Justa recompensa para una pareja con gancho

Actualizado Domingo, 4 agosto 2024 - 19:57

Vi a Novak Djokovic más motivado que nunca por poner el broche de oro, valga el tópico en esta ocasión, a su colosal carrera tenística. Después de la contundente derrota sufrida en la final de Wimbledon, el serbio ha sabido renovar su propuesta, buscando incluso en ocasiones el saque-red, dado que sabía que Carlos Alcaraz era superior desde el fondo de la pista. Tal vez, y pese a todo lo que ya ha hecho con tan sólo 21 años, al español le llegó d

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Djokovic desquicia a Alcaraz y le arrebata el oro en la mejor final olímpica de la historia

Actualizado Domingo, 4 agosto 2024 - 18:30

Durante unas centésimas de segundo, Carlos Alcaraz estuvo a punto de romper una raqueta por primera vez en su carrera. Nunca estuvo tan desesperado, porque nunca estuvo tan exigido. Sólo cabe el consuelo en la derrota, pero al español le quedará que perdió el oro en los Juegos Olímpicos de París ante el mejor jugador de la historia, Novak Djokovic, en su última misión. A estas alturas, al serbio ya no le va de ganar otro Grand Slam, pero el oro olímpico era el anhelo que en los últimos meses le hizo levantarse de la cama, entrenar, soñar.

Al acabar el partido con victoria por 7-6 (3) y 7-6 (2), Djokovic, tan acostumbrado a ganar, lloraba como un niño contra su toalla blanca, consciente que ya está, ya lo tiene todo. Alcaraz, en cambio, miraba al suelo sin saber cómo reaccionar. Hacía muchos meses que no perdía y, además, la victoria había estado en su mano. Eso seguramente era lo más exasperante.

"Es complicado. Hemos luchado en un partido de casi tres horas en dos tie-break. Él siempre da un nivel muy muy alto en esos momentos difíciles. Se merece esta oportunidad y después de perder de la manera que he perdido, me voy con la cabeza alta", comentaba Alcaraz al acabar el encuentro, aún sobre la pista de la Philippe Chatrier.

En otra galaxia respecto a la final del último Wimbledon, cuando Alcaraz pasó por encima del serbio, esta vez la igualdad fue absoluta y sólo se decidió por dos factores: Djokovic había jugado mucho, muchos más partidos de tanta importancia y Djokovic llevaba mucho, mucho tiempo pensando en esta final. Alcaraz jugó mejor al tenis, pero para derrotar a Djokovic no sólo se necesitaban dejadas, había que poner el corazón, el alma, la vida. Eso hizo Djokovic, a sus 36 años, lo puso todo.

El mejor set en mucho tiempo

El primer set fue un set... ¡Qué set! El mejor set del año, el mejor set en mucho tiempo. Alcaraz se presentó en la Philippe Chatrier con los nervios propios del momento: su primera final olímpica, su segunda final en el lugar. Era un avión en despegue sobre la tierra batida, pegaba con la dureza de un peso pesado, pero fallaba demasiados golpes. Cuesta recordarlo, con sus cuatro Grand Slam y con sus cientos de victorias en el circuito ATP, pero no deja de ser un joven de 21 años. Djokovic, más sereno por experiencia, supo entonces que sobre la lenta arcilla tendría más opciones de victoria que sobre la hierba de Wimbledon y generó cuatro bolas de break en esos primeros juegos. Pero perdonó. Y entonces llegó el momento del español.

Robusto en los intercambios y ligero con la dejada, castigó al serbio y tuvo hasta ocho ocasiones para romperle el saque. De hecho, con 4-4 en el marcador, el juego se eternizó entre deuces y ventajas para Alcaraz. Pero perdonó. Y se expuso al riesgo del tie-break. En el tenis actual, en esas posiciones decisivas, no hay nadie mejor que él, pero Djokovic no pertenece al tenis actual. Djokovic es el tenis de ayer, de hoy y de mañana. Djokovic es aquel tenista capaz de hacer un resto a un ángulo imposible y cubrir la red cuando un passing shot de Alcaraz ya estaba hecho. Con esos dos golpes se llevó el periodo y situó a Alcaraz ante el abismo.

