Un informe de LaLiga y varias universidades indica que los jugadores corren más, pero sólo se consiguen más puntos en las cuatro siguientes jornadas.
«Entrenador nuevo, victoria segura», dice uno de los dichos más populares del fútbol español. Pero, ¿y después de ese estreno del nuevo técnico? Los datos, que al final son los que otorgan validez a las reflexiones, explican algo diferente a ese dicho. Y es que si alguna vez usted, querido lector, ha pensado «con este entrenador no va a cambiar prácticamente nada» y lanzaba sus miradas, como muchos, hacia la planificación de la plantilla o el nivel de los futbolistas, sepa que tiene razón, que la estadística confirma lo que era un secreto a voces. Cambiar de técnico a mitad de temporada mejora los datos físicos de los jugadores y da un impulso a los puntos del equipo durante un brevísimo periodo de tiempo, máximo cuatro partidos, pero después, como la espuma de la cerveza, se va diluyendo hasta encontrar niveles de esfuerzo y de éxito similares a los que tenían antes de la crisis de resultados que propició la destitución del anterior entrenador. Nadie hace magia.
La teoría viene de cualquier jugador, entrenador o aficionado al fútbol, pero los datos prácticos los ha puesto sobre la mesa un estudio realizado entre la Universidad de Extremadura, la Nottingham Trent University de Reino Unido y la Sección de Investigación Deportiva de LaLiga. Las tres entidades han estudiado todos los partidos disputados en Primera y Segunda División durante cuatro temporadas, entre los cursos 2015 y 2019. 2.950 encuentros de Primera en los que queda clara una constante: los futbolistas corren más en los cuatro partidos posteriores al cambio de entrenador y el equipo consigue más puntos por jornada, pero después los valores vuelven a una cifra similar a lo anterior.
«El efecto del cambio dura cuatro partidos. Es un efecto cortoplacista. Lo mejor es un proyecto a largo plazo», explica a EL MUNDO Roberto López del Campo, miembro del estudio y coordinador del área de Investigación deportiva de LaLiga. «Los jugadores ven una nueva oportunidad con el cambio de técnico y están más motivados, mejorando los datos físicos. Y si cambias es porque algo va mal, así que de primeras es lógico que haya una mejoría de las estadísticas, pero en general no te garantiza nada. Sólo cuatro partidos. Si quieres que rinda más físicamente cambia de entrenador, pero no te dará más puntos con el tiempo. No existe ese ‘efecto entrenador’. Es un ‘efecto espejismo‘», reflexiona López de Campo.
De 0,68 puntos a 1,35
Si vamos a los datos de puntos de los equipos que cambiaron su entrenador a mitad de temporada entre los cursos de 2015 y 2019, nos encontramos que en los cuatro partidos antes de la destitución conseguían una media de 0,68 puntos por encuentro y en los cuatro posteriores 1,35. Pero a largo plazo, una vez superada esa novedad inicial, los investigadores aseguran que «no hay diferencias estadísticamente significativas».
Eso sí, las estadísticas físicas sí mejoran, aunque como indica López del Campo «la alta intensidad no da puntos, lo que tiene que correr es el balón». Por ejemplo, esta temporada el club con más carreras a alta intensidad (más de 21 km/h) es el Celta de Vigo, antepenúltimo clasificado. El cambio de entrenador tuvo un efecto positivo en el esfuerzo de los jugadores de los equipos afectados, que corrieron, según el estudio, 164 metros más por partido a alta intensidad tras la destitución. Y en distancia total recorrida por encuentro también se nota la llegada del nuevo míster: 695 metros más que antes en los cuatro primeros duelos y 866 metros más en lo que seguía de temporada. Corren más, sí, pero los puntos vuelven a ser los mismos que antes. «A largo plazo, por lo general, no se mejora en puntos. Hay que dejar trabajar, porque la inmediatez nos come», añade López del Campo.
Cuatro con nuevo técnico
Esta temporada han cambiado de entrenador cuatro equipos: Villarreal, Sevilla, Almería y Granada, manteniendo su posición en la tabla de momento. La tendencia avisa de que habrá más destituciones durante el curso. En la 22-23 tuvimos 11 entre Elche, Sevilla, Villarreal, Valencia, Valladolid, Espanyol, Getafe y Celta. ¿Les suenan estos equipos? Ninguno figura entre los ocho primeros clasificados. «Los datos dicen que si se apuesta, los resultados terminan acompañando», añade López del Campo, con los ejemplos de Alguacil o Míchel.
Sabiendo la necesidad de los clubes de dar un empujón físico y emocional a su vestuario durante la temporada, muchos entrenadores estudian las estadísticas y el estilo de juego de los equipos que van mal por si surge una llamada. Ahí entra LaLiga, que ahora forma en estas herramientas de análisis a los entrenadores en paro para estar «al día de la competición». Uno de esos puestos calientes es el del Sevilla, que ya cambió a José Luis Mendilibar por Diego Alonso y que podría buscar otro candidato si las cosas no terminan de salir.
El conjunto andaluz, curiosamente, tiene 10 lesionados, una cifra extremadamente alta. «Es que cuidado con las lesiones en los cambios de entrenador. Los jugadores se ponen las pilas y hay un sobreesfuerzo», razona López del Campo. El Almería tiene ocho en la enfermería y el Villarreal, siete. Todo influye. Y casi nada cambia.