Cuando Wimbledon te sale a pagar o por qué Reino Unido tiene la fiscalidad más agresiva: “Pierdo dinero si juego”

Actualizado Lunes, 7 julio 2025 - 21:18

Los vecinos de Wimbledon llevan años empapelando sus casas con pancartas: "Save the park. Elitist exploitation", se puede leer en los alrededores. El Grand Slam ha comprado unos terrenos para construir un nuevo estadio, un nuevo parking y decenas de pistas y el cemento espanta. Ha habido protestas, pero Gobierno y Ayuntamiento ya han concedido los permisos y sólo queda que la Justicia dé el visto bueno. Nada puede detener la expansión de Wimbledon por repercusión, por tradición y, sobre todo, por dinero.

Ningún otro evento deportivo aporta anualmente tanto a las arcas públicas británicas. Lo notan los turistas, que pagan un mínimo de 200 euros por las entradas, y lo notan los tenistas. En Reino Unido pagan más impuestos que en cualquier otro lugar; a veces la cuenta incluso les sale a deber. "Pierdo dinero si juego allí", proclamó Rafa Nadal en 2011 cuando se reformularon las leyes fiscales y él renunció a jugar en Queen’s como paso previo de Wimbledon. Antes era un fijo en el torneo preparatorio, a partir de entonces sólo disputó una edición más. "No es el dinero de los premios, ese no es el problema. Es vuestro régimen impositivo", denunciaba Nadal.

"No hay otro país con un régimen fiscal más agresivo que Reino Unido", certifica Marta Peiró, economista especializada en fiscalidad internacional y fundadora de Talent Consulting, en conversación con EL MUNDO. Todos los países gravan los premios de sus torneos: si el ganador se lleva cierta cantidad, la Hacienda del lugar se queda con una cifra que suele acercarse al 50%. En Reino Unido es un 45% en el caso de los premios más altos, como los 3,5 millones de euros para el campeón y la campeona, y un 40% en el caso de los más bajos, como los 77.500 euros de quienes caen en primera ronda. De los 53,5 millones que reparte Wimbledon este año, al HM Revenue & Customs (HMRC) le pertenecen 17 millones. Pero como decía Nadal "ese no es el problema".

Los números no cuadran

"En Reino Unido los deportistas no residentes están sujetos a un régimen peculiar. Tributan por todo lo que su Hacienda entiende que se ha generado en el país. Se cuentan todos los ingresos anuales por patrocinios, derechos de imagen o publicidad (con Nike, Lacoste, Rolex...) y se reclama la parte proporcional al número de días que el deportista está en el país entrenando, compitiendo o participando en eventos", apunta Peiró y, para lo que explica, sirve un ejemplo.

Si un tenista participa en Queen’s y en Wimbledon estará entre tres semanas y un mes en Reino Unido. Si vence o llega a los partidos importantes jugar le saldrá a cuenta porque los premios son altos, pero si pierde pronto en ambos torneos es posible que le cueste dinero. Cojamos a Francis Tiafoe como muestra. Por una parte, este año el estadounidense ha caído pronto en ambos torneos y apenas ingresará unos 50.000 euros netos de premios. Por la otra, por sus patrocinios con Lululemon, Yonex y otras marcas gana unos cinco millones anuales según Sportico. Después de una veintena de días en el país y expuesto a un 45% de gravamen, la factura de la Hacienda británica superará los 100.000 euros, así que podría pagar cerca del doble de lo ganado.

Gracias a un buen asesor se deducirá los gastos por avión, hotel e incluso el sueldo de su equipo, pero igualmente jugar no habrá sido un buen negocio. "Esta norma fue diseñada para evitar la elusión fiscal de estrellas del deporte que reciben grandes ingresos por publicidad y que antes podían decir que todo se generaba fuera de Reino Unido", recuerda Peiró, que apunta que Wimbledon y la Champions han reclamado exenciones sin éxito. Sólo los Juegos Olímpicos de Londres consiguieron que la HMRC cambiara sus normas.

El perjuicio, para los países de residencia

La mayoría de tenistas residen en Mónaco por su laxa fiscalidad, pero los que no lo hacen dejarán sin parte de los ingresos a sus países. Porque el dinero por patrocinios y publicidad que se queda Reino Unido hay que restarlo de los tributos que se van a casa. "Reino Unido cuenta con tratados con más de 130 países, incluyendo España. Esto implica que Reino Unido tiene potestad tributaria primaria y que el país de residencia, sea cual sea, puede permitir deducción por doble imposición", comenta Peiró, que subraya que Estados Unidos o Francia también tienen fiscalidades específicas para deportistas no residentes, pero que son más permisivas que las de Reino Unido.

DANIEL HAMBURYEFE

Los jugadores, que quieren disputar Wimbledon y que se suelen preparar en el cercano Queen’s, no tienen más remedio que participar porque además, en caso de impago, el país puede imponer una multa e incluso negar la entrada futura para competir. Y el Grand Slam sigue siendo año tras año la gallina de los huevos para las arcas públicas británicas.

