Alexandra Truwit, la nadadora que compite en París sólo 15 meses después de perder el pie por el ataque de un tiburón

Alexandra Truwit, la nadadora que compite en París sólo 15 meses después de perder el pie por el ataque de un tiburón

Actualizado Lunes, 2 septiembre 2024 - 22:57

El pasado domingo, día de su estreno en París en los 100 metros libre, la nadadora Alexandra Truwit (Estados Unidos, 24 años) publicó un vídeo en sus redes sociales en el que mostraba cómo fueron sus primeros pasos con la prótesis en su pierna izquierda hace un año. Haber podido llegar a los Juegos, pase lo que pase en las futuras pruebas, ya ha sido una auténtica proeza. Para ella, la piscina es su vida. Lo lleva dentro desde que era pequeña. "Nadar y el agua fueron mis primeros amores", reconoce en una entrevista. Una afición que comparte con su madre Jody, que había sido capitana del equipo femenino de natación en Yale, en 1991. Pero la vida de esta joven deportista cambiaría por completo después de un fatídico viaje en mayo de 2023.

Era final de curso. Se acababa de graduar en la universidad, iba a incorporarse a un nuevo trabajo en Nueva York en octubre y Truwit decidió irse con su amiga Sophie Pilkinton a pasar unos días a las islas Turcas y Caicos. Un terreno paradisíaco, perteneciente a Reino Unido y situado en el Caribe, ideal para hacer snorkel y celebrar el final de sus estudios. Todo parecía estar en calma en un día más de diversión cuando, de la nada, apareció un tiburón delante de ellas: "Era agresivo, sentí que quería atacarnos y respondimos de la única manera que pudimos: defendiéndonos", afirmó en un reportaje de la NBC.

Tras varios empujones y patadas para zafarse del animal, ambas comenzaron a nadar hacia el bote, que estaba a unos 70 metros de distancia. Había que hacerlo lo más rápido posible, pero para entonces, Truwit ya se había quedado sin su pie izquierdo. Un mordisco se lo había quitado. Aun así, intentó mantenerse "firme y consciente", y centrarse en poder llegar viva a bordo. Una vez allí, Sophie ayudó a su amiga realizándole un torniquete en la pierna hasta que pudieron pedir ayuda y trasladarla a un hospital en Estados Unidos. Aquello le salvaría la vida. Ya en tierra, el dolor era insoportable y aunque pudieron parar la hemorragia, aún le quedarían otras dos operaciones de cirugía que acabaron con la amputación de su pierna.

Proceso de recuperación

"Lo importante en estos casos y, quizás por eso haya podido llegar a los Juegos Paralímpicos, es tener una buena base muscular y ella, al haber sido deportista, seguramente la tendría", señala Ana Isabel Rodríguez Montalbán, doctora especialista en angiología y cirugía vascular y endovascular. "Si fue una amputación por debajo de la rodilla habrá tenido que hacer muchos ejercicios en los cuádriceps, abductores, glúteos... y también de extensión y flexión de la articulación. Si logró salvar la rodilla y, al ser ella una persona joven, la recuperación pudo ser mucho mejor al no tener que cargar todo el peso en la cadera. Después, una vez se ha implantado la prótesis, habrá hecho muchos ejercicios de equilibrio", apunta Rodríguez.

Muchas horas de gimnasio, esfuerzo y entrenamientos con dos objetivos claros: poder volver al agua y recuperar la confianza en sí misma. "Al principio me dio miedo. Oír el sonido me llevaba a tener recuerdos", confesó Truwit al narrar cómo fue su primer contacto con la piscina tras el suceso. No fue fácil afrontar ese último recuerdo en el mar, pero nada iba a conseguir frenarla. Había que "luchar por todo aquello que pudiese recuperar".

Se puso el gorro, el bañador, las gafas y llamó a su entrenador personal y uno de sus principales apoyos, Jamie Berone, para comenzar el proceso. "Siempre me ha ayudado a lograr más de lo que yo u otros creíamos", destacó la norteamericana. Además, para completar todo este proceso, también se fijó en historias de superación de otros deportistas que pudieran servirle de motivación para seguir adelante.

