Carlos Alcaraz ya está en su cuarto Roland Garros: antes se quedó en octavos de final, en cuartos de final y en semifinales, ha recorrido todo el camino. Sabe qué es ganar dos Grand Slam y cinco Masters 1000, ya ha sido número uno del ranking ATP… pero todavía tiene 21 años. Y en ello incide su entrenador, Juan Carlos Ferrero, antes de que se enfrente a Jannik Sinner este viernes (14.30 horas, Eurosport) por un puesto en la final del Grand Slam francés.
“No tengo que estar tan encima de él como cuando tenía 15, 16 o 17 años, ya va adquiriendo experiencia, pero siempre hay que ayudarle para que sepa cómo mejorar. Al fin y al cabo, la construcción de un jugador nunca debería parar. Hasta los mejores tienen la necesidad de seguir progresando”, comenta quien aconseja al número tres del mundo desde 2018, desde que apenas era un adolescente prometedor.
“A veces, entrenador; a veces, amigo”
En algunas ocasiones, Alcaraz ha llegado a considerar a Ferrero “un segundo padre”, pero el ex tenista se aleja de ese rol: “Lo del padre se lo dejó a su padre. Yo a veces soy el entrenador y a veces, según el momento del día, soy su amigo, por el tipo de bromas que hacemos, por estar siempre juntos. A los chavales de hoy en día cada vez les cuesta más decir siempre que sí y Carlos está en ello, está madurando. Es un proceso lento, lo hará de manera natural. Con 21 años nadie es maduro”.
¿Qué cree que ocurrirá ante Sinner?
Es difícil de predecir. Será un partido muy igualado. Jannik ha mejorado muchísimo en su variedad de juego. Antes era un jugador muy centrado en sus tiros, sobre todo en el cruzado, y que hacía pocas subidas a la red y pocas dejadas. Ahora ha evolucionado mucho en eso. Con Carlos sabemos cómo jugar contra él, tenemos una idea clara de lo que le puede hacer daño, pero también reconocemos que es un tenista muy completo.
Ferrero, de hecho, conoce a Sinner desde que también era un crío. Quien fuera número uno del mundo en 2003 ya entrenaba a Alcaraz en aquel enfrentamiento iniciático en primera ronda del challenger de Alicante de 2019 que se llevó el español. Desde entonces, los dos tenistas mantienen una buena relación, que se extiende a sus respectivos equipos, pese a los muchos enfrentamientos. De momento, ocho, con cuatro victorias para cada uno.
“Al 95% de confianza con su derecha”
“En aquel momento Jannik venía de ganar tres torneos y ya despuntaba. Para nosotros fue una experiencia muy buena, una primera toma de contacto que ya auguraba lo que podría pasar en el futuro. Es una buena rivalidad”, desvela el técnico que asume que Alcaraz todavía podría jugar mejor de lo que hizo ante Stefanos Tsitsipas o Sebastian Korda.
“La lesión no vino bien, una lesión nunca viene bien. El año pasado llegó con más confianza. Ahora todavía le falta, sobre todo con su derecha. Aún está al 95% de confianza con su derecha, le cuesta pegar con naturalidad, todavía está un poco pendiente de ella. Ojalá acabe con el nivelazo del año pasado”, finaliza Ferrero antes del decisivo duelo de este viernes.
Del mar a la montaña. Hace unos años una pequeña marca deportiva vasca, Ternua, le pidió a tres cofradías de su zona, las de Bermeo, Getaria y Hondarribia, que les guardaran las redes de pesca rotas o desgastadas y en unos meses se encontraron en sus instalaciones con 12 toneladas de malla para tirar, inservible, hecha polvo. Era más de lo que esperaban, pero era mejor que sobrara. Pese al enorme volumen recibido, siguieron con su proyecto y, después de reciclar las redes y de convertirlas en hilo, presentaron su innovación: 50.000 pantalones de esquí -entre ellos los de competición de varias federaciones- hechos con material de pesca. Del mar a la montaña. Luego harían lo mismo con cáscaras de nueces o huesos de aceituna, con posos de café o con sábanas de hoteles desgastadas.
«Desde nuestro nacimiento en 1994 siempre hemos querido hacer ropa deportiva que significa algo y ahora creemos que todo el sector va hacia ahí, es el futuro porque tiene que ser el futuro», comenta Eduardo Uribesalgo, director de innovación de Ternua. Su propuesta es modesta, producción contenida, muy local, pero, en realidad, está en la línea de lo que vendrá. La ropa deportiva del futuro estará hecha de materiales que ahora ni imaginamos, durará más y será circular.
