El peor año de Garbiñe Muguruza, una tenista “encogida”

El peor año de Garbiñe Muguruza, una tenista "encogida"

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Cierra el peor año de su carrera con sólo 12 victorias y posiblemente fuera del Top 50 del ranking mundial. El recuerdo de las últimas WTA Finals es una rémora: “Estoy constantemente comparándome con ese momento”

Muguruza, tras su última retirada.Michael OwensAFP

Una carrera sobre una cuerda de funambulista: a un lado el éxito, al otro el fracaso y Garbiñe Muguruza siempre en medio, de un lado a otro. Tantas crisis como esta ya vivió y tantos títulos celebró justo después, que la pregunta sólo puede ser optimista: ¿Qué ganará el año próximo?

Pero esta vez puede ser diferente.

Muguruza nunca perdió tanto y nunca estuvo tan perdida. Su nefasto 2022 se resume en dos datos. El primero: esta temporada lleva 12 victorias y 17 derrotas. El segundo: muy posiblemente acabará el año fuera del Top 40 del ránking WTA, incluso del Top 50. Esta semana, en la primera ronda del WTA 500 de San Diego, se retiró por “problemas estomacales” cuando caía por 5-0 en el primer set contra Qinwen Zheng y la semana próxima es duda para el último torneo del curso, el WTA 1000 de Guadalajara. Después quedarán las WTA Finals, pero está lejos, muy lejos de clasificarse. Todo lo contrario que en 2021 cuando ganó esa Copa de Maestras y engrosó un palmarés que ya contaba con los títulos de Roland Garros en 2016 y Wimbledon en 2017. Todas esos éxitos llegaron tras malos resultados, incluso después de rachas de derrotas, pero por el camino siempre hubo triunfos, alegrías que ofrecían esperanza. Ahora va a completar un año entero en blanco: su mejor resultado, unos cuartos de final en el WTA 1000 de Qatar en febrero. ¿Qué le pasa?

Al contrario que en otros periodos, últimamente Muguruza se ha prodigado poco en los medios de comunicación, pero hace unos meses, en un acto con uno de sus patrocinadores, Caser Seguros, desveló el problema. “La presión me está encogiendo. Estoy constantemente comparándome con ese momento [en relación a su victoria en las últimas WTA Finals]. Tengo que olvidarme, jugar y ya está”, reconocía justo después de otra confesión, extrema sinceridad: “Ya sabéis que no soy la mejor en constancia, voy a rachas, a veces juego mejor y a veces no tanto, y esperamos que ahora cambie”. Entonces acababa de sufrir sus mayores decepciones, las eliminaciones en primera ronda tanto en Roland Garros como en Wimbledon y se prometía un final de curso más próspero. Hoy ya sabe que esa mejora no llegó, más bien todo lo contrario.

¿Cómo mejorar?

Y ahora le queda mucho trabajo. También ausente de las finales de la Billie Jean King Cup por decisión propia, tiene todo el invierno por delante.

El cambio más sencillo sería abandonar las directrices de Conchita Martínez, su entrenadora desde que en 2019 rompió con Sam Sumyk, y buscar un nuevo rumbo, pero ése no parece ser el problema. La propia Muguruza admitía meses atrás que el trabajo en los entrenamientos era bueno, que no era un asunto técnico o físico. Como otras veces, la cuestión reside en la psicología y de ahí es más difícil saber cómo salir. Hace tres años limpió la mente con un viaje junto a una amiga al Kilimanjaro y este mismo abril, tras solventar ciertos problemas en el hombro izquierdo, buscó lo mismo junto a su pareja en Zimbabue y Botsuana. Esta vez no funcionó.

A sus 29 años, aún tiene mucho margen para intentarlo y un circuito que la espera. Porque al margen de la polaca Iga Switek, ganadora de Roland Garros, US Open y cuatro WTA 1000 esta temporada, ninguna otra jugadora ha mostrado una consistencia exagerada, esa virtud que a Muguruza le falta. De hecho, hay casos más exagerados, como el de la joven Emma Raducanu, que ganó el US Open el año pasado y desde entonces, con cinco entrenadores distintos en los últimos 16 meses, no ha conseguido pasar dos rondas. Las retiradas de Serena Williams y Ashleigh Barty y los malos momentos de Simona Halep o Naomi Osaka han dejado torneos y más torneos abiertos para quien los quiera. Y, por eso, pese a todo, con el historial de Muguruza la pregunta sólo puede ser optimista: ¿Qué ganará el año próximo?

kpd