El desembarco de la NBA en Europa: "Estamos listos para pasar a la siguiente etapa"

El desembarco de la NBA en Europa: “Estamos listos para pasar a la siguiente etapa”

El desembarco de la NBA en Europa siempre fue una amenaza recurrente, nunca concretada. Hasta ahora. Por primera vez, algo se mueve de verdad. Hasta tal punto que, también cosa inédita, Adam Silver salió este jueves a reconocerlo públicamente después de que el órgano de dirección (Board of Governors) de la mejor liga del mundo de baloncesto se reuniera en Nueva York. "Me complace anunciar que estamos listos para pasar a la siguiente etapa: explorar una posible liga en Europa con la FIBA como socio", pronunció el comisionado.

A partir de ahora se comprobará la velocidad de los acontecimientos, aunque la intención es que la competición comience a rodar en 2026. El movimiento de la NBA hay que encuadrarlo también en la enconada guerra que desde hace décadas mantienen FIBA y Euroliga. En la conferencia de prensa, Silver estuvo acompañado por Andreas Zagklis, secretario general del máximo organismo internacional.

"Hemos llegado a la conclusión de que la popularidad del baloncesto en Europa no se corresponde con el interés de los aficionados ni con el aspecto comercial". Ese fue el dardo de Zagklis a la Euroliga, la competición que ahora está puesta en duda. Aunque alguno de sus clubes dueños parezca implicado en la aventura NBA en el viejo continente, a la que los 30 propietarios de la competición norteamericana dieron el visto bueno "de forma entusiasta".

Silver y Zagklis no entraron en muchos más detalles, aunque sí hablaron de una liga de 16 equipos, 12 de ellos permanentes. "Hay algunas reglas diferentes. Por ejemplo, un partido dura 40 minutos, en contraposición a los 48 minutos en Estados Unidos. Creo que probablemente jugaríamos con el formato europeo actual de FIBA", especificó Silver.

Real Madrid, Barça...

Anteriormente, ya se habían deslizado algunos asuntos. Evidentemente, las ligas domésticas serían compatibles. La competición será, en el inicio, propiedad de la NBA al 50%. Habrá un mix de nuevas franquicias en grandes capitales europeas con equipos clásicos del baloncesto continental, entre ellos el Real Madrid. El único junto al Olympiacos que se opuso a llevar la Final Four a Abu Dhabi. También el Barça, el Fenerbahçe o el Asvel de Tony Parker. Silver también habló de grandes ciudades sin tradición baloncestística pero con inversores dispuestos, "algunos bajo el paraguas de potentes marcas globales de sus equipos de fútbol". PSG y Manchester City son algunos de ellos.

"Aún es pronto. Literalmente, todavía no hay nada acordado. Vamos a respetar la tradición del baloncesto europeo, la tradición de las ligas abiertas. Vamos a aprovechar lo mejor de ambos sistemas; podría haber nuevos estadios, nuevos clubes. Se están produciendo muchos cambios en los medios. El streaming no se trata sólo de cómo se transmite un partido, sino de una nueva oportunidad en múltiples mercados. Se trata de cómo haríamos las cosas de manera diferente con nuestra experiencia y la de la FIBA», detalló Silver.

Sin mencionar directamente a la Euroliga, el comisionado aseguró que están "considerando la infraestructura existente". "Pero parte de la oportunidad reside en construir más estadios de baloncesto de vanguardia. Buscamos capitales de la industria, capitales de los medios de comunicación, pero también grandes apuestas en el baloncesto. También queremos explorar el mercado», añadió.

"La nueva Liga se integraría en el panorama baloncestístico europeo con los equipos participando respectivamente en sus competiciones nacionales. Además de unos equipos permanentes, la Liga ofrecería a los clubes una vía de acceso basada en la meritocracia por medio del ecosistema baloncestístico europeo respetándose la armonización del calendario de selecciones", puntualizó Zagklis, en clara referencia a la Basketball Champions League de la FIBA como competición de acceso a esta NBA europea.

A hombros de Tavares el Madrid crece y sueña: victoria clave ante el Armani Milan

A hombros de Tavares el Madrid crece y sueña: victoria clave ante el Armani Milan

Era noche europea grande en el Palacio. De esas en las que poco importan los precedentes. Se trata de ganar, convencer y convencerse. Ante un rival directísimo como el Armani de Mirotic, de Messina y también del ovacionado, "uno de los nuestros", Fabien Causeur. Y el Real Madrid respondió con contundencia. Se desprendió de parte de sus incertidumbres y miró, al fin, a los ojos de la Euroliga. Brillaron los que deben y el contundente triunfo, el tercero seguido en Europa, dispara las expectativas. [96-89: Narración y estadísticas]

Para saber más

Mucho camino le resta a los blancos, este viernes sin ir más lejos en Belgrado contra el Estrella Roja, allá donde concretar las sensaciones. Donde soñar incluso con evitar el play-in, con ser temidos otra vez en los cruces. Ya nada importará el arduo camino hasta aquí. Con Tavares volviendo a ser gigante (19 puntos, siete rebotes en 20 minutos en pista), con el carácter único de Campazzo, los puntos de los 'Brates', el despertar de Garuba y Feliz, la eternidad de Llull. Todo eso lo sufrió el Milán, que se dejó parte de sus opciones aunque un triple de Mirotic sobre la bocina le salvó el basket-average (85-76 ganó en la primera vuelta). Su calendario es propicio.