Bouzas paga la inexperiencia y cae en octavos de Wimbledon

Actualizado Lunes, 7 julio 2025 - 18:26

Será en otro momento cuando Jessica Bouzas alcance los cuartos de final de un Grand Slam, las semifinales o incluso la final. Lo hará, seguro. A sus 22 años tiene la fuerza, tiene las ganas, tiene el empuje, sólo le falta la experiencia. Este lunes en Wimbledon, en su debut en los octavos de final de un grande, perdió ante la rusa Liudmila Samsonova por 7-5 y 7-5 en una hora y 43 minutos de juego, pero no lo hizo por razones tenísticas. Por su velocidad y su derecha merecía otro resultado. Si cayó fue porque le pudieron los nervios.

Durante la mayor parte del encuentro, Bouzas llevó la iniciativa, marcó el ritmo de los intercambios, jugó a lo que quiso, pero en los momentos decisivos falló. Hubo errores de esos que aparecen en los desvelos de madrugada, de los que nunca se olvidan, errores que en el futuro le harán mejor tenista.

En el primer set, con 5-4 y 40-15 a favor, disfrutó de dos oportunidades para llevarse el periodo y las desaprovechó por culpa de la precipitación. En la primera lanzó una derecha con todas sus fuerzas que se fue larga y en la segunda intentó una dejada que se quedó en la red. Esas dos equivocaciones le atormentaron en los minutos siguientes y ahí el partido se le fue de las manos. A partir de ese momento, cedió dos breaks consecutivos, se enredó en dobles faltas... el cielo se oscureció.

Dentro del top-50

Pero fue capaz de levantarse, mérito suyo. En el segundo set, volvió a dominar a su adversaria y tuvo hasta seis opciones de rotura, pero nuevamente le tembló el pulso en esos instantes. Finalmente, Samsonova, la número 19 del mundo, con más experiencia que ella, se hizo con la victoria y el pase a cuartos.

Como consuelo le queda a Bouzas su salto en el ranking WTA, donde aparecerá entre las 50 mejores el próximo lunes, y el aprendizaje al que invita su tropiezo. En los próximos meses debe encontrar la regularidad en torneos menores y al siguiente grande, su terreno, podrá brillar. Será en otro momento cuando alcance los cuartos de final de un Grand Slam, las semifinales o incluso una final. Lo hará, seguro.

Dustin Brown, el tenista rastafari que sorprendió a Nadal en Wimbledon: "Viví cinco años en una caravana, era perfecta"

Dustin Brown, el tenista rastafari que sorprendió a Nadal en Wimbledon: “Viví cinco años en una caravana, era perfecta”

Hace exactamente 10 años Rafa Nadal vivió uno de los partidos más raros de su carrera. Después de una de sus escasísimas derrotas en Roland Garros, apareció en Wimbledon con la confianza torcida y se encontró en la pista central a un rival heterodoxo, un alemán con rastas larguísimas y un piercing en la lengua, un tenista que vivía una caravana: Dustin Brown. Aún en segunda ronda, Nadal soñaba con jugar otra final en Londres, con levantar otro título, pero perdió. Para sorpresa de todos perdió. Como ya había ocurrido el año anterior en Halle, la anarquía tenística de Brown le desesperó y en la rueda de prensa insinuó por primera vez la posibilidad de una retirada.

"Es uno de los mejores recuerdos de mi carrera, tiene mucho significado para mí. Era mi primera vez en la pista central de Wimbledon, debuté con victoria ante una leyenda... Imagínate", recuerda el germano en conversación con EL MUNDO desde el All England Club, donde ejerce de comentarista para Amazon Prime Alemania, aunque todavía no se ha retirado. A sus 40 años, aún con sus rastas, ya sin caravana, ahora juega torneos menores.