Un Djokovic agigantado en el segundo set

Durante el primer set Djokovic había mostrado desesperación -"No me ayudáis a responder a su saque", gritó a su equipo-, pero al final fue el español quien padecía. Sentado en su banquillo, colocaba la frente sobre la empuñadura de su raqueta buscando explicaciones a lo que acababa de ocurrir. En un partido a cinco sets, como en una final de Grand Slam, su margen todavía sería grande, pero este domingo en la final olímpica ya no se podía perdonar un fallo. Y no falló. Hasta el segundo tie-break, el español estuvo muy seguro, nuevamente letal en los intercambios, pero enfrente le apareció un gigante.

Si en el primer set Djokovic fue vulnerable, en el segundo ya era invencible. La cercanía al éxito que completaría su carrera hizo que el serbio desplegara el mejor juego de su vida y especialmente el mejor servicio. Ni una bola de break tuvo Alcaraz a su disposición y las nubes se fueron ennegreciendo y ennegreciendo a su alrededor. Ahí fue cuando, durante unas centésimas de segundo, estuvo a punto de romper una raqueta por primera vez en su carrera. Ahí cuando llegó la muerte súbita todo estaba perdido.

Sorribes y Bucsa, la pareja que se unió “a ultimísima hora”, se cuelga el bronce en los Juegos de París

Actualizado Domingo, 4 agosto 2024 - 13:31

Quedaba menos de una hora para que cerraran las inscripciones del Mutua Madrid Open del pasado mayo cuando Sara Sorribes recibió una llamada de su habitual compañera de dobles, la checa Marie Bouzkova. Sufría problemas físicos, no podía jugar. Sorribes, que ya entonces aspiraba a compaginar individuales y dobles en los Juegos Olímpicos de París vería cómo se le complicaba el camino. Tenía que jugar, necesitaba dominar la especialidad, disputar cada torneo. Pero no tenía pareja.

Y así empezó a buscar un reemplazo por las instalaciones de la Caja Mágica, en el gimnasio de los tenistas, en el comedor, por todos los lados. Hasta que se encontró a Ion Bucsa, olímpico por Moldavia en biatlón en Nagano 1998 y Salt Lake City 2002, y padre de Cristina Bucsa. "¿Cristina puede jugar el dobles?", le preguntó Sorribes, la respuesta fue afirmativa, se apuntaron "a ultimísima hora" y ganaron el torneo. A partir de ahí, ya se sabía: iban a ser la pareja española en los Juegos, tenían posibilidades de medalla.

Y este domingo lo confirmaron. Después de ganar a la pareja checa formada por Karolina Muchova y Linda Noskova por 6-2 y 6-2 se colgaron el bronce, la sexta medalla de España en estos Juegos Olímpicos. Si en las semifinales habían sido dominadas por Mirra Andreeva y Diana Shnaider, la dupla rusa, en la lucha por el bronce mandaron ellas. Con el juego desde el fondo de Sorribes y la velocidad de Bucsa en la red, completaron un partido en el que no hubo competencia. Desde el primer juego, break para las españolas, el dominio fue absoluto. El encuentro, de hecho, sólo duró una hora y 12 minutos, un suspiro. Al acabar escalaron a las gradas para abrazar a su familia y unirse a Anabel Medina, la capitana del equipo femenino, eufórica. Felicidad suya y felicidad para dos tenistas que han pasado dificultades.

La lesión de Sorribes, la Psicología de Bucsa


Sorribes, de 27 años, nacida en Vall d'Uixò, en Castellón, se rompió hace dos años el escafoides y estuvo seis meses sin jugar. Currante del tenis -y amante de la escritura-, llegó a caer más allá del Top 100 del ranking WTA, pero el sufrimiento le cambió la mentalidad. A partir de entonces, más profesional, cosechó sus mejores resultados, como unos octavos de final en Roland Garros, ascendió en la lista -este año fue decimoséptima- y enfiló el camino para estos Juegos Olímpicos, donde ha vivido un sueño. Fan de David Ferrer desde pequeña, estos días han compartido entrenamientos y comidas con él, capitán del equipo masculino español. Esa convivencia y el bronce han sido sus recompensas a tanto trabajo.

La misma recompensa que ha recibido Bucsa. Nacida hace 26 años en Chisinau, en Moldavia, cuando era un bebé sus padres se mudaron a Torrelavega, desde pequeña tuvo a su padre como entrenador raqueta en mano y en los torneos pequeños fue creciendo, fue creciendo hasta alcanzar, también este año el Top 20 del ranking WTA -fue decimonovena-. Estudiante de Psicología a distancia, una de las pocas deportistas que no tiene redes sociales, todavía está construyendo su camino, para lo que le ayudará el bronce.