Adiós al petróleo
Las multinacionales, como Nike y Adidas, ya tienen ropa y zapatillas hechas con botellas (Flyknit) o residuos de los océanos (Parley), pero ese reciclaje cada vez es más controvertido -al fin y al cabo, es plástico-, y, además, avanzan propuestas mucho más rompedoras en ese sentido. Según un estudio de la Fundación Changing Markets el 69% de las fibras que se utilizan en el deporte todavía proceden del petróleo, como el poliéster o el nylon, y el objetivo de varias empresas es disminuir ese porcentaje drásticamente. La biotecnología ya ha creado poliéster a partir de la yuca, la caña de azúcar o el maíz, muy parecido al actual; la goma EVA, presente en muchísimas zapatillas, se podría sustituir por Bloom, hecha por algas, que ya usan Puma o Merrell; el neopreno petrolífero tiende a ser sustituido por el Yulex, hecho de planta de yute -Decathlon ya tiene un modelo 100% Yulex-; y así múltiples innovaciones.
Hay postureo, el llamado greenwashing, pero también cierta presión legislativa -nuevas directrices europeas e iniciativas como la francesa Ecoscore-, y sobre todo más conciencia de los deportistas aficionados que, al final, son los que compran. Según una encuesta de la competición de vela SailGP realizada entre sus aficionados en Estados Unidos, Reino Unido y Suiza «el 72% de la población no quiere hacer deporte con ropa hecha con combustibles fósiles», pero en las tiendas se encuentran varios obstáculos. Uno es la variedad, otro es el rendimiento, pues aún es imposible encontrar zapatillas rápidas y verdes, pero el principal es el precio.
«Tarde o temprano va a llegar: un atleta ganará un maratón con unas zapatillas reciclables. Pero mientras tanto es un camino lleno de retos. Especialmente hacer llegar al público todos esos materiales. Varias marcas han hecho camisetas con fibras muy sugerentes, de algas o fibra de coco, pero costaban 80 o 100 euros. Hasta que los procesos no sean más baratos no se podrá generalizar su uso», expone Juan González, probador de varias marcas y responsable del podcast sobre material El laboratorio de Juan.
Imagen de un forro Polartec.
«El coste se reducirá a medida que más marcas se comprometan con la verdadera circularidad», asevera Ramesh Kesh, vicepresidente de Milliken & Company y responsable de Polartec, marca líder en forros polares y por lo tanto con la dependencia del petróleo como reto. "Como industria, es hora de que abordemos algunas de las causas más profundas en lugar de poner tiritas a otros temas que tienen poco impacto a largo plazo", añade en el final del proceso para que toda su colección sea de poliéster reciclado, sea circular.
«El precio es un desafío, eso está claro. Pero hay que darles a estos materiales el valor que tienen», subraya por su parte Joel Gómez, manager en España de la marca italiana Uyn, que está marcando el camino. Con mucha implantación en el esquí -su embajadores es el estadounidense Bode Miller, campeón olímpico-, toda su ropa está hecha de fibras nuevas procedentes del maíz, del ricino o del eucalipto, tienen una lana vegetal...
«Es actual porque lo pide el público y futurista a la vez, hay mucha investigación detrás y no siempre sale cómo deseamos. Pero esa esencia bio se acabará imponiendo», añade Gómez, que sabe que en la vanguardia hay riesgo.
¿Unas zapatillas para toda la vida?
En los últimos años, por ejemplo, varias marcas, como Salomon, han presentado zapatillas 100% reciclables, pero su éxito ha sido limitado. Quizá el camino sea otro, utilizar un un material más resistente como el grafeno como hace Inov, o directamente crear unas zapatillas desmontables. En ello está embarcado actualmente Kilian Jornet. Su marca, Nnormal, triunfó en el mercado de la montaña con sus modelos duraderos, pero ahora quiere más. En los últimos meses está trabajando en unas zapatillas modulares, las Kboix, que ya han recibido un premio ISPO, por lo que proponen: que sirvan para todo, que duren toda la vida.
La idea es que la mediasuela, es decir, el bloque de goma que hay entre la suela y la cubierta, pueda irse cambiando cuando se desgaste o cuando se necesiten otras prestaciones. Para salir a correr tranquilamente, se monta una zapatilla, para competir a toda prisa, una distinta, y para abordar una montaña muy técnica, otra distinta. «Queremos evitar el sobreconsumo y creemos que esta zapatilla puede ser útil para ello. Está diseñada para ser extremadamente duradera y ser reparada cuando se acabe la vida útil de sus partes», apunta Birte Fahrbach, jefa de producto de Nnormal, que no niega las dificultades: «El desafío es unir las partes del calzado y conseguir una buena estabilidad. No puede compararse con el proceso de producción habitual de unas zapatillas».
