La jugadora del Barça comparte vestuario con la columna vertebral de la selección con la que peleará por estar en la final del Mundial
No necesitaba el seleccionador sueco Peter Gerhardsson encargar a sus ayudantes informes pormenorizados sobre España ni buscar información acerca del cisma que ha llevado a la selección de Jorge Vilda a acudir con cicatrices a este Mundial. Se lo puede contar de primera mano Fridolina Rolfö (Kungsbacka, 1993). La jugadora del FC Barcelona es la enemiga en casa que puede desvelar secretos y puntos débiles. Y no solo por lo que sabe de fútbol.
Comparte vestuario desde hace dos temporadas con la columna vertebral de España que forman las jugadoras del Barça. Sabe sus movimientos, cómo piensan y de los que son capaces, desde Alexia Putellas, discreta en esta cita y, especialmente, Aitana Bonmatí, la rival que quita el sueño a sus compañeras. También conoce por qué algunas de ellas se alejaron de la selección durante tanto tiempo. Guarda una gran amistad desde hace años con la noruega Ingrid Engen, la pareja de Mapi León, una de las españolas que mantuvo su renuncia mientras Vilda estuviera en el banquillo. «Me da rabia. Es muy triste que haya jugadoras que, en mi opinión, son algunas de las mejores del mundo y que no van al Mundial», dijo hace algunos meses.
Rolfö, que jugó su primer Mundial en Francia 2019 y Suecia acabó tercera, es una de las armas más peligrosas de la selección nórdica. Si cuando llegó al Barça en la temporada 20/21 le tocó dar un paso atrás en la banda y acostumbrarse a jugar más como lateral zurda que como extremo, con Suecia tiene más libertad en ataque para colocar centros laterales e intentar el uno contra uno, dos jugadas que la caracterizan y que la han convertido en la segunda jugadora con más asistencias.
El ejemplo de Marta Vieira
Su interés por el fútbol le llegó con 12 años, casi coincidiendo con la afición que despertó que Suecia disputara la final del Mundial 2003 en Estados Unidos ante Alemania. Ronaldinho y, sobre todo, Marta Vieira, la brasileña a la que veía jugar cada semana, fueron sus referentes. El salto definitivo lo dio tras los Juegos Olímpicos de Río. Rolfö marcó el gol que metió a su selección en la pelea por el oro ante Alemania y, aunque se volvió con una amarga plata al cuello, firmó con el Bayern Munich.
No ganó ningún título en la capital bávara, pero su constante progresión la llevó al todopoderoso Wolfsburgo y, en el primer año, ganó el doblete de Bundesliga y Copa de Alemania. En la Champions, después de marcar un gol que dejaba fuera al Barça en semifinales, disputó y perdió ante el Olympique de Lyon (1-3). No sería la primera vez que las francesas amargaban a Rölfo. La temporada la cerró la sueca con otra plata al cuello, esta vez en los Juegos de Tokio y tras caer con Canadá en la tanda de penalti.
Firmó por el Barcelona buscando crecer y, aunque sumó el triplete español a su palmarés, se encontró de nuevo con el Lyon para endosarse otra dolorosa derrota en la final de la Champions de 2022. La temporada la cerró la sueca en las semifinales de la Eurocopa goleadas por Inglaterra. «Necesitaba parar y me tiré una semana tumbada sin hacer nada», confesó la jugadora poco después.
Su trabajo le valió la nominación al Balón de Oro y la designación por segundo año como mejor jugadora sueca, pero el premio llegó en 2023. Marcar el tercer gol en la final de la Champions ante el Wolfsburg espantó fantasmas y la convirtió en campeona de Europa. Ahora busca no quedarse con la miel en los labios con su selección.