Fue una noche larguísima, saliendo del estadio poco antes de las dos de la madrugada, con toda la parafernalia que requieren estas noches. Un altavoz como el Empire State, algunas latas de cerveza (Coca-cola para Lamine, que es menor de edad), y gritos, muchos gritos. Después, en el hotel, mucha alegría y algo de desenfreno hasta altas horas de la madrugada, como dice el tópico. Era el final de una aventura que ha dado la vuelta a la imagen de la
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Tras el brillante triunfo de este domingo de España en la final frente a Inglaterra, los jugadores de la selección española harán noche en Berlín y será este lunes cuando regresen a Madrid.
Está previsto que la selección llegue al Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas a las 14.10 horas en un vuelo chárter que llevará a todos los internacionales.
Ya por la tardetendrá lugar la celebración por las calles de Madrid. A falta de confirmación, la celebración pretende partir desde la Ciudad del Fútbol de las Rozas, la residencia de la Federación Española de Fútbol. Ahí arrancará un recorrido de los internacionales por distintos puntos de la capital de España para concluir en la Plaza de Cibeles.
Están previstas pantallas gigantes en tres puntos de la ciudad: calle Alcalá, Gran Vía y el Paseo de la Castellana para que la fiesta puedan seguirla todos los madrileños.
En principio, no está prevista ninguna visita institucional ni al Palacio de la Moncloa y recepción de la Casa Real. Eso sí, tanto el Rey Felipe VI -acompañado por la Infanta Sofía-, como el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, han acudido al palco del Estadio Olímpico de Berlín para acompañar a la selección.
Llega con dos pendientes, uno en cada oreja, con las venas marcadas en las piernas y con el móvil en la mano. Fabián Ruiz (Los Palacios, Sevilla, 28 años) es, junto con Rodri, el mejor centrocampista de la Eurocopa, un descubrimiento para buena parte del gran público, atónito ante el despliegue de un chico humilde que habla con cariño de los tiempos duros, de cuando había que dormir un rato en el coche mientras mamá trabajaba para luego entrenar con el Betis. Un tipo que partió de muy abajo y que hoy, a las puertas de una final de la Eurocopa, repasa su camino con EL MUNDO. Fabián, un chaval magnífico.
Para saber más
Dígame una parte del cuerpo que no le duela.
El corazón. Pero todo lo demás me duele. Es verdad que jugando una final de Eurocopa se te quitan los dolores. El partido de Alemania fue el peor, acabé muerto, se me subían músculos que no sabía ni que existían.
¿Qué come para recuperar?
Pues me obligo a comer, porque no me entra nada. Un poco de sushi, un trozo de pizza... Pero me cuesta. Intento beber batidos para la recuperación...
¿Cuándo empezó a entrenar el año pasado?
Por estas fechas, ¿no? Muchos partidos, muchas competiciones, mucho desgaste, físico y mental, estar todos los días concentrado, pensando, mejorando... Es duro, no te voy a mentir. ¡Y ojo, eh! Que sé que tampoco estamos en la mina. Pero sí que son desgastes físicos cada tres días, y el resto entrenando, y así durante un año sin parar, así que llegas a este momento en las últimas. Pero merece la pena. Es una final de Eurocopa con España.
¿Está nervioso?
No me suelo poner nervioso antes de los partidos.
Hombre ya, pero nunca ha jugado una final de Eurocopa.
He jugado de Europeo sub'21, sub'19... No es lo mismo, ya lo sé, pero bueno. Todos mis amigos y mi familia me preguntan: ¿estás nervioso? Y siempre les digo: pues no. Y me dicen: ¿cómo puedes estar tranquilo, si estamos nosotros atacados? Pues estoy tranquilo. En el momento del partido hay un cosquilleo en la barriga, pero al final te vas adaptando. Es difícil de explicar.
¿Cómo se imagina las horas previas?
En las horas previas sí piensas en la importancia del partido y tal, pero una vez que sales al campo, se te quitan los nervios. Yo el domingo dormiré la siesta, o al menos eso espero, porque siempre duermo antes de los partidos para descansar, y luego pues nada, a jugar.
De momento, ahí dentro, ¿sigue todo igual?
Sí, sí, todo igual. Estos días un poco de jaleo de entradas...
¿Cuántas le han pedido?
He tenido que dejar a gente fuera, porque era imposible. Creo que son treinta y pico personas. Cada jugador trae a 20 o 30 personas, porque esto pasa pocas veces, quizá solamente una, así que hay que aprovechar.