Serán jornadas de cuentas y miradas a otras canchas. Pero también de sondearse a uno mismo, a esas "frustraciones" que reconocía Chus Mateo y de las que hubo poco rastro ante el Milan. Siempre por delante, respondiendo a cada intento de meterse en el partido de los italianos y sólo titubeando en un desenlace en el que se dejó una ventaja que puede echar de menos después.

Contrastó el aplauso sentido y largo a Causeur en su retorno al Palacio, con la pitada de siempre a Mirotic, otro ex. Eso marcó los prolegómenos, aunque luego pronto quedó olvidado con la gran puesta en escena del Madrid, tal y como demandaba la ocasión. Cuando mire atrás, quizá sea este martes de marzo el partido más trascendental de la temporada. Los blancos se dejaron de historias y de dudas. Fueron un ciclón, prologando ese éxtasis que fue el acto final en el Carpena. Si allí asestó 39 puntos, en el Palacio el Milán se llevó 31 (y eso que el triple desde su propio campo de Andrés Feliz estaba fuera de tiempo).

Garuba-Mirotic

Tuvo mucho que ver Usman Garuba. Al fin. El de Azuqueca está siendo todo lo que se espera de él cuando decidió volver de la NBA. La intensidad, la versatilidad, el carácter. Desde el quinteto inicial, con Deck al tres (le está costando al argentino ser el que es), secó a Mirotic, que en toda la primera mitad apenas fue capaz de meter dos tiros libres. Y además aportó ocho puntos para corroborar el absoluto dominio blanco de la pintura. Un abuso que se tradujo en una distancia de 15 puntos (24-9).

El Madrid de Tavares y Garuba era insondable para Messina. Su equipo intentó reaccionar en el segundo acto, cuando los Brates lideraban la segunda unidad blanca. Le costó al Madrid tres minutos anotar su primera canasta, pero el Armani seguía lejos. Y eso que llegaron sus tres primeros triples (es el equipo con mejor porcentaje de la competición). Las dos últimas posesiones pudieron haberlo cambiado todo. Pero falló Mannion y Llull, con cuatro segundos por jugar y arrancando desde campo propio, acertó con una de sus mandarinas. Para júbilo de las tribunas, que cuando la agarra el balear ya sabe que es apuesta casi segura. Vibra como ante la embestida de un toro. De haberse ido por debajo de 10 a 13 arriba, para un Madrid que reservó muchos minutos a Tavares.

Llull celebra su triple antes del descanso.

Llull celebra su triple antes del descanso.Juanjo MartínEFE

A la vuelta pareció el Madrid decidido a sentenciarlo, 17 de ventaja (58-41) y todo cuesta abajo. Y sin embargo, la noche tenía trampa. Por las propias desconexiones y por el despertar de Mirotic. Primero fue un 0-9 en un abrir y cerrar de ojos y luego un error de concentración clamoroso de Garuba, para estropear casi todo lo anterior. Esa cabecita, ese ímpetu mal encauzado, le llevó a empujar a Mirotic tras una falta. La antideportiva le mandó al banquillo y liberó al hispano-montenegrino. Encadenó nueve puntos seguidos, robos, tapones y asistencias. El Armani estaba en el duelo.

Pero era noche europea grande. Y Campazzo lo sabía. No están siendo sus mejores semanas, pero él es el líder. A su espalda el equipo y otra vez el colchón. Y todos implicados en un triunfo clave, el que le hace soñar con los playoffs e incluso con esa Final Four.

Al Milán ya no le quedaba respuesta. Apenas salvar el basket-average. Y el Madrid estaba con el subidón de haber funcionado su respuesta, los mecanismos de antaño, el dominio de la pintura, el baloncesto al galope y hasta el acierto. Pero los blancos se enfriaron, Brooks emergió con un par de triples y aunque un palmeo de Tavares pareció definitivo, Mirotic acertó después para el mal menor.

Doble drama en el Palau: Metu se rompe el tendón de Aquiles y el Barça cae ante el Bayern

Doble drama en el Palau: Metu se rompe el tendón de Aquiles y el Barça cae ante el Bayern

Actualizado Martes, 25 marzo 2025 - 22:53

En un saque de fondo, tras dos tiros libres del Bayern en el tramo final del tercer cuarto, Chimezie Metu se rompió el tendón de Aquiles de su pierna derecha. Un mal apoyo, una acción sumamente desgraciada para el pívot del Barça, que de inmediato se echó al suelo entre lágrimas y gritos de dolor. Una terrible lesión con la que se trastocan aún más los planes de Joan Peñarroya, que en los últimos meses también ha perdido por el camino a Nico Laprovittola, Juan Núñez y Jan Vesely.

