Unido a todo el deporte, el fútbol guardó un minuto de silencio presencial en la mayoría de los campos de España y 90 de luto sin testigos en la muda soledad de muchos estadios vacíos. Entre ellos Mestalla, con 50.000 ausencias en las gradas. El partido Valencia-Real Madrid se aplazó porque debía aplazarse. “As time goes by”. No se suspendió porque no puede suspenderse. “The show must go on”. Un aplazamiento no es una suspensión, sino una demora.
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La paranoia de las trampas en el ajedrez ha hecho aún más daño que los tramposos. El caso de David Navara, gran maestro de 40 años, trece veces campeón de la República Checa, lo ilustra a la perfección, aunque las aristas están más afiladas de lo habitual. Jugador de reputación intachable, hace un par de meses desveló que podría padecer el síndrome de Asperger. «Es muy común en genios ligeramente excéntricos... ¡aunque yo no soy ningún genio!», explicó.
Este viernes, confesó algo mucho más grave: estuvo a punto de suicidarse porque no podía soportar las acusaciones, más o menos veladas, del excampeón mundial Vladimir Kramnik. Navara también critica a la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), que desoyó durante meses sus repetidas peticiones de amparo.
«Básicamente estaba pidiendo ayuda», relata Navara. Los llamamientos fueron «desesperados», según los describe él mismo, pese a lo cual el organismo que dirige Arkady Dvorkovich, también ruso, no le respondió hasta pasados más de seis meses. En ese tiempo se puso en manos de un psiquiatra y un psicoterapeuta, ya que se sentía «desequilibrado por completo».
Su sufrimiento comenzó en mayo de 2024, debido a un tuit de Vladimir Kramnik, quien «sugería» que varios jugadores eran sospechosos de hacer trampas en los torneos online que organiza cada semana Chess.com. Él llama a esas competiciones «Cheating Tuesdays» (martes de trampas), en lugar del nombre oficial de «Titled Tuesday» (martes de titulados, en referencia a los titulados que participan). Se celebran cada semana y suelen participar numerosos maestros y grandes maestros.
Con su denuncia a la FIDE, Navara no esperaba demasiado, más allá de despejar cualquier mancha que hubiera podido caer sobre su nombre. Con suerte, podría haber recibido una disculpa del excampeón mundial. Sabía que ninguna sanción que no fuera económica resultaría eficaz contra un jugador retirado.
Depresión y pensamientos suicidas
Al principio, David Navara intentó ignorar el mensaje, pero luego leyó algunos comentarios en un foro, incluidos los de algún colega al que respeta, y se vino abajo. Kramnik había sembrado la duda incluso entre grandes maestros de primera fila. El checo admite ahora que llovía sobre mojado. «Estaba muy deprimido y lloré durante horas. Desde mi infancia, no soy la persona mentalmente más estable. Tuve graves problemas a los 15 años, incluyendo pensamientos suicidas recurrentes. Por suerte, desaparecieron, pero regresaban de vez en cuando, en situaciones muy difíciles. Este caso volvió a inducir mis pensamientos suicidas y me causó mucho dolor».
El gran maestro da detalles inquietantes: «Existió un peligro real de suicidio a mediados de junio de 2024. Quiero enfatizar que creo firmemente que es una decisión equivocada en la gran mayoría de las situaciones, incluida la mía». De algún modo, tener malos resultados en esa época lo animó a seguir viviendo, porque no quería que nadie pensara que se quitaba la vida por eso.
Ejemplo de juego limpio
Las trampas son un problema real en el ajedrez, sobre todo por internet, pero Navara es uno de los jugadores más alejados de cualquier sospecha, como lo era Faustino Oro, el niño prodigio que ahora mismo lucha por ser el gran maestro más joven de la historia. El argentino también fue puesto en entredicho por el ruso, a su torva manera.
