Garuba y Maledon cambian los pitos por aplausos y el Madrid remonta al Bilbao

Garuba y Maledon cambian los pitos por aplausos y el Madrid remonta al Bilbao

Los pitos y el run run mutaron en aplausos de reconocimiento para quién no se deja ni un gramo de energía. Al gris Real Madrid lo espabiló Usman Garuba, un tipo que se crece ante las adversidades. Fue el ímpetu del canterano, unido a los puntos de clase de Theo Maledon (17, 11 sin fallo desde el tiro libre), lo que sacó del atolladero a su equipo, atascado toda la tarde ante la pizarra del Bilbao de Jaume Ponsarnau. El triunfo liguero 35 de carrerilla en casa de los blancos, un alivio a una semana dura. [82-70: Narración y estadísticas]

Una victoria rara, en un partido para no sacar pecho. El Real Madrid fue casi siempre por detrás en el marcador, perdió el rebote, fue incapaz de entender a Pantzar y Hlinason y volvió a fracasar estrepitosamente desde el perímetro (4 de 25). Logró imponerse porque su talento y su fondo de armario es infinitamente superior y porque, cuando al fin se puso por delante ya en el último acto, al Bilbao ya apenas le quedaron fuerzas y argumentos. Demasiadas pérdidas (19) y demasiadas faltas: el Madrid lanzó 33 tiros libres, 15 más que ellos.

La primera parte fue sintomática de los momentos de dudas por los que atraviesa este Madrid. Ante un Bilbao Basket que se presentaba en el Palacio sin una de sus mayores amenazas (Darrun Hilliard) y con una enorme racha de derrotas lejos de Miribilla, avanzó entre la espesura, incapaz de sostener dos ratos largos de buen baloncesto.

Empezando por Campazzo, tan lejos de la magia que acostumbraba. No pudo contar Scariolo con los tocados Alex Len ni Andrés Feliz y se quedó fuera Trey Lyles (plaza de extracomunitario). Avanzó como si se tratara de una faena de aliño, con Hezonja haciendo daño y un Bilbao todavía tímido. Maledon, con esa facilidad que tiene para sacar puntos, estiró por primera vez el marcador y dos triples de Llull parecieron confirmar la tendencia (29-19).

Melwin Pantzar

Pero, a partir de ahí, el desastre. El Madrid perdió el Norte, los de negro dejaron de perder balones, apareció como líder Melwin Pantzar (canterano blanco, fichado por Unicaja aunque sigue cedido en Bilbao) y el marcador se dio la vuelta. Un 10-25 de parcial hasta el descanso (39-43), coronado por un triple de Normantas y los pitos de una tribuna que no le gusta lo que ve.

El Madrid había vuelto a fracasar desde el perímetro (3 de 13) y se había quedado en apenas seis asistencias. Hubo intento de reacción tras el paso de vestuarios, pero no fue una remontada inmediata. Entre otras cosas, porque el Bilbao de Jaume Ponsarnau le había cogido el truco al partido, dominador de los tempos, apoyado en la influencia del gigante Hlinason y con la paciencia en el ataque que ponían sus bases, tanto Frey como Pantzar. Los visitantes llegaron a dominar por ocho (50-58), con dos triples de Aleix Font. Sólo los tiros libres sostenían a un Madrid que seguía sin rumbo, pero que logró volver a la batalla de la mano de Maledon. Otra vez.

La clave era la carrera. La energía, el juego abierto. Fuera corsés. Los triples no le entraban al Real Madrid (aunque uno fuera de guion de Garuba fue oro puro), pero Llull conserva las piernas de un velocista a sus 38 recién cumplidos. Ellos llamaron a la revolución. Ellos contagiaron al resto.

Igualada la contienda, ya no le quedaron argumentos al Bilbao. Maledon seguía imparable, sacando faltas. Suficientes para no pasar apuros, para olvidar la primera parte y para regresar a la senda del triunfo. En casa y en ACB, el Madrid es inexpugnable. Ya sólo Valencia y Murcia le aguantan en la cima de la tabla. Aunque le quede tanto por mejorar.

El Real Madrid sobrevive a la emboscada de Tomic y Ricky en Badalona

El Real Madrid sobrevive a la emboscada de Tomic y Ricky en Badalona

La jornada ACB había dejado una ristra de sorpresas. De equipos pequeños, agazapados en sus guaridas, despedazando a los grandes que acudían de sus intensos paseos por Europa. Le ocurrió al Unicaja en Andorra, al Baskonia en Lleida, al Barça en Girona (lo que le acabó costando el puesto a Joan Peñarroya) y al Valencia ante el colista Granada. El Real Madrid, que no visitaba precisamente a una cenicienta, estaba sobre aviso en Badalona. [75-80: Narración y estadísticas]

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Y sufrió. Y resistió. Una victoria de mérito, pues este Joventut ha elevado su propio listón y apunta a alegrías. Los verdinegros, comandados por dos veteranos que son leyenda, se levantaron cuando parecían perdidos y sólo murieron en la orilla. Ante Tomic dejó su enésima exhibición (16 puntos, siete rebotes...) y Ricky Rubio fue el capitán del orgullo (18 puntos), hasta casi la última posesión.

Las piernas sin frescura pasaron factura al Real Madrid. Parecía lógico. El clásico, ni 48 horas antes, diluyó toda la genialidad de los blancos, tan acertados en el Palau. Sin Hezonja ni Okeke (que no fueron convocados), el Joventut fue un rival siempre rocoso, un partido espeso que nadie parecía capaz de romper.

La primera mitad fue ya tan igualada como marcada por las defensas. La primera canasta, un triple de Kramer desde la esquina, no llegó hasta los tres minutos. El Madrid dominaba el rebote y Alex Len dejaba sus primeros destellos. Pero la seriedad del Joventut, con los puntos de Cameron Hunt, no le permitía romper el marcador.

