Ana Peleteiro no encuentra su rebeldía en París para volver al podio olímpico

Ana Peleteiro no encuentra su rebeldía en París para volver al podio olímpico

Bajo el agua de París, Ana Peleteiro no se sintió como Taylor Swift, no esta vez. La atleta gallega necesitaba encontrar la rebeldía que forja su personalidad, esa irreverencia que está en su gen de gran competidora. Lo invocó señalando con el dedo frente al foso, gritándole. El podio esperaba en el triple salto a la Peleteiro de máximos, a la Peleteiro que reta a Peleteiro, a la Peleteiro que se cree Taylor Swift cuando avanza con la mirada fija hacia la arena. No la encontró.

Esa Peleteiro es que la que apareció en Tokio, pero no en París, adonde llegaba después de ser madre y de demostrar una recuperación ejemplar y exprés para gritar que es posible, que la maternidad no debe apartar para siempre de la alta competición. A los 28 años, había conseguido saltar este año en el mismo segmento que en 2021 (14,85 por 14,87). No lo hizo, sin embargo, en el lugar elegido en su mente. Sus piernas no pensaron lo mismo. El sexto puesto, un diploma, no colma a esta atleta voraz, en un concurso dominado por Thea LaFond, de Dominica, con 15,02. Esa es la barrera en la que piensa Peleteiro desde Tokio. Esa es la barrera de los sueños.

Buen nivel global

Peleteiro entró en el foso con una fuerza medida y un primer intento de 14,55. Una distancia que le garantizaba, prácticamente, estar en la mejora, y eso significaba tranquilidad. Sin embargo, el concurso iba a estar muy por encima desde el principio, algo que sabían la atleta y su entrenador, Iván Pedroso, en pie en la grada para intentar dar indicaciones a la española. Meticuloso y pausado en el día a día de los entrenamientos, ahora era el momento de la vehemencia. Necesitaba transmitir a la atleta toda su ciencia, mucha, y toda la energía. Gesticulaba, hablaba alto cuando Peleteiro se acercaba a la grada.

La ausencia de Yulimar Rojas, su compañera de entrenamiento en el grupo de Guadalajara, dejaba abierto el oro, algo que no está en duda con la venezolana en la pista. En pocas pruebas del atletismo actual existe un dominio tan incontestable, sobre el que ahora se abre un interrogante dada la rotura del tendón de Aquiles que sufrió Yulimar en abril. No es cualquier lesión. Es el muelle del triplista, sometido a una presión brutal en cada uno de los apoyos. No estaba, pues, la mejor, pero el concurso era, globalmente, de nivel, por lo que Peleteiro necesitaba estar en sus mejores marcas para llegar al podio. Es lo que hizo para alcanzar el bronce en Tokio, en una serie en la que se mejoró a sí misma salto tras salto para acabar en 14,87, su récord de España. En París la habría llevado de nuevo al podio. Fue la marca con la que Shanieka Ricketts logró la plata.

Más riesgos

Ese 14,55 mantuvo brevemente a la gallega en primera posición, pero sólo el tiempo de entrar en contacto con el foso para las saltadoras. Ricketts se fue a los 14,61, Leyanis Pérez a los 14,62, Jasmine Moore a los 14,67 y Thea LaFond a los 15,02. Peleteiro arriesgó en el segundo intento. Necesitaba apurar en la tabla para ganar centímetros. Fue nulo. Su rostro lo decía todo. No se encontraba. Pedroso la llamó. Movía las manos rápido, hablaba. La española escuchaba. Había algo dentro de sí que no encontraba. El salto son centímetros pero también son sensaciones. Cuando se dirigió a la recta del foso, habló consigo misma, se golpeó el pecho. No mejoró la marca (14,52), pero se dejó 12,5 centímetros en la batida, lo que quería decir que tenía un registro mejor en sus piernas si podía ajustar el salto.

Una de las grandes cualidades de Peleteiro es la velocidad que alcanza para impulsar el salto, dividido en tres partes: 'hop', 'step' y 'jump'. El tercero, que lleva al foso, es el que marca la diferencia. Pedroso es de la opinión que los dos primeros son los buenos. El cubano es un sabio del triple. En ocasiones, sin embargo, eso puede llevar al que el tercero tenga poco tiempo de contacto y, por tanto, menos fuerza.

