El italiano estableció este sábado una nueva marca al recorrer 56,792 kilómetros en la pista del Velódromo de Granges, en Suiza
Ganna, tras batir el récord de la hora.VALENTIN FLAURAUDAFP
El ciclista italiano Filippo Ganna (INEOS Grenadiers) estableció este sábado un nuevo récord de la hora con una marca de 56,792 kilómetros en el velódromo de la ciudad suiza de Grenchen.
Ganna, de 26 años, superó en 1,294 kilómetros el anterior récord en posesión del británico Dan Bigham, que recorrió 55,548 el pasado 19 de agosto en este mismo escenario.
El rugoso cemento abrasa en el callejón. Los gladiadores se retuercen para avanzar y mantener la verticalidad en una pared interminable de 3.000 metros. Los pulmones explotan, las venas se hinchan con el ácido láctico y la vista se nubla en una escalada agónica. Una ristra de corredores serpentea de manera descompensada, soportando un brutal castigo. El primer asalto de montaña de esta Vuelta es una ofrenda al dolor.
En ese tormento, algunos, como Primoz Roglic, encuentran instantes de placer. El esloveno vence en la cúspide de Pico Villuercas, un puerto con unas rampas infernales de hormigón que sella la primera criba de una ronda sin rey y con muchos príncipes. Liderato para el tres veces conquistador de la ronda, que bate a Lennert van Eeetvelt en el último suspiro. Resolución por foto finish en el primera cima. El belga, en la misma línea de llegada, se precipita en la celebración de la etapa, levanta el brazo derecho y es sorprendido por un golpe de riñones del veterano corredor del Red Bull-Bora. Jornada espléndida para Roglic, pero también para Enric Mas, muy sólido en toda la subida, y para Mikel Landa, que en un ascenso progresivo caza a los mejores y tiene el coraje de lanzar el sprint. Frustrante día para Richard Carapaz y Adam Yates, que ceden 1.30 minutos.
Después del tríptico portugués, el pelotón respira hondo en la salida de Plasencia para afrontar una jornada de 170 kilómetros fracturada con cuatro puertos. En el valle de Jerte, entre balcones de cerezos, el grupo se estira antes del ascenso a Cabezabellosa, cerca del imponente Mirador de la Memoria, persiguiendo a los fugados Bruno Armirail (Groupama), Sylvain Moniquet (Lotto), Filippo Zana (Jayco), Pablo Castrillo (Kern Pharma) y Mikel Bizkarra (Euskaltel).
El quinteto se entiende bien y aventaja en tres minutos al pelotón en el alto de Piornal, una cota de primera categoría fronteriza entre las cristalinas gargantas de Jerte y los campos de la Vera, con una larga sucesión de curvas. Tras el descenso, los fugados caminan rápido en dirección a Jaraíz de la Vera y Almaraz. El Red Bull-Bora de Primoz Roglic asume las labores de caza por terrenos de pimentón y tabaco, con el Visma de Sepp Kuss y UAE de Joao Almeida a la expectativa, dejándose llevar hasta el alto de Miravete, un tercera que sirve de aperitivo para el tormento de Pico Villuercas, la cima con la carretera más elevada de Cáceres, con una altitud de 1.600 metros. Un risco que preside la zona del Santuario de Guadalupe al que se accede por un estrecho sendero hormigonado que exprime a unos corredores agobiados por los insoportables 40º grados de la comarca cacereña. Traspaso permanente de hielo y bidones de agua entre gregarios y jefes de fila. Sufrimiento para Wout van Aert, que se rinde en las primeras estribaciones del coloso extremeño.
Máxima exigencia en un puerto largo (14,6 kilómetros), con una pendiente media de 6,2%, pero con una zona infernal de tres kilómetros con un firme irregular con rampas del 20%. Un obstáculo enorme para Pau Miquel, el sprinter del Kern Phama, que ayer cumplió 24 años, y para Luis Ángel Maté, el abuelo de la Vuelta (40 años), que estrenó el maillot de lunares de líder de la Montaña. Un muro que separa el trigo de la paja.
En las rampas más pronunciadas, tras la neutralización de los bravos Armirail y Castrillo, se fractura el grupo de favoritos con una aceleración de Pavel Sivakov. Luego salta Felix Gall y tras él Roglic, Mas y Van Eetvelt. Por detrás sufren Carlos Rodríguez y Carapaz, con Landa y Almeida dosificando esfuerzos. El vasco y el portugués consiguen alcanzar a los fugados en los metros finales y pugnan por una etapa que Van Eetvelt pierde por precipitación. Doble premio para Roglic, feliz en la fiesta del sufrimiento.