"Se niega a rendirse"

En sólo tres meses ya pudo nadar en una competición y al poco tiempo ganó las pruebas celebradas en Minneapolis para conseguir su billete y representar a Estados Unidos en los Juegos Paralímpicos en la categoría S10. "Voy a poder terminar esto en mis propios términos, de una manera que nunca hubiera imaginado y a un nivel que nunca hubiera creído», sentenció la nadadora en una entrevista.

En París y a pesar de que no ha podido pasar de ronda en los 100 metros, Truwit todavía tiene la oportunidad de competir por las medallas en los 400 metros libre y en los 100 metros espalda. Además, podrá compartir equipo olímpico con deportistas de la categoría de Jessica Long (32 años), ganadora de 29 medallas paralímpicas desde los Juegos de Atenas. "Es básicamente un caballo de batalla que se niega a rendirse", finalizó su madre.

Teresa Perales y su logro más especial: "Es mi medalla más épica, es de película"

Teresa Perales y su logro más especial: “Es mi medalla más épica, es de película”

Unos meses antes de los Juegos Paralímpicos de Tokio, Teresa Perales (Zaragoza, 1975) afrontaba el desenlace de su trayectoria deportiva cuando se le salió el hombro izquierdo por un espasmo muscular. Tenía 45 años y con mucho esfuerzo se colgó una plata. Pero al volver de Japón a España, después de pasar incluso por la UCI, descubrió que sufría una nueva discapacidad. La neuropatía que a los 19 años le dejó sin movilidad en las piernas le provocaba esta vez una continua luxación en el brazo izquierdo y, sin solución en el quirófano o en rehabilitación, su vida cambió de nuevo.

Acostumbradísima a la silla de ruedas, nuevamente necesitaba ayuda en su rutina y tenía que reinventarse en la piscina, con el brazo derecho como único motor. Una solución era retirarse. Con 27 medallas en Juegos Paralímpicos, podía dejar la competición y disfrutar de los recuerdos acumulados después de tanto tiempo. Pero entonces no sería Perales. En lugar de eso luchó más que nunca para regresar y colgarse este sábado en París 2024 su medalla número 28, un bronce en los 50 metros espalda S2 que le igualaba al mito del agua, Michael Phelps. Horas después, este domingo, Perales atendía a EL MUNDO entre compromisos en la Villa.

¿Cómo se celebra una medalla cuando es la número 28?
Durmiendo a pierna suelta (Risas). Llegué supertarde de la piscina, después de atender a la prensa y de estar con la familia y dormí como hacía meses que no dormía. He celebrado muchas medallas, pero ninguna como ésta. Es la medalla más épica de mi vida, una medalla de película. La más especial por todo lo que significa. Estos últimos años, con más discapacidad, han sido muy difíciles de gestionar en mi cuerpo y, sobre todo, en mi cabeza.
¿Cómo lo hizo?
Centrándome mucho en lo que todavía podía hacer, en mi brazo derecho. Al principio me costó aceptar que era más dependiente, que necesitaba que alguien me ayudara a moverme o a vestirme. Pero luego empecé a trabajar para centrarme en lo que todavía tenía y no en lo que había perdido.
El proceso ya empezó en los Juegos Paralímpicos de Tokio.
Sí, allí estuve ingresada y, al volver, tuve que estar en la UCI en Madrid. La verdad es que estuve bastante malita, pero más o menos me recuperé. Pensaba que con la operación todo se quedaría en un susto y el brazo volvería a estar bien. Pero después de pasar por el quirófano volvió la espasticidad [espasmos causados por la hipertonía muscular que provoca la neuropatía] y ahora está siempre dislocado, luxado todo el tiempo. Por suerte, sólo me duele cuando se sale un poco más de la cuenta, pero yo misma me lo coloco.

