«¡’El patillas’ ha llegado!», proclamaba Álex Corretja en el escenario de la discoteca Luz de Gas de Barcelona en la celebración de la primera Copa Davis de la historia de España. ‘El patillas’, le aclamaban o incluso le vitoreaban, «¡Curro, Curro, Curro!», pero Joan Balcells se hacía el longuis. Al final no tuvo más remedio que subirse a la tarima, dar un discurso y abrazar una fama que le caía del cielo ya a los 25 años y con un look muy marcado: las patillas, ¡tremendas patillas!
En diciembre de 2000, Corretja, Juan Carlos Ferrero, Albert Costa y Balcells derrotaron a la Australia de Lleyton Hewitt y Pat Rafter en el Palau Sant Jordi para levantar la primera Ensaladera española y hacerse populares, seguramente los deportistas más populares del momento. Ferrero, Corretja y Costa todavía lo son como entrenador, comentarista y dirigente, pero Balcells… ¿Qué fue de Balcells?
«Dos años después de aquella Davis, en 2002, me lesioné y en 2004 me retiré. Tenía 29 años. Me tomé un tiempo medio libre, alejado del tenis, y luego empecé a trabajar como entrenador en la academia Sánchez-Casal, que es donde me había formado yo», explica Balcells, ahora director de la academia WeTennisBcn de Badalona, donde dirige la carrera de varias promesas. En su caso, la fama se esfumó y el teléfono dejó de sonar, pero no fue un problema, en absoluto.
«Tuve unos años en los que no paraba de hacer cosas. Luego fue bajando, era lógico. Todavía hay gente que me reconoce, me da las gracias y yo siempre respondo: ‘No las merezco, yo sólo hacía mi trabajo’. Nunca me tomé la fama muy en serio y tampoco llegó a ser molesto. Siempre pude ir al cine, por ejemplo», reconoce en conversación con EL MUNDO antes de que España vuelva a jugar, este noviembre, otra Fase Final de la Copa Davis en casa, esta vez en el pabellón Martín Carpena de Málaga. Allí se retirará Rafa Nadal, a quien Balcells y compañía enviarán una invitación especial justo después: «Tenemos un grupo de ex jugadores españoles de la Copa Davis. Están Gisbert o Arilla, estaban Santana y Gimeno, están Corretja, Costa y Ferrero, también Moyà o Ferrer y espero que esté Nadal, por supuesto».
- ¿Aquella Davis fue el mejor momento de tu carrera?
- Sí, en aquella Davis viví las emociones más fuertes en una pista de tenis. A lo largo de mi carrera conseguí un título ATP, el ATP 250 de Bucarest, y jugué otra final, contra André Agassi, pero ya tenía que esforzarme para alegrarme muchísimo. Buscaba la misma sensación, aquella alegría loca, y ya era imposible. Me faltaba esa adrenalina.
Hijo de unos tenderos del mercado de Santa Catalina, en Barcelona, pupilo de Pato Álvarez, Balcells fue un currante del tenis, de challenger en challenger, de torneo pequeño en torneo pequeño hasta que en 1999 le llegó por sorpresa la llamada de Santana, entonces capitán español de la Copa Davis.
«Era arriesgado convocarme a mí, no estaba entre los mejores españoles del ránking ni de lejos. Julián Alonso empezó a decirle a Santana que tenía que llevarme con él para el dobles y justo coincidió que gané a Moyà en un torneo en Mallorca. Fui a la eliminatoria contra Nueva Zelanda para mantener la categoría y al año siguiente estaba en el Sant Jordi en la final», recuerda Balcells, que en aquella final ganó un punto decisivo en el dobles contra Corretja.
«Lo recuerdo, pero no hablo mucho de ello porque no me gusta contar batallitas. De hecho, aún hay chavales que se sorprenden cuando les digo que gané a Federer. Él tenía 18 años, era mejor que yo, ya tenía fans que le seguían, pero coincidimos en el challenger de Espinho, en Portugal, y eso que me quedo», apunta el ex tenista de 49 años, que ya ha perdido la razón de su mote. El patillas ya no es El patillas porque uno puede derrotar a Federer, pero derrotar a la alopecia es otra cosa. «Me rapé un poco obligado hace unos 15 años. Empecé a perder pelo y ya quedaba raro lo de las patillas. Desde entonces me reconocen aún menos por la calle, pero qué le voy a hacer. Los años pasan», finaliza Joan Balcells, ‘El patillas’ que dio a España su primera Copa Davis.