España llegó a París pensando en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. Los últimos referentes de la selección, Pau Quemada, Quico Cortés, David Alegre o Roc Oliva, se retiraron después de los Juegos de Tokio 2020 y dirigida por un seleccionador nuevo, Max Caldas, se presentó en el bonito estadio de Colombes con un grupo de chavales. El capitán, Marc Miralles, tiene 26 años; el portero, Luis Calzado, 23; y el goleador, Marc Reyné, 25. Muchos debutaron como internacionales en este ciclo olímpico y, por eso, el proyecto miraba hacia allá, cuatro años más allá. Pero el domingo en cuartos de final, ante Bélgica, la campeona de todo, la máxima favorita, ¡sorpresa!
Sin ningún tipo de presión y con todo el descaro del mundo, España venció y se construyó dos andamios para escalar a la medalla. El primero, este martes, las semifinales ante Países Bajos, acabó en una derrota clara, 4-0. El segundo vendrá el próximo jueves, en la lucha por el bronce, ante el perdedor del duelo ante Alemania e India.
“¡Tenemos que estar concentrados!”, gritaba a su banquillo Caldas, técnico argentino de España, cuando a mediado del tercer cuarto la derrota ya era un hecho. “Oooooooe, oooooooe, ooooooooe”, vacilaban los aficionados neerlandeses, amplísima mayoría en las gradas, mientras los suyos mareaban la bola. Al contrario de lo que ocurrió ante Bélgica, contra Países Bajos las piernas temblaron, los brazos se encogieron, el corazón pudo a la cabeza. Ante la cercanía de la medalla, una selección tan joven y tan inexperta multiplicó sus errores y apenas disfrutó de opciones de gol. También ayudó la táctica de Países Bajos. Desde el primer minuto de juego, los oranjes entregaron la bola a España y se agruparon atrás para salir en desbandada.
En el centro del campo no había presión, sólo espera. La selección necesitaba creatividad, inventarse algo, pero no era el día. De hecho la opción más clara fue una bola alta que recibió Reyné a los cinco minutos, luego sólo hubo penaltis corners -hasta cuatro- sin acierto. Países Bajos estaba cómoda en ese esquema porque sabía de su virtudes. En cada aproximación, un gol. Un equipo letal. Marcaron un gol por cuarto, uno cada uno, Jip Janssen, Thierry Brinkman, Thijs Van Dam y Duco Telgenkamp y el partido se acabó.