El Barcelona apaga al Atlético y vislumbra un final feliz en la Liga

El Barcelona apaga al Atlético y vislumbra un final feliz en la Liga

LaLiga Santander


Barcelona 1 Atlético 0

Actualizado

Un gol de Ferran Torres basta para tumbar a los de Simeone, alicaídos y condicionados por la ausencia de Koke. El equipo de Xavi recupera la cordura con De Jong y Pedri

Ferran Torres celebra el gol del triunfo del Barcelona frente al Atlético.ANDREU DALMAUEFE

Tuvo el Barcelona que recuperar a Frenkie de Jong, primero, y a Pedri, después, para creerse de nuevo un equipo. Y no uno cualquiera, sino el que va camino de conquistar la Liga, con el Real Madrid a 11 puntos con 24 por disputarse. Porque el fútbol tiene más que ver con la cordura que con el gol. Recuperó ambas cosas el equipo de Xavi Hernández, aunque el resultado no fuera más allá del 1-0 rubricado por Ferran Torres. Y ese Atlético que venía embalado frenó en el Camp Nou sin que sus futbolistas insinuaran rebelión alguna. Griezmann y Carrasco no pudieron arrastrar al resto. Y Simeone, tantas veces condicionado por sus obsesiones, mandó cargar cuando ya era demasiado tarde.

Recuperó De Jong un puesto en el once titular después de un mes atado a la enfermería, mientras que Pedri pudo aguardar su turno en el banquillo hasta la última media hora. Buscaba el Barcelona respirar. Recuperar la fe en el juego. Y ello pasaba por ganar algo de calidad en un centro del campo por donde el equipo se había desangrado en las últimas semanas, por mucho que Xavi diera por buenas coartadas tan variopintas como la humedad del césped o el sol. Johan Cruyff prefería quejarse del viento, que al menos arrima a quienes lo sufren a la genialidad creativa. Ya lo escribió García Márquez: «El viento lleva consigo los gérmenes de la locura».

Una suave brisa barría la superficie de la alfombra del Camp Nou en el soleado sábado de Sant Jordi. La agradecían los futbolistas para arrancarse la sensación de calor que los hinchas procuraban acrecentar con sus vítores y sus quejas al desnortado Sánchez Martínez, de arbitraje incomprensible.

El Atlético pasaba por ser el equipo más en forma del continente. No hincaba la rodilla desde que el Barcelona le venció en el Metropolitano (0-1) el pasado 8 de enero. Reencontrarse con la derrota le lleva ahora a alejarse a cinco puntos del Real Madrid en la lucha por la segunda plaza. Penalizaron sobremanera los rojiblancos la ausencia de los dos futbolistas que le hacían jugar: Marcos Llorente, sancionado y sustituido por Lemar, y Koke, que tuvo que ceder su lugar al crepuscular Witsel por culpa de unas molestias musculares. A De Paul se le pueden pedir muchas cosas. Nunca sensatez.

Aunque Simeone debió pensar que, con Griezmann en estado de gracia, quizá tendría suficiente. Es tal el magnetismo del francés que su influencia alcanza buena parte de los rincones del campo. Esta vez, en cambio, le faltó aquella puntería que en su día tanto le echó en cara el Barcelona.

Amaneció Griezmann con un remate al larguero en el primer minuto. Su caricia enroscada fue la deliciosa prolongación a la emboscada sufrida por Busquets en la salida. Aún dispuso Griezmann de otra gran ocasión pasada la media hora. Carrasco burló sin problema alguno a Koundé -éste debió sentirse como Holyfield esperando el mordisco de Tyson, haciendo honor a la camiseta con la que el defensa francés acudió al campo-. La zaga barcelonista no supo cómo quitarse el balón de encima. Acudió puntual el chico del pelo rosa, pero esta vez fue Ter Stegen quien le arrebató la gloria del gol con una mano baja y prodigiosa.

El Barcelona, pese a todo, mantenía la paciencia. Veía cómo Simeone recuperaba sus antiguos libretos y se negaba a subir líneas, obligando a los azulgrana a buscar salidas en un laberinto de apenas 20 metros. Ante el embudo, el equipo de Xavi apenas podía apoyarse en el juego de espaldas de Lewandowski, mucho más fino en la elaboración que en la ejecución.

Hundir la defensa, eso sí, tiene también sus peligros. Así lo corroboró Ferran Torres cuando recibió en la frontal tras ser habilitado por un desatado Raphinha, con Hermoso como víctima. Savic y Giménez ofrecieron tanto espacio que al delantero valenciano le hubiera dado tiempo a reclamar los silbidos de su afición antes de decidir qué hacer. Ferran, en cambio, mostró una sangre fría inaudita durante su periplo como azulgrana. Savic se quedó mirando. Giménez, en Babia, abrió las piernas. Y el delantero, tan pancho, remató con el interior ante un Oblak que tampoco supo bien dónde ponerse. Era el primer remate del Barça entre palos del partido.

A Simeone no le quedó otra que abrir el partido de par en par en el segundo acto. Pero Carrasco no encontró aliados que aprovecharan su desequilibrio -no podía serlo Morata-, y Griezmann, que también lo probó de tacón a un palmo de Ter Stegen, se quedó a medias. Ni siquiera tuvo que lamentar el Barça que Raphinha y Lewandowski erraran con Oblak ya batido.

Castigó el Barcelona al Atlético con ese 1-0 convertido en norma, pero también en motivo de orgullo para un equipo que ha demostrado resistir como nadie. Y que ya intuye, ahora sí, un buen final.

kpd