Muere George Foreman, uno de los pegadores más temibles de la historia del boxeo

Muere George Foreman, uno de los pegadores más temibles de la historia del boxeo

Fue uno de los pegadores más temibles que jamás subió a un ring. Un deportista que redifinió la longevidad, capaz de proclamarse campeón mundial de los pesos pesados más de dos décadas después de la primera vez. George Foreman murió el viernes a los 76 años en un hospital de Houston (Texas), rodeado de sus seres queridos. Con él se marcha una de las figuras más ilustres de la historia del boxeo. El gigante que derribó seis veces a Joe Frazier antes de noquearle, el que llevó al límite a Mumammad Ali en Kinsasha y el que en 1994 sorprendió a Michael Moorer con su victoria más improbable, la que le devolvía a la cima a los 45 años.

Big George, una mole de 191 centímetros, sumó 68 de sus 76 victorias por KO (89,5%) con sólo cinco derrotas, la última en noviembre de 1997, ante Shannon Briggs en Atlantic City. La constatación de que aquella vez sí, su tiempo había terminado. Desde entonces podría dedicarse a los negocios. A vender millones de tostadoras para la cocina (The George Foreman Grill) y a protagonizar una breve serie (George) sobre su figura en la cadena ABC.

Había nacido y crecido en Houston, dentro de una familia con seis hermanos. A los 14 años dejó la escuela y formó, junto a un grupo de amigos, una banda de atracadores. Sólo el Job Corps, un programa gubernamental destinado a la ayuda de los adolescentes, le permitió salir de las calles y aprender las reglas del noble arte. En los Juegos de México dio su primer aldabonazo como amateur, colgándose el oro olímpico tras derrotar al soviético Jonas Cepulis.

"Down goes Frazier!"

Su gran bautismo de fuego llegaría en 1976, cuando noqueó a Joe Frazier tras un brutal acometida al título de los pesados. Smokin' Joe, con su aura de eterno perdedor, logró levantarse tres veces de la lona en el primer round y otras tres en el segundo, antes de que el árbitro, conminado por las lágrimas de Angelo Dundee, el preparador de Ali, detuviese la pelea. El delirio para los 36.000 asistentes en Estadio Nacional de Kingston (Jamaica) y la inmortalidad para Howard Cosell, comentarista de la ABC, autor del grito "Down goes Frazier!"

Tras llevar tres veces a la lona a Ken Norton en Caracas, había llegado el turno de defender su corona ante Ali. Aquel 30 de octubre de 1974, en el Estadio 20 de mayo de Kinsasha acogió el Rumble in the Jungle, una de las veladas que definieron la historia del boxeo. Con un asombroso invicto de 40-0, Foreman se presentaba como favorito ante aquel deslenguado, que venía de derribar dos veces a Norton y otra a Frazier. La astucia de Ali, su fabulosa agilidad de pies en torno a las cuerdas, terminaron por desesperar a Foreman, que encajó varias derechas fuera del conteo y no pudo pasar del octavo asalto.

Aquella derrota, le sumiría en una tremenda crisis personal y casi dos años de travesía por el desierto. En enero de 1976 acabó con la feroz resistencia de Ron Lyle en el Caesars Palace de Las Vegas y aquel mismo junio volvió a tumbar dos veces a Frazier en el quinto asalto. No obstante, una derrota ante Jimmy Young, definida tras 11 toques de campana, le llevó a la retirada. Según su propio testimonio, aquella velada en el Coliseo Roberto Clemente de San Juan (Puerto Rico), le hizo conectar con su yo más espiritual.

Foreman, con la zurda ante Moorer en Las Vegas.

Foreman, con la zurda ante Moorer en Las Vegas.AP

Aquella vía mística duró lo que duraron los ahorros, así que en julio de 1987 tuvo que volver a enfundarse los guantes, quitándose de encima a rivales de escaso fuste, atemorizados aún por su aliento de pegador. En abril de 1991, cuando Evander Holyfield puso en juego los cinturones de la Federación Internacional (IBF) y el Consejo Mundial (WBC), Foreman se llevó una soberana paliza. Aún hoy resulta asombroso cómo, siendo 14 años mayor, pudo aguantar en pie los 12 asaltos.

Superada la cuarentena, la oronda figura de Foreman ya no inspiraba rechazo entre las familias de bien. Se mostraba amable, calmado. Ya no era un portento físico, pero sabía esperar su momento, dentro y fuera del ring. De ese modo, tan insólito, pudo sorprender a Moorer en una pelea organizada por Bob Arum en el MGM Grand de Las Vegas. El campeón asomaba con un récord de 35-0, pero Foreman aguantó con temple hasta conectar el golpe definitivo en el décimo asalto. "¡Sucedió!", exclamó su gran amigo Jim Lampley, con quien entre 1992 y 2004 compartiría espacio televisivo en la HBO. Foreman se había consagrado, a los 45 años, como una de las mayores leyendas de la historia del boxeo.

