Todo jugador en algún momento de su trayectoria pasa por un punto de inflexión. Un partido, una jugada, un gol, una eliminatoria que, de alguna forma, le permite cerrar un círculo vicioso y abrir así un nuevo escenario de oportunidades. Puede que Joao Félix, después de fallar el tercer lanzamiento ante Francia el pasado viernes, se encuentre justo en ese instante que vaya a determinar el futuro próximo de una carrera todavía corta.
Es muy posible que el extremo cedido en el Barcelona no vaya a olvidar nunca esa pequeña carrera hasta el punto de penalti y el fatídico sonido del poste rechazando su disparo hacia fuera en unos cuartos de final. Seguro que otro ex atlético como Juanfran tampoco lo ha hecho tras su fallo en Milán. Pero sí que puede significar para Joao un suelo sobre el que apoyarse y volver a despegar.
No hace mucho tiempo, en 2019, que el canterano del Benfica asombraba al mundo con su desparpajo y talento sobre el verde del Estadio da Luz. Acogido y admirado por uno de sus ídolos, Paolo Futre, la joya portuguesa aterrizó entonces en el Metropolitano con 120 millones sobre la espalda y la difícil misión de sustituir a Griezmann. Su calidad y potencial eran evidentes y después de un primer año difícil, levantó el título de Liga formando una gran dupla con Luis Suárez, pero los roces y las diferencias con Diego Simeone, que resonaban cada vez más, no se podían ocultar. El estilocholista de nuevo en el punto de mira.
Nada salió bien
En el terreno de juego, Joao siempre era el primer cambio del argentino o suplente en favor de otros compañeros que mejorasen esa parcela ofensiva que tanto necesitaba el Atlético. La vuelta del astro francés al estadio Metropolitano tras su Erasmus en la Barcelona no ayudó y, en enero de 2023, cuando la situación se volvió insostenible, el club decidió cederlo al Chelsea para reconducir esa negativa tendencia.
Nada más aterrizar en Londres, una roja en su debut ante el Fulham fue la premonición de un paréntesis en su carrera, en la que dejó muy pocos destellos. Las dudas sobre su rendimiento defensivo propiciaron que Pochettino no le quisiera en su proyecto blue y en pretemporada volvió a encontrarse cara a cara con Simeone. Aunque esta vez ya no pudo evitar los sonoros pitidos y cánticos de la afición. El argentino se negó a darle minutos esperando una salida y fue entonces cuando cumplió “su sueño desde niño”, ir al Barcelona. También por gusto de Joan Laporta, que deseaba verle de azulgrana. Bajo las órdenes de Xavi, comenzó como de costumbre, deslumbrando en los primeros partidos, pero después de tomarse su venganza en Montjuïc ante el Cholo marcando el gol de la victoria, todo volvió a ir cuesta abajo y generando, de nuevo, muchas dudas sobre su futuro. Todo depende ahora de un solo hombre, Hans Flick.
Sólo el alemán sabe si el portugués entra en sus planes. Si no es así, le espera una dura vuelta a San Rafael. Altibajos, destellos, decepciones y, por último, una Eurocopa donde Roberto Martínez tampoco ha apostado por él como titular. El penalti ha sido la última piedra de un declive que parece no tener fin.