Baloncesto
Fracaso de las selecciones norteamericanas ante las europeas. Primera final en la historia de los germanos. Serbia, sin Jokic, querrá sacarse la espina de la final de 2014.
El Mundial de baloncesto nos regalará un Canadá – Estados Unidos, pero por el tercer y cuarto puesto. Así de impredecibles son los torneos de selecciones. Este viernes, Serbia y Alemania crearon las dos grandes sorpresas de la competición: 17 años después, dos equipos europeos volverán a jugarse el trono del basket. Les sonará lo que pasó en 2006 en Saitama, con España tocando el cielo ante Grecia. Ahora serán serbios y alemanes, desplazando de la pelea mundial a la todopoderosa Norteamérica y a las estrellas de la NBA y poniendo a FIBA Europa en el centro del mapa.
Por la mañana, la Serbia de Svetislav Pesic desquició a la imponente Canadá, que venía de eliminar a España en fase de grupos y a Letonia en cuartos de final, entrenada por el español Jordi Fernández bajo el mando de Shai Gilgeous-Alexander, miembro del mejor quinteto NBA del último curso. Junto a él, RJ Barrett de los Knicks o Dillon Brooks de los Rockets. Dio igual. Los balcánicos hicieron caer a los canadienses una y otra vez en la misma trampa. Shai acumuló faltas demasiado pronto y cuando quisieron reaccionar ya era tarde. Bogdan Bogdanovic, en modo MVP (23 puntos), tiró del carro ofensivo de Serbia mientras sus compañeros culminaban una de las mejores actuaciones defensivas del torneo. Al final, 95-86 y premio para una selección que se ha dejado en casa a Nikola Jokic, doble MVP de la NBA, y que intentará sacarse la espina de la final perdida en 2014.
Un rato después, el baloncesto mundial volvía a llevarse las manos a la cabeza con el triunfo de Alemania sobre el eterno Dream Team de Estados Unidos. Los germanos, invitos en la competición, dieron el paso que la historia les ha negado durante años. Será su primera vez en la final de un Mundial, algo que ni Nowitzki pudo conseguir (tercero en 2002). Liderados por Franz Wagner (22) y con el acierto de Schroder (17) y Obst (23) en los últimos minutos, doblegaron a una selección americana joven y especialmente blanda en defensa durante gran parte del partido. EEUU, con Steve Kerr en el banquillo, recibió 60 puntos al descanso y 113 al final del choque, una cifra que hizo inalcanzable su victoria a pesar del arreón final de Austin Reaves.
El escolta de los Lakers, timón del equipo junto a Anthony Edwards, acercó a su equipo a un punto a falta de minuto y medio para el final cuando la desventaja llegó a ser de más de diez. Parecía que los alemanes sentían el vértigo en su piel, pero mayor fue el miedo a perder de los estadounidenses. Un triple de Obst alejó a Alemania a cuatro puntos, 107-111, Bonga le puso un tapóna Bridges y Schroder anotó de dos para subir la distancia a seis, 107-113. Estaba hecho, y ni el ímpetu de Reaves consiguió darle la vuelta. Edwards, el mejor de USA durante el torneo, falló en la dirección de los dos últimos ataques y Estados Unidos volvió a decir adiós al oro, que se le resiste desde el Mundial de España 2014. En China 2019 no tocaron metal y este año tendrán que resignarse con pelear el bronce. Poco bagaje para que el se defiende como el mejor baloncesto del mundo. “Ya no estamos en 1992 nunca más”, declaró Kerr en rueda de prensa. Así es.