Fue tras el descanso cuando los blancos intentaron elevar el tono. Primero, con Andrés Feliz en ese pabellón donde su carrera tomó impulso. Un tirón que les colocó 11 arriba (46-57), una luz por primera vez. Pero la Penya no iba a rendirse. Ricky volvió a pista, tocó a rebato, y, con los triples de Vives, volvió a la batalla.

Pero entonces emergió el poderío del recién llegado. Alex Len domó la pintura, enhebró ocho puntos seguidos y volvió a poner cuesta abajo el partido para el Madrid. Aunque el amor propio y el empuje de las tribunas no permitieron la rendición local. Ahí, Ricky a los mandos, Tomic con la batuta, Birgander anotando... Para un 18-5 que, después de un triple y tres tiros libres del base de El Masnou, dejó a los de Dani Miret a un punto. 75-76. La orilla a falta de menos de un minuto. Falló Tavares, falló Ricky, pero no Campazzo con dos tiros libres. El triple final de Hanga no entró. El Real Madrid volvió a ganar a domicilio y ya iguala en la cabeza de la clasificación ACB con Tenerife, Valencia y UCAM Murcia.

Peñarroya, situación límite en el Barça: "Entendería que se cambiara de entrenador"

Peñarroya, situación límite en el Barça: “Entendería que se cambiara de entrenador”

El pasado viernes, cuando la impotencia del Barça se dio de bruces con una derrota más ante su eterno rival, la novena consecutiva en el clásico, el Palau estalló. No era la primera vez (hace unos días también hubo pañuelos tras caer de mala manera contra el Zalgiris), pero resultó significativo. Porque en el palco estaba presente Joan Laporta y porque los gritos de la afición pusieron nombre y apellidos: el directivo encargado de la sección de baloncesto que estaba a su lado. "¡Cubells dimisió!". Joan Peñarroya, poco después, no pudo ser más claro: "El Palau es soberano".

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Es el técnico siempre el eslabón más débil y el que ahora pende de un hilo. Porque, apenas dos días después, su equipo volvió a las andadas. Una durísima derrota en Girona (96-78), la segunda consecutiva en ACB, que ahonda en la mediocridad como tendencia en este inicio de curso. El segundo del de Tarrasa en el banquillo y el que, si nada lo remedia, podría ser el tercero consecutivo sin títulos.

Tras perder por 18 puntos en Fontajau (encajó 30 en el primer cuarto, ante el Madrid fueron 34, los mismos que el pasado domingo contra el UCAM Murcia), hubo gabinete de crisis azulgrana. En el vestuario, donde los jugadores se reunieron sin su entrenador. Y en los despachos (Josep Cubells, Juan Carlos Navarro, Mario Bruno Fernández, Jordi Trías, Audie Norris...). Con cuatro derrotas en seis jornadas peligra seriamente hasta la presencia en la Copa del Rey.

El capitán Nico Laprovittola dio la cara ante los medios y fue claro cuando le preguntaron si entendería la destitución de Peñarroya: "Sí. No sé si es lo ideal. Sí lo entendería. Estamos en el más alto nivel de exigencia de competición, esto es el Barça, con la exigencia que conlleva y todo puede pasar".

Al ex técnico de Andorra, Manresa, Burgos, Valencia y Baskonia parece que le quedan horas contadas. Ya el curso pasado escapó de una situación complicada. El próximo partido del Barça es el miércoles en Múnich ante el Bayern, el primero de la doble jornada de Euroliga.

Pero el problema azulgrana no sólo tiene que ver con la cancha. La crisis económica afecta de manera significativa a la sección, algo que se ha reflejado con claridad en los refuerzos del verano. Mientras el Real Madrid saca músculo con hasta seis fichajes (el último, esta misma semana, con la llegada del ex NBA Alex Len a cambio de Bruno Fernando), en Barcelona han recurrido a dos competitivos veteranos -Will Clyburn y Toko Shengelia, 35 años ambos) que son los que están sosteniendo al grupo. El resto de refuerzos fueron dos americanos con poco bagaje Myles Cale y Miles Norris y el regreso del joven base argentino Juani Marcos. Ni la lesión de Juan Núñez hizo reaccionar a los despachos.

La histórica explosión de Santi Yusta que le convierte en el mejor anotador de la Liga Endesa

La histórica explosión de Santi Yusta que le convierte en el mejor anotador de la Liga Endesa

Cuando más apretaba el Real Madrid en el Príncipe Felipe, a la vuelta de vestuarios con un parcial de 0-13 que le situó con 16 puntos de ventaja (45-61), Santi Yusta emergió con una personalidad y un liderazgo de asombro. En ese tercer parcial, el de Torrejón de Ardoz fue capaz de acumular 15 puntos, triples imposibles, penetraciones finalizadas en mates, faltas recibidas y unas tribunas rendidas. El esfuerzo no le dio al Casademont Zaragoza para vencer a los blancos (ni los ocho tapones de Edy Tavares), pero si algo quedó claro que es que su capitán habita en el mejor momento de su carrera.

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El canterano del Real Madrid firmó ante su ex equipo la máxima anotación de su carrera. 30 puntos divididos en ocho canastas de dos, dos triples y ocho tiros libres. Recibió nueve faltas, atrapó cinco rebotes y dobló cinco balones (31 de valoración, también su tope). Si en la previa del choque había sido homenajeado al haberse convertido la jornada pasada en el jugador del Zaragoza con más minutos en ACB (superó a Henk Norel), durante el encuentro se colocó como tercer anotador histórico del club, superando los 1.393, también del holandés. La próxima jornada, tanto Stefan Jelovac como Robin Benzing (primero con 1.410), podrían ser engullidos por Santi.