Entonces, ¿no hay menos bromas?
No, no, todo igual. Somos un grupo que no ha cambiado nada, todos los días son las mismas bromas, las mismas risas...
Inglaterra son tíos muy grandes eh...
Sí, sí, son muy grandes y muy buenos. Son de talla grande, jugadores que van bien de cabeza, etc... Hay que intentar estar más concentrados en el balón parado, hacer faltas lejanas, no conceder córners tontos...
El domingo, cuando salte al campo, no hablaremos de cuando gane, ¿en quién pensará?
Antes de saltar al campo siempre hago mis rituales. Me persigno y miro al cielo, por mi abuela y por mis tíos. Cuando nos ponemos en fila, miro a mi familia, que está en la grada. Cuando salgo a calentar miro a ver dónde están para tenerlos bien localizados. Y cuando suena el himno les busco para saber que están ahí conmigo.
¿Cómo fue crecer sin la figura paterna? [Sus padres se separaron cuando él era pequeño].
Para cualquier niño es una situación difícil. No es un momento muy agradable, pero poco a poco te vas acostumbrando, vas asimilando que por circunstancias de la vida no está. Desde hace tiempo lo asimilé y no lo echo de menos, porque he tenido apoyos por otro lado que me han compensado. Hemos podido vivir una vida diferente como familia y tirar para adelante.
¿Cuántos hermanos son?
Somos tres. Tengo un hermano mayor y una hermana pequeña.
¿Qué es su madre para usted?
Siempre lo he dicho. Es todo. Es la primera persona en la que pienso para cualquier cosa. Es mi apoyo, el pilar fundamental de mi vida, a la que le debo todo lo que soy. Ha luchado muchísimo por mí. Ahora lo hablo con ella, miramos hacia atrás y decimos: 'madre mía, hasta dónde hemos llegado'. Gracias al fútbol y al esfuerzo que hizo ella.
¿Qué es lo que más valora de lo que ha hecho por usted?
Sobre todo, el sacrificio. Ha sido enorme. Recuerdo un momento único en el que, casi sin dormir, casi sin poder ducharse, ella lo único que quería era que no me faltase de nada, y sacaba fuerzas de donde no las tenía para llevarme a entrenar o a los partidos. Dejaba de dormir, de comer y hasta de ducharse si hacía falta por llevarme. ¡Y lo sigue haciendo! Le digo: 'mamá, que ya no tengo 15 años', y ella me dice que yo siempre seré su niño y que eso no va a cambiar.
En este punto, Fabián relata los sacrificios de su madre. Cuenta que tuvo que dejar el colegio pronto, con 10 o 12 años, que se puso a faenar en el campo porque era de las mayores de ocho hermanos. Que tuvo que trabajar joven para ayudar a su familia, y luego empezó a limpiar casas hasta que entró en el Betis, club que le dio un empleo para poder fichar a Fabián cuando él, Fabián, era un niño.
Hay un punto en la adolescencia que puede dar vergüenza decir: 'Mi madre trabaja limpiando' delante de los amigos. ¿A usted le pasó?
Yo recuerdo que, al principio, cuando entró en el Betis, cuando me la tenía que cruzar, me daba un poco de vergüenza, como que mi madre estuviese allí limpiando, pero luego era un orgullo. Estaba deseando encontrármela, y me sentía muy orgulloso. Ahora me alegro de todos los momentos que vivimos juntos.
¿Cómo vivió aquellos años en los que su madre trabajaba en el Betis mientras usted era profesional?
Mira, al principio, cuando yo no tenía carné de conducir, me iba más temprano con ella, porque ella entraba a las siete u ocho de la mañana, y yo me quedaba en el coche durmiendo hasta que empezábamos a entrenar, que serían las 10 o así. Ahí estaba entre el Betis B y el primer equipo. Ella venía al coche, me tocaba, me despertaba y me decía: 'Fabián, venga, a entrenar'. Entrenaba y después la esperaba y nos íbamos juntos a casa. Eso hasta que me saqué el carné de conducir.
¿Qué fue lo primero que compró cuando pudo?
Mi primer gran contrato fue con el Nápoles, y ahí le dije: 'mamá, ya no trabajas más, ahora te toca disfrutar de la vida'. Y al principio le costó, se lo estuvo pensando bastante tiempo.
No me diga.
