Elche 1 Atlético 0
Un gol de Fidel que debió de ser anulado paraliza a los de Simeone, que pierden la segunda plaza.
El fútbol apenas entiende de trayectorias y tampoco tiene demasiado en cuenta las dinámicas. Va mucho más de motivación, de asuntos mentales, de ganas. En el lugar donde menos se podía esperar tropezó el Atlético de Madrid, volviendo a unas andadas que ya parecían enterradas. En el Martínez Valero, perdió ante un Elche ya matemáticamente de Segunda pero que se dio el gustazo de hacer valer su orgullo. Porque los de Beccacece jugaron con la seriedad de quien sigue en la pelea y se llevaron el premio gordo, la cuarta victoria de la temporada. Aunque no sirva para mucho. [1-0: Narración y estadísticas]
Cierto es que el tanto que decidió todo no debió subir al marcador, pero es que el Atlético ni fue capaz ni mereció el empate. La tarde tonta del 2023 llegó en Elche, donde volvió a ceder al Real Madrid la segunda plaza, donde estropeó su expediente apenas sin mácula de la segunda vuelta. Lo que sólo había podido lograr el Barça tras el Mundial, tumbar a los del Cholo, lo logró el amor propio ilicitano, su primera victoria liguera ante los rojiblancos desde 1985.
Nada de la ambición reciente, tampoco del fútbol eléctrico que venía impulsando al Atlético hasta convertirlo en el mejor equipo de la segunda vuelta en las cinco grandes ligas de Europa. Ni rastro de los 13 goles en los últimos tres partidos y eso que Simeone repitió once por cuarta vez consecutiva. Tampoco tiene mucho más donde elegir con tanta baja.
Dominio local
El Elche logró lo que casi nadie últimamente, desactivar al Atlético. Lo hizo con la osadía de los que ya no tienen nada que perder, pero también con una seriedad que habla muy bien de sus ganas de volver a Primera cuando todavía no se ha ido. Dominó la primera parte y supo resistir sin demasiados apuros en la segunda: en el ida y vuelta pudo hacer el segundo como encajar el empate.
Y tuvo la fortuna de que Muñiz Ruiz no reparara en la ilegalidad del tanto de Fidel. Un gol con polémica, un gol que el VAR no debería haber permitido que subiera al marcador. Ocurrió en el 41, tras una primera parte en la que no hubo noticias del Atlético. Quizá castigo merecido a su falta de colmillo, quizá premio al empuje del Elche, que dominó, que llegó y que avisó. Con Lautaro por un costado y Morente por el otro. Con iniciativa y orgullo. Pero sin puntería ni mucho peligro.
Hasta que el propio Lautaro ejecutó un saque de banda al corazón del área rojiblanca. Con tanta potencia que debió de ser anulado, pues lo hizo con un pie dentro del campo. Después llegó un error grosero de Grbic y Fidel la empujó a puerta vacía. No hubo ni atisbo de revisión, tampoco de una posible falta de Nteka a Koke.
El caso es que, donde menos lo esperaba este equipo lanzado, se le enredó la tarde a un Atlético gris. Y esta vez ni los chispazos de genialidad de Griezmann le rescataron ni los movimientos de banquillo de Simeone. Carrasco se durmió en una mano a mano que le sirvió en bandeja el francés y Morata falló otro ante Badía, héroe local. Luego Pere Milla y Gumbau pudieron sentenciar.