Aparece la lluvia

La lluvia apareció para dificultar más el concurso de la española, puesto que en ese momento era la que debía sumar centímetros para alcanzar el podio. La intensidad hizo que los jueces devolvieran a las atletas dentro del estadio. La práctica era imposible. Hubieron de vestirse y desvestirse. De regreso, la española volvió a situarse en la recta. Pidió al público que la siguiera con las palmas, pero se levantó del foso seria. El salto había sido bueno, pero insuficiente (14,59). Continuaba quinta en la clasificación, a dos puestos del podio. En el quinto, sobre la arena, se llevó las manos a la cara. Se había quedao en 14,26. Era sexta, el puesto que ya no pudo mejorar en el último (14,31), incapaz de encontrar a su Taylor Swift en París.

París se rinde al espíritu olímpico: "Pensábamos que sería un caos, pero ojalá la ciudad siempre así"

París se rinde al espíritu olímpico: “Pensábamos que sería un caos, pero ojalá la ciudad siempre así”

Había dudas e incertidumbre e incluso críticas anticipatorias. Se auguraba caos e inseguridad. Primero fue el París pandémico: calles blindadas e inaccesibles, rodeadas de barras metálicas, restricciones, códigos QR y lluvia. Céline Dion cantó a los pies de la Torre Eiffel el himno al amor casi a medianoche y salió el sol, las calles se liberaron, llegaron las medallas, se glorificó a Léon Marchand, y el espíritu olímpico conquistó por fin París y hasta a los parisinos, muy escépticos y críticos con estos juegos.

La ciudad se ha transformado en esta primera semana de deporte: hay mucho tráfico, pero no es de coches sino de bicis o de gente paseando, luce el sol, los turistas, ausentes los días previos a los Juegos, ya invaden los estadios y espacios deportivos al aire libre. Hay policías en las calles, sí, pero ya no intimidan. Estos días se hizo viral un vídeo en el que un gendarme bailaba con una turista latinoamericana. Ella con su sombrero mexicano, él con su chaleco antibalas.

La tensión de los días previos a la ceremonia de apertura ha dado paso al buen ambiente. "Yo, que nunca me han interesado los Juegos, estoy enganchado. He sucumbido al espíritu olímpico", dice Thibaut. Lejos de ser caótico, "se respira buen rollo. Ojalá París así siempre", señala desde una de las fan zone que el ayuntamiento ha instalado en la ciudad para ver las pruebas.

El primer fin de semana de Juegos más de 150.000 personas han disfrutado del ambiente olímpico en alguno de estos 26 espacios propuestos por la alcaldía. Acudieron 80.000 el domingo, el segundo día de competiciones. La alcaldesa, Anne Hidalgo, "celebra el éxito popular de estos primeros días de competiciones".

Hasta los franceses, que habían renegado de estos Juegos, se han rendido al espectáculo que supone ver a las grandes figuras del deporte en el marco de la monumentalidad de París. "¡Como para perdérselo!", dice Thibaut. Las medallas de Francia, que ya lleva 28, han influido. También la ceremonia de apertura, muy francesa y cuyo colofón (Céline Dion, que lleva años fuera de los escenarios, versionando a Édith Piaf) no dejó a nadie indiferente.

"Al margen de los conservadores, que se han horrorizado cuando han visto aparecer a las drag queen en la ceremonia de apertura, todo el mundo ha quedado muy sorprendido en el buen sentido, tengo la sensación", explica Víctor, que se fue de París el fin de semana pasado, pensando que sería un caos, y al final ha decidido volver para no perderse la fiesta.

"ESTE ES OTRO PARÍS"

La llama olímpica, instalada en el jardín de las Tullerías, es uno de los reclamos que más atrae, hasta el punto de que Hidalgo ha pedido que se quede como herencia olímpica. Hasta los parisinos más renegados han sucumbido a la tentación. Como Guillaume: "Pensé en irme de París estas semanas porque me parecía insoportable la idea de ver los transportes llenos y todo plagado de turistas, pero al final decidí quedarme y no me arrepiento. Este es otro París", dice.