Fue una mañana de récords, precisamente ante Sergio Scariolo, el seleccionador que este verano le convocó para su primer gran torneo con España, el Eurobasket. Ningún jugador español había anotado 30 puntos en la historia del Zaragoza en ACB. Según las estadísticas de la competición, únicamente cinco nacionales consiguieron 30 puntos o más en el último lustro: Marc García, Darío Brizuela (en dos ocasiones), Pau Ribas, Nikola Mirotic y Rubén Domínguez.

Además, ningún español le anotaba 30 puntos al Madrid desde que lo hiciera Juan Carlos Navarro en la temporada 2012-13. Antes que Yusta, solo tres jugadores en el siglo XXI habían conseguido el hito de alcanzar la treintena contra los blancos: el propio Navarro (dos veces), Guille Rubio y Rudy Fernández.

La explosión de Yusta, que en unas semanas será llamado por Chus Mateo para la Ventana de clasificación para el Mundial 2027 (partidos contra Dinamarca en Copenhague y Georgia en Tenerife), no es casualidad. Si el año pasado ya fue el máximo anotador nacional de la Liga Endesa, éste amenaza con algo histórico. Desde Rudy en 2008 ningún español acaba como máximo artillero. El entonces alero del Joventut promedió 21,2 puntos. El curso anterior, Navarro 17,3. Fueron los únicos. Transcurridas cinco jornadas, Yusta es el líder con 19,6 de media y extraordinarios porcentajes: 36% en triples, 68,8% en tiros de dos y 87,1 en libres. En una lista que le siguen Gio Shermadini y Cameron Hunt y en la que también brillan otros tres de casa: Pep Busquets, Jaime Pradilla y Francis Alonso.

Yusta, Busquets, Jaime Fernández... los anotadores españoles alzan la voz

Yusta, Busquets, Jaime Fernández… los anotadores españoles alzan la voz

En las 42 ediciones que disputó la ACB (como tal, desde 1983) sólo dos veces un español acabó máximo anotador, coto vedado a las estrellas americanas. La rareza, de forma consecutiva, ocurrió en plena época dorada, los dos cursos siguientes al oro Mundial de Saitama. Entonces, Juan Carlos Navarro promedió 17,3 puntos con el Barça y en la 2007/2008 Rudy Fernández subió la puja con el Joventut y sus 21,2.

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Ahora lo pleno es la crisis del jugador nacional, cada vez más escaso y huidizo, con las garras y los millones de la NCAA al acecho de los jóvenes. Y, sin embargo, entre la maleza brotan las flores. Un canto de reivindicación con nombres propios. En el arranque de la Liga Endesa, hasta cinco españoles están entre los 20 mejores anotadores y tres entre los seis con mayor valoración (ambas listas con el veterano Gio Shermadini al comando).

Se frota las manos Chus Mateo con Santi Yusta, Pep Busquets, Jaime Fernández o Francis Alonso. Porque en la convocatoria de su debut, la de los duelos de finales de noviembre en Copenhague y Tenerife, contra Dinamarca y Georgia, de clasificación para el Mundial 2027, el técnico no podrá contar ni con jugadores Euroliga (Jaime Pradilla es uno de los grandes protagonistas de octubre, con 14,5 puntos de media y un llamativo 57,1% en triples con el Valencia) ni por supuesto NBA o NCAA. Y en las estrecheces, al fondo de la clase se alzan las manos.

Yusta, capitán del Zaragoza, debutó este verano con España en un gran torneo. En el fatídico Eurobasket, fue el antepenúltimo con menos minutos pero el sexto en puntos (6,2) de la selección. De todos los convocados por Sergio Scariolo, sería el único que podría repetir ahora. En sus tres últimas temporadas ha estado por encima de la decena y fue el mejor cañonero nacional en la pasada. Y, sin embargo, siempre estuvo lejos del Top 10. Ahora, pura confianza y más libertad con Jesús Ramírez en el banquillo, dispara sus promedios. El madrileño lanza mucho (10 tiros por partidos) y, sobre todo, lanza bien: un 70% en tiros de dos, un 36,8% en triples además de un 90,5% en libres. Con 17 puntos por partido, es el cuarto mejor de la ACB y el quinto en valoración (21,3). «Estar con España me ha ayudado», aseguraba en pretemporada.

Busquets salió hace año y medio de la Penya en busca de crecimiento. Lo encontró en Girona, donde, a sus 26 años, su talento despega. Con 15,8 puntos, es, de largo, el máximo anotador del equipo que preside Marc Gasol. Amaneció con 26 en Burgos y no ha bajado de la decena. Y eso que sus porcentajes lucen lejos de la brillantez tanto desde el triple (21,4%) como desde el tiro libre (64,5). Pero su capacidad en las penetraciones...

Pep Busquets, del Girona.

Pep Busquets, del Girona.ACB Photo

Más meritorio todavía es el resurgir de Jaime Fernández. En marzo de 2024, el escolta se rompió los ligamentos de su rodilla. En enero de este año regresó a las canchas, nueve meses de peaje, y su inicio de curso con el La Laguna Tenerife, tras un verano de puesta a punto («he podido entrenar y descansar, he tenido tiempo para mí»), no puede ser más pletórico en el líder de la competición. 14,8 puntos por partido y eso que sólo disputa 18 minutos de media en los que le da tiempo, además, a repartir 4,3 asistencias. Y sin bajar el listón en Europa: en dos partidos de la Champions League, 36 tantos.

Jaime Fernández, con el La Laguna Tenerife.

Jaime Fernández, con el La Laguna Tenerife.ACB Photo

El quinto nombre es el de Francis Alonso y en su caso, celebrando su vuelta a la ACB tras dos temporadas en Primera FEB con el Estudiantes. La apuesta del Rio Breogán de Luis Casimiro por el malagueño tiene respuesta: 14 puntos por duelo con un estupendo 45,5% desde el triple, su especialidad. El escolta, formado en la cantera del Unicaja y después en la NCAA, ya estuvo con la selección en unas Ventanas, a finales de 2020.

