Valencia BC 75 – Maccabi 66
El fortísimo dispositivo de seguridad disuadió la presencia de aficionados en la Fuente de San Luis, donde no hubo ni un incidente.
Dos banderas de Israel, una tras el banquillo y otra en la grada, un minuto de silencio y una camiseta negra con el lema: Traedles a casa ahora (Bring them home now). El partido de Euroliga entre el Maccabi Tel Aviv y el Valencia Basket fue casi normal. Brillante en la cancha, con los locales dominadores en el tercer y último cuarto hasta llevarse la victoria, en la grada estuvo descafeinado. Tenía que estarlo. El conflicto entre Israel y Hamas convierte en objetivos a todo los equipos hebreos y Valencia lo vivió. La Fonteta se blindó y eso disuadió a los aficionados a acudir a uno de los partidos que más expectativas levantaba. En un cuarto de entrada se quedó el pabellón que intentó ser una caldera y, por momentos, conforme veían a su equipo acercarse al triunfo. [Narración y estadísticas (75-66)]
No fue fácil no dejarse vencer por la prudencia y dejar pasar el duelo. Cuatro horas antes del encuentro, más de 700 policías tomaron el entorno. Cierre de perímetro, unidades caninas, policía uniformada y de paisano y hasta patrullas antiterroristas que acompañando al Maccabi sobrevolaron su llegada a la ciudad desde el Parador Nacional del Saler, el búnker donde estuvieron recluidos y en el que tuvieron el susto durante el partido: un incendio en las cercanías, que quedó controlado.
Necesitaban los jugadores israelís tomar contacto con una realidad que se ha convertido en pesadilla. Instalados en Chipre, siguen jugando pese a que su mente está en otro lugar. La camiseta era un signo de dónde: con los israelís secuestrados por Hamas, con sus familias. Alguno llevó la protesta también en hebreo en la muñeca y todos en el banquillo sostuvieron dos banderas de su país mientras, en el círculo central, todos, incluidos los del Valencia Basket, guardaban respecto por las víctímas.
No hubo más gestos ni afloró ningún conato de conflicto, pero era imposible abstraerse de un ambiente que obligó a pasar arco de control de metales en las entradas al pabellón, redujo la movilidad en el perímetro de la cancha e impedía cualquier intento de acercamiento a los jugadores del Maccabi. Ni en al zona mixta. El miedo a un atentado es atroz. En Valencia, el dispositivo que preparó la Policía Nacional, funcionó y, aun sin la victoria, el Maccabi regresó a Chipre seguro.