Alcaraz - Djokovic: horarios y dónde ver hoy por TV la final de los Juegos Olímpicos

Alcaraz – Djokovic: horarios y dónde ver hoy por TV la final de los Juegos Olímpicos

Actualizado Domingo, 4 agosto 2024 - 09:19

La resolución del cuadro masculino en los Juegos Olímpicos de París ha vuelto a deparar un duelo entre dos de los mejores tenistas del momento. Un enfrentamiento generacional que se ha convertido en un clásico moderno: Carlos Alcaraz - Novak Djokovic.

El serbio, más veterano (37 años), buscará redondear su palmarés antes de la retirada con el oro, logro que no ha alcanzado en sus cuatro participaciones anteriores. Alcaraz, por su parte, busca convertirse el campeón olímpico más joven de la historia en esta modalidad a sus 21 años.

Este será el séptimo enfrentamiento entre ambos tenistas y la igualdad en el cara a cara es máxima: tres victorias para cada uno. Eso sí, de las tres finales que han disputado, dos han caído del lado del español, ambas en Wimbledon. En la de Cincinnati, en 2022, cayó derrotado por dos sets a cero. En tierra batida solo hay dos precedentes. Alcaraz venció en 2022 en Madrid, mientras que Djokovic se llevó la victoria poco después el mismo año en las semifinales de Roland Garros.

DÓNDE VER EL PARTIDO DE ALCARAZ EN TELEVISIÓN

La final entre Alcaraz y Djokovic será uno de los platos fuertes de este domingo. Pero no será el único partido de tenis importante del día. Justo antes, Sara Sorribes y Carolina Bucsa pelearán por el bronce ante la pareja checa formada por Noskova y Muchova. Este partido, al igual que la final masculina, se jugará en la Philippe Chartier y comenzará a las 12:00. Por lo tanto, el serbio y el español deberán esperar al segundo turno de juego.

Ambos partidos se podrán seguir por televisión en La 1 de RTVE. Además, se emitirán en la plataforma web RTVE Play, donde se programan en directo todos los eventos.

Del mismo modo, Eurosport, que retransmite los Juegos Olímpicos al completo, ofrecerá estos partidos. Sus canales están disponibles en su propia aplicación y en las plataformas de DAZN o Max (antes HBO).

Sorribes y Bucsa caen en semifinales del dobles en los Juegos Olímpicos y pelearán por el bronce

Actualizado Viernes, 2 agosto 2024 - 18:35

Fue querer y fue no poder. Sara Sorribes y Cristina Bucsa pusieron el corazón, pero no hubo piernas y, sobre todo, faltaron manos, recursos, tenis. La pareja española de dobles cayó en semifinales de los Juegos de París ante el dúo ruso-neutral que forman Mirra Andreeva y Diana Shnaider. "¡Va, Cris, va que se puede!", animaba Sorribes al inicio del segundo set, pero no se podía.

Con más pegada y dominio de la red, Andreeva y Shnaider castigaron en casi cada golpe. El marcador fue descriptivo: 6-1 y 6-2 en una horas y cinco minutos. Ahora habrá que recomponerse porque el domingo, a les 12.00 horas, las dos españolas tendrán la oportunidad de conseguir un bronce olímpico, la cima de sus carreras, ante la pareja checa formada por Karolina Muchova y Linda Noskova. "No las conocemos nada de nada, la verdad. Yo he jugado contra Muchova y tiene buena volea, pero nunca la he visto en dobles. En todo caso, tenemos que intentar hacer nuestro juego", analizaba Sorribes sobre sus próximas adversarias.

Ambas son tenistas importantes del circuito individual, Muchova fue finalista en Roland Garros el año pasado y Noskova, de sólo 19 años, fue cuartofinalista este curso en Wimbledon, pero no tienen experiencia en parejas. Será el momento de Sorribes y Bucsa de imponer sus conocimientos en la especialidad.

"No hemos bajado los brazos"

Porque este viernes no lo lograron. Parecía el momento de tocar el cielo, pero era sólo una trampa. Ni Shnaider ni Andreeva tenían historial en el dobles, pero sólo era por su edad: 20 y 17 años. Shnaider, la chica del pañuelo -dice que las gorras le molestan-, ya está entre las 25 mejores del mundo y ganó dos Grand Slam en dobles en categoría junior. Andreeva, la gran promesa del circuito, asombró a su corta al llegar a las semifinales del último Roland Garros. Con Conchita Martínez en su palco -es la entrenadora de Andreeva-, las dos demostraron que pronto el tenis será suyo.

