El Valencia Basket conquistó este domingo su primer título de la Liga Femenina tras vencer en el segundo partido en la pista del Perfumerías Avenida de Salamanca (69-81).
El conjunto dirigido por Rubén Burgos ha conseguido con este triunfo el cuarto título en la historia de la sección femenina del club tras haber conquistado la Eurocopa de 2021, la Supercopa española de 2021 y la Supercopa de Europa de ese mismo año.
El equipo celebrará hoy con su afición esta conquista. El club ha preparado un primer acto para esta misma tarde en la Fonteta con los seguidores y dejará para más adelante la tradicional visita a las instituciones.
Cinco años desde el ascenso
El Valencia Basket ascendió a la máxima categoría del baloncesto español el 29 de abril de 2018, en un encuentro ante el Celta que dio paso a un exitoso primer lustro en la élite.
El club de la Fonteta anunció en el verano de 2014 que integraría en su estructura a las categorías inferiores del Ros Casares, que había hecho desaparecer su senior profesional dos años antes tras proclamarse campeón de la Euroliga. Lo haría, según remarcó, sin un equipo profesional.
Pero su senior amateur ascendió a la Liga Femenina 2 en mayo de 2016 y la entidad rectificó su idea inicial. Empezó a planificar un ambicioso proyecto y este domingo ha visto cómo incorporaba a su palmarés su primer título de Liga después de haber perdido dos finales consecutivas.
El Real Madrid de baloncesto ha hecho oficial este viernes el fichaje del pívot del Bayern Múnich Serge Ibaka, que quedará vinculado al club blanco durante la próxima temporada, según confirmó a través de un comunicado oficial la entidad presidida por Florentino Pérez.
Ibaka ya formó parte del Real Madrid en 2011 cedido por el Oklahoma City Thunder de la NBA. Más de una década después, procedente del Bayern Múnich, volverá a vestir la camiseta blanca. El pívot, de 34 años, se mostró muy contento por volver a la entidad presidida por Florentino Pérez.
"Para mí es como volver a casa. Tengo muchas ganas, ya sé cómo es jugar aquí. Tengo muchas ganas de volver a llevar esta camiseta y estar con ellos", declaró.
Además, habló sobre cómo está 13 años después de su salida del Real Madrid, y declaró que físicamente ha cambiado y que su nivel de juego ha mejorado muchísimo: "Es la diferencia entre el Ibaka de ahora y el de antes. Mi labor siempre ha sido defensiva, desde el principio de mi carrera, pero ahora he mejorado mucho en ataque. Puedo aportar también mi experiencia, porque llevo jugando al baloncesto profesional desde hace 18 años", explicó.
Ahora, formará pareja de pívots con Walter Tavares, y resaltó que con la mentalidad defensiva del jugador caboverdiano y con su presencia en el campo, pueden formar un dúo "muy importante y fuerte" en Europa.
"Yo estoy aquí para ganar. He venido porque aquí, con el Real Madrid, tengo la posibilidad de ganar y es lo que quiero, lo que me gusta. Me gusta esa presión de un equipo que ya está acostumbrado a ganar. Siempre, cada año, el equipo va a intentar ganar ye so me gusta", agregó.
Sobre cómo será trabajar junto al entrenador Chus Mateo, recordó que es un técnico al que conoce desde hace tiempo con un estilo que le "encanta". "He visto cómo está jugando el equipo en los últimos años y tengo muchas ganas de trabajar con él", apuntó.
Ibaka volverá al que fue su equipo después de ganar la pasada campaña la Liga y la Copa de Alemania y tras desarrollar una "brillante trayectoria de 14 temporadas en la NBA", donde se proclamó campeón con Toronto Raptors en el curso 2018/19.
Además, Ibaka consiguió con la selección española la medalla de oro en el Europeo de Lituania en 2011 y la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012.
