Jugaba el Atlético sin objetivos, lo hacía el Osasuna sin entrenador para la temporada que viene. Dos equipos de carácter similar, pero diferente estatus. Uno, ya en la aristocracia europea, otro pugnando por entrar en Europa. A Simeone le llevaron los demonios con la actitud de los suyos en Vitoria así que, con objetivo o sin él, la salida de los rojiblancos al Sadar no fue espectacular, pero tampoco de etapa llana en el Tour. Los rojillos, en cambio, no pueden pensar en la repentina y sorpresiva despedida de Vicente Moreno, tienen que morder las jornadas que quedan sea el rival que sea. Y ante el Atlético lo demostraron con efectividad y corazón. Victoria y a soñar. [Narración y estadísticas, 2-0]
No obstante, el 5-3-2 de Moreno, otrora sistema preferido por el Cholo, esperaba agazapado cerca de Sergio Herrera a la espera de que Aimar lanzara alguna contra desde las botas del fulgurante Bryan Zaragoza. Pero la kryptonita de los extremos rápidos ocupaba también esa banda y al extremo propiedad del Bayern de Múnich le costaba encontrar continuidad. Y con Giuliano de escudero, por si fuera poco.
Pero Zaragoza no tiene únicamente la velocidad como arma, tiene buen pie y fue el que puso la rosca para que Catena, a la salida de un córner, adelantara a los rojillos y les acercara al sueño europeo. De alcanzarlo sería la sexta vez en su historia. Apenas se habían registrado tiros a puerta, solo tres, dos por los rojiblancos y uno por los rojillos, y todos con más inocencia que malicia. Pero Oblak ya había perdido la imbatibilidad que había mantenido los últimos tres duelos. No es un detalle menor para el esloveno, gran favorito para hacerse con el Zamora este año y así entrar en la historia del trofeo con seis, uno más que Ramallets y Valdés.
El Atlético buscaba el tanto desde las botas de Sorloth, en racha el noruego tras el póker a la Real. Amagó en un córner y lo intentó pasada la media hora tras un pase de Llorente, pero Herrera paró el esférico sobre la línea. Es sin duda un recurso diferente a Griezmann, quizás más útil para este Atlético profundo desde las bandas y con alegría por recurrir a centros laterales.
Había ahora que comprobar el orgullo de los rojiblancos lejos del aliento de los suyos… y de su exigencia. Las broncas del entrenador se pueden diluir si no hay continuidad desde la grada y el Sadar, claro, cuanta menos intensidad pusiera el rival, mejor. De momento, Galán y Giuliano dejaron sus puestos en el descanso a Azpilicueta y Lino. No es un señalamiento, Simeone acostumbra a hacer cambios al descanso, pero quería otros perfiles en el césped: uno más sobrio y otro más habilidoso.
Pero fútbol aparte, asustó Barrios al inicio del segundo tiempo cuando se desplomó en el área de Osasuna tras una carrera en solitario. Todo terminó en un susto y el futbolista pudo retirarse por su propio pie. Tercer cambio del Cholo en cinco minutos, aunque este no contaría para las ventanas. Y lo peor de todo es que las sustituciones parecía que no estuvieran surtiendo efecto puesto que el juego se ralentizó aún más.
Budimir iluminado
El único que buscaba acelerar el juego era De Paul. El argentino se movía entre líneas con agilidad y filtraba pases para compañeros demasiado estáticos. Costaba un mundo encontrar la espalda de una defensa rojilla, muy cerrada y, sobre todo, muy atenta. El gol era un tesoro y había que guardarlo aunque se amenazara poco arriba.
La salida de Sorloth quitó profundidad al Atlético y Griezmann y Correa no juntaban la finalización del noruego así que el Atlético monopolizaba la posesión, pero Sergio Herrera no sufría bajo palos. Y pese a que el campo estaba volcado, fue Osasuna quien volvió a golpear con un Budimir que está ante la temporada de su vida: 20 tantos y este último a un Atlético que fue incapaz de encontrar la contundencia que tuvieron los de Moreno. Pesa el sueño y no lo suficiente el Zamora del esloveno. Ya elegirá entrenador Osasuna para el año que viene, seguro que con el caramelo de Europa habrá más candidatos.