"Ha sido complicado, no nos han dado opción. Peron las escalaras que van de la pista a los vestuarios Sara ya me estaba dando ánimos. Hay que animarse. Tenemos por delante una oportunidad muy bonita", comentaba Bucsa y Sorribes confirmaba: "Sí, sí, hay que quedarse con lo bueno. Pese a lo que ha pasado no hemos bajado los brazos".

Y, en efecto, fue querer y fue no poder. A Sorribes y Bucsa, habituales de las pistas anexas, también les pudo la enormidad de la Philippe Langlen y el ánimo del público. De 27 y 26 años, castellonense y cántabra -nacida en Moldavia, ambas están habituadas a los torneos WTA 500 y WTA 250 y la presión y la magnitud de la posible conquista les cayó encima. Sólo hubo un conato de proeza, a final del segundo set, cuando ya estaba todo perdido. Con 6-1 y 5-1 en el marcador, lograron un break para seguir con vida y soñaron con la remontada de todos los tiempos. Ahí, golpeando con más soltura, completaron sus mejores intercambios, pero finalmente Shnaider y Andreeva cerraron el triunfo y el pase a la final en la que se encontrarán con las italianas Jasmine Paolini y Sara Errani.

El mejor Carlos Alcaraz hace desaparecer a Aliassime y asegura otra medalla para España

Actualizado Viernes, 2 agosto 2024 - 15:23

Este Carlos Alcaraz ya había aparecido este año. En el último Roland Garros este Carlos Alcaraz sometió a toda su generación, con Jannik Sinner como principal víctima. En el último Wimbledon este Carlos Alcaraz acabó con la historia, derrotado Novak Djokovic, decretado el final del Big Three. Este Carlos Alcaraz ya había aparecido este año. Pero los Juegos de París todavía no lo había visto. El español apareció este viernes con su mejor traje en la Philippe Chatrier para abrumar a su rival, el canadiense Felix Auger-Aliassime, convertir unas semifinales olímpicas en una primera ronda de un torneo humilde y asegurar otra medalla para España.

Su victoria por 6-1 y 6-1 en sólo una hora y 15 minutos fue otra demostración de la preeminencia de Alcaraz sobre el resto, un juego inmejorable, un dominio para muchos años. Diga lo que diga el ranking ATP, el español no tiene adversario hoy en día, ni nadie que le amenace. Viene el tenis de una época prodigiosa, con el talento de Djokovic, Nadal y Federer, pero discutían entre ellos: cuesta recordar un jugador tan superior.

Sus semifinales fueron un truco de magia: ahora está, ahora no. Aliassime de repente desapareció. Un tenista evaporado, no hubo partido ni mucho menos. Alcaraz, violentísimo con su saque, como en el último Grand Slam, desplegó más golpes que nunca esta semana, lo hizo con más acierto y, lo más extraordinario, estuvo rápido, muy rápido. Después de su eliminación del dobles junto a Rafa Nadal y de la acumulación de partidos, el descanso del jueves por la tarde fue suficiente para volver a galopar.

"He jugado a un nivel muy alto, con una concentración bastante alta. Ayer tuve más tiempo, horas de recuperación, pude hacerlo todo con más calma. Y se ha notado", comentaba Alcaraz, que también partió con dos ventajas sobre su adversario.

En primer lugar que Aliassime venía de jugar dos partidos el día anterior, los cuartos individuales contra Casper Ruud y el dobles mixto junto a su compatriota Gabriel Dabrowski. Y segundo que ya le tiene la moral ganada al canadiense. Es el efecto Alcaraz, el mismo con el Big Three sometió al resto de sus rivales. Antes de saltar siquiera a la pista, Aliassime ya sabía que no ganaría, pues en los cuatro últimos enfrentamientos ante el español no sólo había perdido, si no que lo había hecho con estrépito.

