GP de Singapur
El bicampeón suma ya cuatro abandonos, el doble que el año pasado, y ha perdido 56 puntos sólo por problemas mecánicos.
El pasado 13 de septiembre, apenas unas horas después de la debacle de Monza, Alan Permane se apresuró a anunciar que Alpine montaría un suelo nuevo para el GP de Singapur. Una innovación que supondría un “gran avance en la carga aerodinámica” y que devolvería al A522 al sitio donde “debería estar”. El director deportivo de Alpine consideraba aquel doble cero en Italia como un “hecho aislado” y no veía la necesidad de que Fernando Alonso estrenase “más motores”, pese a la fuga de agua sufrida en su propulsor. Tres semanas después de aquellos vaticinios, el asturiano salió ayer de Marina Bay con su cuarto abandono del año y el equipo francés por detrás de McLaren en el Mundial de Constructores.
El hartazgo de Alonso se hacía patente junto a la valla de la curva 10, donde su monoplaza se había quedado sin fuelle en la vuelta 21. “No tuve ningún aviso en el coche, ni nada por el estilo, pero el ruido que escuché fue feo y creo que se debió a algo en el motor”, explicó el asturiano. Un amargo cierre a su 350ª carrera en el Mundial, récord por delante de Kimi Raikkonen. La peor despedida posible a uno de sus circuitos fetiche, en el que suma dos victorias, cinco podios y una presencia constante en el top-7, incluso durante la época de McLaren-Honda. Por su cabeza aún bullían los cálculos de una sangría sin fin.
A estos 10 puntos que se escapaban en Singapur había que sumar cuatro en Bahrein, ocho en Arabia Saudí, 10 en Australia, 12 en Canadá, 10 en Austria y dos en Italia. Un total de 56 sólo por problemas de fiabilidad. Si a esa cifra se añaden los errores estratégicos en Imola, Melbourne y Montmeló, el monto superaría los 60 puntos. A falta de cinco carreras para el cierre, Alonso acumula 59, un registro casi exacto al del año pasado a estas alturas del Mundial (58). Sin embargo, sus cuatro abandonos doblan los de 2021 y le sitúan en la línea de los seis de su último curso en McLaren.
“Un problema idéntico”
Ajeno a estas cábalas, el comunicado oficial de Alpine se limitó a confirmar “un problema idéntico en la unidad de potencia” de sus coches. Otmar Szafnauer, team principal de la escudería, adelantó que el asunto sería analizado “detenidamente”. “Es importante identificar el origen y poner en marcha medidas preventivas para evitar que vuelva a suceder”, valoró sobre la doble avería, que también había dejado fuera de combate a Esteban Ocon en la vuelta 28.
En el fin de semana que se presentaba como alternativa al dominio de Red Bull, Ferrari y Mercedes, Alpine perdió el sitio ante McLaren, con quien anda peleando por la cuarta plaza del Mundial. El golpe de fortuna del segundo safety car favoreció al conjunto de Andreas Seidl, que rara vez a lo largo del año ha contado con el cuarto coche más rápido. Daniel Ricciardo, una sombra hasta ayer, pudo recuperar 11 posiciones, mientras Lando Norris redondeó de nuevo un domingo muy consistente para cruzar cuarto la bandera a cuadros.
Para más escarnio, este paso en falso coincide con la batalla soterrada frente al conjunto de Woking, quien le arrebató hace dos meses a su joven promesa Oscar Piastri. Sin ir más lejos, la pasada semana, Laurent Rossi, CEO de Alpine, pronunció unas palabras que ahora parecen volverse en su contra: “McLaren cuenta más o menos con la misma fuerza, pero nosotros somos un equipo de fábrica y eso nos otorga una ventaja competitiva”.
Para saber más
“Perder 60 puntos es inaceptable”
La posición de Rossi se ha debilitado en extremo desde el pasado enero, cuando decidió prescindir de su director ejecutivo (Marcin Budkowski) y su presidente no ejecutivo (Alain Prost). Pese a cerrar el ejercicio 2021 con un beneficio de 33 millones del euros y mantener su objetivo “a largo plazo” de ganar el Mundial, lo cierto es que la figura del CEO cada vez queda más en entredicho en los círculos de poder de la F1.
Una de las muestras más evidentes que hacen cuestionar incluso su futuro en la parrilla es que Alpine no logra extraer ningún rendimiento de los motores Renault. Los grandes perjudicados, obviamente, son sus pilotos. Y la mención de honor se la lleva Alonso, con un monoplaza ahogado desde finales de julio en Paul Ricard. Asimismo, la marca francesa queda señalada por sus propios adversarios. Y es que el antiguo suministrador de Red Bull en los tiempos de gloria de Sebastian Vettel se ha quedado sin clientes en la parrilla. Y parece que de forma definitiva.