El gran maestro checo es un ejemplo de educación y deportividad, admirado por todos. En 2011, la FIDE llegó a crear un trofeo para recompensar un detalle excepcional de juego limpio en una de sus partidas. Ocurrió en la Copa del Mundo de de 2011, en Janti-Mansisk (Rusia). Tras seis horas de juego, Navara (República Checa) tenía ventaja decisiva contra Alexander Moiseenko (Ucrania). En ese momento ofreció tablas, para sorpresa de todos. Luego explicó que durante la partida, al hacer una jugada, tocó accidentalmente su rey y su alfil, que era la pieza que quería mover. Moiseenko pensaba que la mano tocó primero el rey, pero permitió que su rival jugara el alfil. No dejó que la norma sagrada de «pieza tocada, pieza movida» fuera demasiado lejos. Navara, pese a todo, no quiso ser recordado como un ajedrecista «poco ético», capaz de ganar de manera injusta, y decidió ofrecer el empate para devolver el gesto.
Respuesta amarga de Kramnik
El carácter de Navara contrasta con la respuesta de Kramnik en las redes sociales. No solo sigue pensando que no ha hecho nada malo. Cree que Navara se hace la víctima, censura su actitud «reprobable» y amenaza con ir a los Tribunales si él mismo o algún otro dice o escribe algo que no sea de su agrado. El hombre que derrocó a Garry Kasparov, una leyenda de los tableros, se ha erigido en un Quijote contra las trampas, pero a veces ve gigantes donde solo hay molinos.
En su reacción al escrito de Navara, Kramnik dice cosas muy graves, no sin desearle una rápida recuperación. «Si se siente culpable y ofendido, no puedo hacer nada al respecto más que encogerme de hombros», afirma. «A la "mafia del ajedrez": vuestro pánico es visible e inútil; el final está cerca». «Es triste ver a David caer en declaraciones tan falsas. Medio año de quejas y numerosos correos electrónicos a la FIDE, en lugar de enviarme uno a mí, que habría resuelto el problema».
Cuando algún aficionado le afea su comportamiento, Kramnik responde: «Alguien tiene que limpiar el ajedrez de la suciedad y la corrupción». Se siente al frente de una misión y es capaz de llevarse por delante a quien haga falta, sin mayores preocupaciones por la presunción de inocencia. De Susan Polgar a José Carlos Ibarra, grandes maestros destacados han salido en defensa de David Navara. Otros no se han manifestado todavía, como tampoco lo ha hecho (al cierre de estas líneas) la Federación Internacional de Ajedrez.
Hace 11 años no sabíamos lo que era el coronavirus, salíamos de una de las mayores crisis económicas de este siglo y el Rayo Vallecano de Paco Jémez ganaba al Atlético de Madrid. Fue en febrero de 2013 la última vez que el equipo franjirrojo se haría con un derbi y la única derrota de Simeone en un duelo con los vallecanos. En el partido de la temporada pasada en Vallecas, los rojiblancos le hicieron un siete a los locales, pero esta era otra historia y, pese a los esfuerzos y méritos de uno y otro, la contienda quedó en empate. El cansancio hizo mella en este calendario loco. [Narración y Estadísticas, 1-1]
El duelo comenzó como una tormenta eléctrica, con rayos a ambos lados. Más méritos ofensivos que defensivos salvo Oblak, que sacó un tiro de De Frutos abajo al palo, como si tuviera 10 años menos. Antes ya había perdonado Sorloth una contra fulgurante conducida por Llorente con velocidad y fuerza, como un tráiler, vamos. El control del noruego le impidió finalizar la meritoria jugada del madrileño. Y la cosa debía de ir de dominar el balón, porque el toque de Julián Álvarez para orientar un esférico que le cayó del cielo con Lejeune y Mumin de vacaciones fue tan malo, que el argentino desperdició una ocasión clarísima para abrir el marcador.
Repetía el argentino en el once tras la victoria ante el Leipzig del pasado jueves. De los pocos que lo hacían. Simeone debe de priorizar la salud mental de su ariete que la física, pese a que en la previa ya hubiera recordado la necesidad de dosificar a los futbolistas para afrontar el exigente calendario de los clubes importantes. "Sin salud es imposible. No puedes repetir siempre los mismos jugadores, aunque quieras, si lo haces sufrirás lesiones importantes", comentó el técnico. En Vallecas cayó Azpilicueta.
