El Real Madrid es un parque de atracciones: paliza al Mónaco para la 19ª victoria seguida

El Real Madrid es un parque de atracciones: paliza al Mónaco para la 19ª victoria seguida

Real Madrid 91 AS Monaco 73

Actualizado

Los blancos, con 21 puntos de Musa y un baloncesto espectacular, arrollan durante tres cuartos al equipo de Mike James y Kemba Walker para mantenerse invictos

Poirier culmina un alley oop, ante el Mónaco.JUANJO MARTINEFE

El Real Madrid es un parque de atracciones, un show ambulante, una máquina demasiado perfecta para las alturas de temporadas que habita. Después del sufrimiento de la Fonteta del martes, llegó la diversión contra el Mónaco anoche. Una paliza sin miramientos ante un rival que no es precisamente una cenicienta, es una pléyade de estrellas, Mike James o Kemba Walker entre otros. Igual le da a este grupo salvaje de Chus Mateo, que en menos de 20 minutos ya los había despedazado para su 19º victoria consecutiva. [91-73: Narración y estadística]

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Fue una noche que recordó a aquellas de los primeros años del lasismo, de baloncesto feroz y circense, de un rival anulado, de Tavares dominando los aros y lanzando contrataques con pases de béisbol, de Llull inventando triples imposibles, de tapones y alley oops preciosos de Poirier (todos por el Chacho), de 30 puntos en los primeros ocho minutos (14 de ellos, de Dzanan Musa), de una ventaja que ya era de +20 al cuarto de hora y +30 antes de acabar el tercer cuarto.

Un amanecer arrollador ante la impotencia de Mike James o Motiejunas. Dominaba el rebote el Madrid y, además, tenía acierto. Un cóctel mortal si el rival es incapaz de contener las transiciones blancas. En pleno vendaval, hubo una acción que fue el colofón. Salvó como pudo Yabusele un pase demasiado fuerte de Rudy, casi cayendo encima de Chus Mateo, y Llull, también haciendo malabares, lanzó una de sus mandarinas cuando se agotaba la posesión. Por supuesto, entró. Era el tercer triple consecutivo del balear, 36 años recién cumplidos y todavía haciendo esas diabluras como cuando era un rookie. El siempre serio Sasa Obradovic no sabía donde meterse.

La Roca Team logró salvar algo los muebles antes del descanso, cuando el Real Madrid tuvo que desempeñarse sin sus torres, cargados de faltas tanto Tavares como Poirier. Un parcial de 0-9 le dejó con algo de vida, con el internacional francés Terry Tarpey en pista, enésimo recurso desesperado del Mónaco.

Pese a que Campazzo se sumó a la fiesta con ocho puntos de carrerilla (esta vez pudo tener algo de descanso), la segunda parte bajó el nivel de intensidad. La ventaja era demasiado amplia y resultaba complicado que unos lo pudieran hacer peor y los otros mejor. El Madrid no necesitaba esta vez ni hacer daño desde el rebote ofensivo, entre otras cosas por su gran nivel de acierto. La mayoría de canastas llegaban tras asistencias (27 en total), para beneplácito de Chus Mateo y de los espectadores. Un triple, de nuevo en transición, de Causeur, estiró la máxima (70-47, min. 25). Otro poquito más con los de Musa y Llull (80-50). La fiesta seguía.

El Monaco, aspirante por presupuesto y nivel a repetir en la Final Four, era un rival acobardado. No había ni rastro de ese All Star NBA que fue Kemba Walker (cinco triples fallados) ni el siempre irresistible Mike James. Diallo, que llegaba lanzado, hizo un dos de 12 en lanzamientos. Un horror todo, en contraste con los números blancos. Fue una paliza de las que saca los colores, pese al maquillaje del acto final (el parcial visitante llegó a ser de 4-19), para que el Real Madrid igualara el segundo mejor arranque histórico de Euroliga (8-0, como en la 2018-2019). No sabe lo que es perder en la máxima competición continental desde el 27 de abril, aquel duelo de infausto recuerdo, el de la tangana contra el Partizan en el segundo partido del playoff.

kpd