Francis Alonso, del Río Breogán

Francis Alonso, del Río BreogánACB Photo

Mención aparte, claro, merece Ricky Rubio. Pero quién se extraña. En poco más de 20 minutos de media, es ya el sexto jugador más valorado de la ACB (20,5), con 13,5 puntos, 6,8 asistencias... Y eso que su entrador, Dani Miret, avisó de que harían falta meses para volver a verle en plenitud. Es incógnita aún si el base estará dispuesto a volver con España.

Seis candidatos a algo que parece una quimera. No ya sólo igualar a Rudy o Navarro. Desde hace seis temporadas no hay dos españoles en el Top 10 de la liga. Entonces, Mirotic (tercero con 20 puntos por partido) y Darío Brizuela (10º con 13,5). Tampoco parece tan extraño con un porcentaje de españoles que ronda apenas el 20% en la competición.

Tavares 'despide' a Bruno Fernando y el Real Madrid hace historia con 34 victorias seguidas

Tavares ‘despide’ a Bruno Fernando y el Real Madrid hace historia con 34 victorias seguidas

Ser la sombra de Edy Tavares es una labor tramposa y complicada. A la par que hacer olvidar a Vincent Poirier, el que mejor ha sabido elevar su rendimiento en esa tesitura. El día que se confirmó el adiós de Bruno Fernando, el gigante caboverdiano dejó su enésima exhibición (16 puntos, 14 rebotes, cinco tapones...), una tarde perfecta para que el Real Madrid doblegara al Baxi Manresa y, de paso, estableciera un récord. [87-75: Narración y clasificaciones]

Fueron precisamente los del Bagès los últimos en asaltar el Palacio en ACB. Allá por marzo del 2024. Desde entonces, 34 victorias de carrerilla del Madrid (31 de la etapa de Chus Mateo). Tan poderoso en casa como trémulo a domicilio, donde no sabe lo que es ganar aún en la era Scariolo. La marca histórica la poseía el Barça de Xavi Pascual desde 2010.

Por la mañana se hizo oficial lo que ya se sabía. Bruno Fernando, refuerzo de poderío de la pasada temporada, puso rumbo a Belgrado para unirse al Partizan. Fuera mentalmente desde hace semanas y lejísimos de cualquiera de los esquemas defensivos que exige Scariolo. Mientras el Madrid peina el mercado en busca de sustituto, todo lo que no sería nunca el angoleño lo mostró Tavares en una primera parte superlativa. Ocho puntos, ocho rebotes y cinco tapones. Anticipo del show.

Un dominio que aplacó el ímpetu del Manresa, valiente en el Palacio. Amaneció con un 0-7 y aguantó cada una de las embestidas de un Madrid que avanzaba a acelerones. Primero con un 14-0 en el que sobresalieron dos triples de Abalde. Después, la aparición de Okeke y Lyles, puntos fáciles. Las pérdidas y el trabajo de Olinde mantenían en la puja a los de Diego Ocampo.

A la vuelta siguió la intimidadora presencia de Tavares marcando cada cosa que ocurría en la pista. Igual daba que le pararan en faltas: acertó sin fallo los 10 que intentó. Una tortura ante la que los visitantes fueron sucumbiendo. Llegaron a caer por 15 (61-46) y sólo cuando el africano descansó, pudieron volver a respirar. Un parcial de 2-9, con continuos errores de Garuba -que después solucionó (12 puntos, ocho rebotes) para aprovechar la oportunidad que se le brinda sin Bruno Fernando- dejó al Manresa con algo de vida antes de la recta de meta.

Pero la distancia era aún considerable y las armas del Madrid variadas y poderosas. Campazzo, que no había tenido su tarde, apareció al final para el remate. Un fondo de armario para presumir, para seguir fuerte en casa y lamer las heridas de lo que se deja en la carretera. Todo, antes de otra doble jornada de Euroliga, con visita a Múnich y el campeón de Europa, el Fenerbahçe, el jueves en el Palacio.

El renacer de Yannick Nzosa, el prodigio al que atropellaron las expectativas: "Era un niño, se habló de la NBA, de la selección... Mentalmente no me ayuda recordarlo"

El renacer de Yannick Nzosa, el prodigio al que atropellaron las expectativas: “Era un niño, se habló de la NBA, de la selección… Mentalmente no me ayuda recordarlo”

En un mes cumple 22 años, pero es como si Yannick Nzosa (Kinshasa, República Democrática del Congo) ya hubiera pasado por varias vidas. De Málaga conserva el ceceo y las ganas de volver a Unicaja, donde todo empezó. Hace cinco años, un espigado africano deslumbró a la ACB como no se recordaba. Un debut apoteósico que hoy es, sin embargo, memoria a enterrar. "No voy a mentir. Ahora mismo, sinceramente, no me gusta recordarlo. Fue un impacto muy grande, como una luz en el túnel de Unicaja, donde las cosas no salían bien. Yo intenté ayudar al equipo... Pero no me gusta pensar en lo que ocurrió", admite. Ahora vuelve a la liga con el Recoletas Salud San Pablo Burgos. Una travesía de la que Yannick habla por primera vez, porque quiere que sea lección.

Enfrente de Tavares, este domingo (12.30 h., DAZN) en el Palacio, estará aquel chico de 16 años, 10 meses y 12 días -"era un niño"- que Luis Casimiro puso en cancha un 27 de septiembre de 2000, en Andorra. El segundo más joven en la historia de Unicaja, 10 puntos sin fallo (a esa edad, sólo Luka Doncic y Ricky Rubio fueron capaces de alcanzar la decena), vídeos virales y palabras mayores: "No es que lo hiciera bien un partido, fue continuo. Se habló mucho, del draft, de la NBA, de la selección... Me afectó. Personalmente me puse mucha presión... pero era sólo un canterano".