Guion repetido de una historia inalterable. Tadej Pogacar hace spoiler y todos se divierten. Esa capacidad para cautivar siempre, aun conociendo el desenlace, no tiene precio. Bendito genio. Sus ataques ya forman parte de la antología del ciclismo. Da igual que se escape a falta de 100, 50 o 20 kilómetros. Se marcha y no hay nada que hacer, sus rivales se rinden y sólo pelean por las migajas.
El ciclista esloveno ha firmado la mejor temporada de un ciclista en la historia, según el calibre de los triunfos. Ha igualado el récord de 25 que atesoraba el sprinter italiano Alessandro Petacchi en 2005, pero sus victorias tienen más peso: Mundial, Giro de Italia (más seis etapas), Tour de Francia (más seis etapas), Lieja-Bastoña-Lieja, Strade Bianche, Volta a Catalunya (más cuatro etapas), Gran Premio de Montreal, Giro de Emilia y Giro de Lombardía. Se ha impuesto en nueve de las 11 carreras en las que ha participado. Sus peores resultados: tercer puesto en la Milán-San Remo y séptimo en el G. P. de Quebec. A sus 26 años ya suma 88 triunfos. Es el más brillante del siglo XXI, el heredero más cualificado de Eddy Merckx. Incluso se ha abierto un debate sobre si podría será el mejor de siempre.
Su superioridad abruma y corredores en activo, retirados y técnicos intentan encontrar el secreto. Uno que conoce bien a Pogacar es Mikel Landa, que le vio debutar en 2019 y que, en ese mismo año, coincidió con él en la Vuelta al País Vasco y en la Lieja-Bastoña-Lieja. En este 2024 pletórico, ha sido testigo directo de sus exhibiciones en el Mundial de ruta de Zúrich, en el Tour de Francia y en la Volta a Catalunya. «Pogacar es el mejor corredor que he visto en mi vida. Muchos ya le comparan con Eddy Merckx y dicen que está por encima de Bernard Hinault. Yo a ellos no les vi, pero lo que he podido comprobar, y por los resultados conseguidos, no hay nadie como el esloveno. Logra resultados de otra época, ganando en clásicas y en grandes vueltas desde principio a final de temporada. No sé cómo lo hace, si es por genética o porque entrena mejor que nadie. Es increíble», afirma.
El esloveno posee un físico portentoso. El jefe de rendimiento del UAE, Iñigo San Millán, destaca su asombrosa facilidad para recuperarse de esfuerzos extremos y apela a una fisiología privilegiada. Pogacar, en descanso, tiene 37 pulsaciones por minuto (similar a Miguel Indurain) y cuando está muy cansado, también en reposo, alcanza las 50. A máximo rendimiento, se le han llegado a medir 213 pulsaciones. Eso explica cómo exhibe esas arrancadas en subida tan explosivas y la capacidad de mantener un ritmo elevado durante un tiempo muy superior al resto. Cuando se fuga, sus rivales no le aguantan ni 100 metros.
SATURADO DE VENCER
Landa, que en este curso ha ejercido de lugarteniente de Remco Evenepoel en el Soudal, dice que pugnar con el jefe de filas del UAE es prácticamente inútil. «Tiene un talento innato y una ambición que le permite ser siempre competitivo. Todos le califican como un tipo extrovertido y señalan que siempre está alegre. ¡Cómo no va estar contento con todo lo que gana! Algunos dicen que este ritmo no lo podrá mantener durante mucho tiempo, que se retirará más pronto de lo habitual porque estará saturado. Si él estará saturado de ganar, el resto está saturado de sufrir. Nadie puede saber hasta dónde podrá llegar».
El vasco cree que Pogacar es insuperable en duelos individuales, que sólo se le podría combatir con un ataque grupal, algo que ahora se antoja inviable: «Se le podría ganar actuando todos contra él, pero esa alianza es imposible, porque cada uno defendemos nuestros intereses».