Javier EtxezarretaEFE

¿Cómo ha conseguido nadar de nuevo sin movilidad en ese brazo?
No te voy a mentir, ahora es agotador. El brazo derecho tiene que hacer de timón, de empuje, lo tiene que hacer absolutamente todo. Tengo que estar enfocada cada segundo, concentrada en cada movimiento. No sabes la cantidad de veces que me he comido las corcheras en los entrenamientos. En la final, a mitad de piscina ya estaba agotadísima, pero pensaba sigue, sigue, sigue, pega otra brazada. Por suerte el techo de La Defense [la sede de la natación en París] es perfecto para la espalda y sabía en todo momento cuánto me quedaba. Al llegar, al tocar la pared, me bailaba todo, no sabía ni si realmente había conseguido medalla.
¿Sigue disfrutando de la natación?
Sí, sí, por supuesto. La adaptación a la nueva situación fue difícil y pasé por muchas cosas que tampoco voy a explicar. Pero el agua me ata a la vida. Siempre me ha dado libertad, en el agua mantengo mi dignidad, mi autonomía personal. Y además estoy rodeada de gente bonita que lo hace todo muy bonito.
¿De quién fue el primer abrazo al salir de la piscina tras la final?
De mi entrenador, Darío [Carreras]. Luego abracé a Justi, que es quien me ayuda en mi día a día. A mi doctora, Amaia Bilbao. A los fisios, a mis amigos y después a la reina Letizia, al resto de autoridades y, al final, a mi familia. Dejaron que mi marido, mi hijo y mi hermano bajaran a pie de la piscina y fue muy emocionante. Lloramos todos mucho.

Javier EtxezarretaEFE

La reina Letizia se emocionó mucho con su medalla.
Le gusta mucho el deporte y siempre ha estado tremendamente implicada en mi carrera. Es una persona que se informa mucho, por algo era periodista, y es muy inteligente. Me asombra siempre la memoria que tiene, me deja admirada. Se acuerda de cosas que he conseguido de las que ni yo me acuerdo.
Después de conseguir la medalla número 28, la más difícil de todas... ¿Ya lo ha logrado todo?
No, no, yo todavía no he puesto el broche a su carrera, si acaso el pin. Por lo menos seguiré un año más, hasta el Mundial del año que viene y luego ya veré qué hago. El otro día vi que en los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles 2028 la natación se celebrará en un estadio de fútbol americano, que habrá 35.000 espectadores en las gradas, y pensé: 'Eso tengo que vivirlo'. Si mi cuerpo aguanta, quizá dispute otros Juegos.
La mayor y la menor, estas son las atletas que representarán a España en los Juegos Paralímpicos

La mayor y la menor, estas son las atletas que representarán a España en los Juegos Paralímpicos

Actualizado Domingo, 1 septiembre 2024 - 14:18

Entre Mari Carmen Paredes, maratoniana de 61 años, y la joven nadadora Anastasiya Dmytriv, de 16, hay 45 años de diferencia, cuatro generaciones distintas representadas en el equipo paralímpico español que acude a los Juegos de París, en los que el reto es superar las 36 medallas de Tokio 2020.

Mari Carmen Paredes será la deportista española con discapacidad de más edad y afrontará su tercera experiencia paralímpica junto a su guía y marido, Lorenzo Sánchez, de 65 años.

Paredes, natural de Badajoz y vecina de Cornellá de Llobregat (Barcelona), comenzó a practicar el atletismo con regularidad tras ser diagnosticada de una degeneración macular en 2007 y después de 25 años trabajando como enfermera en el Hospital Clínico de Barcelona.

En 2010 ganó la Carrera Liberty, hito que repitió varias veces en años siguientes, y comenzó a batir récords nacionales e internacionales en 1.500 metros, 5.000 y maratón. Su primer gran éxito llegó en 2014, cuando se proclamó campeona del mundo de esta última distancia y dejó la plusmarca mundial en 2h59:22.

Siempre con Lorenzo Sánchez como guía, con quien tiene tres hijos y tres nietos, la fondista debutó en unos Juegos Paralímpicos en Río 2016, pero ambos tuvieron que abandonar pasado el kilómetro 25, cuando marchaban cuartos, debido a la deshidratación provocada por el intenso calor que hizo ese día de pleno verano. La segunda experiencia paralímpica llegó en Tokio 2020, donde la pareja finalizó en la novena posición con un tiempo de 3h37:44.