Durante semanas, sólo se hablaba de Nzosa. Se le buscaban comparaciones y hasta se le reclutaba para la selección española. "No te voy a mentir, todo estaba hecho. Las expectativas eran altas, las cosas iban bien. Pero justo las reglas FIBA cambiaron y tenía que esperar dos años para poder debutar. Y la cosa se quedó ahí. Finalmente he optado por jugar con mi país", dice quien debutó con el Congo hace unos meses.

Al siguiente partido con Unicaja fueron otros 10 puntos sin error, pero la realidad fue llegando, golpeando paulatinamente a quien seguramente todavía no estaba preparado para semejante presión. Bajó el rendimiento y poco a poco, el juguete ya no hacía tanta gracia. Y llegaron las cesiones. Y las lesiones. Un año sin jugar en el Betis. "Se habían disparado las expectativas. Yo era consciente. Quería asumir ese reto. Pero luego, en la segunda temporada, me di cuenta de que los caminos no siempre van bien. No cumplí las expectativas, lo que los aficionados de Málaga esperaban de mí. Y yo mismo. Por eso no me gusta recordarlo. Por suerte tengo otra oportunidad. Y quiero aprovecharla, volver a casa, que llevo tres años fuera", rememora su paso por la Primera FEB con Betis, Estudiantes ("el año más difícil. Me costaba encontrarme después de la lesión. Pensaba mucho en el pasado. Era como si no lo hubiera conseguido. Me perjudicó") y Fuenlabrada.

Nzosa, en acción contra el Girona.

Nzosa, en acción contra el Girona.ACB Photo

Porque, de la mano del recién ascendido San Pablo Burgos y de la confianza de Bruno Savignani, Nzosa rehace poco a poco el camino. Con la lección aprendida a fuego de quien ahora ve su caso en otros. Como, por ejemplo, Mohamed Dabone, el chico de 13 años que ya ha jugado en la pretemporada con el Barça y que no tardará en convertirse en el más joven en debutar en la ACB. "Le diría que se tape los oídos. Que esté en su mundo y no escuche a la gente que le coma la oreja. Porque, si luego lo haces mal, te perjudica", le aconseja.

En su renacer, Yannick también tiene presente el principio del trayecto. Mucho antes de Málaga estuvo una infancia en Kishasa, el divorcio de sus padres y el baloncesto "como refugio". Con 13 años marchó a Roma, a la Academia del Stella Azzurra, donde el primer mes lloraba solo en su habitación después de cada entrenamiento. Con el tiempo, encontró familia en los chicos de todo el mundo que, como él, buscaban una oportunidad. Tres de ellos llegaron a la elite y forman una hermandad que va más allá de las fronteras. Matteo Spagnolo (ahora en el Baskonia), Wilhelm Falk (sueco del UCAM Murcia) y Abramo Canka (Virtus).

Su salida de Italia estuvo rodeada de polémica. Cuatro meses sin jugar cuando los directivos del Stella acusaron falsamente a su tío de secuestro, de llevárselo a Málaga. Pasó la cuarentena hasta que la FIBA puso orden, en favor de Unicaja. El club al que quiere volver, desde su cesión en Burgos, donde se siente bien aunque tema al frío por venir: "Me han avisado...". Un nuevo comienzo: "Es que es como si estuviera empezando otra vez. Soy un Yannick más maduro. Ahora he entendido cómo es este mundo".

Emilio Pérez Pizarro, el árbitro en activo con más partidos: "En una cancha hay más respeto y menos polarización que en la sociedad"

Emilio Pérez Pizarro, el árbitro en activo con más partidos: “En una cancha hay más respeto y menos polarización que en la sociedad”

Un 14 de octubre de hace 25 años, un manchego de Ciudad Real debutaba en ACB. Han pasado otros 25 y Emilio Pérez Pizarro es, 814 partidos después, el rostro más reconocible del arbitraje español. Referente también en Europa, viral por los vídeos microfonados en los que se abre en canal con jugadores y entrenadores, el árbitro en activo con más encuentros (y noveno en la lista histórica que encabeza José Antonio Martín Bertrán con 1080), charla con EL MUNDO camino de Bolonia, donde el miércoles dirigió el Virtus-Mónaco de Euroliga.

¿Recuerda ese Breogán-Ourense del año 2000?
Como si fuera ayer. Un día que por las emociones, las vivencias, la ilusión y lo impensable que era estar allí, lo recuerdo al detalle. Las conversaciones con los compañeros, el viaje... Tengo lagunas del partido, eso sí. Estaba muy nervioso. Mucho.
¿Cuándo el niño Emilio dijo: 'Quiero ser árbitro'?
Nunca hubo ese día. Cogí un silbato con 14 años, por casualidad. Faltaba gente para arbitrar en un torneo de mi ciudad, Ciudad Real. Me gustó y a partir de ahí... escolares, federación, arbitrando por la provincia... Fui quemando etapas, sin pensar demasiado, disfrutando el camino.
11 años después estaba en ACB. ¿Cómo lo compaginó con la adolescencia, los estudios...?
De forma natural. Como otra gente que los fines de semana practica un deporte. Estudié historia, a distancia, poco a poco. Pero no creo que nunca me dedique a ello, porque no tengo vocación por la docencia.
¿Arbitrar es divertido?
Sin duda. Es una pasión. Y hay un componente alto de disfrute, porque si no...
¿Recuerda momentos de dificultad, de querer tirar la toalla?
Recuerdo tener que coger plena consciencia de lo que realmente se pasa en algunas canchas. En las categorías inferiores estás expuesto a una crítica bastante hiriente. Tuve que mentalizarme de que eso formaba parte también de lo que me apasionaba. A nadie le gusta, claro. Pero formaba parte del negocio.
Pérez Pizarro, durante un partido de esta temporada.

