Alemania supera la tormenta y espera a España en cuartos

Alemania supera la tormenta y espera a España en cuartos

Thor, Dios nórdico del trueno, hizo acto de prensa en Dortmund para detener el Alemania-Dinamarca durante 22 minutos, pero los de Nagelsmann terminaron saliendo indemnes de la tormenta para esperar a España o a Georgia en los cuartos de final de la Eurocopa. Un duelo eléctrico, siguiendo con las comparaciones fáciles de la noche, en el que el VAR actuó dos veces y los anfitriones, a hombros de Havertz y Musiala, ganaron el constante ida y vuelta.

Nagelsmann realizó dos cambios en su once con respeto al equipo de gala con el que inició el campeonato. Raum y Sané entraron por Mittelstadt y Wirtz, y el equipo lo notó. En un arranque furioso, Alemania fue lo que prometía el cielo: una tormenta sobre la portería de Schmeichel. Extraordinario en la presión tras pérdida, el conjunto germano asedió las redes rivales durante los primeros 15 minutos.

En el 3, Oliver anuló un gol a Schlotterbeck por falta de Kimmich; en el 6, el guardameta nórdico voló para salvar un disparo desde lejos del lateral alemán; en el 10, Rüdiger encontró en largo a Havertz y el delantero del Arsenal voleó de primeras para la estirada de Schmeichel; en el 12, Musiala probó suerte desde fuera del área y su lanzamiento salió desviado. Alemania no pisaba el freno, pero Dinamarca supo cómo responder.

Los daneses comenzaron a respirar con balón, enlazando posesiones largas para aliviar las ansias de los anfitriones. Y a partir de ahí el partido cambió. El duelo pasó de jugarse en sexta marcha a primera. Lento, pausado y sólo con algún arranque puntual. Alemania no podía aguantar todo el choque a 100 kilómetros por hora y aceptó la pausa. Sonrió Dinamarca, que tuvo opciones con Maehle y Eriksen antes de la tormenta.

En el minuto 36 y en mitad del diluvio, Oliver anunció la suspensión del duelo. La UEFA ya había alertado sobre la tormenta eléctrica que iba a caer en Dortmund y no dudó a la hora de parar el partido, justo los rayos caían más cerca del estadio.

22 minutos lluviosos después, el cielo se calmó y los jugadores regresaron al césped para jugar los nueve minutos restantes de la primera parte, en los que Alemania volvió a pisar el acelerador consciente de que un partido largo y espeso beneficiaba a su rival. Lo intentaron Havertz y Schlotterbeck, pero la más clara fue de Hojlund en una contra que no consiguió resolver ante un rápido Neuer.

Los minutos de locura

La segunda parte fue diferente. Un ida y vuelta sin pausas, sin dudas, sin freno, con cinco minutos en los que la locura se apoderó del Signal Iduna Park. En el 48, Andersen se aprovechó de varios rechaces tras un centro y anotó ante Neuer, pero el VAR avisó a Oliver de que Delaney estaba en fuera de juego en el último rebote. Freno de mano a la emoción danesa. Y no quedaría ahí el golpe moral

En la siguiente jugada de ataque, Raum puso un centro que se fue largo, parecía que no pasaba nada, pero cuando el balón salió del campo el VAR avisó de nuevo a Oliver. En el pase del lateral, la pelota había dado en la mano de Andersen, al que el destino le jugó una mala pasada. Penalti y gol deHavertz.

El tanto hizo daño a Dinamarca, que vio cómo todo el esfuerzo de los primeros 50 minutos había sido en vano. En el shock nórdico, Havertz tuvo su segundo gol de la noche, pero erró al picar el balón ante Schmeichel. Alemania tenía lo que más le gusta: espacio para correr a la espalda de la defensa danesa, demasiado adelantada.

Dinamarca quiso llegar tocando, con el riesgo que eso supone ante un equipo con tanta calidad a la contra, y aunque Hojlund lo intentó con un buen disparo ante Neuer tras una combinación, el partido se deslizaba hacia el segundo de los locales.

En los espacios crecieron Havertz, Sané y Musiala, que encontró huecos a la contra para casi sentenciar el duelo. En el 69, Schlotterberck, imperial al corte y en el pase, dibujó un balón largo a la espalda de los centrales que Musiala atrapó a la carrera. Schmeichel dudó en la salida e hizo dudar a sus compañeros, y terminó quedándose en la línea para dar ventaja al talentoso mediapunta alemán, que definió con tranquilidad ante el danés.

El tramo final fue de total impotencia nórdica. Alemania perdonó a la contra, pero ya pensando en los cuartos. El anfitrión ya espera a España o a Georgia.

No hagan caso a los periodistas: Georgia no es una amenaza para España y no todo es una gesta

No hagan caso a los periodistas: Georgia no es una amenaza para España y no todo es una gesta

Habitualmente, no consumo apenas periodismo deportivo porque bastante tengo con soportarme a mí mismo, pero en Eurocopas y Mundiales hago una excepción. No hay mucha más actividad, me invade el espíritu patriótico (o el italiano, cada uno con sus taras) y me encanta disfrutar del fútbol de un modo mucho más relajado que el estresante día a día de ser de un equipo. Durante un mes cada dos años soy un hincha sin responsabilidades ni filtros, así que llevo 72 horas leyendo y escuchando que Georgia es peligrosa para España.