El drama se agudizó con la derrota (101-102) ante uno de los rivales directos para alcanzar el play in. El equipo de Gordon Herbert, que en 2025 sólo sumaba una victoria a domicilio, se hace además con el average particular, ya que en noviembre también tumbó a los azulgrana en Múnich (100-78).

La pésima gestión de los tres últimos minutos, cuando encajó un parcial de 2-11, resultó letal para el Barça. Darío Brizuela se precipitó con un triple a falta de 18 segundos para el final (101-100) que propició la falta de Jabari Parker y los dos tiros libres convertidos por Vladimir Lucic. El último lanzamiento de Kevin Punter tropezó contra el aro.

Ahora, Estambul y Milán

Este tropiezo supone un grave paso atrás para un equipo que enlazaba seis victorias en sus siete últimos compromisos, incluidas tres en Euroliga, ante Alba Berlín (85-99), Partizan (87-80) y Zalgiris (82-70). A falta de sólo tres jornadas, el Barça debe medirse ahora en Milán al Olimpia y en Estambul al Fenerbahçe antes de cerrar la liga regular ante la Virtus Bolonia en el Palau.

La dificultad de esas dos visitas se acentúa con la baja de Metu, determinante en el juego interior (11,0 puntos, 5,0 rebotes de promedio) tras asumir un liderazgo destinado a Willy Hernangómez. Aunque el internacional español completó ante el Bayern uno de sus mejores partidos del curso (13 puntos, 14 rebotes y 24 de valoración) tampoco pudo esta vez guiar al Barça, porque Peñarroya le sentó a cuatro minutos para el final y ya no quiso contar más con él.

Parker, autor de 16 puntos antes del descanso, se evaporó en el último cuarto, donde sólo anotó dos tiros libres. Las veloces transiciones del Bayern, lideradas por Carsen Edwards (23 puntos, cinco asistencias), acabaron desestabilizando la defensa local, que echó de menos la dureza de Vesely. Aún quedan unas semanas para que el checo se restablezca totalmente de su dolencia en la rodilla derecha, mientras Núñez, Laprovittola y Metu ya no volverán hasta el próximo curso.

"Hoy es un día de mierda otra vez. La lesión de Metu nos deja tocados. Si hubiéramos ganado o perdido, es un día de derrota porque ya son muchos golpes duros y para una plantilla es complicado asimilar esto", lamentó Peñarroya durante su rueda de prensa. "Se nos han acabado ideas y hemos perdido seis bolas en el último cuarto. En ataque hemos buscado a nuestros jugadores calientes, pero no hemos estado acertados. Hemos llegado fundidos al final de un partido que teníamos ganado", concluyó el preparador azulgrana.

Noche plácida ante el Asvel y exhibición exprés de Tavares antes de la hora de la verdad del Madrid

Noche plácida ante el Asvel y exhibición exprés de Tavares antes de la hora de la verdad del Madrid

De las cinco finales que le restaban al Real Madrid en esta áspera temporada regular de la Euroliga, como si fuera un playoff con cinco rivales diferentes, el Asvel Villeurbanne en el Palacio era la cita más sencilla. Una trampa también. No cayeron en ella los blancos, que ante los franceses, ya desahuciados, se otorgaron una noche sin sobresaltos para llenar la mochila de confianza. Ahora vendrán curvas, cuatro envites directísimos con todo en juego (también una eliminación que resultaría histórica), el primero el martes en el Palacio ante el Armani Milán. Con un Tavares así, todo resultaría menos arduo. [81-70: Narración y estadísticas]

El partido del gigante fue estupendo. Deambuló por la pintura como si los de enfrente fueran niños. Amaneció con 10 puntos seguidos y sus compañeros se dieron cuenta que era apuesta segura. Le buscaron una y otra vez y él embocaba como si jugara en un minigolf. Tras su renovación millonaria del pasado verano, no había aparecido el Tavares dominante de antaño, el pívot único en Europa que cambia partidos. Y ese ha sido uno de los principales lastres del Madrid en lo que va de curso. Fueron 23 puntos en 18 minutos.

"Nos va la vida", exageró Chus Mateo en la previa. Pero el mensaje era claro. No había margen para más despistes. Este mismo Asvel había derrotado a los blancos en Lyon unos meses atrás, con una canasta sobre la bocina del pequeño Paris Lee. En él se desempeña Theo Maledon, un jugadorazo que pretende el Madrid para la próxima temporada. Dejó 25 puntos y cinco asistencias como carta de presentación.

El aviso del entrenador blanco caló hondo. Fue un arranque de partido arrollador. Un 15-0 con Tavares como protagonista. Cuando el africano se fue al banquillo sumaba ya 14 puntos en menos de seis minutos. El Madrid coronó el acto con dos triples de Llull para irse 22 arriba. No iba a ser la máxima. A la vuelta, otro triple, esta vez de Andrés Feliz, dejó un 35-10 para frotarse los ojos.