Algún día el calzado durará siempre, algún día la ropa estará hecha de plantas o de algas: la ropa deportiva del futuro ya está aquí.
Una proeza en el deporte está cerca y en España sólo unos cuantos locos lo saben. «Es como si un tenista pudiera ganar los cuatro Grand Slam en un mismo año», analiza Fran Sánchez, jugador español de billar y comentarista de Eurosport. «Todos los astros se han alineado, va a estar por encima de todo lo que hemos vivido», añade Sergio Gutiérrez, narrador de la cadena. Hoy empieza el Mundial de snooker en Sheffield, Inglaterra, y el inglés Ronnie O'Sullivan se encuentra a pocas jugadas del Olimpo. Este año ya ha levantado el Campeonato del Reino Unido y el The Masters y sólo le queda el título planetario para completar su primera Triple Corona y confirmarse -si había duda- como el mejor de la historia.
El desafío en sí ya es atractivo: un jugador puede ganarlo todo, sólo ha ocurrido cuatro veces antes, la última en 2002. Pero con O'Sullivan la atención se multiplica. ¿Por qué?
En 2012, antes de cumplir los 40 años -ahora tiene 48-, es decir, en la cúspide de su carrera, O'Sullivan se cansó de dominar el circuito y se marchó a trabajar como voluntario en una granja de cerdos. «Fue genial porque no había presión. Cuando estaba ahí cuidando a los cerdos tenía que meterme en el barro y apestaba», confesó años más tarde. La experiencia resume al personaje. En el Reino Unido su figura se compara con Michael Jordan, Novak Djokovic o Lewis Hamilton, pero no tiene mucho que ver con ellos. La mayoría de leyendas del deporte siempre han querido serlo, han dedicado la vida entera a alcanzar la gloria. O'Sullivan, un genio con el taco, lo ha hecho a ratos.
La motivación de Ronnie
Con un padre encarcelado por asesinato, a los 17 años ya era invencible en la mesa, pero se enganchó a todo lo adictivo -alcohol, drogas- y eso lastró su trayectoria. Entre títulos y más títulos, como sus siete mundiales (2001, 2004, 2008, 2012, 2013, 2020, 2022), ha pasado por programas de rehabilitación, por episodios depresivos y por varias crisis de juego. En el cercano Mundial, de hecho, su mayor rival será él mismo.
«O'Sullivan es un jugador especial, el mejor de siempre, pero a veces está motivado y a veces, no. Hay torneos en los que ha jugado mal por eso. No creo que pase en el Mundial, más con la Triple Corona en juego, pero quién sabe. Lo que está claro es que si fluye es difícil que le ganen", analiza Sánchez, profesional del pool, que comentará el arranque del Mundial.
O'Sullivan no debuta hasta el próximo miércoles, pero este fin de semana ya entrará en acción el belga Luca Brecel, vigente campeón, y el lunes se estrenará el galés Mark Williams, que en el último torneo disputado le ganó la final. Si no hay sorpresas, los tres deben encontrarse en cuartos, semifinales y final en la primera semana de mayo.
«O'Sullivan siempre ha sido un genio excéntrico, pero en los últimos años ha trabajado mucho. Estoy convencido de que veremos su mejor versión, aunque también lo creía el año pasado, cuando estaba más sereno y serio que nunca y desapareció en cuartos de final. Con él nunca se sabe», añade el periodista Sergio Gutiérrez, con cierta incertidumbre.
¿Camino a la retirada?
Porque al borde de los 50 años la retirada de O'Sullivan siempre es una posibilidad cercana -ya ha amagado varias veces- y si levanta la Triple Corona será difícil que encuentre motivos para seguir jugando. Es el jugador con más títulos grandes y si gana su octavo mundial rompería la igualdad con Stephen Hendry, otra leyenda. Su rivalidad con Williams o el escocés John Higgins, los dos de su quinta, de 49 años, fue acicate, pero ya no lo es tanto y no hay muchos jóvenes que le reten. Muchos de los veinteañeros en el cuadro del Mundial, de hecho, son jugadores chinos como Si Jiahui, Lyu Haotian o Pang Junxu con los que apenas tiene relación.
«Ahora ya no tiene que demostrar nada y sólo seguirá jugando si le apetece. Viajar tanto siempre pasa factura, pero quizá aguante unos años más», analiza Sánchez. «Hay rumores de retirada, pero yo no me los creo. El dinero de Arabia Saudí está entrando con fuerza en el snooker y O'Sullivan ha firmado para jugar un torneo allí los próximos tres años. Está cobrando como nunca y está encantado con eso», finaliza Gutiérrez.