Georgia.

En serio, Georgia.

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Dentro de la concentración de Inglaterra: torneo de dardos con periodistas y guerra contra las leyendas

Dentro de la concentración de Inglaterra: torneo de dardos con periodistas y guerra contra las leyendas

«Tienes que girar a la derecha cuando pases las vacas y el campo de golf». Y ahí, a la derecha, aparece el pequeño campo de fútbol, con apenas un par de filas de gradas para los periodistas. Al lado del césped nace el monte, mucho monte, y una carpa temporal gigante y blanca que hace de gimnasio. Jude Bellingham, que calienta un poco en una de las bicicletas estáticas situadas en la puerta, mira hacia la fila de periodistas. Los mismos que estos días analizan y concluyen que Inglaterra no es capaz de jugar bien con el mejor jugador de la Bundesliga, el de la Premier y él, el mejor de la Liga, y que quizá uno debe ir al banquillo. La concentración de los Three Lions es un polvorín antes de los octavos de final contra Eslovaquia. Pero ¿cuándo no lo ha sido?

Una visita a Blankenhain, un pequeño pueblo a una hora y media de Leipzig, sirve para entender la situación de la selección inglesa en esta Eurocopa. A nivel logístico, la Federación ha decidido aislar a la plantilla a 40 kilómetros de sus familias para evitar, así lo definen los tabloides, «el circo del último torneo en Alemania, el del Mundial 2006», con las mujeres de las estrellas haciendo más declaraciones que los jugadores.

Los ingleses duermen en el Weimarer Land Spa and Golf Resort, a las afueras del pueblo, desde donde pueden ir andando al campo de fútbol, rodeados siempre por la seguridad de la Federación. Dentro, tres suites de lujo, una de ellas para Gareth Southgate, piscina, sala de cine, de juegos, un simulador de golf, el lugar favorito de muchos; una pista de pádel, donde el campeón es Kobbie Mainoo; una cocina liderada por dos chefs con estrella Michelin, un robot llamado Robbie que se encarga de pasar por las habitaciones y recoger todo lo que quieran los jugadores... Todo lo necesario para alejarse del ruido mediático.

Una de las cosas del pueblo que sorprendió a la expedición inglesa, tanto a jugadores como a periodistas, fueron las pintadas con el número 1966 en muchas calles de la villa. 1966 es el año del último título inglés. «Alucinamos», admite un compañero. Pero la realidad era diferente. Resulta que 1966 es el año de fundación del FC Rot-Weis Erfurt, el equipo más famoso en la zona.

Casi 60 años sin títulos

Inglaterra llegó a Alemania como uno de los equipos favoritos, junto a Francia, y es ahora mismo una de las pequeñas decepciones del torneo, con una victoria por la mínima ante Serbia y dos empates frente a Dinamarca y Eslovenia. Más allá de los resultados, que le han dado el liderato del Grupo C, preocupa el nivel de juego mostrado por el equipo y las actuaciones individuales de Harry Kane, Phil Foden y Bellingham, incapaces de conectar en ninguno de los tres partidos. El del Madrid marcó el tanto del triunfo contra Serbia y el del Bayern el del empate contra Dinamarca, pero ninguno se encuentra cómodo y todos miran al banquillo, a un Southgate cuestionado por aficionados, periodistas y leyendas. Como todos.

La presión en el país es extrema. Inglaterra está a punto de cumplir 60 años sin ganar un gran título y la derrota contra Italia en la final de la última Eurocopa todavía pesa. «Existe la carga de la historia, del fracaso de los últimos 60 años. La camiseta de Inglaterra pesa más que la de cualquier club», contesta a pie de campo Craig Hope, enviado especial del Daily Mail, que incluso anima a Southgate a sentar a Bellingham. «No ha elegido a los jugadores adecuados ni ha configurado el equipo para sacar lo mejor de ellos. Debe encontrar la manera de que Cole Palmer y Anthony Gordon entren en el equipo, aunque eso signifique prescindir de Bellingham», asegura.

Kane, contra Shearer y Lineker

El centrocampista del Madrid, que ayer cumplió 21 años, es el centro de muchas de las dianas. «Está frustrado e intenta hacer más de lo que debe. Es una estrella, pero no siempre tiene que ser ese tipo de jugador», añade Hope. Al lado de Bellingham, la diana para Kane, atacado por leyendas como Alan Shearer y Gary Lineker. «Les diría que recuerden lo que es vestir la camiseta. Ellos tampoco ganaron nada», contesta el delantero y capitán del conjunto británico.

Al lado de esas dos dianas mediáticas hay una de verdad, situada en el centro de prensa de Blankenhain. Qué irónico. Ahí trabajan los enviados especiales y ahí acude cada mañana un futbolista para contestar a sus preguntas. Desde 2018, cada día de la concentración un jugador de la selección y un periodista se miden en un torneo de dardos. «Fue idea del departamento de comunicación, pero es verdad que otros años igual el torneo hubiera acabado mal...», bromean los compañeros. Estas semanas tampoco van por buen camino.

Un fracaso esta tarde ante Eslovaquia convertiría el polvorín en guerra.