"En la final voy a intentar hacer las cosas bien, ni más ni menos. Sé que es una final olímpico, uno de los momentos más importantes de mi vida, pero voy a intentar no pensar en ello. Tengo que disfrutar de la final", aseguró Alcaraz que puede discutir por el oro con Djokovic, tocado nuevamente de su rodilla, o con Lorenzo Musetti. El partido entre ambos se decidirá de noche, aunque el oro está en manos de Alcaraz. Con su juego, su velocidad, su mentalidad, sólo lo puede perder. Cuesta recordar un jugador tan superior.

El antídoto patriótico de Alcaraz contra el cansancio: “Recuerdo que estoy jugando para España y me voy hacia arriba”

Actualizado Jueves, 1 agosto 2024 - 22:50

Corre, corre. Y corre, corre. Y corre, corre. Y Carlos Alcaraz dijo: "Ya está, para".

Cuando acabó su partido de cuartos de los Juegos Olímpicos de París con victoria sobre Tommy Paul por 6-3 y 7-6(7), se encerró en el gimnasio que hay en Roland Garros -en las plantas bajas de la Philippe Chatrier- y tardó casi dos horas en salir. Hasta ayer, después de cada triunfo olímpico, le tocaba ducharse rápido, fotografiarse con los fans que le esperaban e

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Tenis: Bucsa y Sorribes pelearán por las medallas tras su victoria en el supertiebreak ante las ucranianas

Tenis: Bucsa y Sorribes pelearán por las medallas tras su victoria en el supertiebreak ante las ucranianas

Actualizado Jueves, 1 agosto 2024 - 19:48

Sara Sorribes y Cristina Bucsa ampliaron las expectativas del equipo español de tenis en París 2024 y se convirtieron en otra opción clara de medalla, junto a Carlos Alcaraz, al situarse en las semifinales del dobles femenino después de batir, en un duelo con tintes épicos, a las hermanas gemelas ucranianas Lyudmyla y Nadila Kichenovk por 6-3, 2-6 y 12-10.

Fue dramático en parte porque después de perder el segundo set tuvieron el 'super tie break' muy cuesta arriba. Lyudmila, sobre todo, la más reputada en el circuito WTA, y Nadila, se colocaron con 7-3 que les acercaba al triunfo final.

Si algo tiene el dueto español es el espíritu de lucha. Se aferran a la pista. Lo hacen habitualmente en sus compromisos individuales y también en dobles. Más en los Juegos. Enmendaron con rotundidad la situación y se pusieron por delante después de ejecutar un parcial de 6-0 que les situó con dos puntos de partido. Resucitaron las ucranianas, que empataron. Otro 'match point' de España. Otro punto de las Kichenkov. Y al cuarto, sentenciaron.

Un triunfo después de una hora y 43 minutos que les lleva a las semifinales, que jugarán ante las rusas Mirra Andreeva y Diana Schnaider, que ganaron a las checas Barbara Krejcikova y Kateryna Siniakova, primeras favoritas, por 6-1 y 7-5.

Es un nuevo éxito de la castellonense y la cántabra de origen moldavo que han superado el mal trago de la temprana eliminación en individuales. No compiten habitualmente como pareja. De hecho, es un experimento que nació en el WTA 1000 de Madrid y tuvo éxito. Sin pensarlo, ganaron el trofeo. Pero acumulan juntas solo siete partidos como pareja y hasta ahora no conocen la derrota.

Arantxa, Conchita, Ruano, Medina...

Bucsa, de 26 años, que ocupa el puesto 60 individual y 20 en dobles, cuenta con cuatro éxitos como doblista. Además del logrado en Madrid con Sara Sorribes, triunfó en Estrasburgo esta campaña con Monica Niculescu de compañera, en Bogotá junto a Kamila Rakhimova y, el pasado año en Lyon, con Bibiane Schoofs. Cada torneo con una compañera diferente.

Sara Sorribes, por su parte, está más asentada con Marie Bouzkova, con la que ha conseguido los trofeos de Pekín el pasado año y Estambul en 2022. Antes, con María Jose Martínez Sánchez se llevó el trofeo en Rabat y en 2018 con Naomi Broady se estrenó en Monterrey. En total, cinco trofeos en dobles.

Sacaron adelante un duelo complicado que empezó de manera arrolladora ante un equipo en el que sobresale LyudmiylaKichenok, finalista en dobles este 2024 con la letona Ostapenko, su compañera en los últimos tiempos. Una colaboración no exitosa. Ganaron en Cincinnati en 2022. Junto a su hermana Yudmyla, con la que no juega habitualmente, ha llegado hasta cuartos en París.