Hezonja, ante Robertson, del Asvel.

Hezonja, ante Robertson, del Asvel.JUANJO MARTINEFE

Evidentemente, los de Pierric Poupet iban a dejar de perder balones y de hacer el ridículo. También el Madrid se iba a enfriar con los cambios. Llamó la atención el contraste de Tavares con sus suplentes, especialmente con un Ibaka que se marchó enfadado. Pero es que su actuación fue impropia.

El Asvel asestó un 7-20 con 15 puntos de un espectacular Maledon. Se metió un poco en la batalla, pero el regreso de Tavares y de Abalde dio otro pequeño impulso al Madrid antes del descanso.

La noche en el Palacio estaba rota del todo. Sólo se trataba de dejar pasar los minutos sin sobresaltos ni bajones. Sorteó el Madrid ambos aspectos por poco. Nada más volver de vestuarios Campazzo se llevó un fuerte golpe en la cadera en una acción con De Colo y al rato se fue al banquillo cojeando. Sus sonrisas posteriores tranquilizaron al personal.

La excelencia del Madrid, con semejante distancia, ya no volvió. Nunca peligró la victoria, pero a punto estuvo de estropearlo todo. Los galos, que ganaron los tres últimos cuartos, se arrimaron (71-63). Tuvo que volver Tavares y todos los titulares. Hezonja, que se hartó de perder balones, arregló el desenlace junto con Llull.

El segundo triunfo seguido y el favor del Baskonia ganando al Bayern dan esperanza al Madrid en esta recta de meta. De momento, dependiendo de los duelos directos que cierran la jornada el viernes, pueden meterse de nuevo en los puestos play in, a apenas un triunfo del grupeto que val del quinto al octavo puesto. Todo está sobre la mesa.

Sin alegría ni acierto, pero sin apuros: el Real Madrid vuelve a ganar fuera de casa

Sin alegría ni acierto, pero sin apuros: el Real Madrid vuelve a ganar fuera de casa

Que Bolonia sea el principio de un buen final. Eso pedía Chus Mateo, el sentir general de un Real Madrid permanentemente enredado esta temporada, en una búsqueda de sí mismo que parece como escapar de un laberinto imposible. La primera de las seis finales fue un ejercicio de seriedad y defensa y, por brevísimos momentos, buen baloncesto ante la Virtus. Un trampolín desde el que impulsarse, del que huir de la "frustración" y la "ansiedad" reconocidas. [67-80: Narración y estadísticas]

Hacía dos meses que los blancos no ganaban a domicilio en la Euroliga (cuatro derrotas), hacía más que no se sentían tan dominadores. No se reencontraron con el triple (otra vez porcentajes impropios, cinco de 20), pero tampoco lo necesitaron. Fueron de más a menos y su relajación en la segunda mitad no hizo peligrar en ningún momento un triunfo coral, burocrático y sin héroes.

Apoyado en un amanecer contundente, como un puñetazo en el sofá. Con Dzanan Musa eléctrico e incontenible y secundarios como Usman Garuba, Andrés Feliz y Serge Ibaka aportando lo que se espera de ellos. Poco pero intenso. Bien es cierto que enfrente estaba una Virtus golpeada por las bajas (Clyburn, Pajola, Belinelli) y las derrotas (seis de carrerilla), penúltimo y desahucidado en Europa.

Se rindieron pronto los de Dusko Ivanovic, como si no les alcanzara la motivación para aguantar el ritmo rival. Ayudó al Madrid que Musa acertara con el primer triple. Resultaron determinantes la calma y la circulación con la que se desempeñó en ataque, con Campazzo a los mandos y sin alardes. Garuba dominando la pintura y, desde el banquillo, el empuje de Feliz para aumentar más y más una ventaja que llegó a los 19 puntos en el segundo cuarto (29-48).

Garuba

No había ambiente ni espíritu de remontada en el Virtus Segafredo Arena. Garuba, buscando su mejor momento desde su vuelta de la NBA, aumentó la distancia (35-57, esa fue la máxima) y aunque los italianos, con Tucker, Morgan y un par de triples intentaron animarse, no encontraron resquicio. Apenas un toque de atención para no bajar la intensidad. Y eso que Bruno Fernando deambuló errático, la peor noticia sin duda para Chus Mateo.

La pena fue que la segunda mitad fue bastante pobre y eso no ayudó en la necesidad de confianza que necesita el Madrid. Mezcla de falta de competitividad y de desacierto. Del amor propio de Shengelia y la falta de alegría blanca. Era como si todos estuvieran deseando acabar.