Cómo se fabricó a Mamardashvili, un portero “sin escuela” y con “carencias con los pies y en las salidas por alto”

Actualizado Sábado, 29 junio 2024 - 23:00

El día que Giorgi Mamardashvili apareció en la Ciudad Deportiva de Paterna para disputar la pretemporada con el Valencia que entonces dirigía José Bordalás, José Manuel Ochotorena (Hernani, 1961) sólo pudo fijarse en su altura. Nunca había entrenado ni en el Valencia ni en el Liverpool ni en sus muchos años en la selección española a «un bigardo de dos metros» del que además, nada sabía. «El club lo había firmado para el Mestalla y tenía una cláusula por la cual tenía que venir a la pretemporada», recuerda a EL MUNDO.

Cuando empezó a buscar información sobre él, no encontró nada. «No tenía trayectoria ni se le veía una formación de escuela. Eso nos sorprendió. Por su edad y por su físico, que es prototípico de portero moderno, pensamos que tenía potencial, que podía ser un diamante, y se apostó por él, pero era una incógnita. No sabíamos qué iba a salir de él». Pronto empezó a desenvolverse «por encima de nuestras las expectativas».

Para empezar, lo obvio: Mamardashvili paraba. «Era ágil en los balones rasos, algo no habitual en porteros de altura, y lo que más nos llamó la atención fue su uno contra uno. Era capaz de, en situaciones de ventaja para el delantero, achicarle los espacios y hacerse grande. Eso son cosas complejas y difíciles, y él con 20 años tenía ese dominio de la portería que le ves a guardametas de 28», advierte.

Pero también tenía carencias en el aspecto técnico, relacionadas con el juego colectivo, con la forma de leer el fútbol que exigen cada vez más los entrenadores a los guardametas. «Tenía muchas en el juego con los pies y en las salidas por alto, incluso en algunos blocajes. Lo había entrenado su padre, que había sido también portero, pero se notaba que no tenía conceptos técnicos de escuela, cosas sencillas que cualquier juvenil ya tiene asimiladas», cuenta Ochotorena.

Pulirlo iba a llevar un tiempo, del que al final no se dispuso. Todo se aceleró por las lesiones de Cillesen y Jaume Domenech. De filial a la titularidad que le dio José Bordalás sin apenas tener experiencia. El trabajo en los tres años ha sido duro y no exento de complicaciones, como el idioma. Mamardashvili no hablaba, ni habla, inglés, y el castellano le ha costado muchísimo y aún no lo domina. «Teníamos que hacerlo a base de vídeos, para que viera lo que queríamos de él y luego con repeticiones en el campo. De golpeo tras golpeo o de centros laterales uno tras otro para que mejorara», explica Ochotorena, no sin reconocer que el jugador lo ha puesto todo de su parte. «Es humilde para mejorar a la vez que competitivo y ambicioso. Siempre está dispuesto y receptivo. Repetir, insistir, ha sido clave para que empiece a sacar su potencial».

Otra pieza ha sido la comunicación, por su carácter introvertido y tímido. Como no sabía hablar, hacía «vida de monje: de Paterna a casa». «Era un poco vaguete con el idioma y tuvimos que apretarle, porque tenía que mandar a la defensa, y practicábamos con él ejercicios para que lo hiciera. Eso convirtió en muy duro su primer año. Ahora es más feliz y con Georgia no tendrá esos problemas», bromea el entrenador.

Derribar puertas

El rendimiento que ha dado en el Valencia -«es un portero que suma puntos», no se ha cansado de repetir Baraja- le puso en el foco, pero la Eurocopa, con sus 23 años y su corta experiencia, aún más. «Cuando vino estaba verde. Necesitaba cimientos, pero está derribando todas las puertas. En Europa lo empiezan a conocer, pero me está sorprendiendo hasta a mí», asegura el técnico, que le ve parecido con Courtois. «Por el físico y por agilidad que muestra para, de repente, hacer una parada que evita un gol».

Sin embargo, opta por la prudencia sobre el futuro de su todavía pupilo: «La posición de portero es súper exigente y siempre se le mira con lupa. En el Valencia y con Georgia le tiran mucho y para, pero en otros equipos le pueden pedir, además, otras cosas. Eso marcará su futuro, aunque él es consciente y tiene deseo de superarse».

Tiflis (Georgia), 8 de septiembre de 2023: así nació, entre intrigas y tensiones, la España de la Eurocopa

Tiflis (Georgia), 8 de septiembre de 2023: así nació, entre intrigas y tensiones, la España de la Eurocopa

El 8 de septiembre de 2023, viernes, a las 18.00 horas locales, España jugó contra Georgia en Tiflis. Hoy, 30 de junio de 2024, domingo, a las 21.00 horas, España juega contra Georgia en Colonia. Entre los dos partidos han transcurrido exactamente 296 días, y en esa cifra podría calibrarse la edad de esta selección española. Porque, de alguna manera, esta España nació en Tiflis, la capital georgiana, escenario de uno de los desplazamientos más convulsos de la historia reciente del equipo. Debido a las circunstancias que ocurrieron en aquel viaje, donde todo era negro, donde el futuro parecía haberse acabado, España es hoy la selección que es. ¿Qué pasó en aquellos días? Veamos, aunque hay que empezar unos días antes de ese 8 de septiembre de 2023.