Son lecciones a fuego. La competitividad heredada, la mentalidad ganadora cuando ya el talento no acompaña a borbotones como antaño. Necesitó España de un desenlace de esos sólo aptos para valientes para acabar con la oposición de Finlandia y seguir con vida en este Preolímpico que es una auténtica trampa. Fue Willy Hernangómez el héroe, una noche para el recuerdo la suya, otra vez con esta selección que siempre saca lo mejor de él, completamente desequilibrante siempre pero sobre todo en la recta de meta de puro infarto. Tras el sofocón, este domingo aguarda en la final la Bahamas de los NBA con un sólo billete para París en juego en la Fonteta. [74-81: Narración y estadísticas]
Aunque pudiera parecer lo contrario, a España le iba la vida en el envite. Era la final antes de la final, por mucho que al rival le faltara Lauri Markannen y no posean los susijongi más estrellas que su colectivo, su descaro y el entusiasmo de los 2.000 aficionados presentes en Valencia. Con eso les bastó para desplumar a Polonia sin ser favorita el miércoles. Un aviso. Como su puesta en escena, sin arrugarse, adaptándose sin complejos al criterio arbitral, que era sorprendentemente benévolo con cualquier tipo de contacto. Como su segunda parte feroz que inundó de angustia la noche.
Desde el comienzo todo fue incómodo para la selección (que no contó con Juancho, pese a que realizó el calentamiento), a le que costó desperezarse cuando comprobó que ninguna canasta iba a resultar sencilla, que la cosa sólo iba a ser posible desde el celo defensivo y la intensidad. Una antideportiva a Rudy provocó un parcial de 9-0 para los de Lassi Tuovi, que se vinieron arriba peligrosamente.
Fue Brizuela el primero que tocó a rebato, el que espabiló ofensivamente a España. Y pronto le tomó el testigo Lorenzo Brown. Consciente de lo que representa en este equipo, de que pocos son tan capaces como él de generar puntos, de que es esencial. El nuevo base del Panathinaikos enhebró 11 puntos hasta el descanso, dando oxígeno al resto, que se dejaba la vida en la otra canasta, labor silencionsa de Gabuba o López-Aróstegui. Finlandia sólo anotó 10 puntos en el segundo parcial y seis fueron dos triples algo desesperados de Maxhuni. Y los de Scariolo, que apenas cometían faltas, se iban a sentir por primera y única vez superiores.
Willy celebra una de sus canastas a Finlandia.ALBERTO NEVADO / FEB
El retorno de vestuarios trajo de vuelta la principal seña de identidad finlandesa, los triples compulsivos como arma mortal. Encadenaron tres y España respondía con los puntos en la pintura de Willy (ocho seguidos, 12 en el cuarto), siempre bien servidos por Lorenzo. Pero no hincaba la rodilla Finlandia, otra vez on fire con un triple de Madsen y un mate a la contra del jovencísimo Muurinen, una de las sensaciones del torneo. Hasta el punto de dar la vuelta a absolutamente todo, el marcador (59-56 tras un 12-0) y las sensaciones de la batalla. Había provocado un cortocircuito en España y un ataque de nervios en la Fonteta.
De nuevo la defensa. Insoportable encajar 29 puntos como en el tercer parcial. Y la personalidad. La zona finlandesa se había convertido en un rompecabezas y no había más alarmas por desatar. Lo inesperado fueron dos triples de Alberto Díaz, al rescate de nuevo el del Unicaja, con el corazón y el pecho siempre por delante. Se mantuvo España en ese alambre hasta el regreso de la primera unidad, pero todo era ya una absoluta agonía, triple por triple, dos púgiles completamente desatados.
En el mismo abismo, apareció el temple de Willy Hernangómez. Siempre tan señalado defensivamente, al madrileño no le tembló el pulso en la resolución. Una canasta y dos tiros libres después de una temporada en el Barça en la que hizo aguas desde el 4,70. Todo eso mientras los osados finlandeses no acertaban esta vez con sus lanzamientos como flechas. Fue un cara o cruz de dos minutos en los que se impuso la calidad, la experiencia y hasta el empuje del ambientazo en la Fonteta. Todo eso (y mucho más), hará falta este domingo ante Bahamas para no faltar a la cita olímpica dentro de unos días en París.