Era, eso sí, una noche para no fallar. Ni siquiera para dudar. Una derrota en Bolonia no sólo hubiera alimentado todas las dudas, hubiera dejado en una misión casi imposible el camino del Madrid. Ahora sigue estando complicadísimo, hasta para el objetivo de mínimos de estar en el play in. Las siguientes dos estaciones son en el Palacio, ante uno de los casi eliminados, el Asvel, la semana que viene y frente al Milan (que este jueves ganó en Belgrado al Estrella Roja), rival directísimo, la siguiente.

Las seis finales del Real Madrid en Europa en mitad de su insólita crisis de acierto: 75 triples fallados y "ansiedad y nervios"

Las seis finales del Real Madrid en Europa en mitad de su insólita crisis de acierto: 75 triples fallados y “ansiedad y nervios”

Al Real Madrid se le agota el tiempo de reacción. El equipo, acostumbrado a las cimas de la Euroliga, se aventura en el tramo final de la fase regular con la incertidumbre de verse con el agua al cuello. El actual subcampeón, ganador de tres de las últimas nueve ediciones, arranca la 29ª jornada de la fase regular en una posición insólita. Es 12º, con la misma cantidad de victorias y derrotas (14) y fuera hasta de los puestos de 'play in', después de haber perdido cinco de los últimos siete encuentros, entre ellos los últimos cuatro a domicilio. Este jueves (20.45 h.), en Bolonia ante la Virtus, sólo le vale ganar, pues después apenas le quedarán ya cinco oportunidades más.

Para saber más

Una situación estresante en lo clasificatorio, agravada por la reciente pérdida final de Copa en Gran Canaria ante Unicaja (el mismo equipo que le arrebató la Supercopa), y que viene teniendo su reflejo en la propia cancha. Los blancos atraviesan una crisis de acierto como no se recordaba, tan inoportuna como alarmante. En los tres partidos de la semana pasada fallaron 75 triples (16 de 91).

Todos sus tiradores lucen números muy por debajo de lo normal. Mario Hezonja un 3/17, Sergio Llull 5 de 24, Campazzo 1 de 10 y Dzanan Musa tres de 10 (el bosnio acertó los tres que intentó en la apurada victoria del domingo en el Palacio ante el UCAM Murcia). Reaccionar en Europa para cumplir el objetivo de mínimos requiere una mejora radical en los porcentajes. Para Chus Mateo, que este miércoles reconoció "ansiedad y nervios", también el paso adelante debe ser en las propias sensaciones colectivas. "Hay una cierta frustración por no estar un poco más cómodos en la clasificación. Eso te hace jugar a veces con ganas de que todo, de repente, se cambie y aparezcas en puestos de playoff (los seis primeros). Esa ansiedad acabará cuando consigamos el objetivo", expuso el técnico ante de viajar a Bolonia para enfrentarse a uno de los pocos equipos que van por debajo (penúltimos con siete triunfos). "Hay que seguir trabajando situaciones mentales que nos juegan malas pasadas", dijo.

"Hemos de intentar disfrutar un poco más del baloncesto, que no lo estamos haciendo como otras veces. Hay que sufrir un poco menos, en el resultado y en el juego, y disfrutar un poco más", siguió Mateo, que confirmó que seguirá sin poder contar con Gaby Deck pese a que ya entrena con el grupo.

Ganar en Bolonia le acercaría a los puestos de play in y rompería su lastimosa racha a domicilio. Después, al Real Madrid le queda un calendario no tan terrible, con tres partidos en casa (primero Asvel y Armani y después París) y dos visitas a Belgrado; la última jornada ante el Partizan en una noche que será sí o sí de infarto ante un rival directo.

Nunn y Juancho Hernangómez retratan al Real Madrid

Nunn y Juancho Hernangómez retratan al Real Madrid

Europa, lo que antaño parecía su paraíso, es ahora el dolor de cabeza del Real Madrid. Ganar en la pista del campeón es tarea siempre ardua, en ese OAKA que es una caldera, ante un Panathinaikos poderosísimo. Pero los blancos no sólo perdieron, fueron de nuevo retratados, tan lejos de sí mismos. Cayeron de principio a fin en la reedición de la última final de la Euroliga y las seis noches que les restan hasta el final de la temporada regular van a ser puro infarto. Está en un buen lío. [85-70: Narración y estadísticas]

La sensación es de impotencia. Ni siquiera en el triunfo en el clásico de hace una semana el Madrid pareció pleno. Es un grupo lleno de dudas -fallar 23 triples es un síntoma preocupante de falta de confianza-, con varios de sus referentes fuera mentalmente en este tramo tan decisivo. En Europa son cuatro derrotas seguidas a domicilio. Como en las dos de Estambul, en Atenas los blancos fueron un equipo siempre vencido, zarandeado por los caprichos de ese talento llamado Kendrick Nunn (18 puntos, cinco rebotes y cinco asistencias), bien acompañado por Jeremi Grant y Mitoglu, y también por la solvencia de Juancho Hernangómez, 12 puntos, seis rebotes del rey del OAKA, quien lo hubiera dicho.