Todo cambió cuando apareció Brad Pitt. Un par de décadas atrás la mayoría de actores del deporte (directivos, entrenadores, jugadores...) veían el Big Data como una herramienta para los negocios, números inaplicables a lo que ocurre en el campo, hasta que unos locos empezaron a usarlo para fichar mejor: Moneyball. La historia de Billy Beane y los Oakland Athletics popularizó la estadística avanzada y hoy la utilizan hasta los equipos más modestos. Según los expertos, eso mismo está ocurriendo con la Inteligencia Artificial.
Con el ChatGPT como máximo exponente se considera un avance para generar textos o vídeos, pero poco o nada puede cambiar lo que ocurre en el campo. ¿Cuándo volverá a aparecer Brad Pitt?
"Pronto habrá ese cambio, estamos en ese punto. De hecho, ese mismo caso, Moneyball, es el ejemplo más obvio de lo que pueda hacer la IA. Antes necesitas invertir en estructura y software para crear un analítica de Big Data que te ayudara a fichar. Ahora la IA ya tiene herramientas para crear modelos sencillos y asequibles. Un equipo modesto puede tener el mismo sistema de scouting que un grande", descubre Pau Garcia-Milà, director del máster 'IA e Innovación en el Deporte' que ofrece su empresa, Founderz, en colaboración con el Global Sports Innovation Center de Microsoft.
"Otra utilidad muy vistosa es el análisis de probabilidades en plena competición. En la Fórmula 1 ya la usan algunos equipos para saber, por ejemplo, qué opciones hay de que salga el safety car. En el fútbol ya se puede emplear para detectar el cansancio de un jugador y, en consecuencia, sustituirlo o cambiarlo de posición. Si esas aplicaciones de la IA no son populares todavía es por falta de información y por las reticencias de los dirigentes. Pero vamos a empezar a ver sorpresas porque la IA ayudará sobre todo a los equipos humildes, acortará las diferencias entre grandes y pequeños. Puede marcar la competición más pronto que tarde", añade Garcia-Milà.
¿Despidos masivos?
Según un estudio de Allied Market Research, las herramientas de IA en el deporte alcanzarán un valor global de 29.700 millones de dólares en 2032. En el deporte estadounidense ya se está invirtiendo en su avance, aunque de forma heterogénea. Varias franquicias de la MLB de béisbol trabajan con ella para tomar mejores decisiones sobre el juego. En la NBA se ha avanzado su aplicación en el scouting. Y en la NFL se ha popularizado su uso para crear análisis tácticos detallados del propio equipo y sobre todo de los rivales. Ya no hace que haya un entrenador ayudante viendo decenas de partidos para detectar esquemas ofensivos o defensivos. Ahora lo hace la máquina.
"¿Eso quiere decir que se va a despedir a entrenadores y ojeadores en masa? Yo creo que no. Pero sí tendrán que reorientar su trabajo. Ahora se necesitará que esos trabajadores manejen metodologías de IA. Será muy útil para mecanizar procesos. Con su implementación cuatro ojeadores podrán hacer el trabajo que ahora mismo hacen ocho, por ejemplo. O se podrán optimizar los planes de entrenamientos de los preparadores físicos. Las herramientas ayudarán a tomar decisiones, pero estas siempre serán de las personas y se mantendrá ese componente de azar que tiene el deporte", analiza Javier Sánchez, doctor en IA y director del Grado en Sistemas de IA de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid.
Más salud, menos sustos
"Y todo eso hablando de alto rendimiento, pero hay otros sectores del deporte en los que la aplicación de la IA tiene todavía más recorrido. Por ejemplo, en la gestión de un estadio, para simular lo que va a suceder y mejorar los accesos u optimizar el ticketing. Por ejemplo, en la experiencia televisiva, creando con realidad aumentada un campo de fútbol en la mesa de tu comedor. O por ejemplo en todo lo referente a la salud. Ya se está trabajando en la predicción de arritmias con IA o la prevención de muertes súbitas en el deporte, lo que es muy interesante", finaliza Sánchez, que considera que todavía faltan unos años para que todas esas innovaciones alcancen a los deportistas amateur, aunque tarde o temprano llegarán.
Más allá de la mejora del rendimiento, la gestión deportiva o de la prevención de la salud, se acerca un futuro en el que la Inteligencia Artificial multiplique las posibilidades de herramientas ya existentes -relojes inteligentes, pulsómetros, GPS o aplicaciones como Strava- y cambie la manera de entrenar de los aficionados. La IA ya está preparada para revolucionar el deporte. Sólo falta que vuelva a aparecer Brad Pitt.