Paredes logró el billete paralímpico de París 2024 el pasado 19 de febrero, cuando paró el crono del maratón de Sevilla en 3h10:48, convirtiéndose en la deportista con discapacidad más veterana de la delegación española en la capital parisina tras ser la segunda de mayor edad en Tokio 2020 y la séptima en Río 2016.

Otros deportistas veteranos del equipo español en París 2024 son el guía de atletismo Mia Carol (57 años), el jugador de boccia Vasile Agache y el tenista de mesa Miguel Ángel Toledo (56 años) y la piragüista Araceli Menduiña y la remera Josefa Benítez (55).

Por otro lado, la nadadora con discapacidad física Tasy Dmytriv, de 16 años, es la deportista española con menos edad en París 2024, en la tercera edición consecutiva en que el deporte acuático aporta al benjamín del equipo nacional: Nahia Zudaire en Tokio 2020 y Marian Polo en Río 2016.

Dmytriv es incluso más joven que los tres hijos de Mari Carmen Paredes y Lorenzo Sanchez, que tienen 38, 36 y 30 años, respectivamente, y poco mayor que el mayor de los tres nietos de la pareja de maratonianos, que cuenta con 10 años.

Dmytriv, nacida en Lviv (Ucrania) y residente en El Ejido (Almería) desde los dos años, es la principal estrella emergente del equipo paralímpico español. En 2020 debutó en el Campeonato de España AXA de Promesas Paralímpicas de natación, en el que fue segunda en la clasificación general, aunque se resarció con la victoria los cuatro años siguientes.

La nadadora almeriense, con discapacidad en un brazo, se estrenó internacionalmente en el Mundial celebrado en Madeira (Portugal) en 2022, cuando apenas tenía trece años. Regresó a casa con una colección de oro (en los 100 metros braza), plata (relevo 4x100 estilos mixto) y bronce (200 estilos).

Desde entonces, se ha mantenido en los primeros puestos del ranking internacional. En 2023 participó en el Mundial de Manchester (Reino Unido), donde consiguió el oro en los 100 braza y en el relevo 4x100 estilos mixto. Y el pasado mes de abril recibió el oro en los 100 braza y el bronce en ese mismo relevo durante el Europeo de Madeira.

"Me siento con mucha ilusión y con muchas ganas de nadar y estar en París para disfrutar momentos únicos como la competición, viendo otros deportes y pasar tiempo con compañeros. También siento muchos nervios porque es la primera vez que participo en unos Juegos y aunque la gente habla mucho de los Juegos hasta que no esté allí no sabré bien cómo son. El resultado que espero tener es disfrutar e intentar luchar por una medalla", declara Dmytriv, entrenada por Patricia Prieto Polonio en el Club Mare Nostrum.

Con menos de 20 años también debutarán en unos Juegos Paralímpicos los nadadores Jian Wang Escanilla (17), Berta García (18) y Beatriz Lérida (19).

La edad media de los deportistas con discapacidad de España en París 2024 es de 33,2 años, por 33,5 de Tokio 2020; 32,6 en Río 2016 y 32,4 en Londres 2012.

La piscina de la polémica se cierra con dos nuevos récords del mundo, tres en total

Actualizado Domingo, 4 agosto 2024 - 20:28

La piscina de la polémica se cierra con tres récords del mundo, además de un buen puñado de récords olímpicos, hecho que pone en cuestión la polémica acerca de si su escasa profundidad afectaba a la velocidad. El español Hugo González fue uno de los que se quejó. Al récord de 100 libre (46.40), logrado por el chino Zhanle Pan, se unieron en la última jornada de la natación en París los de 1.500 libre masculino y 4x100 estilos masculinos.

Bobby Finke, de Estados Unidos, batió el de la mayor prueba de fondo (14.30.67) para superar en 35 centésimas la plusmarca anterior, del chino Sun Yang, que estaba vigente desde 2012. Fue un buen día para Estados Unidos, ya que su relevo de 4x100 estilos femenino mejoró el que ya tenía al concluir en 3.49.63.