¿Aquella victoria cambió su carrera?
No sé qué decirte. Los medios de comunicación me hicieron caso durante unos días y muchos aficionados me conocieron aquel día. Pero sólo fue un pequeño aumento de popularidad. No tuve una buena racha a continuación, de hecho en la ronda siguiente me eliminó Viktor Troicki. Tampoco conseguí nuevos patrocinadores. El tenis es un deporte duro en ese sentido. Aunque consigas una gran victoria apenas puedes celebrarlo. Después de ganar a Rafa en la central de Wimbledon me fui a jugar el Challenger de Segovia.
¿Cómo le ganó?
El año anterior, en 2014, ya le había derrotado en Halle y eso me ayudó muchísimo. La verdad es que jugué de una manera sensacional, me entraron todas. En aquella época la hierba era más rápida y no le di ritmo. Fui muy agresivo, subí siempre a la red, no jugué intercambios. Si hubiera peloteado con Rafa no hubiera tenido ninguna opción.
¿Han charlado alguna vez en los años posteriores?
La verdad es que no. Le he visto en algunos Grand Slam, pero nunca hemos hablado.
¿Fue el mejor partido de su vida?
Es difícil decirlo, es posible. En 2015 y 2016 jugué mi mejor tenis, eso seguro. Llegué al número 64 del mundo y podía seguir subiendo, pero me lesioné de la espalda y ahí empezaron mis problemas. Estoy muy agradecido al tenis, pero a partir de entonces sufrí muchos dolores, muchos parones, muchas horas de rehabilitación.
Nació en Alemania, pero competía por Jamaica.
Nací en Alemania y empecé a jugar al tenis en Alemania. También practicaba fútbol, natación y judo, pero cuando me mudé a Jamaica con 12 años junto a mi padre, que era jamaicano, ya había elegido el tenis. Me encantaba, soñaba con el tenis. En Jamaica me costó encontrar pistas para entrenar, la mayoría estaban en hoteles, y la federación tenía problemas, todo era muy diferente a un país del primer mundo. Pero pude seguir formándome y a los 20 años regresé a Europa para competir como profesional.
Con su caravana.
Eso es. Mis padres no tenían muchos recursos y pensé en alternativas para jugar los máximos partidos posibles en varios países. Necesitaba foguearme. Como había muchos torneos en España, Francia o Italia, conseguimos una caravana Volkswagen y viví en ella unos cinco años. Era perfecta, una gran solución. Tenía libertad de movimientos, no pagaba hotel e incluso podía cocinar. Ahora no sé, pero en aquella época había más tenistas que lo hacían.
¿En España le reconocían más por haber ganado a Nadal?
Totalmente. Mucha gente se me acercaba en los torneos Challenger para felicitarme por la victoria, aunque hubieran pasado meses o hasta años. Antes, de joven, había estado en muchos Futures en España: en Murcia, en Mallorca, en Menorca. Después recuerdo jugar en Segovia o en Tarragona.
¿Le decían algo sobre su pelo?
Sí, claro. En todos los sitios me preguntaban si era verdad que no me lo cortaba desde 1996. Y lo era, lo era. De hecho, todavía lo es. Sigo sin cortármelo, sólo las puntas. Cuando jugaba en el circuito ATP alguna vez me corté un poco más para que no me viniese a la cara al sacar, pero llevo las rastas desde hace casi 30 años.
Oficialmente no está retirado.
El año pasado jugué mi último torneo ATP en Metz, pero sigo jugando la Bundesliga con mi equipo, el Rot-Weiss de Colonia. Tenemos un español con nosotros, Alejandro Moro. Aún disfruto muchísimo del tenis, entreno dos horas al día si puedo. Hace tres meses fui padre y ya no quiero viajar más, pero no quiero vivir sin la raqueta.
¿Y ve muchos partidos?
No tantos, pero hay partidos que no puedes dejar de ver, como la pasada final de Roland Garros. Me encanta el tenis de Carlos [Alcaraz], la variedad en su juego, cómo sube a la red. Para mí es una mezcla entre Rafa y Roger [Federer]. Es agresivo desde el fondo, sabe subir, tiene muy buena mano... No sé si ganará 20 Grand Slam, pero lo que ha hecho con 22 años ya es increíble.
¿El Dustin Brown de 2015 vencería a Alcaraz?
No lo sé, estas suposiciones son imposibles. Hubiera sido agresivo igual, hubiera subido mucho a la red, pero Carlos es un jugador distinto a Rafa. Es muy difícil imaginarlo.
Alcaraz, cada vez más serio: supera a Struff y alcanza los octavos de Wimbledon

Alcaraz, cada vez más serio: supera a Struff y alcanza los octavos de Wimbledon

Flota sobre Wimbledon la espera que ya marcó Roland Garros: la final del domingo 13 aguarda a Carlos Alcaraz y Jannik Sinner y cualquier otro visitante será una sorpresa. La hierba concede menos errores que la tierra y sería irrespetuoso negar opciones a Novak Djokovic, pero los dos primeros del mundo vuelven a estar por encima del resto. Este viernes, Alcaraz ascendió otro escalón con su victoria en tercera ronda ante el alemán Jan-Lennard Struff por 6-1, 3-6, 6-3 y 6-4 en dos horas y 25 minutos.

Como ocurrió en París o en años anteriores, la magia de momento aparece a ratos, muchos trucos siguen guardados, pero su tenis sigue siendo prominente. El español se ha acostumbrado a transitar por estas rondas iniciales a un ritmo constante, a vencer con el mínimo desgaste. Por el camino de la madurez ha adoptado una versión más seria de sí mismo, con menos celebraciones, incluso menos sonrisas, pero al mismo tiempo una versión más fiable. Para que pierda así, concentrado, firme, debe ocurrir algo extraño.

Ante Struff, un rival que ya le había incordiado en los cuatro encuentros anteriores, sufrió ciertos problemas y los resolvió sin mover ni una ceja. El alemán, el número 125 del mundo, irregular como pocos, supone el paradigma del tenista que más inquieta a Alcaraz. Un saque vertiginoso, un juego plano y movimientos indescifrables. En ocasiones Struff se invertía para pegar con su revés, una decisión táctica curiosa. Para resumir el partido sirve un dato: se disputaron más de 200 puntos y únicamente cinco -¡cinco!- se resolvieron en un intercambio de más de nueve golpes.

HENRY NICHOLLSAFP

Ante un adversario así, para Alcaraz necesitaba mucha confianza en su saque y ésa sigue siendo su asignatura pendiente en este Grand Slam. Nuevamente hubo instantes en los que jugó con demasiados segundos servicios y en consecuencia Struff disfrutó de sus opciones de break. Pero frente a ese abismo el número dos del mundo siempre encontraba el recurso necesario, el toque perfecto.