Había dudas sobre si podrían celebrarse las pruebas de triatlón sobre el Sena. Se hicieron y se pudo ver una estampa única: los atletas zambullidos en el emblemático río, 100 años después de que se prohibiera el baño en sus aguas.

Se preveía la llegada de 15 millones de turistas. Habrá que esperar aún para saber si se han cumplido las expectativas, pero los sitios olímpicos están llenos: el estadio de volley, a los pies de la Torre Eiffel; el Grand Palais, el palacio con su impresionante cúpula de cristal donde se celebra la esgrima, o Versalles, donde tiene lugar la hípica.

"Es curioso, porque pensábamos que iba a ser un caos y resulta que las cosas funcionan mejor durante los Juegos que en el día a día", explica Eric.

En París Bercy, donde se hace la gimnasia artística, tres americanos celebraban el jueves por la noche el oro conseguido por Simone Biles. "Estamos aquí por trabajo, pero decidimos aprovechar para ver a Biles. Ahora ya estamos poseídos por el espíritu olímpico", bromea uno de ellos.

Este ambiente no sólo se extiende por París. Sofía está en Marsella, ha ido a ver la Vela, y cuenta por teléfono cómo se vive allí. "El ambiente es buenísimo. Ya estoy ahorrando para poder ir a Los Ángeles. La gente está muy motivada. Siendo la vela un deporte tan minoritario, haya tanta gente. El ayuntamiento de Marsella ha instalado zonas gratuitas con actividades para niños y adultos. Está muy bien organizado. No puede dejar de ver deporte", dice.

Fermín hace soñar al fútbol con las medallas tras vencer España a Japón

Actualizado Viernes, 2 agosto 2024 - 19:02

El fútbol llegó a París tapadito. El fútbol de ellos. El impacto de la selección femenina, clara favorita, y la resaca de la Eurocopa dejaron a los hombres de Santi Denia en el perfil bajo. Tampoco la primera fase logró cambiar esa percepción, con una derrota ante Egipto. La victoria lograda en cuartos ante Japón (0-2), en Lyon, cambia la situación y les lleva a soñar con las medallas, gracias a dos goles de Fermín, uno de los mejores futbolistas del torneo. Tendrán dos oportunidades. Si ganan a Marruecos, el lunes, habrán asegurado el oro o la plata.

Fermín es uno de los dos futbolistas presentes en el torneo olímpico que disputó la Eurocopa. El otro es Álex Baena, ambos titulares frente a los japoneses. Denia plantó a España en el campo a partir de un 4-2-3-1, con el azulgrana en la mediapunta y Abel Ruiz por delante. Los goles, uno en cada parte, llegaron con sendos golpeos habituales de Fermín. Es uno de los mejores palos de este jugador metálico. El portero Brian Kokubo, sin embargo, pudo hacer algo más en el primero. El segundo fue más duro. El azulgrana extendió su catálogo con un lanzamiento que, esta vez sí, encontró la respuesta del arquero y un pase a Baena en el área que no supo aprovechar.

El VAR y Abel Ruiz

El tanto primer llegó cuando España había logrado atemperar la presión nipona, alta e intensa. Nunca, sin embargo, llegó a tener el partido verdaderamente controlado, con llegadas peligrosas de Japón.

Si Fermín, con tres goles en el torneo, se ha destapado como el futbolista más decisivo, su compañero de equipo Cubarsí no ha encontrado su mejor forma y ha de agradecer al VAR su poca eficacia en el que habría sido el empate. Japón estrelló otro remate en el palo en su mejor fase, aunque España pudo llegar a la segunda parte con la ventaja, tener más mando y ampliar la distancia en el marcador. Primero, gracias a Fermín y, finalmente, a un remate de Abel Ruiz.

La selección deja en el camino del torneo olímpico a Japón por segunda vez consecutiva, después de haberlo hecho en Tokio, entonces en semifinales, en una selección de la que repiten dos futbolistas, Eric García y Miranda. Ambos se colgaron una plata que esta selección, con menos nombres y menos ruido, quiere mejorar.