Pérez Pizarro, durante un partido de esta temporada.ACB Photo

¿El episodio más duro?
Como árbitro por Castilla la Mancha tuve que abandonar pistas escoltado por la policía o por guardias civiles. Y en más de una, de dos y de tres ocasiones... No es sencillo. Pero nunca fue un lastre a mi ilusión. Sí me apena que yo y otros tuviéramos que vivir esos momentos. Porque se trata de un deporte. Y no tiene que haber nada más alejado de esas conductas. Qué pena. Que apoyar a un equipo tenga que estar relacionado con estas situaciones desagradables.
¿Quién es el ídolo de un árbitro?
Pues otro árbitro. Si me tango que quedar con una persona y que no se me enfade nadie... Paco Monjas. Él fue quien me ascendió a la ACB. Y sigo manteniendo una relación cordial. Luego, referentes en pista: Miguelo Betancor, Mateo Ramos...

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¿Qué se siente al ser juez de estrellas?
Eres consciente de que tienes que juzgar. Y el sentimiento de admiración tiene que estar ahí, pero nunca mezclado con el trabajo que tienes que hacer. Siendo todo lo profesional e imparcial que debemos. Y arbitrar a jugadores, no a nombres.
Se han hecho virales sus vídeos microfonados, en los que se le ve tratar con jugadores y entrenadores, llamarlos por sus nombres...
Me choca que la gente piense que se estoy haciendo un papel. Me siento igual de cómodo que si no llevara micro. Porque hago exactamente lo mismo. Realmente soy así. En pista. Nos llamamos por nuestro nombre. Luego, me veo una vez y ninguna más. Intento aprender de qué manera puedo comunicar mejor, pero no lo analizo con detenimiento. Sí creo que es un acierto por parte de la ACB, porque dota de mayor transparencia a nuestro trabajo. Acerca al público la manera en que tenemos de interactuar con jugadores y entrenadores, cómo nos comunicamos entre nosotros, el porqué de algunas decisiones...
A veces parecen psicólogos con los jugadores...
Se trata de bajar el pico de tensión. No puedes estar gastando bromas permanentemente, pero un comentario más distendido puede ayudar a destensar la situación. Aunque hay que saber con quién, de qué manera y en qué momento del partido. Pero en más de una protesta nos hemos acabado riendo los dos.
Es muy recordada la final de 2022, cuando Yabusele se le abalanzó. ¿Se sintió intimidado?
Nunca me ha pasado nada igual. ¿Intimidado? Si te digo que no, te estoy engañando. Me sorprendió, no me lo esperaba. No lo recuerdo con mucho cariño. Después tuve la ocasión de encontrarme con él en otros partidos y todo estaba correcto. Hay situaciones que te marcan más que otras y todo forma parte del aprendizaje.
Emilio Pérez Pizarro.

Emilio Pérez Pizarro.ACB Photo

¿Un árbitro es capaz de disfrutar del juego?
Sí, se puede disfrutar. Estamos concentrados en nuestro trabajo. Pero hay momentos que eres como un espectador de lujo.
¿Cuál es el partido más bonito de sus más de 30 años de carrera?
A parte del debut en ACB, he tenido momentos bonitos, pero sobre todo en partidos por el descenso. Que alguien que acaba de perder la categoría, alguien que está jodido, te venga y te felicite por el trabajo realizado... Que te dé un abrazo en ese momento duro. Eso no se olvida, te marca, te emociona. Me quedo con ellos, más que las finales, claro.
¿Se imagina conviviendo con la polémica permanente del fútbol?
Por suerte, en baloncesto, aun teniendo nuestras polémicas, no tenemos ese volumen tan importante. Creo que es un tema mediático. Lo que arrastra el fútbol: el eco es mayor, todo se magnifica. Sigo las polémicas de mis compañeros de fútbol, hablo mucho con mi primo hermano, Pizarro Gómez (fue arbitro de Primera y ahora VAR) y nosotros estamos más alejados.
¿Hay más respeto en una cancha de baloncesto que en el parlamento?
Creo que en el deporte, en el baloncesto, la polarización está más amortiguada que en la sociedad. Más allá de la protesta o del fanatismo lógico por un club, no hay esos puntos de conflicto permanente. Es que parece que vivimos en el conflicto, que entenderse es algo complicado. Cuánto difícil hacemos por entendernos.
¿Cómo es Emilio Pérez Pizarro sin silbato?
Pues como apenas tengo tiempo de ocio, mi poco tiempo libre es para Álvaro, Laura y mi mujer Encarni, que sin ella no estaría aquí. El chiquitajo, que tiene seis años, siempre me dice que no me vaya. La mayor me escondía la maleta.
Los días de Ricky Rubio contra los Boston Sexis o el Panatimankos: "Pasó de parar a Curry a defender a Antonio, que venía de dormir a las niñas"

Los días de Ricky Rubio contra los Boston Sexis o el Panatimankos: “Pasó de parar a Curry a defender a Antonio, que venía de dormir a las niñas”

Ya fue el Barça en la Liga Catalana y pronto vendrán el Real Madrid, el Unicaja o el Baskonia en la Liga Endesa, o el Cholet francés en la Champions League. Ricky Rubio vuelve al baloncesto de élite, a enfrentarse a rivales de élite; tras su parón por salud mental, regresa con el Joventut al lugar que le pertenece. Pero el año pasado jugó a un nivel distinto, muy distinto, exageradamente distinto.