El extraño inicio

Los dos primeros sets no tuvieron relato. En el primero, Struff apareció nervioso sobre la pista y falló casi todo lo que intentó. Parecía entregado a una derrota irremediable, fallón, hasta tristón. Pero en el segundo set se reconcilió con su saque, empezó a conectar su derecha y Alcaraz le sorprendió el cambio. Con la igualdad en el marcador, los dos últimos sets fueron más interesantes.

Cada vez que el español conseguía poner la bola en juego ofrecía un recurso distinto para enredar a su rival, para moverlo y finalmente confundirlo. Tan explosivo como siempre, tan inspirado cerca de la red, también jugó siempre que pudo con las alturas y los ángulos; en definitiva, jugó al tenis, a su tenis, que es el mejor tenis. Un ejemplo claro fue el último break que consiguió, en el cuarto set, en el que llegó a conectar un tiro pasante por encima de un jugador de 1,93 metros. En octavos de final, el domingo, le espera Andrei Rublev, el 14 del mundo, pero para que Alcaraz pierda así, concentrado, firme, debe ocurrir algo realmente extraño.

Djokovic, a una victoria de las 100 en Wimbledon: "Mis estadísticas tienen más números que años Alcaraz y Sinner"

Djokovic, a una victoria de las 100 en Wimbledon: “Mis estadísticas tienen más números que años Alcaraz y Sinner”

Actualizado Jueves, 3 julio 2025 - 20:12

Novak Djokovic se desquitó de los nervios del primer día con una implacable victoria ante el británico Dan Evans, por 6-3, 6-2 y 6-1. El de Belgrado, que empezó el día con el calentamiento al lado de Carlos Alcaraz, logró 46 golpes ganadores. Dedicó la victoria a su familia en el palco con un pequeño baile y lució una sonrisa muy diferente a la del primer día, cuando sufrió para eliminar al francés Alexandre Muller.

Enfrente tuvo a uno de los favoritos del público. Dan Evans se ganó el derecho a medirse a Djokovic tras cuatro años sin conseguir un triunfo en Wimbledon y después de ser invitado por la organización.

El inglés dio la talla durante el primer parcial, salvando nueve de los diez puntos de 'break' de los que dispuso Djokovic, pero fue devorado por el serbio a partir de ahí. Djokovic parece ir engrasando la máquina y, pese a todas las sorpresas que asolan el cuadro, continúa adelante en busca de su séptima final consecutiva en el All England Club.

«Me preparé muy bien para el partido y lo ejecuté a la perfección. A veces tienes días de estos en los que todo fluye y todo sale bien», añadió Djokovic, que suma 99 victorias en este torneo. En tercera ronda, donde ha estado en 19 ocasiones, se enfrentará a su compatriota Miomir Kecmanovic, que eliminó al holandés Jesper de Jong. Kecmanovic y Djokovic se han medido en tres ocasiones, siempre con victoria para el siete veces campeón, que ya le venció aquí en 2022. Si gana, sumará 100 victorias. «Estos números quieren decir que llevo muchos años jugando. Son grandes estadísticas, más números que años tienen en su vida Alcaraz y Sinner».

¿Por qué Alcaraz se adapta tan bien a la hierba? "Él lo hace fácil, para mí era un calvario"

¿Por qué Alcaraz se adapta tan bien a la hierba? “Él lo hace fácil, para mí era un calvario”

«Ganar el Channel Slam es dificilísimo. Lo voy a intentar, me encantaría lograrlo, pero no me voy a presionar porque es realmente complicado. Si sale bien, perfecto. Si no, aprenderé. Supongo que el único tenista que lo puede conseguir muchos años es Carlos, para él parece fácil», proclamaba Coco Gauff horas antes de que se le atragantase el llamado Channel Slam, es decir, ganar Roland Garros y Wimbledon de manera consecutiva. Campeona en París, cayó el martes en primera ronda en Londres: el camino de tantos y tantas. De la tierra batida a la hierba, dos superficies contrarias, dos formas de jugar el tenis y un éxito casi imposible. Tiempo atrás sólo lo lograron cinco hombres -Rod Laver, Bjorn Borg, Rafa Nadal, Roger Federer, Noval Djokovic- y seis mujeres -Margaret Court, Billie Jean King, Chris Evert, Martina Navratilova, Steffi Graf, Serena Williams- pero el año pasado apareció Carlos Alcaraz para unirse a esa lista.

Después del título en Queen's y con su progresión esta semana en el All England Club, con victoria este miércoles ante Oliver Tarvet (6-1, 6-4, 6-4), queda claro que vuelve a ser el favorito, que sabe cómo hacerlo, que tiene el don. A su corta edad, 22 años, ¿por qué se le da tan bien?

La transición y el talento

«Por muchas cosas, pero sobre todo por su talento. En esa transición es donde más se nota que tiene un inmenso talento. Carlos mueve la muñeca muy rápido, controla mucho los tiros y eso le permite acelerar la bola con eficacia pese a que bote más abajo. Además es capaz de cambiar el saque de una superficie a otra con mucha facilidad y, por si fuera poco, tiene mucha fuerza en las piernas para adaptarse a los movimientos. Tiene razón Gauff, él hace fácil lo que es muy difícil», analiza en conversación con EL MUNDO Alex Corretja, comentarista para Movistar Plus+, el canal que emite el Grand Slam en España.

