“Joya de la cantera serbia”, “llamado a ser referencia de la selección”, “gran capacidad goleadora”… estos fueron alguno de los halagos que se escribieron cuando Ivan Saponjic (Nova Varos, 1997) fichó por el Atlético de Madrid en 2019 tras brillar con la selección serbia en el Mundial sub-20 de Nueva Zelanda, en 2015. Dos años después, el espigado delantero serbio salía del club colchonero tras disputar apenas 111 minutos oficiales en cinco partidos y una cesión infructuosa en el Cádiz donde, por lo menos, consiguió marcó un tanto ante Osasuna, aunque fue de penalti y ni siquiera sirvió para llevarse el encuentro. Su destino, curiosamente, fue el Slovan de Bratislava, que este miércoles visita el estadio Metropolitano. El Slovan, junto al Young Boys, es el equipo más flojo de esta Champions. Ambos llevan cero puntos, pero los suizos están por debajo porque llevan un gol a favor menos y uno más en contra. Aunque los eslovacos se llevaron nueve goles en las dos primeras jornadas, luego han ido mejorando pese a contar sus partidos por derrotas.
Ivan Saponjic no sólo no ha tenido minutos en Europa, tampoco en la liga eslovaca. De hecho, el jugador no figura ni en la foto oficial del primer equipo al que volvió esta temporada tras una cesión al Ümraniyespor, que milita en la segunda categoría del fútbol turco. El serbio se pasó más de media temporada lesionado y, en 15 partidos, apenas pudo aportar un gol y una asistencia.
Parece que el problema de Saponjic es principalmente futbolístico, o así lo ha reflejado el entrenador del conjunto eslovaco, Vladimír Weiss. “No significa nada que estuviera en el Atlético Madrid. Estuvo en el Atlético Madrid, no jugó en el Atlético Madrid. Estuvo en el Benfica de Lisboa, pero no jugó en el Benfica de Lisboa”, recordó el entrenador sobre el pasado del supuestamente prometedor futbolista serbio.
Y eso que fue uno de los primeros que bendijo su aterrizaje en Eslovaquia. “Ha llegado un jugador en el que confío. Saponjic era uno de los delanteros jóvenes más prometedores de Europa. Tiene un gran potencial”, apuntó sobre su llegada en 2022 después de que el Atlético rescindiera unilateralmente su contrato.
Además, el jugador fichó confiado en triunfar, explicando en su presentación que quería “mostrar lo que aprendió de las estrellas del Atlético y aprovecharlo para el Slovan”. Pero esa ilusión le duró apenas dos medias temporadas, la de su llegada en el mercado invernal de la 2021/22 y medio año de la siguiente. En total, el serbio consiguió ocho goles en 43 partidos que le hicieron perder no sólo el protagonismo en el once, sino su propia permanencia en el club que lo sacó cedido.
Burbuja explotada
Lo cierto es que el delantero nunca ha sido lo que se dice un killer. Quizás en su primera cesión a Turquía desde Eslovaquia, al Bandrmaspor, sí mostró su capacidad goleadora con ocho tantos en 12 partidos, pero en el resto de equipos nunca ha alcanzado dobles dígitos en una temporada. El máximo, siete tantos con el S. V. Zulte Waregem, equipo en el que militó también cedido después de su fichaje por el Benfica.
Y es que su historial de cesiones, tras lo que se antoja un rendimiento insuficiente en sus clubes, es extenso para sus 27 años. Del Benfica B al equipo belga, del Atlético al Cádiz y del Slovan a los dos clubes turcos citados. Y eso que hablamos de un jugador que tuvo ofertas de la Premier, el Milan o el Anderlecht antes de recalar en el Metropolitano.
Igual también es un problema de actitud. De hecho, en el Slovan fue castigado tras hacer una peineta a los aficionados al ser aplaudido sarcásticamente por fallar una clara ocasión en noviembre de 2022.
A día de hoy, no hay noticias del jugador ni siquiera en sus redes sociales. Su última publicación en Instagram data de hace más de un año. La joya de la cantera serbia se ha terminado por convertir en otro juguete roto del fútbol, que pasó de un valor de tres millones de euros, cuando fichó por el Atlético en 2019, a los 200.000 en los que le valora actualmente Transfermarkt.