De izquierda a derecha, Ben O'Connor, Tadej Pogacar y Mathieu van der Poel, el podio del último Mundial en Zúrich.MICHAEL BUHOLZEREFE
Pogacar es el fenómeno del siglo XXI y expertos de primer nivel ya le sientan en la misma mesa que Merckx e Hinault. El debate es inevitable, y en este apartado, pocas opiniones más valiosas que la del ex seleccionador Javier Mínguez, que ha visto competir a Merckx, Hinault y Pogacar. «Las comparaciones son difíciles porque las épocas son distintas. Pero lo cierto es que Pogacar es el Merckx del momento. Es un muy completo, ganador en grandes vueltas, en clásicas, al sprint, en contrarreloj, en montaña. Nadie se puede medir con él», recalca el ex director técnico.
«Pogacar es el número uno indiscutible y este año ha ganado con demasiada ventaja. Es buenísimo y ha barrido a sus rivales. La clave ha residido en que Jonas Vingegaard no ha podido competir con él en plenitud de condiciones, y eso le ha beneficiado. El danés ya le ganó en dos Tour de Francia y la duda que queda es si podría volver a derrotarle. Vingegaard es el rival, ya veremos qué pasa el próximo año. Otros, como Remco Evenepoel, son buenos, pero les falta la regularidad necesaria para ganar un Tour», incide Mínguez.
Para el ex director, la superioridad del esloveno no genera rutina: «Pogacar es alegre, valiente. Duele que sus rivales no tengan la misma potencia, pero eso no es problema de él. En el Mundial se dieron todas las condiciones para ganarlo porque, tras escaparse, sus adversarios no se pusieron de acuerdo en la caza, cada uno jugó sus propias cartas. ¿Hasta cuánto seguirá en la cima? Todo depende de su cabeza, de si tiene ganas de entrenarse, de seguir ganando. Algunos se alegrarán de que pronto se canse. Para el público es un espectáculo, por eso no podemos aburrirnos de verle ganar».
El actual seleccionador español, Pascual Momparler, apunta un detalle novedoso sobre la histórica campaña del campeón del mundo: «Pogacar ha arrasado porque ha sabido asesorarse y ha ordenado su calendario. Antes corría un poco a lo loco, intentando ganar todo. Este año lo ha hecho con más inteligencia, dejando apartadas algunas pruebas, como los Juegos Olímpicos. Ha entendido que no podía ir a ganar en París y luego hacer lo mismo en Zúrich».
Sobre el debate del mejor de la historia, el técnico lo tiene claro: «Siempre se alega que los tiempos son incomparables, pero a mí me gustaría que Pogacar fuera mejor que Merckx, porque al belga sólo le he visto en vídeos. Me gustaría llegar a los 80 años y decir que pude ver en directo a Pogacar, el mejor de la historia».
COMO UN PENALTI SIN PORTERO
El actual seleccionador español también que espera que Pogacar prolongue su trayectoria durante mucho tiempo, pero que para ello se necesita una gran fortaleza mental: «Para seguir arriba se precisan motivaciones extras. Este año persiguió el Mundial y en su fuero interno lucha por superar a Merckx. Algunos lamentan que no tenga rivales más fuertes, pero seguro saldrán. Recuerdo que no hace mucho tiempo se decía que Egan Bernal iba a dominar una época. Aparecerá, sin duda, gente nueva».
Momparler también señala que una de las claves del éxito de Pogacar radica en su pareja, Urska Zigart, que le ayuda en la preparación nutricional. «La novia de Pogacar también es ciclista, pero de nivel inferior. Tadej comprueba los grandes esfuerzos que hace ella para estar en el peso y en las condiciones adecuadas. Sus sacrificios le motivan», señala. Efectivamente, Pogacar repite luego la dieta que permite la mejor recuperación de su pareja.
Pogacartras ganar el Giro dell'Emilia.Dario BelingheriMUNDO
Pogacar está en un escalón superior y el danés Michael Rassmussen, como otros muchos ex corredores, se rinde a la evidencia y apela al humor para explicar la desproporción con el resto: «El Giro de Lombardía con Tadej Pogacar fue un poco como ver un penalti sin portero, como esperar a ver a qué escuadra lanza Messi».
«En un deporte como el ciclismo, en el que sólo se ven mejoras marginales, Pogacar ha dado tal salto que es casi intocable, ha llegado un punto en el que su liderazgo es inexpugnable», ha declarado el ex ciclista (sancionado por dopaje en 2007) al diario danés Ekstra Bladet. Sin embargo, confía en que su compatriota Vingegaard se atreva a asaltar el trono del esloveno. Un reto mayúsculo.