España dio la talla y, como era de esperar, tuvo de todo, mayoritariamente bueno, en la primera jornada, ya en el estadio, del Campeonato de Europa de Atletismo por Equipos. Del primer puesto del inabordable Mohamed Attaoui en los 800 metros (1:44.01) al 12º del discreto Kevin Arreaga en el lanzamiento de martillo (69,19), nuestro atletismo recorrió en la pista, como Don Juan Tenorio en el amor, toda la escala social. Y acabó la jornada en segundo lugar (134 puntos), por detrás de Países Bajos (165,5) y por delante de Italia, que nos pisa los talones con 133.
Marta García (15:58.53) fue segunda en los 5.000 tras Nadia Battocletti. Misma posición que Dani Arce en los 3.000 obstáculos (8:22.04). Paula Sevilla acabó tercera en los 400 (50.70, marca personal) dominados por la imperial Femke Bol (49.48).
El calor no corría, no saltaba, no lanzaba. Pero fue el protagonista pasivo de la jornada. Despobló las gradas al sol, con el público concentrado en las zonas de sombra, bajo la visera del estadio. No afectó, sin embargo, a las marcas y al rendimiento, excepto, lógicamente, a las pruebas de largo aliento, los 5.000 femeninos y los 3.000 obstáculos masculinos. En los 5.000 se dispuso en la misma pista una mesa con botellas de agua, como si de un maratón se tratara. Algunas chicas acabaron para el arrastre.
Proliferaron los buenos registros, empezando por los mencionados 49.48 de Bol en los 400. Tres hombres superaron los 80 metros en el lanzamiento de martillo, con victoria del ucraniano Khokan Mykhaylo (81,66). La neerlandesa Jessica Schilder pasó de los 20 metros en el peso (20,14).
Hará más calor aún el sábado y el domingo. No importa. Parece que nos va bien.
A partir de este martes día 4 y hasta el domingo 16 se celebrarán en la estación austriaca de Saalbach los XLVIII Mundiales de esquí alpino. Desde 1931, cuando nació la competición, en su eterna pugna con Suiza por la supremacía en las nieves, Austria, muy floja esta campaña y en riesgo de fracasar en casa y causar una depresión nacional, es históricamente el país más laureado, con 311 medallas en total (103 de oro, 108 de plata y 100 de bronce), seguida de Suiza con 215 (72-73-70). En el eslalon de St. Moritz, en 1974, Paquito Fernández Ochoa conquistó el bronce, en lo que sería el segundo mayor éxito de su trayectoria.
No sucederá nada parecido en esta ocasión. Adur Etxezarreta, Ander Mintegui, Juan del Campo, Joaquim Salarich, Aingeru Garay, Albert Ortega, Aleix Ubert y Tomás Barata, nuestros ocho representantes, aseguran una actuación digna, pero lejos de cualquier posibilidad de alcanzar algún puesto de honor, superados por un lujoso elenco internacional.
Marco Odermatt
Suiza. 27 años. El mejor y más completo esquiador del circuito desde hace unos años. Siete victorias en la Copa del Mundo esta temporada, amén de tres podios. Oro olímpico en gigante y dos oros en Campeonatos del Mundo: uno en descenso y otro en gigante. Encabeza la general absoluta de la Copa del Mundo y las parciales de descenso, gigante y supergigante. Líder indiscutible de un "team" helvético de ganadores, entre ellos Alexis Monney y Franjo von Allmen.
Clement Noël
Francia. 27 años. Cuatro victorias en eslalon esta temporada. Oro olímpico en, también, eslalon. Un especialista puro en la prueba de máxima habilidad del programa. No encabeza, sin embargo, la general de la modalidad. Un honor que recae en el noruego HenrikKristoffersen merced a su intachable regularidad entre los 10 primeros de las clasificaciones: un primer puesto, dos segundos, un tercero, un cuarto, tres quintos, un octavo y un noveno. Eso son muchos puntos.
Timon Haugan
Noruega. 28 años. Un joven veterano, y viceversa, en la mejor forma de su vida. Dos triunfos, un segundo, un octavo y un noveno puestos en eslalon, su prueba favorita. Un quinto en gigante. Otro de esos especialistas en las pruebas de habilidad. Cabeza, junto a Kristofferson, del potente y ambicioso equipo noruego, que mantiene una brillante tradición apoyada en la pasión nacional por la nieve y cuenta también con Alexander Steen Olsen (dos triunfos), Fredrik Moeller (uno) y Attle Lie McGrath.
Lucas Pinheiro Braathen
Una exótica figura de importación de 24 años. Nacido noruego, una estrella precoz en las pruebas técnicas y un valor seguro entre los grandes a partir de los 20 años, dejó su país de nacimiento, a causa de disensiones con su Federación, para abrazar la bandera del de su madre. Como los toreros, ha vuelto tras dos años ausente del circuito. Dos podios y tres cuartos puestos esta temporada le devuelven a la condición de aspirante al oro. Metafóricamente, el Amazonas en los Alpes.