Regan Smith, Lilly King, Gretchen Walsh y Torri Huske, autora de una fabulosa última posta, añadieron otro éxito para un relevo que desde 1960 acumula 11 oros en la especialidad.

China, oro en 4x100 estilos

En la misma prueba, pero en categoría masculina, volvió a lanzarse a la piscina el gran héroe de París, Léon Marchand, pero con escasas opciones de obtener un quinto oro, dada la menor potencia del equipo francés. No obstante, consiguió sumar una medalla olímpica más, en esta ocasión de bronce.

China dominó en la combinada gracias a Jiayu Xu, Haiyang Qin, Jiajun Sun y Zhanle Pan (3.31.58), con 55 centésimas de ventaja sobre Estados Unidos, mientras los locales tocaron la pared a casi un segundo.

Marchand, con cuatro oros y un bronce, y Katie Ledecky, con dos oros, un bronce y una plata, son los nadadores más galardonados, además de la joven canadiense Summer McIntosh, una de las mujeres del futuro, y el equipo australiano.

Los tres récords del mundo, además de algunas de las pruebas más rápidas de la historia de los Juegos, como todas las ganadas por Marchand, ponen en entredicho si la profundidad de la piscina de La Défense Arena, de 2,15 metros mientras que la normativa actualizada de la FINA exige 2,50, ralentizaba a los nadadores por el mayor oleaje generado. La media de las marcas es inferior a la de Tokio.

Ledecky consigue la victoria en el 800m libre y se convierte en la deportista más laureada de la historia de los Juegos Olímpicos

Ledecky consigue la victoria en el 800m libre y se convierte en la deportista más laureada de la historia de los Juegos Olímpicos

Actualizado Sábado, 3 agosto 2024 - 22:34

La nadadora estadounidense Katie Ledecky conquistó su noveno oro olímpico al ganar la final de los 800 m libre. Con esta victoria iguala a la gimnasta Larissa Latynina como las mujeres con más títulos en la historia de los Juegos. Ledecky posee un total de 14 preseas olímpicas y, a sus 27 años, tiene la intención de seguir compitiendo al menos hasta Los Ángeles 2028.

"Me encantaría, ya veremos. No es fácil", admitió. "Lo tomaré año a año y ya veremos. Voy a darlo todo mientras pueda". La legendaria nadadora alcanzó a la gimnasta soviética Latynina con su cuarta victoria consecutiva en la prueba de los 800 m libre, con un tiempo de 8:11.04 frente a la figura australiana Ariarne Titmus (8:12.29) y a la estadounidense Paige Madden (8:13.00). Ledecky se vengó así de Titmus, quien la batió con rotundidad en los 400 m libre disputados hace una semana en el pabellón de La Défense.

"Ganar cuatro veces una prueba es lo que más significa para mí", adelantó la triunfadora. "Sentí que me había presionado mucho, pero estoy muy contenta de haberlo conseguido". "Sabía que iba a ser una carrera dura hasta la meta, así que tuve que confiar en mí misma, en mi entrenamiento, en que sé cómo competir en esa prueba. Y sí, me sentí aliviada de haber puesto la mano primera en la pared",

La estadounidense, que tuvo que conformarse con un bronce en la prueba combinada, ratificó después que había viajado a París no sólo para agrandar su extraordinario palmarés, sino para entrar en el olimpo de los más grandes atletas olímpicos. La victoria en el 1.500 libre le dio la oportunidad de abordar este sábado la marca de Latynina, que logró sus nueve preseas doradas entre 1956 y 1964.

SOLO PHELPS POR DELANTE

Por delante de ellas sólo se encuentra, a larga distancia, el gran coloso de las piscinas, Michael Phelps, que arrasó con 23 oros entre 2004 y 2016. El prodigio de Baltimore también enlazó cuatro trítulos olímpicos consecutivos en los 200 mariposa de los Juegos de Atenas 2004, Pekín 2008, Londres 2012 y Río 2016.