Para saber más

El viernes anterior, día 1, Luis de la Fuente comparecía para dar la lista de aquella expedición a Georgia (luego habría otro partido, en Granada contra Chipre). Era la primera vez que se enfrentaba a los medios después de sus aplausos a Luis Rubiales en la bochornosa Asamblea de finales de agosto. «Ante la repercusión social, mediática y política que ha generado mi actuación, quiero decir que he recibido críticas, y que las críticas que he recibido son totalmente merecidas. Lamento lo que hice y pido perdón por ello», fue lo primero que dijo, antes de responder a una docena de preguntas sobre el aplauso. Un sector no pequeño de la opinión pública y de los medios de comunicación pedían la dimisión, pero De la Fuente aguantó la tormenta.

Los jugadores se concentraron el lunes 4. El ambiente en la Ciudad del Fútbol era irrespirable. Albert Luque, todavía director de la selección absoluta y hombre de confianza de Rubiales, afeó a De la Fuente que saliera solo a pedir disculpas (o directamente que lo hiciera, según otras fuentes) y la relación entre ambos se resquebrajó. Los futbolistas se reunieron para tratar de unificar una postura más o menos común respecto al caso del ex presidente. Desde el departamento de comunicación se les sugirió que lo más conveniente era hacer un comunicado. Luque también quería estar allí, y hacer como de observador, pero tampoco pudo.

Finalmente, la plantilla, tras varias horas de discusión, consensuó unas líneas que salieron a leer Álvaro Morata, el capitán, acompañado de Rodrigo, César Azpilicueta y Marco Asensio. Tras felicitar a las campeonas del mundo, leyó el párrafo clave: «Queremos rechazar lo que consideramos unos comportamientos inaceptables por parte del señor Rubiales, que no ha estado a la altura de la institución que representa».

"Llegamos allí en una situación de tensión, y se demostró que somos un equipo muy fuerte. Ahí fue donde empezamos a acuñar ese término de familia. Vivimos momentos muy emocionantes y emotivos, y de ahí salimos mucho más fuertes", explicó ayer mismo el seleccionador.

Asensio, en el momento de su lesión en Tiflis.

Asensio, en el momento de su lesión en Tiflis.GETTY

Fue, cuentan algunos de los que lo vivieron desde dentro, un viaje muy tenso, el primero con Pedro Rocha al frente. El hombre designado por Rubiales para sucederle comenzó ahí a tomar sus primeras decisiones. Una de ellas tuvo que ver con el asunto que terminó marcando el viaje. Cuando la selección llegó a su hotel de concentración, el miércoles por la noche, dos días antes del partido, alguien reparó en que faltaban dos arcones de material, y uno de ellos era donde viajaban las botas de los jugadores y los guantes de los porteros.

Era un olvido de los responsables del material, un fallo como otro cualquiera, pero en aquellos días todo era un mundo. Entre las paredes del Hotel Marriott, entre intrigas y miradas desconfiadas alrededor de Rocha, hubo que tomar la decisión: ¿cómo traemos las botas? Porque claro, sin botas no se puede jugar al fútbol. Los jugadores, por cierto, no fueron informados hasta la hora de la merienda, justo antes de salir hacia el estadio para el entrenamiento previo. Al principio Antonio Limones, responsable de viajes de la Federación, ofreció la posibilidad de meterlos en un vuelo comercial con escala en Estambul. La otra opción, mucho más cara, era contratar un vuelo chárter sólo para las botas.

Rocha fue quien dio el sí para contratar el vuelo chárter GES211B, de la compañía Gestair, que costó más de 100.000 euros. El vuelo aterrizó en Tiflis la noche anterior al partido, y las botas entraban en el hotel poco antes de las tres de la madrugada. Los jugadores, que se habían enterado, escrito está, en la merienda, hicieron el entrenamiento en zapatillas. Unos estiramientos, unos juegos con unas gomas y de vuelta al hotel. Los periodistas desplazados se enteraron después de la rueda de prensa oficial y antes de ese entrenamiento, cuando el entonces director de comunicación, Pablo García Cuervo, explicó que las botas se habían quedado en Madrid y que estaban volando hacia Tiflis.

Yamal celebra su gol a Georgia, en septiembre de 2023.

Yamal celebra su gol a Georgia, en septiembre de 2023.EFE

Los jugadores, mientras tanto, vivía ajenos a las intrigas alrededor de Rocha. Estaban más preocupados por la clasificación para esta Eurocopa. La derrota ante Escocia en marzo de ese año dejaba sin red al equipo, que no podía fallar en un campo donde había ganado en el tiempo de descuento las dos veces anteriores. De la Fuente incidió ahí, aún más, en la idea de grupo, de familia, conceptos necesarios para enfrentarse a los no pocos peligros externos, las no pocas amenazas que sobrevolaban al grupo.

En el campo también fue el punto de partida de lo que hoy es España. El once fue tal que así: Unai Simón, Carvajal, Le Normand, Laporte, Gayá; Fabián Ruiz, Rodri, Gavi; Dani Olmo, Álvaro Morata y Marco Asensio. No es difícil observar que es el mismo equipo que está aquí salvo dos lesionados (Gayá y Gavi) y otros dos que, con sus lesiones ese día, casi al final del primer tiempo en los dos casos, dieron paso a Nico Williams y Lamine Yamal. Ellos, autores de un gol cada uno, sustituyeron a Olmo y a Asensio para ofrecer un festival y abrir los ojos al seleccionador, que se dio cuenta de que ese (el partido terminó 1-7) era el camino. Así, en mitad de la zozobra, nació esta España que hoy vuelve a mirar de frente a Georgia, con las cosas mucho más claras que entonces. Al menos dentro del campo. Fuera es otra cosa.