En la búsqueda de rumbo y soluciones, Chus Mateo sorprendió con el quinteto. Garuba e Ibaka de inicio, dos de los interiores con menos protagonismo de su rotación. También Hezonja, habitual líder de la segunda unidad. Y el croata, que ya estuvo demasiado solo en el triunfo en Gran Canaria, acaparó todo el protagonismo, cómo no. Los siete primeros puntos blancos fueron suyos, pero no era suficiente.

Hezonja

El Panathinaikos tuvo dos minutos de dudas y luego fue ya un ciclón al que sólo algunas pequeñas desconexiones apartaban de la perfección. Juancho está en un momento pletórico, quizá el mejor de toda su carrera. En estabilidad y confianza, sin duda. Aquella final de Berlín le cambió la vida. Ahora es el mejor pretoriano de Ataman. Ese amanecer fue un duelo del español con Hezonja. Pero pronto emergieron dos grandes diferencias. El acierto y un demonio llamado Kendrick Nunn.

El Madrid no metía un triple. Desesperadamente sin puntería, igual daba que sus tiros lejanos fueran liberados o forzados, después de una jugada bien trabajada o tras el más embarullado de los ataques. Así, en la cancha del campeón de Europa, es imposible. Aunque Tavares volviera parecerse al mejor cinco de Europa. Con Nunn desatado, la ventaja local se llegó a disparar hasta los 14 puntos (33-19). Los blancos ya iban a ir a remolque toda la noche.

Campazzo, ante el Panathinaikos-

Campazzo, ante el Panathinaikos-PETE ANDREOUEFE

No ayudó que Andrés Feliz se borrara con dos faltas seguidas más una técnica por aplaudir a los árbitros. Ni que Musa tuviera otro partido más para olvidar. Su estado de forma es más que preocupante. Sí un parcial de 0-10, con el corazón de Llull evitando la rendición. Falló Hugo González (que antes había finalizado con un poderoso mate tras rebote ofensivo) solo en la esquina y contestó Lorenzo Brown en la siguiente jugada. Esa era la tendencia.

El Madrid volvió de vestuarios con ganas de arruinarlo todo (8-0), aunque a continuación lo arregló en parte (0-9). Hezonja y Tavares seguían sumando y sumando y Musa fallando y fallando. Pero la distancia parecía imposible de recortar y así iba a ser.

Toda la segunda mitad fue un tira y afloja, un querer y no poder blanco. En las cuatro derrotas consecutivas a domicilio ha mostrado síntomas idénticos. Por primera vez en años, ha parecido bastante inferior a sus rivales. Llegó a la recta de meta en el OAKA lejos de la rueda del Panathinaikos y pronto la perdió (un triplazo de Grant, la aparición de Mitoglu...). Ni una opción de victoria. Fallando 23 triples, lo más lógico.

El Real Madrid se lleva el clásico del miedo

El Real Madrid se lleva el clásico del miedo

El clásico del miedo fue para el Real Madrid (96-91). En una noche en la que sólo en el desenlace fue capaz de plasmar su superioridad, como si todas sus dudas le vinieran una y otra vez a la mente, derrotó a un Barcelona igual de inseguro y tan mermado como digno y luchador, ahogado en la orilla del Palacio. Un completísimo Alberto Abalde fue el líder silencioso, junto a Campazzo y Hezonja, en el primer paso blanco para evitar la debacle en la Euroliga.

Todas las urgencias se posaron sobre la pista del Palacio. Una batalla más trémula que efectiva tras días de reflexión después del fracaso copero, de puesta de pilas con los que no se fueron a las ventanas FIBA con sus selecciones y muchas, muchas cuentas. Ser cabeza de serie para los playoffs, lo que casi siempre fue lo normal, es casi una quimera para Madrid y Barça. Lo demás tampoco será sencillo. La conclusión es que la Final Four de Abu Dhabi está bien lejos.

Chus Mateo, ya con Dennis Smith Jr. nada menos que de vuelta a Estados Unidos, amaneció con dos novedades. Usman Garuba, quien apenas contó en la Copa, y Rathan-Mayes, que ni siquiera fue convocado, en el quinteto. Se trata de pasar página y de avanzar con los que quedan, aunque el canadiense poco participó después. Joan Peñarroya pocas cábalas podía hacer con apenas nueve piezas sanas (el último en caer ha sido Juan Núñez). No había acabado el primer cuarto y ya estaba en pista, debut con el primer equipo, el canterano Raúl Villar -hermano del internacional Rafa, ahora en el Lleida-.

Llull culmina con una bandeja, ante el Barça.

Llull culmina con una bandeja, ante el Barça.JUANJO MARTINEFE

Pese a esos apuros y a un fortísimo cabreo inicial del técnico catalán con el arbitraje (le iba a durar toda la noche, tal es la presión que tiene encima), el Barça aguantó el tipo. Con coraje y mucho más acierto que el Madrid, que avanzaba sin más, como si atisbara una superioridad que no era. Jabari Parker, Justin Anderson y, especialmente, un entonadísimo Joel Parra, llevaron a su equipo con ventaja a vestuarios.