El público de La Défense vibró con la gesta de Ledecky y le brindó una enorme ovación al confirmar el triunfo. Sus aficionados también lanzaron gritos de "USA, USA" para un triunfo que acerca a Estados Unidos a la líder Australia en el medallero de la natación de París.

El equipo océanico, sin embargo, está en buena posición para asestarle la primera derrota al Team USA desde 1988, sumando siete oros, seis platas y dos bronces por un registro de 5-12-7 para los norteamericanos con cinco finales por disputar en París.

La velocidad es para viejos

La velocidad es para viejos

Aúlla, ronca, la sirena. Un parpadeo y Cameron McEvoy (Australia) es el campeón olímpico de los 50 libre 21 segundos y 25 centésimas después. A un aleteo, cinco centésimas, el británico Ben Proud. A un carraspeo, 31, el francés Florent Manaudou. La velocidad, qué curioso, qué raro, es para viejos. McEvoy tiene 30 años. Proud, 30 el mes que viene. Manaudou, el ídolo, la leyenda pre-Marchand...¡33! La natación tiene razones que la razón no entiende

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El verano de Summer (McIntosh)

El verano de Summer (McIntosh)

Evgeniya Chikunova tendría que haber estado en la final de los 200 braza. Y quizás la habría ganado. Después de todo es la plusmarquista mundial. Pero, además, es rusa, una razón olímpicamente excluyente en las actuales circunstancias bélico-políticas. Chikunova, de 19 años, nacida, como Putin, en San Petersburgo, no forma parte del magro contingente de compatriotas, 15 en todos los deportes, que han sido autorizados para acudir a París como «atl

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Hugo González confirma sus malas sensaciones en París con otro sexto puesto en 200 espalda

Hugo González confirma sus malas sensaciones en París con otro sexto puesto en 200 espalda

Otro sexto puesto para Hugo González, otra frustración para alguien que no ha encontrado en París al mejor nadador que lleva dentro, y que deja alguna incógnita acerca de su futuro. En la final de 200 espalda invirtió su habitual estrategia en la prueba, con una buena salida y progresión que le llevó a llegar tercero al primer 50 y segundo al 100, pero sin capacidad para sostenerla en adelante. El tiempo fue mejor de los que había hecho en series y semifinales (1.55.97), aunque insuficiente para el podio. Ni siquiera el crono que hizo en Doha, el Mundial en el que logró el oro (1.55.30) le habría llevado al podio. Habría necesitado su récord de España (1.54.51), logrado este año. El lugar para conseguirlo era otro.

"Hice una buena salida y carrera, en general, pero no logramos el tiempo que queríamos hacer. No estoy satisfecho", admitió Hugo. "No he terminado de encontrar mi ritmo, mi estilo. No es lo que llevamos haciendo todo el año. Estoy decepcionado por la marca, no es lo que tenemos", insistió el nadador, que confirmó su participación en el relevo de 4x100 estilos.

Hubert Kos, de Hungría, se hizo con el oro por debajo del récord de Hugo (1.54.26). Hablamos, pues, de una prueba rápida, pese a no estar Ryan Murphy, uno de los compañeros de entrenamiento del español en California. Roman Mityukov, el hombre al que superó en Doha en el último 50 para ser campeón mundial de la prueba, fue segundo (1.54.85). Una secuencia que confirma sus palabras.

Incómodo en la Villa

A la espera del relevo, donde ya no opta al podio, el mallorquín no se ha sentido cómodo. Ni por la piscina ni por la Villa Olímpica ni por el horario. Habló de la poca profundidad del vaso de La Défense, en comparación con otras piscinas donde habitualmente se disputan grandes competiciones. Se mudó a un hotel porque los traslados a la Villa y las esperas después de competir eran excesivos. Dijo que algunas pruebas, especialmente finales, se disputaban demasiado tarde.

