¿Quién es Kirsty Coventry? De familia adinerada en Zimbabue, dos veces campeona olímpica, premiada por el dictador Mugabe y respaldada por Trump
Era sólo una niña, apenas 16 años, cuando Kirsty Coventry ya fue escogida Deportista del año en su país, Zimbabue. Tan sólo había debutado en los Juegos Olímpicos, llegó a semifinales en los 100 metros espalda de Sydney 2000, pero su existencia era tan extraña que se convirtió en una estrella. Su instituto, el privado y femenino Dominican Convent High School de Harare, se le quedó pequeño, se fue a estudiar a la Universidad de Auburn de Estados Unidos y, de ahí, a la gloria. Primero, campeona olímpica de los 200 metros espalda en Atenas 2004 y Pekín 2008, luego Ministra de Deportes de Zimbabue y finalmente desde este jueves, presidenta del Comité Olímpico Internacional (COI).
Será la primera mujer al frente del organismo en sus 130 años de historia, la primera dirigente nacida en África y, entre otras cosas, la primera escogida en la primera ronda de las elecciones. Ni Jacques Rogge ni Thomas Bach, sus dos predecesores, que también contaron con mucha competencia, se impusieron con tanta diferencia sobre el resto. En la votación inicial, Coventry obtuvo 49 votos de los 97 posibles mientras el español Juan Antonio Samaranch Salisachs, el segundo candidato, se llevaba 28; el británico Sebastian Coe, tercero, acababa con ocho; y el resto de aspirantes apenas eran respaldados.
El éxito de Coventry se explica principalmente a través del apoyo del propio Bach, que llevaba meses haciendo campaña interna por ella, pero también responde a otros factores. "Necesitamos que quien ocupe la presidencia tenga una idea muy clara sobre cómo afrontar el futuro a largo plazo", dijo Bach, poniendo en valor la edad de los aspirantes, y le sobraba razón. El dirigente alemán, cuyo bajo mandato se incorporaron más de la mitad de los miembros presentes -que le debían un favor-, sabía que su influencia era importante, pero necesitaba más argumentos.
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Coventry convenció por ser mujer, por su juventud a sus 41 años, por su currículo, por ser africana y por su formación estadounidense. Nadie como ella puede restablecer las relaciones entre el COI y el Gobierno de Donald Trump, que había sugerido su respaldo hacia ella, y al mismo tiempo representar un éxito para África, el único continente que todavía ha sido escogido como sede de unos Juegos Olímpicos. El equilibrio parece imposible, pero Coventry lleva en esa línea todavía; en peores se ha visto.
El polémico premio de Mugabe
Hija de una familia adinerada instalada décadas atrás en Zimbabue con su empresa química, cuando fue campeona olímpica supo lidiar con el dictador de su país, Robert Mugabe. "Nuestra chica de oro", la llegó a llamar Mugabe, que le premió con 100.000 dólares después de su éxito en Atenas 2004 y la expuso como un ejemplo de "blanca buena". Pese a su política identitaria poscolonial, a la expulsión de miles de granjeros blancos, Coventry se supuso un emblema de la unión del país y ella no rechazó esa figura.
Desde su residencia en Estados Unidos, participó en algunas campañas humanitarias, pero nunca se opuso abiertamente a Mugabe, un hecho que en las últimas semanas le había afeado la prensa inglesa, a favor de la candidatura de Coe. De hecho, cuando Emmerson Mnangagwa, ex vicepresidente de Mugabe, logró hacerse con la presidencia a través de un golpe de estado en 2017, la nombró Ministra de Juventud, Deportes, Artes y Recreación, un cargo al que ahora deberá renunciar. Su futuro ya no está en su país, aunque ha prometido que trabajará para que África tenga más voz.
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Ahora debe ponerse a trabajar por todo el mundo para, cuando reciba el relevo de Bach el próximo 23 de junio, encara múltiples problemas: la reentrada de Rusia en los Juegos Olímpicos, la pérdida de varios patrocinadores japoneses esenciales para el olimpismo, la negociación de los contratos televisivos, la elección de una sede para los Juegos Olímpicos de 2036 y, entre otras cosas, la llegada de las deportistas trans a las competiciones y los problemas económicos de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) por los recortes del Gobierno de Trump.
El anterior presidente, Bach, que nunca se opuso frontalmente a las trans, no mantenía buenas relaciones con el dirigente estadounidense, que amenazaba con vetar a deportistas de varios países en los Juegos Olímpicos de los Ángeles 2028, pero Coventry tiene armas para arreglar la situación. Ya ha anunciado "medidas estrictas" para acatar esas cuestiones de género y, a través de los medios estadounidenses, la administración Trump le ha dado su visto bueno.