El antídoto patriótico de Alcaraz contra el cansancio: “Recuerdo que estoy jugando para España y me voy hacia arriba”

Actualizado Jueves, 1 agosto 2024 - 22:50

Corre, corre. Y corre, corre. Y corre, corre. Y Carlos Alcaraz dijo: "Ya está, para".

Cuando acabó su partido de cuartos de los Juegos Olímpicos de París con victoria sobre Tommy Paul por 6-3 y 7-6(7), se encerró en el gimnasio que hay en Roland Garros -en las plantas bajas de la Philippe Chatrier- y tardó casi dos horas en salir. Hasta ayer, después de cada triunfo olímpico, le tocaba ducharse rápido, fotografiarse con los fans que le esperaban e

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Hugo González entra en la final de 200 espalda, en la que deberá mejorar para luchar por las medallas

Actualizado Miércoles, 31 julio 2024 - 22:15

Hugo González quiere demostrar que ha llegado a París mejor de lo que demostró en la final de los 100 espalda, donde no se movió de lo conseguido en Tokio: sexto. Apenas cinco centésimas arañó al tiempo de entonces. Poco. El 200 espalda tiene que ser distinto. Deberá nadar más rápido de lo que hizo en semifinales, donde el tercer puesto en la primera le dio un puesto en la final, pero con el peor crono de los participantes (1.56.52), lo que le condena de nuevo a la calle ocho.

Por distancia, es la prueba que mejor se adapta a sus condiciones, a pesar de que en la capital nipona no consiguiera entrar en la final. Fue campeón en Doha, en el Mundial que se disputó en año olímpico, y poco después logró el récord de España (1.54.51) en los Campeonatos de España. El mallorquín sabe que debe estar en su mejor prestación posible en los Juegos para subir al podio. Por ahora, le separan casi dos segundos.

Después de no entrar en la final en Tokio, en París no quiso verse apurado y, ya en las series de la mañana hizo valer su buen final para concluir segundo (1.57.08) y asegurarse una buena calle en las semifinales de la noche. Partió por la cuatro. En, cambio, en las semifinales, pese a su tercer puesto, el tiempo no mejoró lo suficiente para darle lo que quería, una buena calle. Saldrá en la ocho. Como dicen sus compañeros estadounidenses de entrenamiento: "Tenemos final y tenemos calle. "Let's go!" ¡Vamos! Es su única opción.

Nadal el ‘parisino’ sufre y avanza bajo el júbilo hacia el gran duelo con Djokovic

Actualizado Domingo, 28 julio 2024 - 18:17

La Philippe Chatrier se puso en pie como horas antes lo había hecho la grada de La Defénse Arena cuando apareció el nadador Leon Marchand. Rafa Nadal no es un héroe nacional francés, pero es un héroe de París, la ciudad de un amor esta vez correspondido. La central de Roland Garros, donde el español es capaz de moverse como en su habitación a oscuras, lo quiere en todos los idiomas, en el ¡Olé! como en el 'Allez!' El sitio donde tanto ha ganado descubrió que el Nadal olímpico es el mismo Nadal en espíritu, sufriente, aunque su cuerpo no le lleve donde lo hace su mente, y fiel a la victoria y a París con una pasión desmedida. Le aguarda Novak Djokovic en la segunda ronda, después de vencer al húngaro Marton Fucsovics por 1-6, 6-4, 4-6. Un regalo para estos Juegos, una final de Grand Slam bajo los aros.

La entrada en pista fue pletórica, con un Nadal poderoso y seguro que buscaba las líneas para mover a su oponente, desbordado y sin la convicción necesaria. Tenía más tenis el húngaro, 83 del mundo, y lo había a demostrar a partir del segundo set. Nadal ganó su servicio para abrir el partido y logró el 'break' en el segundo juego. Lo repitió en el sexto para colocarse 5-1, después de haber permitido a Fucsovics ganar únicamente uno. Un set en 31 minutos, con un 77% de primeros servicios, en el que se observó al Nadal que conoce la gente de la central, aunque el público en los Juegos no sea precisamente el mismo.

