Doncic, una temporada para olvidar entre la frustración, el fracaso y el caos

Doncic, una temporada para olvidar entre la frustración, el fracaso y el caos

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Los Mavericks, a pesar de la llegada de Kyrie Irving y de los números históricos del esloveno, ni siquiera disputarán el play-in tras caer en picado.

Doncic, en el banquillo de los Mavericks,Jerome MironMUNDO

Cuando el inefable Kyrie Irving reventaba el mercado con su traspaso desde Brooklyn a Dallas -después Kevin Durant también abandonó los Nets rumbo a los Suns- para unirse al Luka Doncic de todos los récords, las expectativas se dispararon en torno a unos Mavericks que ya el curso pasado habían demostrado ser capaces de disputar, tantos años después de la era Nowitzki, la final de la Conferencia Oeste. Pocos hubieran podido imaginar el derrumbe acontencido apenas unas semanas después y confirmado este sábado tras la derrota contra los Bulls: ruina total, ni las migajas del play-in para los de Jason Kidd.

Precisamente en el técnico se centran las miradas acusadoras, porque el histórico fracaso de unos Mavs que antes del movimiento de Irving marchaban cuartos del Oeste, no sólo sacude al presente: de repente, todo el proyecto en torno a la estrella eslovena está en duda. En el caótico desenlace, dejando en cancha a Doncic sólo el primer cuarto ante los Bulls (si hubieran ganado dependían de una derrota de los Thunder), se pone de manifiesto la falta de rumbo. El objetivo, de repente, es el próximo draft y poder elegir en el Top 10 que tienen protegido, incluso soñar con el uno de Wembanyama.

Nunca Doncic experimentó tal frustración en una carrera que cuenta los reveses como excepciones. A sus 24 años, campeón de Europa con el Real Madrid y con Eslovenia, asombroso en lo individual en una temporada en la que se superó todavía más -peleó con Joel Embiid por ser el máximo anotador del curso, con casi 33 puntos por noche-, su quinto round en la NBA ha estado plagado de sinsabores en lo colectivo, hasta el punto de haber mostrado una imagen más desquiciada que nunca en él. Protestas, pérdidas de concentración, técnicas… El padre de un compañero, el ex NBA Tim Hardaway, le llamó públicamente “llorón” hace unos días: “A los Mavs les falta un líder. Doncic no es un líder, Irving no es un líder”.

Draft

Más polémica en torno a un equipo que no ha logrado la química necesaria tampoco en la pista, menos aún con la llegada de Irving para acompañar a Doncic. Desde entonces, se fueron complicando con derrotas inexplicables, por las que fueron abandonando los puestos de playoffs primero y después incluso los de Play-in en el durísimo Oeste.

Y eso que hubo destellos esperanzadores. Hace algo más de un mes, a comienzos de marzo, de dibujaron pinceladas de lo que podría haber sido tras un partido ante los Sixers. Doncic se fue hasta los 42 puntos mientras que Irving sumó otros 40, para un triunfo relativamente contundente. Nunca en la historia de los Mavericks dos jugadores habían alcanzado los 40 puntos en una misma noche. En aquel encuentro, además, el esloveno le dio ocho asistencias al australiano. Era el sexto partido que compartían cancha y, al fin, parecían compenetrarse. Pero nada más lejos de la realidad.

En el sprint final, por unas cosas o por otras, no fueron ni capaces de mantener el pulso con los Thunder: ocho derrotas en los últimos 10 partidos. Y mientras, el misterio en torno a Doncic ha ido alimentándose, para disparar todos los rumores a pesar de que tiene contrato hasta 2027, a más de 40 millones de dólares por curso. Tras una de las noches más amargas, el enésimo colapso defensivo, habló de forma extraña: «A veces no siento que sea yo en la cancha. Sólo estoy ahí fuera. Solía divertirme mucho sonriendo en la pista, pero ha sido muy frustrante por muchas razones, no solo por el baloncesto», pronunció, sin aclarar.

“Creo que vosotros ya no veis la química que teníamos antes, especialmente en el pasado año”, fue otra de las perlas del esloveno, echando de menos a Jalen Brunson, que brilla en los Knicks como lo hiciera hace un año en los playoffs con los Mavericks -entonces, cuando acabaron hasta con los Suns en aquel séptimo inolvidable, Doncic pronunció aquello de “cuando me divierto es cuando mejor juego”-. Porque tampoco parece seguro que Irving continúe en Dallas. Y eso pese a las intenciones del propietario. Mark Cuban le quiere renovar, pero el base pretende salir al mercado y, por qué no, intentar otro baile con LeBron James, esta vez en los Lakers. “Mucha gente no va a volver el año que viene. Va a haber muchas caras nuevas», acertó a decir Kidd tras consumar la despedida.

Doncic, ante los Bulls.Tony GutierrezAP

La velocidad de vértigo con la que Doncic ha ido quemando etapas, también en la NBA, dimensiona este fracaso. En su primer mes en la mejor liga del mundo ya era una estrella y en su segundo año entró en el Quinteto Ideal de la temporada y quedó cuarto en la votación a un MVP que este curso podría haber discutido a Embiid, Jokic y compañía de no haber sido por la poca pujanza de los que le rodean. Ahora le aguarda un verano largo para recapacitar y un Mundial para lamer las heridas.

kpd