Sí, sí, se lo estuvo pensando bastante tiempo, porque para ella, su trabajo era importante, era su rutina, trabajar desde niña. Pero ya hablamos con ella, la convencimos y dejó de trabajar. Luego se alegraba claro, porque venía a Nápoles y podía estar con mis hermanos. Pero durante tres o cuatro meses decía: 'me levanto y me falta algo, necesito trabajar'. Y venía a mi casa y se ponía a limpiar a las ocho de la mañana. Yo le decía: 'mamá, que ahora nos ayuda una chica con la limpieza', pero nada. Y es ahora en París que me levanto y ella está limpiando a las siete u ocho de la mañana. Cuando me voy a entrenar, está ya limpiando, y digo: ¡pero mamá! Pero es que es superior a sus fuerzas.
Ahora que tiene mucho dinero, ¿ha cambiado?
Yo no, y mi madre tampoco. Muchas veces me cabreo con ella, porque le digo: 'mamá, relájate, sal, disfruta', pero nada. A las ocho de la mañana está limpiando, o se pone con la chica que viene a limpiar a ayudarla, a planchar... no hay nada que hacer.
Su novia es psicóloga. ¿En qué le ayuda?
Soy un poco tímido, me cuesta abrirme. Cuando eres futbolista tienes demasiada gente alrededor y eso te hace encerrarte un poco hasta que coges confianza. Mi pareja me ayuda bastante no sólo porque es psicóloga, sino porque tiene un carácter diferente al mío...
¿Ella es la divertida de la pareja?
No, soy yo. Soy tímido, pero hago muchas bromas, etc...
¿Qué hará si gana la Eurocopa?
¡Bueno! Disfrutar con los míos, celebrarlo como nunca con los amigos, la familia, los compañeros, acordarme de todos los años que hemos pasado. Si ganamos no sólo ganaré yo, que soy el que juega, sino todos los que han estado cerca de mí, que sin ellos no estaría aquí. Lo celebraré dos o tres días, hasta que el cuerpo aguante.
La Familia Real española vio ayer la victoria de España sobre Francia en la semifinal de la Eurocopa desde el hotel Meliá de Lloret de Mar. Aquí están alojados Don Felipe, Doña Letizia junto a la Princesa Leonor y la Infanta Sofía con motivo de los Premios Fundación Princesa de Girona. De hecho, para poder seguir el partido, se adelantó toda la agenda media hora, pues a las ocho de la tarde la Familia Real tenía un encuentro con los premiados de Ediciones anteriores. Fue tras la cena tipo cóctel cuando, a las nueve, sacaron una pantalla desde la que vieron el partido junto a los premiados que quisieron seguirlo.
Tras la victoria de España, Don Felipe reservó su agenda de este domingo para viajar hasta Berlín, donde tendrá lugar la final. El Rey ya acudió a ver a la selección hace tres semanas para ver el partido de la Roja contra Italia. Entonces, en el vestuario, el Monarca ya confirmó que si llegaban a la final acudiría a verlos.
Aquel día, el Rey protagonizó una anécdota con Lamine Yamal, protagonista de la semifinal contra Francia. Felipe VI saludó al jugador del Barcelona y luego regresó para preguntarle su edad. "Cuántos años tienes", cuestionó. "16", contestó Yamal, una respuesta que provocó que el Rey se llevara las manos a la cara de estupefacción.
Este miércoles por la mañana, el Rey se ha puesto en contacto con la selección para felicitarles. Así, Don Felipe ha hablado con el entrenador, Luis de la Fuente, y con el capitán, Álvaro Morata, a los que ha trasladado su felicitación y ha comunicado que asistirá al final.
Por su parte, la Princesa Leonor ha afirmado que tanto ella como la Infanta Sofía están "muy contentas" por la victoria de España contra Francia. Lo han dicho al preguntarle antes del inicio de un encuentro con jóvenes que participan en programas de la Fundación Princesa de Girona (FPdGi) en los Jardins Santa Clotilde de Lloret de Mar (Girona).
España tendrá que esperar a que esta noche se celebre el otro partido de semifinales para conocer a su rival del domingo. Será Inglaterra o Países Bajos. En cualquiera de los dos casos, se trata de monarquías parlamentarias, por lo que Don Felipe coincidirá en el palco con el príncipe Guillermo o con el Rey Guillermo de los Países Bajos, junto a quien ya asistió a la final de la Eurocopa en 2010.