Un partido corto

Al mallorquín le convenía un duelo exprés, dado su estado físico, en duda hasta horas antes del debut, y sus reservas físicas, maltratado y gastado su cuerpo de 38 años. Finalmente, y después de probarse en la pista junto a Carlos Moyà y David Ferrer, y ante la mirada de su médico, tomó la decisión de jugar. El primer set le había permitido cumplir con la hoja de ruta que se habían marcado. Faltaba que Fucsovics pusiera en marcha la suya.

El húngaro subió el nivel de riesgo, la única opción que tenía, para igualar la eficacia de los golpes de Nadal. La bola le corría como al español, en especial en los golpes de derecha. Alternó el juego de fondo de pista con la movilidad y las dejadas que mortificaban a Nadal, para hacer correr todo lo posible a su oponente. De ese modo invirtió el arranque del primer set, al ganar su primer servicio y lograr un 'break' en el segundo. Hasta el 4-1 no reaccionó Nadal, capaz de jugar sus mejores puntos bajo presión, pero donde llegaba su mentalidad no lo hacían siempre sus piernas, con algunas dificultades de movilidad. Con un 4-1 abajó levantó un 15-40 y un 40-0 en contra para remontar hasta el 5-4, pero acabó por perder con su servicio al errar una dejada. Su porcentaje de primeros servicios bajó al 64%, mientras que había doblado sus errores no forzados, de seis a 12.

Un 'break' decisivo

El tercer set empezó, pues, desde el nuevo equilibrio del partido, consciente Nadal de que debía subir el umbral de su juego, regresar al principio. Tanto el español como el húngaro mantuvieron su servicio hasta que Nadal consiguió el 'break' decisivo en el quinto juego, después de superar en el cuarto un 40-0. Insistió el español en el revés de su rival, posiblemente el golpe más débil, y de ese modo evitar la fuerza de sus golpes de derecha. En el desenlace, menos exigido que en el segundo juego, impuso una competitividad única.

La central de Roland Garros, repleta, estalló, porque cada partido de Nadal es esperado como el de uno de los suyos, sea de forma individual o en el doble junto a Carlos Alcaraz, una pareja de tenis de Disney. La ceremonia de apertura lo demostró, al convocar al español en un lugar de privilegio, y Nadal exprime su físico ajado para que ese idilio no se acabe, para que el amor sea eterno. Lo será. En la victoria como en la derrota.

Ledecky descubre su condición humana ante 'Terminator' Titmus

Ledecky descubre su condición humana ante ‘Terminator’ Titmus

Cuando Katie Ledecky entró por primera vez en La Défense Arena dijo que la piscina construida en una instalación donde habitualmente se juega al rugby le hacía sentirse pequeña, diminuta. Al salir de esa misma piscina, después de la final de 400 libre, no se sintió pequeña. Se sintió humana, de nuevo humana, frente al poder de una nadadora que avanza como un fueraborda. Es Ariarne Titmus, a la que sus compañeras de equipo empezaron a llamar Terminator. La razón es evidente. La australiana supo muy pronto, en el primer centenar de metros, que no iba a necesitar de lo más terrible de su apodo, no esta vez, porque Ledecky tampoco era Ledecky, no la que conocemos, y porque Summer McIntosh tiene todavía demasiado respeto a la jerarquía. Esas tres nadadoras, pasado, presente y futuro de la prueba, lo tenían todo para llevar la final al umbral del récord del mundo, en poder de Titmus. Para eso habría hecho falta una Ledecky inhumana. El primer encuentro con París la descubre más cerca de los mortales, pero con una gran obra todavía por delante.

La estadounidense podía temer la derrota. Estaba en sus cálculos. De hecho, ya la sufrió en Tokio o en Fukuoka frente a la misma nadadora, líder del equipo australiano que devoró la piscina nipona y ha empezado del mismo modo en París, donde también se hizo con el relevo 4x100 libre en la primera jornada. Ledecky nadó en Tokio en 3:57.36, más rápido de lo que lo hizo en París la vencedora (3.57.49). Aunque lo hubiera repetido, no le habría servido de nada, porque Titmus lo habría mejorado. Su superioridad fue incontestable de principio a fin. La norteamericana, en cambio, bajó a la barrera de los cuatro minutos (4.00.86), algo que no había hecho en grandes competiciones prácticamente desde que rompió ese muro y arrebató el récord a Federica Pellegrini. Era el cambio de era.

