Para la mitología, el término Valhalla se refiere al ‘salón de los caídos’ un lugar privilegiado para aquellos bravos guerreros que dieron su vida en la batalla. Dejando atrás las fábulas, el Valhalla terrenal, el de los 18 hoyos en Louisville se ha cobrado un buen número de víctimas, que me temo no podrán estar disfrutando a estas alturas de ese salón de placeres. Entre todas las bajas, el tridente del golf español que estaba participando en este PGA Championship.
Han pasado 26 años desde que no hay españoles disputando el fin de semana de un major, concretamente desde el PGA Championship de 1998, cuando José María Olazábal y Nacho Garrido fallaron el corte en Sahalee Country Club.
Primero fue David Puig que con 73 golpes y un +3 en la clasificación se quedo lejos del -1 bajo par, la cifra en la quedó establecida el corte final del torneo el sábado tras los aplazamientos del torneo debidos a distintas circunstancias. Jon Rahm fue la sorpresa más negativa, el de Barrika terminó el viernes una aciaga segunda jornada con 72 golpes (+1), un resultado acumulado de par, que le dejó a un golpe de poder jugar el fin de semana. Se trata del primer corte que Rahm falló desde el campeonato de la PGA de 2019 y el cuarto que yerra en major en toda su carrera de los 31 que lleva disputados. No tuvo opción Rahm, muy errático desde el tee de salida, demasiados errores en un campo tan exigente donde pagó muy caro no jugar desde la calle.
El destino del golf español quedó en manos de Adrián Otaegui, que en el momento de la suspensión de ayer estaba con el par del campo, pero con un putt de birdie de un metro que convirtió a primer hora de la mañana del sábado. Con el par, Otaegui se metía dentro del corte a falta de tres hoyos, sin embargo el bogey en el 17, daba al traste con todas sus opciones, el par en el 18, confirmaba la masacre del golf español.
Sin españoles, el torneo perdió para la lucha final a otros dos de sus grandes atractivos, nada más y nada menos que el número uno Scottie Scheffler (-7) y el número dos del Mundo, Rory McIIroy (-8), ambos muy lejos del -15, resultado que manda en este PGA Championship. El tejano parece que una vez superada la adrenalina de la surrealista jornada de ayer, el tiempo y la tranquilidad le ha hecho perder el foco en el torneo y salvo heroicidad mañana, estará fuera de cualquier ecuación de victoria. Tampoco ha sido de gran ayuda, que en la jornada de hoy Scheffler diera vacaciones a su caddie por un asunto familiar y el golfista tejano haya jugador toda la tercera jornada con el párroco del PGA Tour portando su bolsa. Scheffler es humano.
Con -15, encabezan el PGA Championship, Xander Schauffele (68 golpes) y Collin Morikawa (67), que superan en un golpe a la sorpresa del torneo, Sahit Theegala (-14). Compartiendo la cuarta posición a dos golpes, el trío formado por Viktor Hovland, Shane Lowry y Bryson DeChambeau es sinónimo de espectáculo de cara a este domingo definitivo. De entre todos ellos destacaron los 62 golpes de Lowry, de nuevo otra tarjeta más igualando el resultado más bajo en la historia de los majors ( y van cinco ya) y un registro que también le sirve al irlandés para empatar el récord de Valhalla. De hecho Lowry se quedó muy cerca de embocar su birdie en el 18 que le habría dado la cifra más baja jamás firmada en la historia en una ronda de majors.