De la Fuente bromea sobre la ley laboral en Alemania: “Si tenemos que quitar a Lamine a las 23.02, pues lo quitamos…”

Actualizado Sábado, 29 junio 2024 - 20:25

Luis de la Fuente tuvo un traspiés al subir a la tribuna de la sala de prensa del Colonia Stadium. "¡Penalti!", se escuchó, bromeando. No pasó nada y el seleccionador se levantó raudo y veloz para ofrecer una nueva rueda de prensa bastante intrascendente si no fuera porque un periodista alemán le preguntó, en inglés, si sabía que la Ley laboral en el país impedía a los menores de edad trabajar a partir de cierta hora. Con una sonrisa, solventó el expediente: "Pues si tenemos que quitarle a las once y dos minutos, le quitamos", dijo, bromeando, para sentenciar: "Está todo bien, no pensamos en eso".

España se va a medir a Georgia buscando los cuartos de final de la Eurocopa, donde ha caído Italia poco antes de la rueda de prensa. Por eso el técnico anda con la mosca detrás de la oreja y, dice, no se fía. Tampoco después de haber ganado 1-7 y 3-1 en el grupo de clasificación. "Según su propio seleccionador, están aquí gracias a aquel partido del 1-7. Han aprendido mucho desde aquel día y tendremos que hacerlo muy bien para tener opciones de ganar", explicó.

No se intuye ningún cambio en el once, aunque él deja la puerta abierta. "Cualquier cambio que se produzca no será caprichoso, será siguiendo el plan de juego que vamos a establecer, conociendo las sensaciones de los jugadores durante la semana, etc... No tengo duda de ninguno de los 26 que están aquí", ha dicho alguien que formó un corrillo antes del entrenamiento y les pidió a los jugadores "máxima intensidad, porque ahora empieza la Eurocopa, ahora ya no hay vuelta atrás".

Está tan relajado el seleccionador que animó a los presentes a ir a la fiesta del vino de su lugar de nacimiento: Haro, en La Rioja. Y volvió sobre Lamine Yamal. "Hablamos mucho en el día a día con él. Está aquí López Vallejo, el psicólogo del equipo, y hablamos con Lamine, sabiendo sus peculiaridades, que es un crío, aunque futbolísticamente es uno más".

LE NORMAND

También habló, después, uno de los titularísimos. Robin Le Normand dijo que nadie confiaba en ellos antes de la Eurocopa, y que ahora todo el mundo les señala, pero que ellos deben tener la "cabeza fría" y ser "muy humildes".

El central de origen francés vino a decir que se considera español a todos los efectos. "Cuando tú llegas con 18 años a un país nuevo, y la gente que te rodea te arropa así, y te permiten cumplir tu sueño...", anunció, y contó una curiosidad: "Laporte y yo no hablamos en francés casi nunca, porque no nos sale natural. Yo aprendí a jugar al fútbol en España y me sale el español".

Suiza escribe el epitafio de una desmadejada Italia y la expulsa de la Eurocopa

Actualizado Sábado, 29 junio 2024 - 20:10

Italia se perdió el respeto en este torneo. En 23 segundos, los que tardó el albanés Bajrami en batir a Donnarumma, el mito de la campeona de Europa se deshizo y desde entonces no encontró manera de alzarlo. Ni Spalletti ni sus jugadores. Nada de lo ocurrido después debe considerarse incongruente. Ante España ni siquiera pudo y se ahogó. Con Croacia resucitó a tiempo para tener un cruce más fácil que ha acabado suponiendo un calvario. No han espabilado y la consecuencia es que Suiza, con justicia, los ha enviado a casa con la cabeza agachada. [Narración y estadísticas (2-0)]

Enfrentarse a Italia había sido casi siempre como golpear la pelota contra un muro. Con suerte te vuelve a pie y tienes otra oportunidad, pero no lo derribas. Ahora la Nazionale se ha mostrado como un equipo poroso, que duda y sólo se sostiene en destellos individuales y en los guantes de Donnarumma. Pero eso no fue suficiente para eliminar a Suiza, que sólo necesitó jugar con la personalidad y las armas que ya ha enseñado en esta Eurocopa. No inventó nada Murat Yakin. Si la sospecha de que el robo de los ordenadores de su cuerpo técnico era un intento de sabotaje, perdieron el tiempo quienes lo perpetraron.

Los suizos quisieron llevar el manejo del partido y lo hicieron sin oposición. Spalletti armó una revolución sin Jorginho, Pellegrini y Frattisi y ni Fagioli pudo contener ni Barella crear. En el primer minuto Cristante ya hizo un despeje absurdo a córner de un balón intrascendente, un reflejo de lo que sería la primera parte.

Como también lo fue la primera carrera que, pegado a la orilla, le ganó Vargas a Di Lorenzo. Por los flancos, Italia sigue siendo vulnerable. El partido se fue dibujando con los helvéticos al mando. Sólo era cuestión de comprobar con qué efectividad.