"Con su edad yo jugaba al fútbol", confesaba Dani Olmo en las entrañas del estadio de Colonia, como si lo que habían hecho con 21 y 16 años Nico Williams y Lamine Yamal para derrotar a Georgia y llevar a España a cuartos de final fuera otra cosa.
Él había marcado un gol, como también Rodrigo, MVP del partido, y Fabián, pero las miradas no podían separarse de los chavales de España, capaces de jugar a 'piedra, papel o tijera' un segundo después de volver a hacer historia. La selección ha ganado los cuatro primeros partidos por primera vez en una Eurocopa. Lo colectivo se impone a lo individual en esta selección, se encargan de repetir todos los jugadores, pero el protagonismo es de los dos endiablados extremos. Son un arma diferencial que, además, pulveriza registros.
Desde 1980 no había habido un futbolista 'total' en el campeonato de Europa, capaz de marcar, asistir y no errar ni un sólo pase. 44 años hasta que apareció Nico Williams para asistir a Rodrigo en el gol del empate, marcar el tercer tanto que sellaba el billete a Stuttgart y acertar cada uno de los 46 pases que intentó. Aún así, no quiere halagos.
"Vengo del barro y esto es un sueño hecho realidad. ¿Quién es el mejor jugador del torneo? No lo sé, pero yo no soy", aseguraba al acabar un partido en el que se retó con su amigo Lamine Yamal. "Me va a tener que aguantar toda la semana, pero espero que él marque pronto", deseó el jugador, que tuvo el respaldo de toda su familia en la grada y el detalle de regalarle su camiseta a un aficionado con la camiseta del Athletic.
Nico bailó con su amigo Lamine y ambos retan con descaro juvenil a otra pareja de alas que está volando en este campeonato: los alemanes Musiala y Wirtz. "Sin duda me quedo con Nico y Lamine", reconocía Dani Olmo, que conoce bien a los germanos.
De los 35 disparos a la portería de Mamardashvili, el mayor registro de una Eurocopa, un puñado fueron del joven jugador del Barça, que busca el gol que le convierta en el jugador más joven en marcar. "Me lo guardo para cuartos ante Alemania", bromeaba en la zona mixta. Y es que, como admitía Dani Olmo, con la pelota y sin ella, Nico y Lamine "son un espectáculo".
España se enfrentará este domingo a Georgia en busca de una plaza en los cuartos de final de la Eurocopa. El combinado de Luis de la Fuente se encontrará con un inesperado rival que, en su estreno en la competición continental, consiguió ganar a Portugal en la última jornada de la fase de grupos.
El duelo será especialmente emotivo para Ilia Topuria, el primer campeón español de la UFC. Aunque nació en Alemania, el luchador tiene sus orígenes en Georgia, donde nacieron sus padres y pasó parte de su infancia. Sin embargo, en España es donde ha desarrollado su exitosa carrera.
Este jueves, Topuria ha publicado en sus redes sociales dos fotos suyas en una plaza de toros junto a las banderas de los dos países separadas por un corazón, como señal de que su corazón está dividido entre las dos selecciones.
Un amor por Georgia y Ucrania que ya exhibió al proclamarse campeón de la UFC, cuando celebró su victoria ante Merab Dvalishvili con las dos banderas.
"Yo me siento súper español y también me siento georgiano. Es como tener dos hijos. Cuando me preguntan, ¿Georgia o España? No puedes elegir entre dos hijos. A los dos los quieres por igual. Mis padres vienen de Georgia, mi sangre es georgiana, pero yo he madurado en España. Mi profesión la encontré allí, mi pasión; mi familia vive allí, mi hijo vive allí, mi casa está en España, también mis amigos", aseguró hace unos meses Topuria.
"Volando bajito se vive mejor". No quiere Nico Williams despegar los pies del suelo, ni siquiera para rematar de cabeza, "que es algo que no se me da bien". Ante Italia, destrozó a Di Lorenzo, encaró sin piedad a Bastoni y se convirtió en el mejor jugador del mejor partido de España. "Puro cine Jr.", le escribía en redes sociales su hermano Iñaki.
Todas las miradas estaban puestas en él, hasta la de Felipe VI, que no salió del vestuario hasta saludarle. Como ya no estaba en el césped cuando acabó el partido y el cuerpo técnico hizo pasillo a los futbolistas, se llevó la ovación en el vestuario. Llegó con el trofeo de MVP en la mano, que tiene destinataria: "Eso es para mi madre, que se lo ha ganado durante muchos años". María Arthuer lleva años recibiendo alegrías de sus hijos, pero ayer Nico ante Italia, la campeona de Europa, dio un paso más. Eso es lo que le dijo su hermano Iñaki en un audio que se encontró en el móvil nada más agarrarlo en el vestuario. "Me ha dicho que he llevado el apellido de los Williams al mundo del fútbol", admitía el jugador sujetando un trofeo ligero de peso pero muy valioso.
