Unido a todo el deporte, el fútbol guardó un minuto de silencio presencial en la mayoría de los campos de España y 90 de luto sin testigos en la muda soledad de muchos estadios vacíos. Entre ellos Mestalla, con 50.000 ausencias en las gradas. El partido Valencia-Real Madrid se aplazó porque debía aplazarse. “As time goes by”. No se suspendió porque no puede suspenderse. “The show must go on”. Un aplazamiento no es una suspensión, sino una demora.
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En la primera jornada ganaron al Ulsan y en la segunda compitieron de tú a tú con el Dortmund (3-4), dos tardes que les han convertido en una de las revelaciones del Mundial. El Mamelodi Sundowns de Sudáfrica se juega hoy el pase a octavos contra el Fluminense, pero quizás eso sea lo de menos. Su historia, más allá de victorias y derrotas, merece la pena. Han recuperado las vuvuzelas del Mundial 2010 y tienen un estilo que en su país denominan shoeshine and piano, una especie de tiki-taka sudafricano con el que han impresionado.
«Lo avisé y no mentía. Son potentes y fuertes, juegan un estilo ofensivo, son buenos técnicamente y son muy educados en lo futbolísticos. Pueden competir con cualquiera», comentó Niko Kovac, técnico del Dortmund, tras el triunfo ante los africanos.
El Mamelodi ha impresionado a los espectadores del torneo con un juego vistoso en el que mezclan jugadores nacionales con la calidad del brasileño Lucas Ribeiro, su gran estrella. En el banquillo, Miguel Cardoso, ex técnico, entre otros, del Celta. Ganaron la Superliga africana de 2023, organizada por FIFA, acumulan siete Ligas seguidas en su país y vencieron en la Champions africana de 2017. Un éxito que no sería posible sin dos personas: Patrice Motsepe y Screamer Tshabalaba.
«Nos gritaba: ¡"Piano", muchachos!»
Por orden cronológico, Tshabalaba fue el primer culpable del cambio histórico sufrido por los Sundowns. Había sido futbolista en la antigua liga del país y luego pasó a los banquillos, firmando en 1986 con el Mamelodi, pero su aprendizaje se dio en Italia. A mediados de la década de los 80 realizó un viaje por el norte del país transalpino y visitó las instalaciones y los entrenamientos de la Juventus, el Inter o el Milan. Escuchó, aprendió y volvió a Sudáfrica con una libreta y un estilo: shoeshine and piano. Traducido directamente sería algo así como "brillo en los zapatos y piano", pero tiene sus explicaciones.
En esos entrenamientos en Italia, Tshabalaba no paraba de escuchar la palabra "piano", "despacio" en italiano. Eso cambió la percepción que tenía del fútbol, más alocado en su país, y al regresar convenció a sus jugadores para salir tocando desde atrás y jugar con pases cortos. «Nos gritaba: ¡"Piano", muchachos! Al principio pensábamos que se refería al instrumento musical, pero luego nos dimos cuenta que era para que pasáramos el balón con ritmo», explica Go Mabusela, ex capitán del equipo, en unas declaraciones recogidas por FIFA.
El cambio de Tshabalaba convirtió al Mamelodi en campeón de liga por primera vez y dio paso a unos años exitosos, potenciados en lo económico años después por Patrice Motsepe, un empresario que ahora es uno de los hombres más ricos de África, con una fortuna que supera los 3.000 millones de dólares, pero que empezó en Soweto, uno de los suburbios más famosos de Johannesburgo durante el apartheid.
Thapelo Morena, tras errar una ocasión ante el Dortmund.AFP
Cuando la segregación terminó, Motsepe comenzó en la industria minera, hizo dinero y diez años después, en 2003, compró el Mamelodi. Era un enamorado de Cruyff, así que el shoeshine and piano mezcló bien con su idea. Con el dinero de las minas sudafricanas, llenas de oro, platino y diamantes, fichó como entrenadores a Stoichkov, Cappa o Neskeens pensando que necesitaba estrellas en el banquillo para triunfar, pero el tiempo ha dado la razón al estilo de Tshabalaba.
Motsepe ha terminado como presidente de la Confederación Africana de Fútbol y su hijo se ha hecho cargo del equipo. The Brazilians, como se les conoce por su camiseta amarilla y verde, quieren darle la vuelta a la realidad del fútbol africano, dominado por los equipos del norte de África. «No vamos a cambiar nuestra manera de jugar porque los rivales puedan parecer más fuertes. Debemos ser fieles a nuestra identidad», avisaba antes del Mundial su portero, Ronwen Williams. Así ha sido.
La magistrada del juzgado de instrucción número 4 de Tarragona ha admitido a trámite la querella del Nàstic por los delitos de falsedad documental y corrupción en el deporte contra Eder Mallo Fernández, árbitro del partido en el que el equipo tarraconense y el Málaga se jugaban el ascenso a Segunda División.
Dicho encuentro se disputó el pasado 22 de junio en el Nou Estadi de Tarragona, y en el mismo el Málaga logró el ascenso tras empatar en el tiempo añadido de la segunda parte de la prórroga (2-2) y hacer valer el 2-1 de la ida.
El Nàstic decidió acudir a la vía penal después de que una investigación que encargó a la agencia de detectives Método 3 concluyera que el árbitro actuó de "forma premeditada" para perjudicar al equipo tarraconense. Es el primer club que se querella contra un colegiado.
Cuatro partidos y 9.000 euros
En el auto, al que ha tenido acceso EFE, la juez señala que los hechos relatados en el escrito de la querella "poseen entidad suficiente como para ser constitutivos, al menos indiciariamente, de un delito de falsedad documental y un delito de corrupción en el deporte", por lo que resuelve seguir con la investigación.
En aquel partido, Mallo Fernández tuvo que abandonar el estadio escoltado por la policía, y en el acta recogió que había recibido amenazas de muerte por parte de directivos del Nàstic y que temió por su integridad física cuando se retiró al vestuario. Por estos hechos, la Federación sancionó al Nàstic con el cierre de su estadio cuatro partidos y una multa de 9.000 euros.
Respecto al delito de falsedad documental, la magistrada indica que el acta del árbitro contradice la versión de los Mossos d'Esquadra, que confirman que hubo insultos, especialmente en el túnel, pero "en ningún caso se vio comprometida la integridad física de los árbitros, ya que el vestuario de estos se encuentra en un pasillo de acceso restringido y garantizado por vigilantes de seguridad".
"Un pequeño paso"
La jueza sostiene, además, que de la querella se derivan indicios de corrupción en el deporte según la investigación privada llevada a cabo por el Nàstic, que apunta que "en una cena previa a la celebración del partido en Tarragona, varias autoridades andaluzas y de la ciudad de Málaga manifestaron a la dueña del establecimiento que tenían el partido controlado y que lo único que les preocupaba era la reacción del público".
El club catalán sostiene que Mallo Fernández pitó a favor del Málaga de forma premeditada para favorecerle y que esto podría asegurarle el ascenso como colegiado a Segunda, lo que supondría un incremento ostensible en sus ingresos.
"Estamos satisfechos, porque el procedimiento judicial empieza a activarse. Es un pequeño paso, los procesos judiciales son muy largos y muy difíciles, pero para nosotros ya es muy importante que un juez de instrucción haya encontrado como mínimo indicios para seguir investigando", aseguró Antoine Jordà, abogado y miembro del consejo de administración del Nàstic.