Ganna aplasta, Kuss resiste y Roglic afina en la crono de Valladolid

Ganna aplasta, Kuss resiste y Roglic afina en la crono de Valladolid

Vuelta a España


Décima etapa

Actualizado

El italiano se impone a una media de 56 km/h, mientras el líder aguanta el tipo ante Evenepoel y su compañero del Jumbo.

Kuss, en pleno esfuerzo, camino de la meta de Valladolid.EFE

Punto y aparte, borrón y cuenta nueva. Tras el día de descanso (jornada de reflexión, recuento de bajas, repaso de planes y vela de armas), Valladolid con su contrarreloj de 25,8 km, prácticamente lisa más que llana, con, al principio, una cuestecita de 600 metros al 8% que se salvaba con la inercia, estaba destinada a suponer en la carrera un cambio drástico. En un recorrido en gran parte urbano, pero nada tortuoso, al contrario, con amplias avenidas bien asfaltadas, la Vuelta recobraría del todo el sol y sus beneficios; dejaría atrás los errores y confusiones organizativos, fruto de las circunstancias y la torpeza, y depuraría la clasificación. Sin decidirla, tendería a orientarla. Sin cerrarla ni mucho menos, la encauzaría.

Y así fue… hasta cierto punto. Filippo Ganna fue un vencedor lógico a 56 km/h de media. El italiano iba por libre y no pintaba nada de cara a la general, que ofreció cambios, aunque no convulsiones. En realidad, la etapa, un alivio para el Ineos, muy maltratado por el destino, sólo se llevó por delante a Mikel Landa, lo que no fue ninguna sorpresa. Mantuvo a Sepp Kuss con el rojo, que, como el amarillo, “da alas”, y posicionó a Marc Soler, octavo en la etapa y segundo en la general a 26 segunditos de nada. O de mucho, según. Optaba con cierta razón al rojo. No lo obtuvo, pero resistió, en una imitación de triunfo.

¿Y los grandes, los Cinco Magníficos?… Pues estuvieron bien, pero no muy bien, dadas las expectativas. Es cierto que Remco Evenepoel sólo perdió 16 segundos con relación al coloso italiano (planta y estilo, perfección física y técnica), pero no accedió al liderato por 1:09, e incluso tiene por delante, en la general, a Soler. No quedó contento. Roglic fue el mejor parado. Tercero en la etapa, se izó al cuarto lugar de la general a 1:36 de Kuss y ahora mismo parece el más indicado para ganar la carrera. Con mayores posibilidades que Evenepoel, porque dispone de mejor equipo.

Camuflado al asalto

Jonas Vingegaard, evidentemente, no se encuentra en la misma condición que en el Tour. Décimo en la etapa a 1:18 de Ganna y séptimo en la general a 2:22 de Kuss, ha cedido, pues, los galones a Roglic… O a ¿Kuss?… El estadounidense mantuvo el tipo con la suficiente firmeza como para merecerlos. Es, además, por encima de cualquier otra virtud, un escalador. Con la contrarreloj salvó un match ball y ahora tiene por delante un terreno favorable que, eso sí, pondrá a prueba a él y a su cansancio acumulativo. Lo más probable, pese a todo, es que forme pantalla en el Jumbo para que Roglic se apreste, más o menos camuflado, al asalto final. Kuss es una avanzadilla del Jumbo, no el elegido. Dijo: “Somos tres”. Pero quizás son dos y medio. La carretera lo dirá.

Juan Ayuso (séptimo en la etapa) y Enric Mas (decimoséptimo en un terreno que no es el suyo) no defraudaron. Pero se antoja poco realista pensar que, para acceder al rojo, puedan superar el muro interpuesto por Kuss, Roglic, Evenepoel, también el propio Vingegaard e incluso los intercalados Soler, Lenny Martínez y Joao Almeida, alguno de los cuales puede hallarse en su año de gracia. Soler y Almeida, de su misma bandera, le han salido respondones a Juan. En cualquier caso, Emirates forma ahora un equipo temible que puede jugar a diversas estrategias.

La Vuelta, ya se ve, entre unas cosas y otras, no ha perdido un ápice de interés. Esta segunda semana presenta unos atractivos innegables. Para empezar, el primero, ya mismo, en la subida a la Laguna Negra y, sobre todo, el viernes con el Portalet, el Aubisque, el Spandelles y el Tourmalet, apiñados en sólo 135 kilómetros, lo que asegura algo muy parecido a un vértigo vertical y un descabalamiento general ya de entrada. Una prueba de fuego para todos. Y una prueba de vida. Más bien de supervivencia.

kpd