Alastair GrantAP

Su experiencia, como la de tantos tenistas españoles, es olvidable; habla con conocimiento de causa. Dos veces finalista en Roland Garros, en Wimbledon nunca pasó de segunda ronda y, de hecho, durante gran parte de su carrera ni tan siquiera participó en el torneo inglés. En su época, a principios de siglo, todavía salía más a cuenta alargar la temporada de tierra batida en Stuttgart, Gstaad o Kitzbuhel.

«Te diría otra cosa, pero para mí era un calvario, era inhumanamente complicado. Sobre tierra la pelota bota más alta, se frena, te permite jugar. Sobre hierba, imposible. Todo se acelera muchísimo, tienes que jugar mucho más flexionado, dependes mucho de tu saque. Yo nunca conseguí adaptarme», reconoce Corretja, que recuerda que en sus mejores años la ausencia en Wimbledon apenas penalizaba.

Los peligros que vendrán

Antes de la redistribución del ranking ATP en 2000, sólo contaban los 14 mejores resultados de cada tenista -ahora son hasta 20- y eso daba aire a los especialistas. Algunos, como Corretja, Sergi Bruguera, Gustavo Kuerten o Mats Wilander, brillaban sobre arcilla y padecían sobre hierba. Otros como Jimmy Connors, Pete Sampras o Goran Ivanisevic, les ocurría más o menos lo contrario. En la actualidad eso ha desaparecido. «Ahora la mayoría de tenistas juegan a lo mismo: golpean muy plano y muy duro. Si ves jugar a [Jannik] Sinner te costará encontrar muchas diferencias entre su tenis en rápida, en tierra batida o en hierba», cuenta Corretja que, pese a ello, ve peligros en el camino de Alcaraz.

En lo que va de edición ya han caído cuatro Top 10 -Alexander Zverev, Lorenzo Musetti, Holger Rune y Daniil Medvedev- y el debut ante Fabio Fognini demostró que en cualquier esquina aguarda un susto. Aunque el sorteo le alejó de Jack Draper o Novak Djokovic, sobre hierba siempre hay que temer de más. «En Wimbledon es normal que un rival que no te esperas te obligue a jugar incómodo. Pienso en un jugador del estilo de Fabian Marozsan, que sorprendió a Carlos en Roland Garros. Aquí hay menos margen, todo pasa más rápido y hay que extremar el cuidado. En Halle, Sinner perdió ante Aleksandr Bublik y no jugó nada mal», finaliza Corretja.

Alcaraz descubre el engaño del desconocido Tarvet y ya está en tercera ronda de Wimbledon

Alcaraz descubre el engaño del desconocido Tarvet y ya está en tercera ronda de Wimbledon

"¿Y qué pasa si pierdo?". De camino a la pista, en el mismo vestuario o durante el calentamiento, la pregunta puede aparecer en la mente del tenista. "No puedo perder", se responderá alguno, muy confiado. Para otros la duda será fugaz. Unos últimos se agarrotarán hasta descubrir la respuesta. "¿Y qué pasa si pierdo?". Carlos Alcaraz suele bailar ante la posibilidad de la derrota, pero este miércoles tuvo que amargarle la previa.

En segunda ronda de Wimbledon, Oliver Tarvet, el número 733 del ranking mundial, un universitario en su segundo partido profesional y, para colmo, inglés. La posterioridad, ante él: podía protagonizar la derrota más sorprendente de la historia del Grand Slam, quizá de la historia del tenis. El peligro era mayor de lo que parecía y esquivarlo tuvo más mérito del que se le dará: venció por 6-1, 6-4 y 6-4 en dos horas y 17 minutos y ya está en tercera ronda, donde se medirá al vencedor del duelo entre Félix Auger-Aliassime y Jan-Lennard Struff.

Alcaraz pudo caer en dos errores, temer a la derrota e infravalorar al adversario, y no lo hizo. De Tarvet sólo había visto un partido, su victoria en primera ronda ante Leandro Riedi, y apenas sabía que era un buen sacador. Pero ya en la pista central entendió que guardaba otras virtudes. En su último año de carrera en la estadounidense Universidad de San Diego, el tenista local no había jugado antes en ATP, pero había jugado al tenis. Vaya si había jugado al tenis.

Mejor que su ranking

Más allá de su servicio, al debutante le sobraban piernas para defenderse y contaba con recursos que le llevarán tarde o temprano entre los 100 primeros del ranking. De hecho, la mayoría de los ‘highlights’ del partido fueron para él, tan rápido que fue cerca de la red. Por su motivación -no paraba de repetirse el "¡Vamos!" de su ídolo, Rafa Nadal-, Alcaraz requería otras armas: inteligencia, madurez, tranquilidad. Y le sobraron. Desde el primer juego, donde afrontó tres bolas de rotura, el vigente campeón aceptó el sorprendente nivel de su rival y simplemente jugó.

Kirsty WigglesworthAP

No podía ser el tenista más enérgico sobre la pista, tenía que ser el más experimentado. Incluso en el tercer set, cuando ya todo estaba decidido, Tarvet festejaba con fuerza todos sus aciertos y Alcaraz mantenía la calma. Pese a la victoria en tres sets, el español tuvo trabajo. En el primer set, su adversario le propuso intercambios desde el fondo de la pista y desde ahí lo tenía todo bajo control. Pero al principio del segundo set, Tarvet se envalentonó, se metió dentro de la pista y le obligó a ser más creativo.