ANNA SZILAGYIEFE
Mikaela Shiffhrin
Estados Unidos. 29 años. La reina de las nieves. Al borde de las 100 victorias en la Copa del Mundo. Dos este curso, cortado por una caída y una lesión. Capaz de ganar en todas las modalidades del esquí. Dos oros olímpicos y siete en Mundiales. La acompaña, en su regreso a la competición, a los 40 años y con una rodilla con implante de titanio, la carismática y mediática Lindsey Vonn: 82 victorias en Copa del Mundo y un montón de medallas olímpicas y mundialistas en las pruebas de velocidad.
Federico Brignone
Italia. 34 años. Apodada "La tigresa de Milán". Agresiva y segura, con 32 victorias en la Copa del Mundo (cinco esta temporada). Encabeza la clasificación general de la Copa y la parcial de descenso. Una plata y dos bronces olímpicos. Un oro y dos platas en los Mundiales. Por edad y gobierno, mascarón de proa del formidable equipo femenino italiano, especialmente en velocidad: Sofia Goggia, Marta Bassino, Elena Curtoni, Laura Pirovano...
Zrinka Ljutic
Croacia, 21 años recién cumplidos el 26 de enero. La gran revelación del curso junto a la suiza Camille Rast. Tres triunfos esta campaña en eslalon en la Copa del Mundo. Depositaria de las ilusiones de Croacia de encontrar a la heredera de Janica Kostelic (cuatro oros y dos platas olímpicos, cinco oros mundialistas). Ljutic, como Kostelic, debutó en la Copa del Mundo a los 16 años. Kostelic, minada por las lesiones, se retiró a los 25. Croacia confía en que Ljutic sea más longeva.
Lara Gut-Behrami
Suiza. 33 años. También debutó en la Copa del Mundo a los 16. Una gran dama del esquí. Un oro y dos bronces olímpicos, dos oros, tres platas y dos bronces mundialistas. Quinta mujer con más triunfos (46) en la Copa del Mundo. Muy polivalente. Una "navaja suiza". Líder en la disciplina de supergigante. Coleccionando buenos puestos, tardó en ganar esta temporada, pero lo logró en el supergigante de Garmisch. Parece que ha alcanzado a tiempo la buena forma.
En Europa se habla mucho de rearme, y nos recuerda al fútbol. La narrativa futbolística, tan épica a veces como la descripción de una batalla, se nutre en buena medida de referencias bélicas. Para empezar, hay dos equipos como dos ejércitos, con sus "capitanes" respectivos, que "luchan" para "ganar".
Hay "defensores" y "atacantes", "disparos", "misiles", "obuses", "cañonazos", "banderas", "himnos", "uniformes", "tácticas" y "estrategias". Los delanteros desacertados tienen "la pólvora mojada" o "el punto de mira desviado". Goleador es sinónimo de "artillero". Los porteros son "bombardeados". Los jugadores reservas serían comparables a los militares reservistas. Asencio era un infante de reemplazo, destinado en la retaguardia, en el Castilla, un reservista del Madrid. Su renovación y aumento de soldada semejan una prima de reenganche. Ha ascendido y luce galones. A los nuevos fichajes se les aplica la condición de "refuerzos". Llegan refuerzos a la plantilla. Al frente. El vestuario simboliza el cuartel.
Algunos futbolistas han tenido apodos bélicos: Cañoncito pum (Puskas). Panzer (Stielike). Torpedo (Müller) ... Las lesiones equivaldrían a heridas en combate. El "juego subterráneo" remite a la tarea de los zapadores. Un gol en propia puerta es "fuego amigo". Quienes se "infiltran" entre los defensas actúan como los comandos, que hacen lo propio tras las líneas enemigas. Aunque la denominación se halla hoy en desuso, se ha conocido de antiguo al árbitro como "el juez de la contienda"; alguien que aplica un reglamento que vendría a ser la metáfora de la Convención de Ginebra. Es célebre una famosa sentencia, en el sentido de sesuda afirmación personal y no de solemne dictamen judicial, de Manuel Vázquez Montalbán considerando al Barça "el ejército desarmado de Cataluña". Un ejército local con "mercenarios". Combatientes extranjeros a sueldo, complementando las autóctonas filas azulgranas, surgidas del juvenil West Point de la Masía.
Se habla mucho, sí, en Europa de rearme, aunque a Sánchez, que una vez consideró prescindible el Ministerio de Defensa, no le gusta la ruda palabra. La sustituye por vaporosos eufemismos para marear la perdiz (maniobras de distracción) ante la UE y, al mismo tiempo, interceptar los drones verbales de sus socios de Gobierno, provistos de un arsenal de armas de rendición pasiva. Pacifistas de parvulario que claman "¡no a la guerra!" como si negándola, la eliminaran. Sustituyen el kit de Von der Leyen por el cabás de la Señorita Pepis.
España está muy bien armada futbolísticamente. Pero en política necesita un rearme moral. García-Page le ha pedido a Sánchez, cuyo Gobierno, como los presupuestos, está prorrogado por Puigdemont en un permanente tiempo de descuento, que rompa con el de Waterloo para "salvar de la ruina al PSOE". Pero bastaría con que Don Emiliano, cuyo valor se le supone, diera un paso al frente y ordenara a sus huestes que se replegaran hasta los escaños éticos del Congreso y en ellos se atrincheraran. Cual VAR rectificador, sacaría de ese modo roja directa a Sánchez, doble amarilla a Puigdemont y regeneraría el PSOE.