Acumulando razones

No atinaron de principios los hombres de Yakin, con Embolo encarando la meta italiana sin demasiada fe para aprovechar los quiebros de Vargas mientras que NDoye andaba de carrilero. Había que ser paciente, y más viendo que a los italianos les costó 20 minutos acercarse a Sommer. Lo hicieron en una jugada ensayada de saque de falta que picó Barella y que no pudo enganchar en el corazón del área Di Lorenzo, que estaba en fuera de juego.

Pese al dominio, a Italia le bastaba con ordenarse y esperar su zarpazo. No estaba demasiado incómoda, ni siquiera cuando Donnarumma desvió un centro-chut que Embolo le telegrafió. Asustaban sin dañar... pero cada vez lo hacían más. Cabalgaba NDoye para aparecer al remate, golpeaba Ricardo Rodríguez cuando se le cerraban los caminos... Suiza iba acumulando razones para llevarse la eliminatoria y, antes del descanso, tuvo el premio.

Vargas quebró a Di Lorenzo, vio cómo se desataba de manera indetectable hacia el área Remo Freuler y le puso un centro raso y tenso al punto de penalti que el mediocentro del Bolonia controló y golpeó donde el guardameta italiano no llegaba. El despiste, el fallo en cadena que habilitó una autopista, le salió muy caro a Italia, que ya no pudo reaccionar.

Sin reacción, otro gol

El único que lo hizo fue, otra vez, Donnarumma para en el tiempo añadido, poner una mano milagrosa en un saque de falta directa que Rieder ajustó a su palo. Los azurri estaban noqueados.

Si Spalletti dio órdenes en el vestuario para cambiar el signo del partido, más allá de la entrada del salvador Zaccagni, no le dio tiempo. Su desalmada Italia se vio con el marcador en contra casi en el saque de centro. Perdió la pelota, la cazó Suiza para llevarla a la orilla de Aebischer y que acabara en la bota de Ruben Vargas para, solo desde el pico del área, la cruzara a la escuadra de Donnarumma.

Un tiro al palo de Chiesa y último intento de Scamacca que salvó el portero del Inter fueron los pobres argumentos de los italianos. No había leyenda suficiente que levantara una losa tan pesada como la que se puso encima Italia, disfrazada de equipo menor.

Observadores UEFA, los ojos del nuevo fútbol: 12 expertos en la Eurocopa, un centro de análisis en Nyon, inteligencia artificial...

Observadores UEFA, los ojos del nuevo fútbol: 12 expertos en la Eurocopa, un centro de análisis en Nyon, inteligencia artificial…

Una de las alineaciones más importantes de la Eurocopa no se junta en el terreno de juego, sino en la grada. Fabio Capello, Ioan Lupescu, Michael O'Neill, David Moyes, Aljosa Asanovic, Rafa Benítez, Avram Grant, Packie Bonner, Frank de Boer, Ole Gunnar Solskjaer, Aitor Karanka y Jean-Francois Domergue son los doce entrenadores que están actuando este mes como Observadores UEFA en el torneo continental. Un rol clave para entender y desarrollar hacia dónde irá el fútbol en los próximos años.

«Buscamos los aspectos determinantes de los encuentros, incluso esos detalles que a simple vista no se ven. La idea es dar a conocer el momento actual del fútbol europeo y hacia dónde irá», explica a este periódico Aitor Karanka.

El trabajo de los Observadores durante cada partido tiene varios destinos. Por una parte, eligen al MVP del encuentro y a los futbolistas que más tarde protagonizarán el Equipo Ideal del torneo, y los premios a MVP, Mejor Joven y Mejor Gol. Y por otra, recopilan información sobre jugadores, entrenadores, estilos de juego y dinámicas del partido ayudándose de inteligencia artificial para luego desarrollarla y que llegue a los todos los rincones de la famosa pirámide del fútbol continental. «Es una magnífica manera de ver cómo evoluciona y crece el fútbol, de estudiar a nuevos entrenadores y aprender de ellos», admite Karanka, que lleva tres años trabajando en este rol.

La tecnología, como en el mercado de fichajes o en el día a día de un club, es clave para entender las nuevas tendencias. En el caso de los Observadores, es vital para su trabajo. Después de cada partido, el responsable elabora un informe sobre el encuentro utilizando vídeo y estadísticas para desgranar las características tácticas y técnicas del duelo. Tiene acceso a todas las imágenes de la retransmisión, lógicamente, pero también a imágenes tácticas que se ponen a su servicio.

"Mejora la comprensión del juego"

Además, y en algo que está ya en el día a día de los clubes y las competiciones, se sirve de estadística avanzada: número de pases, disparos, centros, distancias recorridas, velocidades máximas, posición media en campo... Todo para analizar en mayor profundidad el sistema de juego, las causas de los goles o las jugadas de estrategia. Según la UEFA, la mejora a nivel tecnológico en este torneo "ayudará a que los Observadores tengan una imagen más completa de los partidos". En concreto, la UEFA estrena en este torneo un centro de análisis de rendimiento en Nyon, donde una decena de analistas de datos e ingenieros apoyan a los Observadores.

Los informes completan "un relato detallado de la evolución de la táctica en todos los niveles del fútbol europeo, que será tan valioso para los historiadores como para los entrenadores modernos", aseguran desde el organismo.