Con cierta mejoría en el saque que en su debut ante Fabio Fognini, Alcaraz sufrió un ‘break’ en el arranque de ese segundo periodo y aceptó el envite. De inmediato recuperó la desventaja y con mucho tiento se acercó a la victoria poco a poco, no sin algún apuro. Nadie recordará un partido que podría haber sido recordado por los siglos de los siglos. Ahí estaba el peligro para Alcaraz. Y ahí está su valor.

La historia única del 'Torero' Tarvet, el rival de Alcaraz: 733 del mundo, un título en Kenia y 115.000 euros que no podrá gastar

La historia única del ‘Torero’ Tarvet, el rival de Alcaraz: 733 del mundo, un título en Kenia y 115.000 euros que no podrá gastar

Bajo un calor insólito, 34ºC en Londres, la mayor temperatura registrada en la ciudad en un mes de junio, decenas de ingleses se amontonaban en las gradas de la pequeña pista 4 de Wimbledon para observar la hazaña de un compatriota suyo, un vecino, un aficionado como ellos. Oliver Tarvet vencía al suizo Leandro Riedi por un triple 6-4 y se clasificaba para la segunda ronda del Grand Slam, donde este miércoles se enfrentará al vigente campeón, Carlos Alcaraz. Un sueño de infancia, el partido de su vida.

Muchos tenistas locales reciben cada año una invitación para el torneo y algunos avanzan rondas, pero la gesta de Tarvet es única. A sus 21 años, no sólo debuta en Wimbledon, no sólo descubre un grande, no sólo se estrena ante un Top 10 del ranking mundial; es que está jugando su primera competición profesional. Después de ganar el torneo previo, su primer partido ATP fue el lunes ante Riedi y ante Alcaraz este miércoles disputará el segundo. De momento, su casillero marca un 1-0 en el circuito, donde aparece como el número 733 del mundo.

"¡Gareth!", gritaba para celebrar su triunfo, igual que hizo en los tres partidos clasificatorios, en una broma interna con sus amigos de la estadounidense Universidad de San Diego que supuestamente tiene alguna relación con Gareth Bale. "Cuando era niño solía venir aquí todos los años con mis padres y mi hermana. Estos días estoy sintiendo muchas emociones, pero la principal es felicidad. Estoy viviendo un sueño", pronunciaba Tarvet, nacido en Saint Albens, un pueblo a 30 kilómetros de Londres y formado en la Batchwood Tennis Academy.

Un premio que no gastará

De pequeño estuvo entre los mejores de Reino Unido, invitado al circuito Nike Junior International para sub-14, pero su progresión adolescente fue modesta. En 2021 fue invitado al Wimbledon junior y cayó en primera ronda y en esa categoría sólo celebró un título, el remoto J5 de Nairobi, en Kenia. Por eso cuando tuvo la oportunidad de aceptar una beca en Estados Unidos no lo dudó y se marchó a estudiar una carrera científica en San Diego y a competir en la NCAA con los Toreros, el equipo de la universidad.

ADRIAN DENNISAFP

"Estoy muy agradecido a la universidad y quiero acabar mi carrera, me queda todavía un año", comentaba este lunes sobre la posibilidad de convertirse de inmediato en profesional. Porque su gesta estos días en Wimbledon le puede cambiar la vida, pero no le hará rico, ni mucho menos. Aunque los tenistas que alcanzan la segunda ronda reciben unos 115.000 euros, Tarvet no se podrá quedar ni un euro. Las normas de la NCAA estadounidense sólo le permiten utilizar 8.500 euros para gastos y debe presentar los tickets.

"Es un poco raro porque en la mayoría de torneos a los que voy normalmente el premio no me da para cubrir los gastos y ahora me sobra. Quizá le alquile un avión privado a mi entrenador para la vuelta", asumía un tenista que hasta esta semana sólo había ingresado en toda su carrera 13.000 euros en premios. De hecho su experiencia hasta ahora se limitaba a la competición universitaria y a algunos torneos Futures durante el verano, en las vacaciones entre curso y curso. El año pasado llegó a ganar uno en Túnez y eso le elevó hasta el 624 del mundo; este julio cuando acabe Wimbledon entrará como mínimo entre los 400 mejores.

Su virtud, el saque

Por lo visto en primera ronda ante Leandro Riedi, para Alcaraz la principal amenaza de Tarvet será su saque, tan potente como efectivo. En su debut como profesional, el inglés no tuvo que encarar ninguna bola de break y ganó el 91% de los puntos que empezó con su primer saque. Mientras su rival cayó en muchos errores, a Tarvet le valió con mantener su servicio y jugar con consistencia. Ante el español necesitará mucho más si quiere vencer, aunque haga lo que haga saldrá de la pista central de Wimbledon con una ovación.

ADRIAN DENNISAFP

"Me encantaría dejar mi huella aquí, voy a intentar disfrutar del partidos", que comparte con el campeón de cinco Grand Slam un hecho: ambos idolatraron a Rafa Nadal cuando eran niños. Luego los caminos de los dos se separaron hasta encontrarse este miércoles en un partido más para Alcaraz, en el partido de su vida para Tarvet.