Nico reconoció que había cuajado "el partido más completo" con la selección desde su debut en septiembre de 2022 ante Portugal, con Luis Enrique en el banquillo. Un año antes, Luis de la Fuente ya lo había enrolado en su Sub-21. "Una de mis virtudes es que conozco mucho a los jugadores y sé darles lo que necesitan", explicaba el seleccionador tras la victoria. Nadie puede negarle que así es. Les exprime y les lleva a cumplir sueños. "Me pide que encare, y eso hago. Hace unos años sólo soñaba con jugar una Eurocopa y ser el mejor jugador", confesaba Nico, que tiene un reto.
Bautizar el nuevo estilo
Pese al descaro juvenil, no se atreve Nico a bautizar el juego de España más allá de con la palabra "verticalidad", pero promete que lo pensará: "Hemos variado un poco, no todo es jugar con posesiones muy largas, porque estamos jugadores como yo, Lamine, Ferran o Ayoze, que nos gusta encarar y driblar y está muy bien este nuevo estilo".
Se lleva muy bien con Cucurella como socio de banda -"nos entendemos a la perfección", puntualiza- para repartir ataques y repliegues. Se ampara en la veteranía de Navas pero, sobre todo, conecta de una manera generacional con Lamine Yamal, que ayer enloqueció también a Di Marco y a Pellegrini. No marcó, pese a que tuvo algún disparo endiablado y eso le hace tener que cumplir el reto que le lanzó Nico. "Le he picado con el trofeo. Ya le he dicho que tiene que aprender de su padre, que disfrute de esto y ojalá pueda conseguir uno, que se lo merece". Son los deberes de Yamal en esta Euro. Nico, ya se ha puesto al día.
El rey Felipe VI bajó al vestuario local del Arena AufSchalke de Gelsenkirchen, acompañado del presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Pedro Rocha, para felicitar a los internacionales españoles tras el triunfo con gran fútbol ante Italia, y aseguró que si siguen así "va a haber una gran alegría".
El monarca fue felicitando uno a uno a los 26 internacionales españoles y dejó una anécdota al llegar a Lamine Yamal. Felipe VI saludó al jugador del Barcelona y luego regresó para preguntarle su edad. "Cuántos años tienes", cuestionó. "16", contestó Yamal, una respuesta que provocó que el Rey se llevara las manos a la cara de estupefacción.
Después continuó saludando a los jugadores y bromeó con el portero Unai Simón. "Hoy te han dejado tranquilo", le comentó Felipe VI.
Ha su llegada al vestuario español el Rey destacó el gran juego desplegado pese a la victoria por la mínima ante Italia. "Muy bien. Hay que ganar a pesar de que sea con un gol en propia meta pero ha habido tantas ocasiones que ha sido espectacular", dijo.
Antes de marcharse, con la idea de volver si España llega hasta la final del torneo el 14 de julio, el monarca recibió del capitán Álvaro Morata una camiseta de la selección con el dorsal 10 y el nombre Felipe VI en la espalda.
"Me la pondré porque no voy a poder venir hasta que... no puedo decirlo, pero si seguís jugando así va a haber una gran alegría", aseguró.
Llega con el móvil, con el que pasa entre tres y cuatro horas todos los días, aunque con la sonrisa con la que estima el tiempo se intuye que es algo más. Nico Williams (Pamplona, 21 años) tiene una de esas risas contagiosas y una de esas personalidades que caen bien. Se extraña un poco cuando se le adelanta que, de fútbol, poco. Pero luego se relaja. Y se divierte. Y convierte las mentirijillas en respuestas sinceras de la juventud que tiene. Ju
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"Espero que seáis conscientes de que sois unos privilegiados", dijo Juan Carlos Unzúe, enfermo de ELA. Y continuó: "Si a mí me hubiesen preguntado hace años: ¿crees que podrías ser feliz en una silla de ruedas? Hubiese dicho que no. ¿Y sabéis qué? Que me habría equivocado. Con esta silla de ruedas llevo más de tres años y tengo, y he tenido, muchos momentos de felicidad".
En el gimnasio de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, el auditorio de Unzúe,
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