Para la UEFA se trata de un trabajo importante, de ahí la calidad de los nombres elegidos. "Al proporcionar explicaciones detalladas y razonadas de las tendencias actuales, la UEFA mejora la comprensión del juego a todos los niveles", asegura la entidad. Puede parecer un trabajo simple, pero para los Observadores hay detalles que servirán de aprendizaje para otros profesionales y que explican hacia dónde va el fútbol.

"Atraer al rival para jugar en largo"

"Analizando tantos partidos, hay varios aspectos que me llaman la atención y que veo como un patrón general. Por ejemplo, la mayoría de los equipos se construyen desde la parte defensiva y a partir de ahí crecen en su juego y van a más. Incluso atraen a jugadores del equipo rival para luego jugar un balón largo y empezar a jugar con los segundos balones", detalla Karanka. Un estilo que vemos en selecciones como España, Alemania o Austria.

"Otra tendencia es que los centrocampistas en sistemas de 4-3-3 cuentan con interiores, como es el caso de Jude Bellingham o Jamal Musiala, que tienen mucha llegada y que aportan una gran cantidad de goles», añade.

El contenido que desarrollen durante la Eurocopa se compartirá con todas las federaciones nacionales y clubes de la UEFA, adaptándolo a los profesionales que trabajan tanto en el fútbol base, juvenil y elite. Todo para ver, analizar y entender hacia dónde va el fútbol.

Sin tensión en la guarida de Georgia: una Eurocopa “hecha”, jabón a España y el temor de Mamardashvili

Actualizado Viernes, 28 junio 2024 - 22:52

Georgia fue la última selección que consiguió billete a la Eurocopa y para su cuartel general se tuvo que conformar con lo que había disponible en la zona donde más sedes se concentran. Ni la idílica Selva Negra ni el castillo de Inglaterra ni la elegante Paderborn de Francia. Su guarida está en Velbert, en la cuenca minera, a medio camino entre Düsseldorf y Dortmund, en las pequeñas pero coquetas instalaciones del Sport Und Spielvereinigung, un equipo de la quinta división alemana.

Eso sí, las vistas no son paradisiacas: una fábrica y el aparcamiento de camiones de una cantera cercana. Nada importaba ayer cuando volvió al trabajo el equipo de Willy Sagnol tras un día con sus familias. «Ya hemos hecho una buena Eurocopa, ahora toca disfrutar. Vamos a competir porque, aunque somos un país pequeño, tenemos un corazón grande». Fue el mensaje que lanzó Giorgi Mamardashvili, uno de los tres mosqueteros que han impulsado la proeza de la selección debutante.

El guardameta del Valencia tenía un valor doble como protagonista: es el mejor portero del torneo, la revelación, y es, además, él único que habla castellano, junto a Kochorashvili, centrocampista del Levante que lleva años en España. La decena de periodistas que acompaña a los georgianos se multiplicó por tres. La clasificación y, sobre todo, el rival, les han puesto en un foco que no esperaban. Por eso su mensaje estaba muy claro: «España es la gran favorita para ganar el torneo. Los conocemos, sabemos de la calidad de los goleadores, de sus asistencias, y tienen en mejor portero de esta temporada en LaLiga», confesó Mamardashvili, que admira a Unai Simón. A quien más teme es a Lamine Yamal. Como diría cualquier equipo. Y eso que quien le batió en la fase de clasificación fue Nico Williams.

La parada a Dalot

Una vez puesta la piel de cordero, comenzaron a lanzar órdagos. «En el 7-1 hubo mala suerte. Nosotros tenemos que estar concentrados, defender muy bien y salir al ataque», advertía el portero. «Debemos estar muy juntos y muy atentos. Somos pequeños, pero no tenemos miedo», subrayaba el central Luka Lochoshvili.

Han interiorizado que son todos para uno, Khvicha Kvaratskhelia, y tres para todos: el jugador del Nápoles, Mamardashvili y Georges Mikautadze. El líder conocido y los dos inesperados, que siguen dejando que el peso recaiga sobre el veloz extremo. «Kvaratskhelia es mejor que toda España junta», se despachó el arquero, que aseguro haberse «preparado todo el año para llegar aquí en estas condiciones». Se ha convertido en estrella por sus paradas, de las que se queda como la mejor con la que le hizo al portugués Diogo Dalot. «Aunque no sirviera porque pitó el penalti», se lamenta.

Tranquilo está el portero y también el máximo goleador de la Eurocopa que, como otros compañeros titulares, saltó al césped en zapatillas y mantuvo una larga charla con uno de los ayudantes de Sagnol. Quizá fuera sobre el reparto de la prima de 10 millones que Mamardashvili confirmó que les ha ofrecido el oligarca Bidzina Ivanivishvili si eliminan a España. O quizá su fichaje por el Mónaco, que le libra de jugar en la segunda división francesa tras el descenso del Metz.

Los futbolistas de Georgia, el viernes en Velbert.

Los futbolistas de Georgia, el viernes en Velbert.EFE

Menos claro está el futuro de Mamardashvili. Peter Lim le tiene en el escaparate con la etiqueta de 35 millones de euros. Ha pulido un diamante que cobró en su primer año 70.000 euros de ficha y 7.000 por partido con el primer equipo. Jugó 21 en total y se embolsó más del doble que su sueldo bruto.