Aunque en algunas le asistiera la razón, la incomodidad y la negatividad suelen ir en paralelo a las malas sensaciones. Las suyas en la piscina no han sido nunca las mejores, pese a estar en dos finales, 100 y 200 espalda, resueltas con el mismo puesto. Sabía que, una vez en los Juegos, hay que estar en las mejores marcas personales, incluso mejorarlas, algo que no ha conseguido. Fue sexto en 100 espalda, como en Tokio, apenas cinco centésimas más rápido (52.73 por 52.78). Mejoró al entrar en la final de 200, algo que no consiguió en la capital nipona, pero fue insuficiente, pese a nadar más rápido que en semifinales. La final pedía acercarse, al menos, a su récord de España.

El futuro y la motivación

Con 25 años, la edad óptima para un nadador, Hugo tiene recorrido por delante, pero esta decepción deja incógnitas. Se trata de un deporte que adquiere gran visibilidad cuando llegan los Juegos. Los Mundiales, en los que ya ha subido al podio, incluso al primer peldaño, no poseen la misma repercusión: se nada todo el año para nadar en los Juegos. En Los Ángeles 2028 tendrá 29 años, en un entorno competitivo de una precocidad feroz. Léon Marchand, el héroe de estos Juegos, tiene 22. El nuevo ciclo exige, pues, reflexiones, que el mallorquín deberá realizar junto a sus técnicos, Dave Durden en California y José Ignacio González, 'Taja', en el Canoe de Madrid, su club. La motivación será determinante.

La natación española confiaba en Hugo para volver a tener presencia en el podio y de ese modo llenar el vacío dejado por Mireia Belmonte, con cuatro medallas olímpicas (dos platas en Londres 2012 y un oro y un bronce en Rio 2016). El mallorquín siempre ha dicho que no sentía una responsabilidad especial por ello, pero el peso de una figura como Mireia es inmenso. Su cosecha es la mitad de toda la natación española en su historia. Los otros cuatro metales fueron los bronces de Sergi López (Seúl'88), David López-Zubero (Moscú'80) y Nina Zhivanevskaya (Barcelona'92), más el oro de Martín López-Zubero en la misma final que nadó Hugo, también en 1992.

Podemos hablar, pues, de Mireia como del personaje más importante de la historia de la natación española en términos absolutos, y con una vinculación total con nuestro país, ya se entrenaba en España. Detrás de ella aparecía Hugo; detrás de Hugo, el panorama es desolador, sin ningún otro nadador clasificado para finales en París.

El récord de Pan Zhanle y la fascinación de la velocidad

Actualizado Miércoles, 31 julio 2024 - 23:43

¡Por fin un récord del mundo! El agua hervía al paso de los finalistas en los 100 metros libre. Y más que en las otras calles en la ocupada por Pan Zhanle. El chino, 19 relampagueantes años, hecho de materia estelar supersónica, volaba dejando un rastro de espuma ardiente. Era el plusmarquista mundial (46.80). Y lo sigue siendo, ahora con 46.40. Dejó a más de un segundo a Kyle Chalmers y a David Popovici. Los aplastó, los ahogó en la prueba reina

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Léon Marchand, la mariposa que desata el maremoto en París

Léon Marchand, la mariposa que desata el maremoto en París

Cuando Léon Marchand emergió del agua en el último 50 de la mariposa, la futurista Defénse creyó ser presa de un maremoto. Era como la mariposa de la teoría del caos, cuyo aleteo puede provocar un movimiento sísmico, pero en carne y hueso. La fuerza de ese aleteo es la fuerza del oro que viene para encontrarse en el podio con el oro que resiste. Un cruce de caminos en la victoria entre miembros de dos generaciones a los que separan cinco años, pero es que un año de un campeón olímpico son cinco en un mortal. Marchand, de 22, es el oro que viene; Katie Ledecky, de 27, es el oro que resiste.

Los desafíos que se habían impuesto para estos Juegos tienen similitudes, al afrontar cada uno de ellos cuatro pruebas. Marchand, los 200 y 400 estilos, los 200 mariposa y los 200 braza. Por ahora ha nadado los tres últimos con el pleno: tres oros. Ledecky, los 400, 800 y 1.500 libre, y el relevo de 4x200 libre. Después de afrontar las dos primeras, suma un oro y un bronce. Podría decirse, pues, que se trata de un desafío incompleto para la estadounidense, pero sería injusto con una nadadora de época. La que viene es de Marchand, más rápido ya que Michael Phelps. La que vivimos pertenece también, al menos en el fondo, todavía a Ledecky. París los venera. Los Ángeles los espera.