Sara y Cristina pueden ser las quintas españolas en subir a un podio olímpico en dobles. En Barcelona 1992 lo hicieron Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez (plata), que repitieron en Atalanta 1996 con un bronce. Después, en Atenas 2004 Conchita Martínez y Virginia Ruano lograron también plata, igual que Anabel Medina, actual seleccionadora, y Virginia Ruano en Pekín 2008.

Alcaraz vence a Paul y al cansancio y ya roza la medalla en los Juegos Olímpicos

Actualizado Jueves, 1 agosto 2024 - 16:54

Desde hace unos días, en los Juegos de París, Carlos Alcaraz es un poco menos Carlos Alcaraz. Normalmente alegre, disfrutón, parlanchín, en Roland Garros ahora se le nota cansado. Es un cansancio físico, claro está, por la acumulación de partidos que arrastra después de ganar Roland Garros y Wimbledon e intentar llevarse el oro olímpico en individuales y dobles, pero también es un cansancio mental. En la pista se le ve algo más tenso, quejándose del estado de la tierra batida de la Philippe Chatrier, por ejemplo, y fuera de la pista, sonríe menos y habla menos. Sigue siendo el joven amable que es, pero se le ve agotado. Cuando acabe la semana, seguro, necesitará más de tres o cuatro días de descanso en Ibiza para recuperarse.

Pero mientras tanto sabe que ya no le queda nada para alcanzar un sueño, ganar unos Juegos con 21 años. Este jueves, en cuartos de final, superó al estadounidense Tommy Paul por 6-3 y 7-6(7) y ya está en semifinales del torneo, donde este mismo viernes se medirá al canadiense Felix Auger-Aliassime, que venció al noruego Casper Ruud (6-4, 6-7 (8), 6-3).

Será una lucha que le otorgaría dos premios a cada cual más importante: en primer lugar, la opción de luchar por la victoria en los Juegos y en segundo lugar, la posibilidad de pasar un día entero sin jugar al tenis. Como la final de los Juegos sería el domingo, Alcaraz podría por fin aparcar la raqueta, pasear un rato, incluso echar una siesta. No lo hace desde hace una semana. Lo necesita, vaya si lo necesita.

En el primer set ante Paul, a Alcaraz todavía le quedaban piernas y su juego fue el de siempre. Con el saque como escudo, castigó la derecha del estadounidense, menos efectiva que su revés, y apenas sufrió para llevarse el periodo. Pero en el segundo set pudo complicarse todo. Hasta ese momento Paul había intentado imponer la estrategia que le funcionó en el primer set de los cuartos de final del último Wimbledon que enfrentaron a ambos: golpes durísimos desde el fondo, Alcaraz empotrado contra el muro, toda la pista vacía. Pero de repente el yankee comprendió que en tierra batida necesitaba otra cosa y variar, a acercarse a la red, incluso a buscar las dejadas. Y a Alcaraz se le hizo bola.

Con un 3-0 en contra de inicio y la posibilidad de un extenuante tercer set, las piernas le empezaron a pesar y sólo le quedó un camino: luchar. Ya no era juego, era pelea, era resistencia, era defensa. Con 5-3 en contra y saque para Paul, supo conseguir el break y en el tie-break, entonces sí, un momento Alcaraz. En la muerte súbita llegó a desperdiciar una bola de partido y a sufrir una bola de set en contra, pero al final, con una contradejada deliciosa, fantástica, genial, deshizo el embrollo y se llevó la victoria. Desde hace unos días, en los Juegos de París, Carlos Alcaraz es un poco menos Carlos Alcaraz, pero ya sólo le quedan dos partidos para colgarse el oro olímpico.

Las lágrimas de Nadal en la Philippe Chatrier, la mano al hombro de Alcaraz y una reflexión por hacer: “Se ha acabado una etapa”

Actualizado Jueves, 1 agosto 2024 - 00:08

Una mano al hombro. Estoy aquí para lo que necesites. Un consuelo. En ese escenario, la Philippe Chatrier, la pista central de Roland Garros, Rafa Nadal y Carlos Alcaraz están acostumbrados a ganar, pero ayer sufrieron juntos una derrota e igualmente juntos se marcharon. Si celebraron como un equipo, por qué no llorar como un equipo. Después de caer ante los estadounidenses Austin Krajicek y Rajeev Ram en cuartos de los Juegos, los dos se abrazar

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