagonizó una de las mayores sorpresas de la historia de la Copa de Europa al apartar al Barça de Guardiola del camino y conquistar su primera Champions en Múnich y frente al Bayern bajo el mando de Roberto di Matteo (2012), volvió a tomar el cielo europeo el 29 de mayo de 2021 tras vencer al Manchester City en una final en la que pocos le esperaban. Boehly adquirió la propiedad del club el 30 de mayo de 2022. Y, cien días después, con la temporada ya empezada, sacrificó a Thomas Tuchel. El técnico alemán nunca acabó de ver claro que el capataz quisiera también emular las actividades de un director deportivo.
Graham Potter, que se ganó a pulso fama de milagroso estratega en el banquillo del Brighton, acabó sentando en el banquillo de un Chelsea donde no tendría que retorcer la pizarra para exprimir recursos, sino gestionar una reconstrucción donde no habría otra consigna que la abundancia. Sin que los propietarios supieran cómo gestionar la salida de un Lukaku que poco había aportado con Tuchel, y con el fichaje de un Aubameyang al que quería Tuchel, pero no Potter, el club centró sus esfuerzos veraniegos en reforzar una defensa en la que habían dejado escapar al azulgrana Christensen y al madridista Rüdiger. Pagó 80 millones de euros por Wesley Fofana, central que ni siquiera ha sido internacional absoluto con Francia y que esta temporada apenas ha podido jugar siete partidos por culpa de una lesión. Marcó, eso sí, en el último triunfo del Chelsea frente al Leeds (1-0). El carrilero español Cucurella (65 millones) ha perdido la titularidad. Mientras que a Koulibaly (38 millones), tras un inicio de lo más dubitativo, le toca asumir ahora el liderazgo del ahora lesionado Thiago Silva (38 años). Sterling (56 millones), siempre impredecible y pese a ser referencial en la Inglaterra de Southgate, no marca un gol en la Premier League desde el pasado 30 de agosto.
De Mudryk a Joao Félix
Boehly, que vio las orejas al lobo, subió su apuesta en el mercado invernal con la contratación de un puñado de jóvenes con maneras de estrellas. A Enzo Fernández (22 años), futbolista que soportó el centro del campo de la Argentina campeona del Mundo, ya le han colocado todos los galones en el Chelsea. Por el extremo ucraniano Mykhaylo Mudryk, también de 22 años, desembolsó el Chelsea 70 millones de euros. Ni ha marcado ni ha asistido en sus seis primeros partidos, y en la victoria contra el Leeds ni siquiera se calzó las botas. Al ex central del Mónaco Badiashile (38 millones), que sí se ha estrenado con la absoluta de Francia (dos partidos), le está tocando crecer demasiado rápido. Mientras que el ex atlético Joao Félix (12 millones), tras su notable rendimiento con Portugal en el Mundial de Qatar, se encuentra en su cesión en Stamford Bridge con los mismos problemas de inconsistencia que Simeone no logró corregir (un gol y ninguna asistencia en seis participaciones).
Ese Chelsea que sigue fiando su suerte al carrilero Reese James (se ha perdido esta temporada 17 partidos por lesión), es décimo en la Premier, a 29 puntos del líder, el Arsenal, y a 11 puntos de los puestos de la Champions. Ha marcado en la liga 24 goles, los mismos que el Bournemouth, que es el colista. Eliminado de la FA Cup y de la Copa de la Liga, sólo la supervivencia en la Champions puede aliviar la deconstrucción.