El mayor legado de Gil Marín no serían dos Ligas, ni una Copa, ni siquiera el nuevo estadio. Sería poder decir muy alto: yo eché a esta escoria del campo.
Lo peor que le puede pasar a alguien que hace huelga es que, después de la amenaza inicial y la publicidad del asunto (“ojo, que mañana hacemos una huelga que se va a cagar la perra”), no sólo no pase nada de nada, sino que la entidad que supuestamen
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