Mundial de Atletismo
Las cinco medallas, cuatro de ellas de oro, dejan a la selección sólo por detrás de Estados Unidos y Canadá y elevan a la actual generación
Frente a la zona mixta del National Athletics Center de Budapest una docena de periodistas franceses se arremolinan alrededor de Romain Barras, director técnico de su selección, y reclaman una explicación. Las lesiones de estrellas como el heptatleta Kevin Mayer, la mala suerte, la vista puesta en los Juegos de París 2024… Excusas, o razones, según como se vea. El caso es que Francia se fue anteayer del Mundial de atletismo con solo una medalla, una plata, el relevo 4×400 masculino, que salvó el honor. Un desastre. Una sima en la que también se hundieron Alemania, que acabó sin podios por primera vez en su historia; Bélgica, también de vacío; e incluso Polonia, con dos platas después de la época más brillante de su atletismo. La vieja Europa fracasó en un campeonato donde le tocaba brillar, por cercanía, por ausencia de jet-lag, por la proximidad de una cita olímpica que ahora presenta dudas. Sólo se salvó Italia, de nuevo consistente, y sobre todo España.
Al contrario que sus vecinos, la selección vivió el mejor Mundial de su historia con mucha diferencia. Hasta anteayer, su mejor resultado era el séptimo puesto de Stuttgart 1993, hace 30 años, cuando también se celebraron cinco medallas: dos oros, una plata y dos bronces. Esta vez fueron cuatro oros y una plata, lo que permitió a la selección acabar sólo por detrás de Estados Unidos y Canadá y por delante de Jamaica, Kenia, Etiopía o Reino Unido. La naturaleza de las medallas puede parecer tramposa, pues Álvaro Martín y María Pérez arrasaron en la marcha con dos oros por cabeza, pero no lo es. Porque siempre ha sido -en Stuttgart 1993 los oros también fueron de Valentí Massana y Chuso García Bragado-, por el innegable valor de sus gestas, porque pueden optar a todo en los Juegos Olímpicos y porque en el estadio, al fin y al cabo, también hubo alegrías. “Si pensamos en dónde estábamos hace seis o siete años hemos dado un salto en varias disciplinas. Se está trabajando bien”, comentaba Raúl Chapado, presidente de la Federación Española de atletismo, que asumía su principal trabajo ahora: salvar la marcha. “No hay país ahora mismo más interesado en ello. Tenemos que trabajar porque es una lucha entre varios deportes”, finalizaba el dirigente con optimismo, como no podía ser de otra manera.
Objetivo: París 2024
Quedan muchos meses, pero en el horizonte se observan más opciones de medalla en París 2024 de las que hubo en Tokio 2020. La plata de Mo Katir en los 5.000 metros demuestra que es el referente, el líder sobre el tartán, y ahí volvió a estar Adrian Ben, cuarto en los 800 metros, Mario García Romo, sexto en los 1.500 metros y Fátima Diame y Tessy Ebosele, ambas finalistas en la longitud. Si se quiere obviar el medallero y mirar directamente la tabla de puestos -una práctica del gusto de los técnicos-, España fue séptima por delante igualmente de Italia, Países Bajos, Alemania, Noruega y por supuesto Francia o Bélgica. “No somos la tercera potencia mundial, sería falso decir eso, pero hemos hecho una muy buena actuación. Debemos intentar seguir a este nivel”, resumía el seleccionador Pepe Peiró, lógicamente feliz después de asistir a la ceremonia de entrega de medallas de Katir, que fue la que cerró el Mundial.
Nadie lo admitió, pero diez días atrás la selección llegó a Budapest con temores. La marcha había fallado en los últimos campeonatos; faltaba la única medallista olímpica en Tokio 2020, Ana Peleteiro; no estaba uno de los dos bronces en el Mundial de Eugene 2022, Asier Martínez; candidatos a podio como Orlando Ortega y Eusebio Cáceres andaban perdidos entre lesiones; el triplista Jordan Díaz todavía no podía competir por España; el relevo 4×400 masculino no se encontraba en forma… Existía el peligro de marcharse de vacío y frenar el impulso que había cogido el equipo en los últimos tiempos. Finalmente no fue así, sino todo lo contrario. Ahora el trabajo de la Federación Española, además de salvar la marcha, será acompañar a líderes como Katir, García Romo o Ben, cada vez más consolidados, y seguir impulsando a los jóvenes. Mohammed Attaoui en los 800 metros, Ouassim Oumaiz en los 5.000 metros, Enrique Llopis en los 110 metros vallas o María Vicente en las combinadas, todo parece positivo después del mejor Mundial de la historia de España.