El suizo confirma que no jugará los individuales de la Laver Cup y sólo tomará parte de un partido en pareja. El capitán del equipo europeo, Bjorn Borg, debe decidir quién le acompañará en la pista, pero él mismo ha pedido al español: “Sería lo más bonito”
Cuenta Roger Federer que en su último partido, el año pasado en Wimbledon contra el polaco Hubert Hurkacz, alguna cosa se rompió en su interior y entendió que el tenis se acababa para él. “En el último set nada me funcionaba, ya no tenía nada que hacer”. Pese a ello, lo intentó. Pasó por el quirófano para tratar su rodilla derecha -oficialmente sólo una vez, aunque supuestamente más-, concedió un año a la rehabilitación y planeó volver para retirarse con victorias, con algún título, con alegría, pero fue imposible.
“La rodilla no evolucionaba y este verano, después de Wimbledon, tomé la decisión de dejarlo. Estaba triste y, de hecho, sólo se lo comuniqué a mi gente más cercana”, aceptaba el ganador de 20 Grand Slam en Londres, donde este viernes jugará su último partido en la Laver Cup (22.00 horas, Eurosport), el torneo que enfrenta a Europa contra el resto del mundo.
Será un encuentro de dobles y no habrá más. Después del anuncio de su retirada se especulaba sobre si disputaría también los individuales del sábado y el domingo, pero Federer lo descartó. “Está claro que no puedo jugar los individuales. Le pregunté a Bjorn Borg [capitán de Europa] si le parecía bien y me dijo que sólo volverme a ver en una pista de tenis ya es un sueño”, declaró el suizo, que recordó que la decisión sobre quién será su pareja es responsabilidad de Borg, aunque nadie duda de que le acompañará Rafa Nadal. “Lo más bonito sería jugar dobles junto a él porque ha sido mi gran rival”, admitió Federer.
Este martes quien dominara el tenis mundial de 2004 a 2010 pudo estrenarse en el O2 Arena londinense en una sesión junto a Stefanos Tsitsipas y se sorprendió de su propio nivel. “Estoy contento por cómo me he visto, espero poder jugar el partido de una manera aceptable”, declaraba en una rueda de prensa en la que dejó numerosos detalles sobre su jubilación y habló extensamente de su carrera.
Williams y por qué no se retiró en el US Open
Sobre el anuncio de su jubilación, por ejemplo, reconoció que apenas su familia y unos pocos amigos sabían que la anunciaría hasta “la noche anterior o aquella misma mañana”, de ahí las despedidas precipitadas de sus sponsors, de Mercedes a Rolex, de Uniqlo a Lindt, y que valoró dejarlo con una última participación en el reciente US Open. “Lo pensé, pero lo descarté en cuanto vi que Serena [Williams] se retiraría allí. Ahora me alegra abandonar el tenis aquí, en Londres, porque esta ciudad ha sido especial en mi carrera”, confesó y proclamó que en los próximos meses desea volver a ver alguno de sus mejores partidos de siempre y, sobre todo, pasar tiempo con su familia, su mujer Mirka y sus cuatro hijos, las gemelas Myla y Charlene y los mellizos Leo y Lenny.
Sobre qué hará en el futuro dejó un interrogante -jugará “algunas exhibiciones”, eso sí- y tampoco entró demasiado a valorar su legado. Si es o no es el mejor jugador de la historia es y será cosa de cada aficionado. “No me corresponde decirlo. Estoy orgulloso de lo que he conseguido. Después de ganar en Wimbledon por sexta vez [en 2009], todo lo demás ha sido un bonus para mí. Que aquel día estuviera [Pete] Sampras en la grada fue especial. Estoy feliz de haber ganado 20 Grand Slam y más de 100 títulos ATP”, declaró.
En algunos momentos de la rueda de prensa, Federer, siempre diáfano, se emocionó y abandonó su afabilidad para reponerse, para recuperar la compostura. Su fragilidad fue evidente ante las preguntas que le obligaban a hacer memoria. Ahí se quebraba. Aunque en ningún momento hizo por huir de esas cuestiones. “¿El mejor momento de mi carrera? Diría que cuando gané a Sampras en Wimbledon [en 2001, con 20 años] y cuando gané a Nadal en Australia, en mi regreso de 2017, pero tampoco lo he meditado mucho”, confesaba el suizo.