Chris Ramos, el hijo pródigo de Cádiz: “Sé que a mi abuelo le mantiene vivo la ilusión por verme en el Cádiz”

Chris Ramos, el hijo pródigo de Cádiz: "Sé que a mi abuelo le mantiene vivo la ilusión por verme en el Cádiz"

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El canterano ha vuelto al Carranza después de una década ‘bailando’ por el fútbol español. Atiende a EL MUNDO antes de recibir al Madrid: “Ni Barça ni Madrid, aquí hay que ser del Cádiz”.

Chris Ramos celebra su gol al Betis.MUNDO

En la historia de Christopher Ramos de la Flor (1997, Cádiz) están todas las historias de los niños de Cádiz. Niños que nacen al lado del mar, que pegan pelotazos en la arena o contra los muros de la ciudad y que sueñan con vestir de amarillo sobre la hierba del Ramón de Carranza (ahora Nuevo Mirandilla). Y Ramos, ‘Chris‘, ha cumplido el sueño. El suyo y el de todos. Canterano del Cádiz, tuvo que emigrar y marcar goles en Menorca, Valladolid, Sevilla, Badajoz y Lugo para que el Cádiz se fijara en él el pasado mercado de invierno. En el último partido contra el Betis anotó su primer gol y ahora charla con EL MUNDO antes de recibir en casa al Real Madrid.

El Cádiz es un histórico, pero hay pocos jugadores de Cádiz que hayan triunfado en su casa.
Muy pocos. Yo de pequeño veía a Mejías, el mítico, y soñaba con vestir la camiseta del Cádiz, meter un gol en el Carranza, estar dentro del bus y no fuera… Ir desde pequeño al estadio, saberte todos los cánticos y ahora estar dentro, yo soy un aficionado que está en el césped. Cuando el equipo estaba en Segunda B, me tragué 15 horas hasta Bilbao en la lucha por el ascenso. Todo lo que vivo ahora me lo he imaginado en sueños.
¿Todos los niños son del Cádiz?
Sí, sí. Ni Barça ni Madrid. Aquí hay que ser del Cádiz. Es muy difícil darte un paseo por la ciudad y no ver a alguien con alguna prenda del Cádiz, especialmente ahora en Primera.
Usted es del barrio de La Laguna, ¿no?
Sí, a cinco minutos del estadio. Casi pared con pared. Con mis abuelos y mi madre.
¿Cómo fue su infancia?
Siempre con la pelota, mi vicio era ese. Ni Play ni nada. Cuando me castigaba mi madre, me castigaba sin ir a la plaza. Luego mi abuelo, que sin él no hubiera llegado a nada y es quien me ha llevado siempre a entrenar lloviera o nevara, me llevaba a escondidas a la plaza. Y en el colegio no era buen estudiante, mientras la profesora explicaba algo yo pensaba en la jugada que iba a hacer en el recreo (risas), volvía tarde a clase porque me quedaba tirando en el patio… Cosas de niños.
¿Qué ha significado su abuelo en su vida?
Todo. Le debo todo a mis abuelos y a mi madre, pero especialmente a mi abuelo. Con él tengo una relación especial. No he tenido padre y mi abuelo ha sido abuelo y padre. Los tres han hecho un papel increíble. Ahora está mi abuelo en el hospital y el pasado viernes antes de salir al partido contra el Betis fui a verle, que siempre voy por las tardes, y me dijo: “Que sepas que vas a meter gol”. Y salí con una seguridad increíble al partido. Yo sé que ahora mismo a mi abuelo le mantiene vivo la ilusión por ver a su nieto en el fútbol profesional y en el Cádiz. Yo estoy cumpliendo un sueño, pero mi abuelo lo está cumpliendo por tres.
Pasó por la cantera del Cádiz, pero terminó saliendo.
Estuve cuatro años en la cantera del Cádiz y en cadete me volví al equipo del barrio, al Tiempo Libre. Pero yo siempre me he sentido futbolista, desde niño me montaba mis películas, no tenía tanta tontería como tienen otros cuando están en una cantera. Nunca me he creído más que nadie, ni mis amigos. Si jugaba un domingo no salía, comía más o menos sano, otros salían y se divertían. A mí me divertía el fútbol.
¿Cuando deja la cantera del Cádiz no piensa “esto no es para mí”?
No, no. Ahí pensaba que quería divertirme y ser feliz, por eso volví al equipo del barrio con los amigos. Me daba igual jugar en otra categoría. He ganado amigos para toda la vida.
Del Tiempo Libre al Valladolid, ¿qué pasó mientras?
Del barrio pasé a Tercera División, con 18 años, a Menorca, al Mercadal. Ahora lo pienso y digo “tuviste dos huevos”. Me fui ganando tres pesetas, fuera de casa, sin saber si me iba a ir bien… Pero es que yo me veía futbolista, me quedaba un mundo pero lo sentía. Tenía la actitud. Y de ahí volví a Cádiz a buscar equipo y me consiguieron una prueba con el San Fernando. No me podían hacer ficha del primer equipo porque no tenían dinero, pero me la hicieron del filial y pude jugar. Fue una apuesta y me fue bien, marqué goles con el primer equipo y me fichó el Valladolid. Fue todo muy rápido, nadie me conocía y como nunca había estado en un filial no estaba en la mira de nadie. Siempre me han dicho que es como haber pasado de primero de la ESO a la Universidad. De Tercera a Primera en un año, porque debuté en Segunda y ascendimos.
Y ahora, el Real Madrid.
Otro sueño. No me puedo quejar. Debuté en San Mamés, he jugado en el Camp Nou, en el Villamarín…
¿Usted es de los que habla mucho dentro del campo?
A mí la verdad que me insultaban y me pegaban más patadas en Segunda B o Tercera que ahora en Primera. Ahora me dicen que me hacen muchas faltas, pero para mí eso no es nada. Yo no soy una persona que hable dentro del campo, odio hablar, estoy concentrado, hablo con mis compañeros pero con el contrario no, siempre trato de ser cordial. Creo que entre nosotros tenemos que tener un mínimo de respeto, somos compañeros de profesión y vivimos de lo mismo aunque vistamos diferentes colores. Insultarse o agredirse está fuera de lugar.
¿Quién era su ídolo?
Ronaldo Nazario y Didier Drogba. Tenía la camiseta de los dos desde pequeño. Han sido mis referentes.
¿Le ha cambiado mucho la vida jugar en Primera?
Nada. Es verdad que desde que fiché por el Valladolid he ganado dinero, pero me he comprado mi casa en Cádiz y poco más, un coche normal… No soy de gastar, soy una persona normal. Aunque ahora no tengo la intimidad que tenía antes cuando venía a Cádiz, que podía estar con amigos en una terraza o en la playa, pero eso también es ser futbolista. Como decía, aquí es todo el mundo del Cádiz, y lo que antes eran 15 minutos en el Mercadona ahora es una hora (risas). Tengo que buscar mis truquitos, pero encantado de pararme con todos.
¿Un hobby más allá del fútbol?
Jugar a las cartas con mi abuelo. Desde que volví a Cádiz, como había estado tanto tiempo fuera, es lo que hago, porque de pequeño jugaba con él a las cartas o al dominó. Es lo que me gusta, la familia y los amigos, así que o en casa o tomando algo en la plaza. Es donde más desconecto.

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