Ha sido una gran alegría para todos. Ya tocaba. Después de 24 años, Fran Garrigós era uno de los que tenía posibilidades desde el principio para estar ahí, sobre todo por los resultados que ha obtenido, aunque estando en unos Juegos Olímpicos, cualquier deportista puede tener su día.
En el combate contra el kazajo Yeldos Smetov en las semifinales, lo ha tenido muy cerca pero luego en la lucha por el bronce ha demostrado tener esa actitud de no ren
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
La temporada en que la NBA perdió la virgulilla que nos hacía presumir, la primera de muchas con el castellano arrinconado, con apenas dos españoles de partida cuando hace nada llegaron a ser hasta 10, toca a su fin con sabor agridulce. El adiós confirmado de Ricky Rubio a los Cavaliers fue después buena nueva para el Barça, la Euroliga, la ACB, la selección y el propio baloncesto. Pero sólo Santi Aldama mantuvo el honor y el tipo, pese a la tristeza de los Grizzlies. Usman Garuba, a sus 22 años, se ha tenido que conformar con apenas haber tenido la experiencia de debutar con los Warriors.
La luz es Aldama, aunque lo colectivo en Memphis, arruinado por las lesiones, sea un drama. El equipo que el año pasado disputó los playoffs del Oeste por tercera vez consecutiva (cayó con los Lakers en primera ronda), que se reforzó con Marcus Smart y que recuperó por el camino al sancionado Ja Morant, hace tiempo que perdió cualquier expectativa, con sus estrellas pasando más o menos tiempo por la enfermería. El español fue de los que mantuvo el tipo, dando un pasito más en su evolución para confirmar el que es su mantra: «Cada año intento mejorar algo».
Si el curso pasado, su segundo en la NBA, el canario se hizo fijo en la rotación, el presente ha visto cómo sus prestaciones y su importancia, tantas veces obligada por la necesidad, crecían para Taylor Jenkins. A falta de unos días de competición -se ha ausentado en 14 encuentros por diferentes problemas físicos-, va a disputar más de la mitad de los partido como titular (35 de momento, cuando el año pasado fueron sólo 20), con un incremento de más de cinco minutos de juego en una imparable sucesión: 11,3 como rookie, 21,8 como sophomore y 26,5 en la presente. Aldama ha lanzado más (cinco triples por noche, manteniendo el 35% de acierto), ha anotado más (10,7) ha reboteado más (5,8), ha asistido más (2,3) y ha taponado más (0,9). «Lo siguiente será mejorar la manera en la que ayudo al equipo a ganar partidos y seguir creciendo», admitía en una entrevista en EL MUNDO durante el pasado Mundial.
Aldama y Cam Reddish.KAREN PULFER FOCHTEFE
Mejora en lo global y en lo puntual, jugando más al tres y teniéndose que emparejar con aleros más pequeños. Porque tuvo noches de esas para el recuerdo. La última hace apenas unos días contra los Warriors (27 puntos, seis triples, nueve rebotes...). Y la primera en noviembre ante los Celtics, cuando estableció su tope de puntos, 28). Destellos para el futuro -y hasta rifirrafes con el badboy de la NBA, Draymond Green-, pues ahora se fragua otra renovación. Santi termina contrato en 2025 (dará un salto salarial a casi seis millones de dólares).
De la consolidación de Aldama a las incógnitas con Usman Garuba, al que ya le costó encontrar su lugar en la presente NBA después de una temporada pasada que no supuso el salto esperado con los Rockets. Su contrato dual con los Warriors (559.782 dólares de salario), a priori esperanzador por las palabras siempre amables que tuvo Steve Kerr hacia su figura, se ha traducido en tres apariciones testimoniales, la que más no llegó a cuatro minutos y ni siquiera llegó a anotar.
Pese al olvido -no le ha ayudado la irrupción del rookie Trayce Jackson-Davis-, no todo es pesimismo en el de Azuqueca de Henares, que está brillando en el filial de los Warriors en la NBDL. Y eso no pasa desapercibido para Kerr, que hace poco más de un mes le seguía elogiando: «Está trabajando mucho en su cuerpo, tratando de mejorar y estar en la mejor forma posible. Creo que tiene futuro con nosotros».
Garuba, con la camiseta de los Warriors.Cary Edmondson
Los Santa Cruz Warriors afrontaron anoche los playoffs de la Liga de Desarrollo (cuartos de final contra Salt Lake City Stars, a partido único). La ventana abierta para un título en un curso en el que, en los 21 encuentros disputados, promedió un doble-doble (13,6 puntos y 10,9 rebotes), además de 1,2 tapones y un lustroso acierto del 40,6% en triples. Que esos números valgan un contrato NBA el próximo curso es su esperanza; en Europa tendría las puertas abiertas.