Sólo Campazzo había parecido consciente de lo que se jugaba en este clásico de entreguerras. Se percibía la inseguridad, que atenazaba a casi todos los protagonistas. Otros tienen tanto talento que flotan sobre la pista. Como Jabari, un bailarín en el infierno. Un tres más uno de Abalde pareció ser el toque de la caballería, el que iba a hacer espabilar definitivamente al Madrid. Otro del gallego, la siguiente mella a un Barça que daba muestras de debilidad por primera vez. Su capacidad de resistencia estaba empezando a menguar. Otro de Dzanan Musa (a pase de Abalde, cinco asistencias), el siguiente, de la nada, de Hezonja... (35 puntos para los Brates, que esta vez sí aparecieron). Y hasta Bellingham (estaba media plantilla del equipo de fútbol), en pie (69-58).

Pareció el éxtasis, pero al Barcelona aún le restaba aliento. Más con un Madrid que no es plenitud, que cometía fallos flagrantes, que no dominaba el rebote y que erraba más tiros libres de los aconsejables. Metu y Brizuela eran ahora su corazón, agarrándose al partido como un escalador a la pared. Lo iban a llevar al límite para que sólo los detalles le enterraran. Una penetración de Campazzo, dos tiros libres de Abalde, un salto inicial (tras un balón dividido que fue una auténtica guerra) que ganó Tavares... Son demasiados los duelos que los azulgrana han perdido en el filo este curso.

La victoria fue celebrada, un alivio, y la derrota escoció a un Barça frustrado. Porque realmente lo peleó. Pero iguala a ambos en la tabla. Lejos de los puestos nobles de playoffs y también de la excelencia.

Pero, ¿quién está peor? Lesiones, espantadas y apuros en el clásico de las urgencias

Pero, ¿quién está peor? Lesiones, espantadas y apuros en el clásico de las urgencias

La Copa del Rey se presentaba como un oasis para Real Madrid y Barcelona, la oportunidad de un título que aliviara más o menos sus tortuosas temporadas. Incluso un resorte para enderezar el camino. Era fácil pensar que uno de los dos regresaría de Gran Canaria con un poderoso impulso anímico con el que afrontar su realidad, pues de las últimas 15 ediciones habían ganado 14 (con 10 finales entre ambos incluidas). Pero no sólo volvieron derrotados, -uno en la final, el otro en cuartos-, también con más problemas de los que se fueron. Este jueves se enfrentan en el Palacio (20.45 h., Movistar), un clásico de Euroliga cargado de urgencias.

Para saber más

Diez días después de que el Unicaja se proclamara campeón, al Real Madrid le falta un jugador, pues Dennis Smith Jr., uno de sus refuerzos invernales, pegó la espantada y ya está en Atlanta intentando reconducir lo que iba a ser una carrera de estrella. Para la no historia blanca quedarán los 35 minutos de juego, repartidos en cuatro encuentros, del que venía con la vitola de haber sido todo un número tres del draft. «No se ha adaptado a nuestra forma de hacer», confirmó Chus Mateo, también que nadie vendrá por él (ya se cerró el mercado Euroliga) y que se queda con los «14 que van a pelear hasta final de temporada» (Gaby Deck está en la recta final de su recuperación). Incluido un Serge Ibaka del que se deslizó su malestar por su poca trascendencia en la rotación (menos tras el fichaje de Bruno Fernando), incluso que estaba dispuesto también a salir. «Rumores que no creo que tengan una muy buen intención», en palabras de su entrenador.

Tampoco parece que el Barça vaya a fichar, pese que Joan Peñarroya confirmó ayer la lesión de Juan Núñez (inflamación del menisco externo de la rodilla derecha), del que no descarta que no vuelva a jugar en lo que resta de temporada. Se une el base madrileño a Kevin Punter, caído en Las Palmas, Jan Vesely y Nico Laprovittola. Los azulgrana se quedan con apenas un base puro en la plantilla, Tomas Satoransky (Brizuela, incluso el joven Dame Sarr, tendrán que echar una mano en la dirección), y con muchos problemas hasta para completar la convocatoria. También ellos experimentaron lo de las incorporaciones fallidas. Raulzinho Neto por lesión y el gatillazo inexplicable de Thomas Heurtel, al que hicieron regresar de China y ahora está jugando en el Leyma Coruña.

Juan Núñez y Darío Brizuela, durante la pasada Copa.

Juan Núñez y Darío Brizuela, durante la pasada Copa.MARIANO POZO / ACB PHOTO

Con todo esto, ¿quién está peor? A priori, parecería que el propio Barça, eliminado en cuartos de Copa, séptimo en ACB (11-9) y que no levanta un título desde la Liga de 2023 (sin contar sus últimos años de penurias). Los de Peñarroya tienen, eso sí, una victoria más en Euroliga. Es decir, en caso de caer hoy se quedarían igualados al Real Madrid con 14-13 (con el basket average perdido, pues los blancos ganaron en el Palau 90-97). Una victoria les daría un buen balón de oxígeno.