No había presión alguna en el ambiente del equipo georgiano. Los titulares corretearon por el campo, dejando muy claro que Sagnol no prepara cambios, y los suplentes aumentaron el ritmo. Nada reflejaba que las tímidas quejas del técnico francés por contar con menos descanso que España hubieran acelerado sus planes. Lo tienen claro. «Es en el césped donde ha de ejecutarse lo planeado», advertía Lochoshvili, mientras Mamardashvili se colocaba los guantes y Kvaratskhelia, con tres saltitos sobre el pie izquierdo y santiguándose, saltaba al césped.

Italia, amenazada por un rival ‘a la boloñesa’ cocinado por Thiago Motta

Actualizado Viernes, 28 junio 2024 - 22:31

Cuando el ex barcelonista Thiago Motta y el ex atacante del Valencia Marco Di Vaio empezaron a diseñar el nuevo Bolonia hace justo un año había dos cosas que no podían imaginar, una consecuencia de la otra. El histórico equipo italiano que se había salvado del descenso meses antes con una increíble remontada, iba, por primera vez, a clasificarse para disputar la Champions. Su brillo en la Serie A ha llevado a que jugadores resucitados por el técnico italobrasileño hayan llegado con fuerza a la Eurocopa. Son ocho los futbolistas del Bolonia -y pudieron ser nueve- los que están defendiendo su camiseta nacional y seis disputarán los octavos. «El Bolonia ha hecho el mejor fútbol en Italia, no es extraño que haya ocurrido esto», cuentan los analistas.

Esta noche el enfrentamiento entre Suiza e Italia será casi fratricida. Defendiendo al conjunto helvético estarán tres futbolistas a los que Motta ha dado nueva vida. Remo Freuler lleva mucho asentado en los planes de Murat Yakin, pero vive un momento dulce. Después de años en el Atalanta, probó la Premier en el Nottingham Forest, aunque ha sido en el Bolonia donde este veterano ha recuperado la alegría. Imprescindible para la idea de juego de Motta, que en Italia definen como «seda y cemento», creatividad y rigor defensivo, también lleva la batuta de Suiza en esta Eurocopa, donde ha jugado los tres partidos y ha dado dos asistencias.

Menos cerca en el césped que en el Renato Dall'Ara tiene a Michel Aebischer. Yakin lo escora a la banda y el resultado ha sido hasta el momento un gol y una asistencia. Pese a sus 27 años, sale del Young Boys para brillar en el Calcio y dar una grata sorpresa en Suiza. Lo mismo ocurre con Dan Ndoye, otro de los goleadores helvéticos que, y tras un breve paso por el Niza, ha sido Motta quien le ha exprimido en 32 partidos de la Serie A. Eso sí, sólo logró un gol y dos asistencias.

La baja de Calafiori

No se encontrarán esta noche en el campo a otro de los futbolistas que ha crecido exponencialmente en el Bolonia, con una personalidad que ha abrumado en esta Eurocopa. El central Riccardo Calafiori, que cerró la primera fase con un gol en propia puerta que dio la victoria a España y una asistencia de pundonor a Zaccagni para que marcara ante Croacia y meter a Italia en octavos, tendrá que cumplir sanción. Este jugador, criado en la Roma y que ha crecido en su paso por Génova y Basilea, es uno de los futbolistas referenciales para el estilo de Motta por su salida de balón -junto con un tremendo carácter para sus 22 años- y por eso quiere llevárselo la Juventus.

Aún pudo tener el Bolonia un jugador más con la azzurri, porque los 10 goles de Riccardo Orsolini le abrieron las puertas de la preselección de Luciano Spalletti como segundo máximo goleador de la Serie A tras Gianluca Scamacca. Sin embargo, no pasó el corte.

No se queda la influencia del Bolonia en Suiza e Italia. Motta ha devuelto el protagonismo a otros futbolistas. A casa ya ha regresado el portero polaco Lukasz Skorupski, que sólo jugó la última jornada, y el mediocentro Kacper Urbanski, que sí tuvo presencia en los tres partidos. Pero con Austria, esperando el próximo martes el duelo con Turquía, aguarda el lateral derecho Stefan Posch, titularísimo tras su cambio del Hoffenheim por el norte de Italia. En su selección, una de las sorpresas del torneo tras el solvente pase a octavos, cuenta con galones.

También en Países Bajos

La mayor resurrección obrada por Motta es la del neerlandés Joshua Zirkzee. A pesar de que Ronald Koeman no le ha dado aún ni un minuto en esta Eurocopa, el Bolonia ha recuperado la versión de esta joven promesa de 23 años a la que el Bayern captó con 16 años del Feyernoord. Se esperaba una presencia que nunca llegó. Tras apenas unos meses en el primer equipo, en el mercado invernal de 2021 comenzó un periplo de cesiones a Parma, Anderlecht y finalmente a Bolonia.

Allí Motta le ha hecho brillar con un perfil de delantero más capaz de armar ataques de los que se aprovechan sus compañeros que de rematar. Pese a este perfil, en su tarjeta de visita figuran 37 partidos entre Serie A y Copa de Italia, 12 goles y siete asistencias. Imposible que el seleccionador neerlandés, a pesar de confiar más en la eficacia de Memphis Depay (10 goles, dos asistencias), Cody Gakpo (18 goles, seis asistencias) y Xavi Simons (10 goles, 16 asistencias), no le pusiera en sus lista.

Con la capacidad de exprimir jugadores que ha demostrado Motta, los seleccionadores con futbolistas en el Bolonia se frotan las manos.