Alcaraz sufre un sofoco para ganar a Fognini en su debut en Wimbledon

Alcaraz sufre un sofoco para ganar a Fognini en su debut en Wimbledon

En las horas previas, Fabio Fognini reconocía que le había tocado la lotería. A sus 38 años, en su última temporada como profesional, se despediría de Wimbledon en su pista central y ante el vigente campeón, Carlos Alcaraz. Una suerte para el tenista veterano, siempre tan artista y tan polémico. Un regalo para su hijo, Federico, de ocho años. "No iba a venir a verme aquí a Londres, pero al final ha viajado conmigo porque me tocó debutar contra Carlos. Es su ídolo, pero le he dicho que no se lo diga", admitía un Fognini ya de vuelta de todo.

Noveno del ranking mundial en 2019, campeón en Montecarlo aquel año después de derrotar a Rafa Nadal, el huracán de Jannik Sinner había hecho que su adiós pasase desapercibido incluso en la prensa italiana, pero el azar le dio el gusto. Este lunes lo iba a disfrutar, vaya si lo iba a disfrutar. En uno de sus últimos bailes, le amargó el debut a Alcaraz, que tuvo que sudar para derrotarle en cuatro horas y 37 minutos de juego (7-5, 6-7 [5], 7-5, 2-6, 6-1).

Bajo un calor agobiante, con más de 30 grados en Londres, Fognini sorprendió con su arma de siempre, una muñeca prodigiosa, y la tranquilidad de quien ya ha ganado todo lo que tenía que ganar. Desde el primer punto Alcaraz estuvo incómodo, inexacto con su saque e incluso agobiado, pero finalmente sacó el triunfo. En el quinto y último set, después de un paso por los vestuarios, templó sus ánimos para dominar por fin a su rival.

Un serio aviso

En lo que queda de torneo, que es mucho, el actual número dos del mundo ya no pecará de confianza. De hecho en el próximo escalón, en segunda ronda, se medirá a otro rival extraño, el local Oliver Tarvet, el 733 del mundo, en su debut como profesional, y ya está avisado. Pese a su reciente éxito en Roland Garros, pese a su genial adaptación a la hierba en Queen's, tenga a quien tenga delante esto es un Grand Slam y no hay victoria sencilla.

"Con este nivel que no se retire, que juegue hasta los 50 años", se quejaba Alcaraz a su equipo en pleno partido. Los geniales golpes de Fognini le desesperaron porque no los esperaba. A ratos se entretenía con los intercambios, incluso divirtiéndose. Pero la mayor parte del tiempo lamentaba tener que emplearse al máximo y más allá en una fase tan temprana del Grand Slam. Hasta que en el último set se encontró, se motivó y se concentró, hubo fases extrañas del partido.

TOLGA AKMENEFE

Y eso que hasta la segunda hora, el encuentro transcurría por los raíles habituales Después de resolver el primer set con apuros, en el segundo Alcaraz ya contaba con un break de ventaja y el camino se despejaba. Por físico e incluso motivación, Fognini podría haber desconectado entonces. Ya había ofrecido espectáculo al público y recuerdos de sobras para su hijo. Pero no lo hizo, más bien todo lo contrario.

"no sé por qué se retira"

En lugar de ceder el encuentro, siguió insistiendo con su juego pausado, sacando con maestría, dominando intercambios, luciéndose en la red y remontó. Una y otra vez, Alcaraz recurría a la dejada para agotarle, pero no le dominaba de ninguna otra manera. En el tie-break de ese segundo set, raro en él, el español apareció nervioso y cometió una serie de errores que le costaron el periodo. Iba a ser un triunfo sencillo y ya no lo era. Entonces llegó el agobio.

En el tercer set, Alcaraz portaba otra gestualidad y en el cuarto set, asfixiado por la situación y por la temperatura, se sumergió en un mar de errores. También era mérito de Fognini, que seguía siempre a lo suyo, jugón y fresco. De alguna forma, con las cuatro horas marcadas en las pantallas, se abrió el abismo de la eliminación ante el número dos del mundo. Pero en el quinto set ya no hubo color. Pese a una interminable interrupción porque un aficionado sufrió un golpe de calor, Alcaraz sumó su primera victoria en Wimbledon, un triunfo mucho más sudado de lo esperado. En su gira de despedida, Fognini y su show lo llevaron hasta el límite.

Al acabar, el italiano pidió a Alcaraz la camiseta para su hijo, Federico, y se marchó lanzando besos al público de la pista central. "Para ser sincero, no sé por qué se retira. Podría seguir jugando durante tres o cuatro años. Le tengo que dar todo el mérito de este gran partido. Fabio es un jugador maravilloso, tiene un talento enorme. Estoy triste porque es su último Wimbledon", comentó el español, agotado, de camino a los vestuarios.