"Lo habíamos visto defender a Curry o Harden y, de repente, estaba ahí defendiendo al Antonio, que había llegado tarde al partido porque le tocaba dormir a las niñas", relata Iaco Rocher, máximo anotador de los Peresala Legends, uno de los equipos de la liga privada municipal 2+1 en la que Rubio participó la temporada pasada. Cada semana jugaban sus amigos de toda la vida, como Josep Heredia, presidente de la Fundación Ricky Rubio, y él quería estar con ellos. No le importó pasar de jugar contra los Boston Celtics a hacerlo contra los Boston Sexis; de los Warriors a los Guarriors; de los Timberwolves a los Tinder Wolves. Ahí estaba, contra los Zaca de Banda, los Tiraos Libres, los Gitanos Mellaos, los Gatitos Rosas o el Panatimankos.

"Ya había venido alguna vez como espectador, porque el equipo de sus amigos, que se llama Una més i prou, juega en la liga desde hace muchos años. Nos sorprendió cuando vino como jugador, pero él solo quería pasárselo bien y no llamar la atención. No venía el Ricky exjugador de la NBA; venía el Ricky amigo de sus amigos", explica Rafa Sora, responsable de la liga 2+1, que ya cuenta con 35 años de historia, pese a no ser de gestión pública.

Las raras reglas del torneo

La competición tiene solera entre los aficionados al baloncesto de Barcelona porque la organización cumple. Se disputa entre semana, por la noche, en pabellones de las afueras -en La Verneda, el Besòs o Trinitat Vella-, pero hay decenas de equipos, premios en metálico y reglas muy adaptadas. Para no perder tiempo se juega sin descanso, con cambios al estilo balonmano, sin prórrogas -el ganador se decide con una tanda de tiros libres- y con canastas de cuatro puntos desde el propio campo.

El año pasado los campeones fueron los Chori Heat, pero el conjunto de Rubio logró su mejor clasificación de siempre: acabó quinto. Se clasificó para los ‘playoff’, ganó en primera ronda a los Panteras, pero cayó después ante los Carnal Steakhouse -un restaurante del Eixample-.

La participación de Rubio fue intermitente. A algunos partidos acudía, a otros no. Y, cuando lo hacía, tampoco quería lucirse lo más mínimo. "Iba andando, pero es normal. En el primer partido se puso a correr, robó tres o cuatro bolas seguidas, se dio cuenta y volvió a andar. Se dedicaba a dar asistencias a sus amigos, pero no siempre acababan en canasta. Quizá se la daba solo a un amigo y el amigo tiraba una piedra", relata Rocher, que ya se había enfrentado a los amigos de Rubio cuando eran pequeños. Porque, en realidad, muchos de los participantes en la liga 2+1 se conocen de las categorías inferiores de los equipos de Cataluña: el Barça, la Penya, el Sant Adrià, el Sant Josep, el Mataró... Algunos llegaron a jugar en Segunda FEB o Tercera FEB; la mayoría lo dejaron por la universidad o el trabajo.

"A veces digo que hacemos una obra social. La liga es para aficionados que aman el baloncesto, pero no pueden jugar en un equipo federado. Es curioso, porque hay algunos que vienen un poco flipados porque han jugado en Primera FEB y Ricky hacía todo lo contrario. Solo podemos hablar maravillas de él", proclama Sora, que, como dirigente de la liga, tuvo que enfrentarse a una minicrisis.

La crisis por la prensa

A mitad de la temporada pasada se viralizó un vídeo de Rubio jugando en la liga -con pantalón largo y sudadera-, lo publicaron todas las televisiones y llegó a haber cámaras en la puerta del pabellón para grabarle de nuevo. ¿Qué pasó? Dejó de aparecer.

"Quería pasar desapercibido a toda costa y estuvo varias semanas sin jugar, hasta que se calmaron las cosas. Lo hablé con los miembros de su equipo y me dijeron que no había problema, que sabían que no era cosa de la liga. De hecho, me dejaron publicar alguna jugada suya en nuestro Instagram para promocionar la competición", cuenta Sora, que ya había visto a otros ex ACB en su liga, como Quique Andreu, Carles Marco o Moussa Diagné, pívot del UCAM Murcia que tiene un primo en un equipo. "Este año no se han apuntado más equipos, no ha habido un efecto Ricky, pero tampoco lo buscábamos. Vino, se lo pasó bien y todos contentos", resume el responsable de la liga 2+1, el refugio de Rubio antes de volver al baloncesto de élite.

Los secretos de la vuelta de Ricky Rubio al Joventut tras un año pensando en la retirada: whatsapps, "cuatro cosas que me pasaron" y la comida del "vamos para adelante"

Los secretos de la vuelta de Ricky Rubio al Joventut tras un año pensando en la retirada: whatsapps, “cuatro cosas que me pasaron” y la comida del “vamos para adelante”

Un epílogo redondo, un último baile con la Penya, donde todo empezó. Y, sin embargo, las nubes negras de la salud mental habían alejado tanto a Ricky Rubio de su deseo que casi lo dio por zanjado. El invierno, después de un intento de retorno al baloncesto profesional con el Barça con más sombras que sonrisas en el final de la temporada 2023/2024, fue largo y oscuro. Pero la luz terminó por abrirse paso. De visita en visita al Olimpic de Badalona, de whatsapp en whatsapp con los que nunca se olvidaron de él. De comida en comida, hasta que en la última, a mediados del pasado mes de junio, el base se levantó de la mesa y, ante los presentes -entre ellos Jordi Martí, el director deportivo del Joventut que narra la escena, y Dani Miret, quien iba a ser su entrenador-, pronunció: "Vamos para adelante. Te doy el sí delante de todos. Apúntame al carro".