Ambos, en cualquier caso, estarán pronto de vuelta en España, con una misión, ahora sí, de absoluta relevancia: el verano olímpico con la selección. A las órdenes de Scariolo, como pilares clave del equipo, afrontarán el Preolímpico de Valencia (del 1 al 7 de julio) y, si lo ganan, los Juegos de París que serían el debut olímpico de Aldama y los segundos para Garuba tras Tokio.
La fiesta de los jugadores y la directiva en una conocida discoteca de la zona alta de Barcelona se alargó tras el triunfo ante el Espanyol de este pasado jueves. Para muchos, hasta el amanecer. Y algunos jugadores, como Dani Olmo, Pedri, Eric García o Íñigo Martínez, incluso aprovecharon un servicio de movilidad en bicicleta del ayuntamiento barcelonés para plantarse en el Hospital de Barcelona con ánimo de celebrarlo con el convaleciente Ferran Torres, operado el miércoles por una apendicitis. Con estas premisas, no es nada raro que la esperada rúa de celebración tuviera un arranque curioso. Los futbolistas se reunieron en la ciudad deportiva, convenientemente uniformados todos con la misma camiseta, algunos con mangas, otros sin, para ser trasladados a un Camp Nou que iba a ser el punto de arranque.
En los alrededores del coliseo azulgrana se reunía ya una cantidad ingente de aficionados, a la espera de una salida de la que los trabajadores que están ahora mismo tratando de acelerar las obras del Camp Nou fueron testigos privilegiados. Por eso, seguro, al autocar descapotado en el que iba a viajar la plantilla y el staff azulgranas, decorado con los colores del club y una foto en la que aparecían todos los protagonistas, con Hansi Flick en el centro, se movió mucho más lentamente de lo que estaba previsto. La multitud que los esperaba allí era solo una muestra de lo que se encontrarían en su recorrido por las calles de Barcelona, con miles de aficionados tomándolas para celebrar una temporada, la del 125 aniversario del club, trufada con tres títulos. La ruta a seguir estaba marcada en el particular roadmap de la rúa: Camp Nou, Travessera de Les Corts, Numancia, Berlín, un primer punto de animación oficial en la confluencia con la avenida Tarradellas, París, Balmes, Pelai, con un segundo punto de animación en la plaza Catalunya, Fontanella, Trafalgar y punto final, con el tercer y último punto de celebración, en la última estación: el Arco del Triunfo. En principio, tres horas que, según pintaba el arranque, iban a ser finalmente más tiempo.
En la parte frontal del autocar de los futbolistas destacaba el mismo lema que portaban en la espalda de sus camisetas conmemorativas del título de Liga: El nostre estil, el nostre llegat (Nuestro estilo, nuestro legado).Sobre él, con Flick siempre atento a que la cosa no se fuera demasiado de las manos, entre algunas gorras más comunes destacaban tanto el sombrero de carnaval que llevaba Raphinha como el en apariencia más elegante de Wojtech Szczesny. En apariencia, porque en la parte interna del ala, tal y como dejó ver en una fotografía compartida en sus redes sociales, lleva inscrita la palabra «Fumador». El cántico que le recuerda esa condición, habitual cuando firma una buena intervención en Montjuïc, fue uno de los primeros que corearon unos futbolistas en cuyas manos había las habituales cervezas, pero también muchos refrescos. Algo quizás previsible con tantos y tantos jóvenes talentos en sus filas. En la parte de atrás del autocar, cómo no, lucían, convenientemente escoltados durante un buen rato por Jules Koundé, Eric e Íñigo, los tres trofeos conquistados este año: Liga, Copa y Supercopa de España. Y, precisamente, dentro de esta última, había un claro homenaje a un Ferran Torres que tuvo que seguirlo desde su habitación en el hospital: un tiburón de peluche.
El hecho de que todo marchara con un cierto retraso con respecto a las previsiones no provocó, ni mucho menos, que la gente perdiera la paciencia en su espera. Había muchas ganas de celebrar una temporada cargada de emociones y la sintonía que tienen los seguidores barcelonistas con este equipo es absoluta. «Hay una conexión espectacular entre la ciudad y el club. Estoy muy contento por lo que hemos conseguido este año y creo que tiene mucho mérito», señaló el capitán, Marc-André ter Stegen, en declaraciones a Barça One, el medio audiovisual oficial del club. «Hace buen tiempo, la gente tiene muchas ganas de vernos y estoy muy contento de celebrarlo con ellos», recalcó el arquero alemán. «Este equipo tiene un futuro brillante ante él, con Flick y esta generación de futbolistas. Se ha hecho un gran trabajo, espero estar aquí aún muchos años», sentenció.