Porque lo cierto es que el Madrid tampoco está para muchos alardes. Desde la final perdida en Berlín, se recuperaron en parte levantando la ACB ante el UCAM Murcia, pero han vuelto a perder dos finales a un partido, la Supercopa y la Copa, ambas contra Unicaja. Son líderes de la Liga Endesa, pero su panorama en Europa a falta de ocho jornadas es alarmante. «Ahora vienen muchísimos enfrentamientos directos con equipos implicados en esta lucha, queremos hacer un buen esprint final», admitía ayer Mateo refiriéndose a la disputa de los playoffs. Es decir, acabar entre los seis primeros, algo que se antoja complicado si no empieza a ganar hoy mismo (el próximo jueves visita la pista del campeón Panathinaikos). Objetivo de mínimos sería estar al menos en el play in, que disputan a un partido del séptimo al décimo.

Jasikevicius muestra las costuras de un Real Madrid que empieza a meterse en un lío

Jasikevicius muestra las costuras de un Real Madrid que empieza a meterse en un lío

Dependiendo de los resultados de la jornada, el Real Madrid puede acabar fuera de los puestos que dan acceso incluso al play in de la Euroliga (los 10 primeros). A estas alturas, a falta de ocho fechas, poca broma ya. Tiempo de remediar la catástrofe hay, menos de pujar por estar entre los seis de arriba (acceso directo a cuartos) y casi una quimera es acabar entre los cuatro primeros, lo habitual de los últimos años. La semana negra de Estambul destapó las carencias blancas de mala manera, un doblete de derrotas y muy malas sensaciones ante Efes y Fenerbahçe. [78-67: Narración y estadísticas]

Jasikevicius, saldando cuentas recientes con el Barça, humilló al Madrid no por lo abultado del marcador (aunque ganaba de 20 a falta de tres minutos), más bien porque dio la sensación de que hizo lo que quiso con él en la cancha. Fue un dominio frustrante, una superioridad preocupante. Un tirón antes del descanso y una segunda parte que resultó casi un paseo. Con Nigel Hayes, McCollum y Guduric bailando a un rival con bajas evidentes sí, pero sin referentes ni tipos con ganas de dar un golpe en la mesa.

No es la primera vez que pasa, que la doble jornada Euroliga hace mella. Le ocurrió a ambos púgiles al comienzo: erráticos, sin chispa ni claridad. Lo que convirtió la primera mitad en el Ulker Sports en un extraño partido, repleto de imprecisiones. Como un partido de infantiles, tardaron casi cuatro minutos en anotar la primera canasta (casi cinco el Madrid). Iba a ser la tónica.

Hayes-Davis

En ese fango, el Madrid no iba a tardar en sentirse incómodo. Empezó con dos de los nuevos en el quinteto. Dennis Smith Jr. y Bruno Fernando siguen dando muestras de su buen encaje, jugadores más que interesantes. Pero hacer que no se note la ausencia del lesionado Dzanan Musa y del sancionado Hezonja (además de Deck), son palabras mayores.

Sin acierto (dos de 14 en triples) ni precisión, con nueve pérdidas en la primera mitad, fue Errick McCollum, uno de los refuerzos de Jasikevicius ante las bajas de Wilbekin y Baldwin, el que pronto se convirtió en un tormento. Pero se mantuvo la igualdad porque el rebote era blanco (11 ofensivos), hasta que, otra vez al final, se produjo el apagón. Inaugurado por un par de canastas al poste de Pierre ante Hugo González y cerrado con otro canastón de McCollum, un 12-0 que fue un mazazo con el que marcharse al vestuario.

Y era ya remar contra corriente. Contra la inercia de uno de los mejores equipos de la competición, que, aunque el martes cayó por la mínima ante el Panathinaikos en Atenas, acumulaba seis victorias de carrerilla. Ni Llull, que apareció en escena por primera vez con dos triples, ni la zona, dieron demasiados resultados a Chus Mateo.

Y, en esa desesperación de querer y no poder, de comprobar a un rival superior, se resquebrajó el Madrid de mala manera, mostrando las costuras que parecían cosidas en los últimos tiempos. Fue otro fundido a negro, otra preocupante dimisión colectiva que ni las bajas ni el ambiente ni el rival explican. Empeñado en la zona, el Fenerbahçe y sus tiradores (Nigel Hayes, Guduric...) destrozaron a un rival sin respuesta.

Después del parón por la Copa y de las Ventanas FIBA le vendrá al Madrid un sopapo de urgencias. El clásico en el WiZink y visita al campeón Panathinaikos. No tendría demasiado margen después si no logra triunfar en al menos uno de ellos. Ahora son cuatro derrotas en los últimos cinco partidos con unas alarmantes cifras en anotación.