Esperando el fondo

Esta apertura por debajo del rendimiento esperado, no únicamente por el bronce, puede abrir interrogantes acerca del desafío que se ha planteado la estadounidense. A sus 27 años, pretende nadar también los 800, 1.500 y el relevo 4x200. Conforme aumenta la distancia, lo hace su dominio, al tratarse básicamente de una fondista. La Ledecky del pasado, desde su aparición con 15 años en lo más alto del podio de Londres 2012, no tiene oposición en las pruebas más largas. Veremos en París, donde mantiene su objetivo de convertirse en la deportista con más títulos olímpicos, no sólo la nadadora. En Mundiales, ya suma 16, uno más que Michael Phelps.

El bronce de los 400 libre es su medalla olímpica número 11, de las que siete son de oro. Si es capaz de añadir los del 800, 1.500 y 4x200, alcanzaría los 10 y superaría los nueve de la gimnasta ex soviética Larissa Latynina. El deseo de la nadadora de Washington DC, aunque actualmente se entrena en Florida, es llegar a los Juegos de los Ángeles 2028, en los que tendrá 31 años. Hasta entonces continuará con Anthony Nesty, su entrenador y primer nadador de raza negra en lograr un oro en la piscina olímpica, en Seul'88. No es una edad habitual en la natación, y más para especialistas tan precoces, pero Ledecky ha sabido profesionalizar su actividad, crear su personaje y hacer fortuna. Ha desarrollado una carrera a la medida, biografía incluida, a partir de una personalidad muy fuerte, alejada de la debilidad que ha afectado fuera del agua a otros campeones, como Phelps o Caeleb Dressel. Si alguien está en condiciones de reponerse de una derrota como la sufrida en París es precisamente Ledecky, y no únicamente por la fe que profesa.

A la imponente piscina de La Defénse salió como salen las estrellas, con pasos cortos, con tiempo para que la aclamaran. Es discreta y mantiene sus rutinas, pero no desprecia sus momentos de diva. Se lo ha ganado. Titmus o McIntosh lo hicieron como las demás. La norteamericana se dirigió a la australiana para decirle que se había equivocado de calle y de cubo donde dejar sus cosas antes de lanzarse al agua. Tuvo que recogerlos. Antes de subir a los poyetes, nadie quería mirarla. Titmus, pese a saberse superior, le dio la espalda. Ese respeto es el que se gana con el tiempo. Por ello, la australiana no quiso tenerla por delante en la piscina. Se lanzó a acabar con las dudas desde el primer 50.

Titmus, ante Ledecky, tras su victoria en los 400 libre.

Titmus, ante Ledecky, tras su victoria en los 400 libre.AFP

Titmus tenía 20 años cuando ganó a Ledecky en Tokio. Después volvió a hacerlo en más de una ocasión. En el Mundial de Fukuoka, el año pasado, lo hizo, además, con un nuevo récord del mundo (3.55.38), tesoro que se han alternado las tres nadadoras que subieron al podio de París, incluida la joven McIntosh, que cumplirá 18 años el próximo 18 de agosto, días después de que se cierren los Juegos. El duelo del futuro es el que tendrá con Titmus, por lo que Ledecky hará bien en orientar su carrera hacia el fondo, y más con la frontera de Los Ángeles.

La longevidad es más permisiva con la distancia que con la velocidad. Ledecky, pese a ello, había logrado ser la más rápida en 200 libre en los 'trials' de su país, pero sabía que eso no la convertía en una candidata al oro en la prueba, que seguramente volverá a devorar Titmus. Se encontrarán de nuevo en el relevo de 4x200. Un duelo trepidante y nada fácil para Ledecky y sus compañeras, que en la primera jornada ya vieron como las australianas dominaban el 4x100 libre y las relegaban al segundo peldaño del podio.

