Kenny Noyes, el piloto que pasó dos meses en coma: “Al despertar había perdido el alma”

Kenny Noyes, el piloto que pasó dos meses en coma: "Al despertar había perdido el alma"

En 2015 sufrió un grave accidente en Alcañiz y hoy sigue su rehabilitación para recuperar la movilidad y el habla. “He aprendido a diferenciar entre mi vida antes del accidente y mi vida actual. Y me siento afortunado. Podría no estar aquí”, dice

Noyes, en la Fundación Step by Step.PEDRO SALADOARABA

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“Nos dijeron que, si se despertaba, lo haría en estado vegetal y nos prepararon para cuidarlo en casa mientras seguía en coma durante meses o incluso años”, recuerda Iana Petrova que pese a la crudeza del relato se ríe y suelta: “Y míralo, aquí está el tío”. Petrova es la mujer de Kenny Noyes y Kenny Noyes es piloto. O era piloto. O, como él dice, en su otra vida fue piloto: “Yo ya no me veo como piloto ni como ex piloto. He aprendido a diferenciar entre mi vida antes del accidente y mi vida actual. Y me siento afortunado. Podría no estar aquí”.

El 5 de julio de 2015, en el circuito de Alcañiz, durante el Campeonato de España de Superbikes, Noyes sufrió un accidente que le causó un traumatismo craneoencefálico severo y le dejó dos meses en coma profundo. Glasgow 3. El estado más grave: sin respuesta ocular, verbal o motora. Según los pronósticos de los médicos que lo trataron, primero en el Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza y después en el Instituto Guttmann de Barcelona, tenía pocas opciones de despertar. Pero despertó. Y ahora, más de siete años después, camina con la simple ayuda de un andador, habla pese a algunas dificultades y, lo mejor de todo, acaba de ser padre. Entre ambas situaciones, eso sí, él, su mujer y toda su familia pasaron por momentos complicados.

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“Cuando me desperté lo primero que hice fue mirar si aún tenía piernas y si se movían. Fue algo instintivo, irracional. No sabía cómo me llamaba, qué edad tenía, dónde estaba o quién eran los que me rodeaban, pero me miré las piernas. Supongo que es lo que interioricé durante tanto años yendo en moto”, rememora Noyes que acaba de publicar un libro, ‘Desafíos de Superbike, Moto2 y Glasgow 3’ (Trebol Sports), que puede gustar a los aficionados del motociclismo, sí, pero sobre todo es una obra imprescindible para quienes hayan vivido un coma. Como afectado o como familiar o amigo del afectado. Porque la vida al despertar es muy cruda.

La depresión al despertar

En sus primeros días ‘despierto’, Noyes pensaba que tenía 16 años y sólo reconocía a sus padres: tardó tiempo en recordar a Petrova o en entender el castellano. En sus primeros meses ‘despierto’, Noyes se mantuvo casi inerte, con la mirada perdida -“había perdido el alma”, asegura- y en un estado de consciencia relativo. En sus primeros años ‘despierto’, Noyes pasaba casi todo el día dormido por culpa de la medicación, cayó en depresión y quiso quitarse la vida.

“Es un proceso por el que pasan la mayoría de lesionados de este tipo. Es doloroso, pero es normal. También es verdad que la medicación le generaba muchísimo cansancio, le provocaba pequeñas apneas y eso le perjudicaba mucho la recuperación cerebral. En cuanto cambiaron esa medicación y le administraron oxígeno, mejoró muchísimo, cambió de la noche a la mañana”, comenta Petrova en L’Hospitalet de Llobregat, donde viven ambos y donde Noyes se recupera con dos sesiones mensuales de rehabilitación en la Fundación Step by Step. Después de mucho, de muchísimo, ahora su trabajo principal es fortalecer las piernas para, quizá el año que viene, poder andar sin necesitar el andador.

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La difícil economía

Criado entre Miraflores de la Sierra, en Madrid, y Borrego Springs, en California, su padre, Dennis Noyes, piloto, periodista y comentarista, le transmitió su pasión por las motos y él empezó a correr a los 10 años. A los 30, ya veterano, alcanzó el Mundial de Moto2, donde consiguió un quinto puesto como mejor resultado, y todavía sostenía su trayectoria por certámenes menores cuando sufrió el accidente. De aquel trágico año, 2015, asegura, no recuerda absolutamente nada. De tantos años dando gas tampoco no le queda casi nada.

“No mantengo mucha relación con otros pilotos, muy poca gente me visitó en el hospital. Es normal, no los juzgo. Tampoco esperaba otra cosa. Un piloto no quiere saber qué puede pasar en caso de accidente. Por eso cuando alguien muere todos pasan página tan rápido”, asegura Noyes que lucha por salir adelante.

El seguro de la Federación Española de Motociclismo (RFME) apenas le sirvió para costearse un breve periodo en el Instituto Guttmann de Barcelona y, desde entonces, todo sale de su bolsillo. La ayuda recibida en 2018 a través de un crowdfunding (62.000 euros), el sueldo de su mujer y una pequeña pensión de invalidez le permiten llegar a fin de mes. El futuro se advierte complicado, pero el optimismo de Noyes puede con todo. “El funcionamiento del cerebro es muy curioso. En cuanto haces algo de nuevo por primera vez, ya recuerdas cómo hacerlo para siempre. En eso me centro ahora”, finaliza.

kpd