Sin embargo, quiso Álvarez levantarse a sí mismo la moral con un zapatazo que rozó la gloria. Desde el perfil izquierdo se abrió hacia la esquina del área y disparó con el empeine interior de la pierna derecha una comba que se estrelló en el larguero de Batalla. Respiraba un argentino y se lamentaba el otro.
Julián Álvarez, en el estadio de Vallecas.THOMAS COEXAFP
Vallecas no es que sea el precisamente el campo más grande de Primera División, tampoco es el más pequeño pese a que el fondo de los Bukaneros donde se homenajeó a Prudencia Priego, esposa de uno de los fundadores del club, y el no fondo, den la impresión de achicar su tamaño. No obstante, los dos equipos estaban tan juntos que se jugaba en 40 metros y, lo que es mejor para el espectáculo y peor para los entrenadores, cada balón a la espalda de las defensas, voluntario o accidental, era una ocasión de gol.
En una de esas carreras fulgurantes apareció De Frutos dividiendo a la defensa atlética por el centro como si fueran conos hasta que abrió a Ratiu, que estaba sólo pero algo esquinado ante Oblak. El lateral decidió hacer un centrochut que agradeció Isi con suspense en boca de gol. Aunque Melero López marcara fuera de juego en un primer momento, el VAR corrigió al colegiado y validó el tanto del capitán rayista.
Salieron en la segunda parte Griezmann y Correa para reconducir una situación anómala en el histórico de Simeone con el Rayo. No fueron ellos los protagonistas del empate sino Sorloth y Gallagher, las nuevas y más frescas incorporaciones de los rojiblancos. Solo que el orden fue el diferente a lo normal entre un medio y un delantero. Fue el noruego el que asistió al inglés en una buena jugada y este definió raso, como si fuera él el que llevara el 9 a la espalda.
Cansancio e imprecisiones
En la segunda parte el dominio cambió de bando y fue más rojiblanco, con algunas arrancadas de orgullo del equipo local. Los cambios rejuvenecieron el vigor de ambos equipos con James y Griezmann como estilistas de esta segunda parte. Si el francés viene de un momento dulce con el Leipzig, el colombiano debe aún mostrar su calidad en Vallecas. De momento solo se tienen noticias suyas con su selección.
Se notaron los minutos y la tensión de más de la Champions en el Atlético de Madrid. El esfuerzo de remontar al Leipzig resultó agotador y el equipo, pese a los cambios de Simeone, no mostró la frescura que venía exhibiendo, algo que se evidenció en los últimos minutos con un juego más impreciso de lo habitual. Queda mucha liga, pero psicológicamente es importante mantener el tren con los dos transatlánticos de cabeza. La plantilla de este año da para ello.
El italiano Jannik Sinner, número 1 del mundo, se coronó este lunes en el Masters 1.000 de Cincinnati, al derrotar con autoridad al estadounidense Frances Tiafoe.
Sinner padeció en la primera manga pero fue ampliamente superior en la segunda para ganar la final por 7-6 (7/4), 6-2 en una hora y media de juego.
El italiano de 23 años logró en Cincinnati su quinto torneo de la temporada y quedó en muy buena posición para pelear por el título en el Abierto de Estados Unidos, el último Gran Slam del año que comenzará en una semana.
Sinner estuvo en peligro en el primer set aunque en el tie break impuso su categoría y variedad de golpes para ganarlo por 7-4. En la manga definitiva, el europeo se calzó a pleno el traje de número 1 del mundo y quebró el saque del estadounidense en el primer juego y también en el cuarto, cerrando el partido a toda máquina.
"Estoy contento, ha sido una semana muy difícil", dijo el ganador luego del partido. "Ha sido dura mentalmente, pero he intentado hacerlo lo mejor posible", señaló. La victoria fue la tercera de Sinner en un torneo ATP Masters, tras las logradas en Toronto y Miami.
Sinner, vigente campeón del Abierto de Australia, cuenta ahora con 15 títulos tras negar a Tiafoe el primer éxito estadounidense en Cincinnati desde que Andy Roddick se impusiera en 2006.