Polémica en Francia por la recreación de la Última Cena con drag queens en la inauguración de los JJOO: "Es una mofa del cristianismo"

Polémica en Francia por la recreación de la Última Cena con drag queens en la inauguración de los JJOO: “Es una mofa del cristianismo”

Actualizado Sábado, 27 julio 2024 - 14:05

"Orgullo" y "bofetada a los oscurantistas" para la izquierda, "vergüenza" y "wokista" para algunos sectores de la derecha y la extrema derecha: la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París-2024, de este viernes, generó encendidas reacciones entre la clase política francesa.

El momento que generó más revuelo fue la presencia de drag queens en un cuadro artístico de la ceremonia en el que la puesta en escena hacía pensar en la Última Cena de Jesucristo con sus apóstoles. Sobre la mesa, el cantante Philippe Katerine aparecía pintado de azul y casi desnudo, con aires de Dioniso.

La senadora de Los Republicanos (derecha) Valérie Boyer denunció "una visión de nuestra historia (...) que busca ridiculizar a los cristianos", en aparente alusión a dicha escena de Philippe Katerine con las drag queens.

"Qué vergüenza (...) La apertura de los Juegos Olímpicos es un ataque a la cultura francesa", denunció Julien Odoul, portavoz de la ultraderechista Agrupación Nacional (RN).

La eurodiputada ultraderechista Marion Maréchal calificó a su vez el evento de "J-Woke 2024". "No es Francia la que habla, sino una minoría de izquierda dispuesta a todas las provocaciones", añadió.

A las críticas se sumó la conferencia episcopal de Francia , por las escenas de "mofa del cristianismo, que lamentamos muy profundamente" , si bien, matizan, hubo también "momentos maravillosos de belleza y alegría, ricos en emociones y universalmente reconocidos".

Para saber más

"Pensamos en todos los cristianos de todos los continentes, que se sintieron heridos por el ultraje y la provocación de ciertas escenas", insistieron los obispos.

Otro de los momentos de controversia fue la actuación de Aya Nakamura, célebre cantante francesa de origen maliense criticada en los últimos meses por la extrema derecha, con un vestido con plumas doradas junto a la solemne Guardia Republicana, uniformada a su alrededor.

La líder del RN Marine Le Pen había estimado hace unos meses que la posible presencia de Aya Nakamura en el evento era un intento del presidente Emmanuel Macron de "humillar al pueblo francés", y no comentó la ceremonia. Este sábado deseó "buena suerte" a todos los deportistas de su país para que "dejen arriba los colores de Francia y hagan sentirse orgulloso al pueblo francés".

"Orgullo" en la izquierda y el Gobierno

En otro momento de la ceremonia inaugural, en un desfile de moda, se incluyó a la modelo transgénero Raya Martigny, con música de la DJ y activista feminista y lesbiana Barbara Butch.

"¡Qué orgullo cuando Francia habla al mundo!", reaccionó este sábado en X el coordinador de La Francia Insumisa (izquierda radical) Manuel Bompard, mientras que el líder del Partido Socialista, Oliver Faure, aplaudía la celebración de los "valores de libertad, igualdad y fraternidad a los cuales se sumaron la sororidad, la paridad y la inclusividad".

"Es la mejor respuesta al auge del fascismo y la extrema derecha (...) Qué bofetada a los oscurantistas", comentó por su parte la ecologista Sandrine Rousseau.

El gobierno francés retuiteó un vídeo de la actuación de Aya Nakamura con comentarios elogiosos: "Decidme un dúo mejor, lo esperaré", festejaba el primer ministro Gabriel Attal, en alusión a la cantante y la Guardia Republicana.

Audiencia casi récord

La ceremonia de apertura fue masivamente seguida en Francia, donde 22 millones de espectadores vieron en la televisión pública France 2 el acto con un 81,5% de cuota de pantalla, según el sistema de medición de Mediametrie.

Sin contar las alocuciones del presidente de la República Francesa durante la crisis del covid-19, el récord de audiencia televisiva en Francia se dio en la final del Mundial de fútbol ganada por Argentina ante Francia en diciembre de 2022, que tuvo entonces 24,08 millones de telespectadores en TF1, con una cuota de pantalla del 81%, también según Mediametrie.