Alcaraz, un campeón sobre hierba de un país sin pistas de hierba: "Me reuní con el encargado de Wimbledon y me dijo que aquí era imposible que aguantase nada"

Alcaraz, un campeón sobre hierba de un país sin pistas de hierba: “Me reuní con el encargado de Wimbledon y me dijo que aquí era imposible que aguantase nada”

En el verano de 2023, justo antes de ganar su primer Wimbledon, Carlos Alcaraz se entrenó en las pistas de atletismo Monte Romero, en el campus de la Universidad de Murcia. ¿Quería mejorar sus sprints sobre el tartán? ¿Quería fortalecer sus golpes lanzando jabalinas? Nada de eso. Alcaraz sólo buscaba pisar hierba natural, correr sobre hierba natural, saltar sobre hierba natural y el campo central del recinto era el lugar más cercano a su casa para hacerlo. Su éxito en Roland Garros en los dos últimos años ha reducido su calendario y su preparación sobre el verde se ha centrado en el ATP 500 de Queen’s, pero aquellas sesiones en Murcia subrayan la rareza: en Wimbledon domina un tenista de un país donde apenas hay pistas de hierba natural.

Si avanza a partir de su debut hoy ante Fabio Fognini (14.30 horas, Movistar) y el próximo 13 de julio Alcaraz logra su tercer título consecutivo, se convertirá en el español más laureado en el Grand Slam inglés y creará una tradición prácticamente de la nada. "La hierba es para las vacas", proclamaba Manolo Santana, campeón en 1966. Y empieza a no ser así. Aunque tampoco parece que se vaya a convertir en la superficie favorita para los españoles.

El milagro de Mallorca

"En España el mantenimiento de las pistas de hierba es especialmente difícil. Se necesita más agua, más cuidados, es un proceso costoso. Para nuestras pistas viene un experto de Wimbledon, que lo supervisa todo", cuenta Benito Pérez Barbadillo, responsable de comunicación del ATP 250 de Mallorca finalizado este sábado -con Tallon Griekspoor campeón-, un oasis de hierba en el desierto de tierra batida y cemento que es España. Gracias al torneo, en el Mallorca Country Club sobreviven las únicas seis pistas de hierba natural que hay en todo el país.

Hace una década el circuito ATP decidió separar una semana más Roland Garros de Wimbledon y eso abrió la opción de crear nuevos torneos. El grupo alemán E|motion, que ya había alquilado el antes llamado Tennis Country Club Santa Ponça para una competición WTA, creyó que era una buena oportunidad y de ahí el milagro de que actualmente haya algo de tenis sobre hierba en España. "Muchos jugadores prefieren quedarse entrenando en Wimbledon, pero los que necesitan ritmo de partidos aprecian mucho poder venir a Mallorca. En Inglaterra la lluvia es impredecible y puede afectar a tu preparación; aquí eso no pasa. El problema es que nos cuesta atraer a empresas españolas. Es nuestro reto. Casi todos los patrocinadores son alemanes o del circuito ATP", expresa Pérez Barbadillo, que ha visto en las distintas ediciones del torneo mallorquín a Novak Djokovic -en dobles-, Daniil Medvedev o Stefanos Tsitsipas.

Dos experimentos fallidos

Antes de que se creara el Mallorca Championships, España había estado muchos años sin una sola pista de hierba natural y varios experimentos habían fracasado. En 1994, por ejemplo, el Real Club de Tenis López-Maeso de Madrid inauguró sus pistas verdes con un evento de veteranos donde estuvieron Björn Borg, Ilie Nastase, Guillermo Vilas, José Luis Clerc o el propio Santana. La idea era atractiva: había una pista de DecoTurf, la superficie dura del US Open, y otra de hierba Wimbledon. Pero el coste superó al beneficio. La construcción costó 10 millones de pesetas, se necesitaron tres intentos para que la hierba se asentase y un par de años más tarde se abandonó la apuesta.

Las pistas del Villanueva Golf.

Las pistas del Villanueva Golf.E.M.

En 2014, otro caso, el Villanueva Golf de El Puerto de Santa María inauguró tres pistas de hierba natural y la propuesta duró todavía menos. El ambiente de Wimbledon que se creó alrededor -sólo se podía jugar de blanco, se vendían fresas...- no logró atraer a los clientes necesarios para asumir el mantenimiento.

Antes que Alcaraz

"Fui a Wimbledon, me reuní con Neil Stubley, el head groundskeeper del Grand Slam, el encargado de la hierba del torneo, y me dijo que en Cádiz no aguantaría el césped, que era muy árido, que era imposible. Hicimos una mezcla distinta del raigrás, el césped inglés, y lo teníamos impecable. Necesitaba su agua, su cóctel, su mantenimiento, pero atraía a mucha gente, especialmente turistas. Por desgracia, la dirección de las instalaciones decidió cerrar las pistas", rememora Oliver Günther, impulsor del proyecto gaditano que incluso planeaba la creación de un torneo Challenger en el lugar. Tanto el Real Club de Tenis López-Maeso de Madrid como el Villanueva Golf se ofrecieron a los tenistas españoles para sus entrenamientos, pero pocos se interesaron.

Antes de Alcaraz, sólo Santana, Conchita Martínez (1994), Nadal (2008 y 2010) y Garbiñe Muguruza (2017) habían vencido en Wimbledon y, de hecho, apenas cinco más habían levantado otros trofeos. En Eastbourne vencieron Andrés Gimeno y Feliciano López -también doble campeón en Queen's-, en Newport celebró Arantxa Sánchez Vicario y en Hertogenbosch, David Ferrer y Roberto Bautista. Nada más. En Wimbledon domina un tenista de un país donde apenas hay pistas de hierba natural. Menuda rareza.