Para saber más

Ayer, guiño del destino, en el Palacio de los Deportes de Granada -20 años después y en idéntico lugar del debut de aquel niño de 14- se consumó la noticia más luminosa con conoció en mucho tiempo el baloncesto español. Porque el retorno de Ricky (que brilló con 18 puntos y 30 de valoración en apenas 19 minutos para la victoria) es también un triunfo de la vida. De la felicidad de quien la perdió por completo. De quien vio todo tan oscuro que un 30 de julio, concentrado en el Meliá Castilla con la selección que siempre fue el patio de su recreo, en víspera de otro Mundial (en el anterior, el de 2019 fue oro y MVP, la cima de su carrera), pensó: "Yo no quiero seguir con la vida".

"Aquel niño nos pintó la cara", rememora hoy para EL MUNDO Nacho Ordín, el base rival ese domingo de 2005, cuando Aíto hizo debutar a Ricky en Granada para batir un récord de precocidad en España. Ese mismo verano, con la selección sub 16, había protagonizado una asombrosa actuación que hinchó todavía más su burbuja: en la final del Europeo, en Linares, firmó 51 puntos, 24 rebotes, 12 asistencias y siete robos para el oro que España consiguió después de que Rubio forzara la prórroga con un triple desde el medio del campo. "Yo no sabía quién era. Ese vídeo famoso lo vi después. Antes del partido, hablando con Gianella (el otro base del Granada ese día), comentamos que podría jugar y que, como no tenía experiencia, deberíamos aprovecharnos de ello. Pero fue todo lo contrario, nos robó varios balones, nos volvió locos", rememora Ordín, que nunca olvidará la "seguridad en sí mismo" de aquel niño: "No se amedrentó".

Ricky, con sus compañeros, en el partido contra el Granada.

Ricky, con sus compañeros, en el partido contra el Granada.Álex Cámara / ArabapressAraba

Jordi Martí, como siempre en la trayectoria de Ricky, no andaba lejos ese día de hace dos décadas: por entonces era ya el director de la cantera de la Penya. Cuando acabó el curso 23/24 con el Barça se produjo el primer contacto. "Él valoró la posibilidad, pero entonces no estaba en su mejor momento, no le terminaba de encajar. Necesitaba tiempo", reconoce. Poco después el base renunció a disputar con España los Juegos de París. Y el director deportivo empezó a vislumbrar que quizá la oportunidad de volverle a ver de verdinegro nunca se daría.

En mayo, Ricky no quiso perderse la despedida profesional de su gran amigo Pau Ribas. "Antes del verano ya le vi con otras sensaciones. Más positivas, con ilusión. Se le había encendido una chispa", desvela Martí. El propio Ricky, el día de su presentación, desgranó los hechos que le hicieron cambiar: "Yo ya tenía claro que hasta aquí había llegado, pero a finales de abril me pasaron cuatro cosas que me hicieron tomarme la vida de otra forma. Todo empezó con una conversación con una persona que no conocía y eso dio como resultado tres o cuatro acciones en tres días seguidos que me hicieron replantear la situación".

En junio, sin embargo, Rubio lanzó una serie de mensajes que muchos tradujeron como un avance de su retirada: "Después de un año reflexionando sobre mi carrera y mi vida, me he dado cuenta de que si he llegado donde he llegado no es gracias a las asistencias que he dado, sino a las que he recibido. Esto no es una despedida, es un gracias a todas las personas que me han ayudado".

Pero los encuentros "con gente que ha ido poniendo piezas en su carrera", continuaron, siempre sin presión, y la semilla germinó. "Él ha marcado su vuelta", dice Martí, quien reconoce que también resultó decisiva una reunión con los propietarios, concretamente con Tomás Dagà, consejero de Grifols. Porque Ricky siempre sintió el club como algo suyo. "Nunca dejó de mandar guiños, ni cuando era un 'Beattle' en la NBA. Incluso en los momentos bajos, cuando tuvimos problemas económicos y casi descendemos, él aparecía en las ruedas de prensa en EEUU con la camiseta del Joventut", elogia Martí.

Evidentemente, lo económico fue lo último importante para Ricky, "unas letras al final del contrato". Le convenció su papel de "mentor", las propuestas de intereses sociales del club y que no habría ninguna exigencia deportiva en su caso: "Jugará para pasarlo bien. Para disfrutar y ayudar". "Ha vuelto a eso, tranquilo, en paz. A que el club crezca, completamente implicado", asegura el director deportivo. "En mi cabeza solo estaba la Penya. No había otra opción. Esto no va de conseguir títulos, va de sentimientos", proclamó el base.

Ricky dobla un balón, ante el Granada.

Ricky dobla un balón, ante el Granada.Álex Cámara / ArabapressAraba

El impacto de su vuelta ha sido "un terremoto" en el Joventut. Cuentan desde el club el desborde en las peticiones de entrevista, el incremento del número de abonados y cómo se quedaron "justos" de camisetas al sacar el nuevo modelo con el nueve a la espalda. Hace unos días, en el partido de presentación contra el Benfica, las entradas casi se agotaron: "Venían a ver a Ricky".

Conviviendo con su estrella mediática, el día a día con Ricky, sin embargo, es de lo más normal. Se ha propuesto un reto con los jugadores de cantera, cada vez más efímeros por las tentaciones económicas de dar el salto a la NCAA. Los detalles lo marcan todo. Hace unos días, cuando Ruzic se incorporó tarde a la plantilla por sus partidos con la selección croata, Ricky lo primero que hizo fue irse a tomar un café con él. "En una sociedad que está perdiendo valores, esto es un cuento de respeto. De hacer que el club piense en positivo. Es bonito y difícil de encontrar", celebra Martí. Ahora más que nunca se hace latente el término japonés que Ricky utilizó tras sus problemas de salud mental el verano de 2023: Nankurunaisa ("Con el tiempo todo se arregla").