El reto de Marchand no era únicamente el de nadar pruebas que parecen antagónicas, como los 200 mariposa y los 200 braza, sino hacerlo con apenas dos horas de diferencia, después de haber afrontado las semifinales, por la mañana, con menos margen. La mariposa muestra su extraordinaria velocidad. La braza, el mejor nado subacuático, gracias a su cuerpo longilíneo, casi púber, que opone menos resistencia al agua. La combinación arroja como resultado el mejor nadador de estilos del momento y, si vamos a los tiempos, quizás podamos hablar pronto del de la historia. El récord del mundo de los 400 estilos ya le pertenece (4.02.50). Se lo arrebató a Phelps.

La oposición de Milak

El orden de las finales era el mejor para el francés, ya que las semifinales habían demostrado que iba a encontrar más oposición en la mariposa que en la braza, debido a la presencia de Kristof Milak. El húngaro es un cíclope del agua. En la semifinal que también dominó, fue más rápido que Marchand. También había ocurrido en las series. De ese modo se inició la final, con el húngaro primero en los tres virajes. Al salir del tercero, Marchand apuró su nado subacuático y emergió como una orca. Algo se había dejado dentro contra lo que Milak nada pudo hacer. Tampoco contra la grada enfebrecida. El francés ganó el 200 mariposa más rápido de la historia olímpica (1.51.21) después de haber hecho lo propio en los 400 estilos. La braza, en cambio, devolvió a un Marchand dominador de principio a fin.

Para Ledecky fue más sencillo. El padecimiento que experimentó en el 400 libre desapareció cuando aumentó la distancia. La estadounidense es una fondista, pero una fondista muy rápida, como prueba el hecho de que ganara el 200 libre en los trials de su país. En la actual escena olímpica, sin embargo, no es suficiente, frente al potente equipo femenino australiano. No es únicamente Ariarne Titmus, que ya derrotó a Ledecky en Tokio. Volver a intentarlo dice mucho en favor de la norteamericana, que podría haberse refugiado en la larga distancia, del 800 al 1.500. En cambio, quiso aceptar el reto. La comodidad no va con los campeones, no con los campeones de verdad.

Marchand, durante la final de mariposa.

Marchand, durante la final de mariposa.JONATHAN NACKSTRANDAFP

En el 1.500, la estadounidense impone una velocidad de crucero insostenible para el resto y acabar en 15.30.02. París asistió a su dominio y lo hizo con agrado, pese a animar a la francesa Anastasia Kirpichinkova, aunque La Défense no se emocionara como con Marchand, líder de un equipo francés que escala en el medallero. La natación gala, de profunda tradición olímpica, encuentra un nuevo referente desde Laure Manadou, con tres medallas (oro, plata y bronce) en Atenas'2004, con tan sólo 18 años. El nadador de Toulouse ya lo ha mejorado en París.

El liderazgo de EE.UU.

Ledecky encarna, asimismo, el liderazgo de una natación estadounidense venida a menos en París. La sombra de Phelps es alargada, muy alargada. Los 100 libre, que se disputaron ayer, dejaron campeones ajenos a las barras y estrellas. Caeleb Dressel, encumbrado en Tokio con cinco oros, ni siquiera pudo clasificarse para la prueba en los 'trials' en su regreso tras sufrir una depresión.

El oro de Ledecky es el octavo de su carrera y su medalla olímpica número 12. Si domina el 800 libre, algo previsible, y el 4x200 libre, menos a su alcance debido a la oposición de las australianas, superaría a Larissa Latynina, con nueve oros, como la mujer más laureada en la historia de los Juegos, algo que podría haber alcanzado ya Simone Biles si su mente no hubiera dicho basta en Tokio. La de Ledecky nunca para, continúa y continúa, como sus brazadas.