El campeón del mundo de pesos pesados Frank Bruno sufre una emergencia durante un vuelo de larga distancia

El campeón del mundo de pesos pesados Frank Bruno sufre una emergencia durante un vuelo de larga distancia

Actualizado Viernes, 21 marzo 2025 - 10:23

La leyenda del boxeo y campeón del mundo de pesos pesados Frank Bruno enfermó gravemente durante un vuelo de larga distancia. Tras aterrizar en Doha, en Qatar, tuvo que ser trasladado con urgencia a un hospital tras ser atendido por el equipo médico del aeropuerto, según informa The Sun.

Frank Bruno, de 63 años y padre de cuatro hijos, viajaba para asistir a un ciclo de conferencias en Tailandia. En el vuelo, del 3 de marzo de e Qatar Airways desde Heathrow a Doha, registró fiebre muy alta e informó de que se encontraba realmente mal.

Los médicos finalmente le diagnosticaron una infección viral y lo mantuvieron internado en el Hospital Al Wakra durante casi dos semanas, quitándole el pasaporte para que no pudiera intentar irse.

Anoche su manager dijo que se estaba recuperando y que buscaba volver a trabajar "lo antes posible", continúa el tabloide.

Antes de despegar, el boxeador que colgó los guantes después de su derrota en 1996 ante Mike Tyson, escribió con buen ánimo en redes que se disponía a iniciar una gira por el mundo. "Buenos días, así que la gira mundial de Frank Bruno continúa. Me levanté temprano para tomar un avión; no duermo bien en los aviones, pero intento recuperar algo de sueño", escribió la leyenda del boxeo.

Bruno, que viajaba acompañado de su asistente Paul Hunter, enfermó poco después del despegue y la tripulación fue alertada de su difícil situación. "Sudaba profusamente y tenía síntomas parecidos a la fiebre".

"Frank estaba bien al subir al avión, pero su estado empeoró rápidamente durante el vuelo. Estaba muy mal y no sabían cuál era el problema", dijeron conocedores del incidente.

""Fue extremadamente preocupante porque estaba en pleno vuelo y estaba atrapado en el avión", añadieron.

Bruno, quien recientemente protagonizó el documental de Amazon Prime Four Kings junto a sus compañeros luchadores británicos Lennox Lewis, Nigel Benn y Chris Eubank, tenía previsto comenzar su gira por Tailandia el 6 de marzo.

En el Hospital Al Wakra le quitaron el pasaporte al campeón del mundo por miedo a que se fuera del hospital por su agenda de trabajo y porque él mismo había manifestado su aburrimiento y que quería irse ya al encontrarse mejor.

Los médicos "no quisieron correr ningún riesgo y solo le dejaron irse cuando su condición mejoró", dijeron.

El campeón de los pesos pesados del Consejo Mundial de Boxeo, Frank Bruno, fotografiado aquí en Los Ángeles el miércoles 6 de marzo de 1996 durante una conferencia de prensa, se enfrentará al aspirante Mike Tyson el sábado 16 de marzo de 1996 en el MGM Grand de Las Vegas

Frank Bruno, en Los Angeles, en 1996.MICHAEL CAULFIELD | AP

La gira por Tailandia, donde es muy conocido, estaba prevista para comenzar en Pattaya, antes de realizar más fechas con fans en Bangkok, Hua Hin y Koh Phangan.

Frank Bruno, que fue galardonado con un MBE por sus servicios al boxeo en 1990, se encuentra ahora "recuperándose" y ha regresado a Gran Bretaña.

Se espera que pueda cumplir con los compromisos de la gira por el Reino Unido en mayo y junio, incluida una fiesta Evening With en el Birmingham City FC.

Fue diagnosticado de trastorno bipolar en 1998, antes de separarse de su esposa Laura en 2001.

Bruno ahora es activista de salud mental. En 2021, declaró a The Sun que lo internaron, por quinta vez, durante el confinamiento del Covid.

Sandor Martín pierde el combate por el superligero ante Puello por decisión dividida: "Sentí que gané esta pelea, pero yo no soy parte de los jueces "

Sandor Martín pierde el combate por el superligero ante Puello por decisión dividida: “Sentí que gané esta pelea, pero yo no soy parte de los jueces “

Actualizado Domingo, 2 marzo 2025 - 13:09

El dominicano Alberto Puello venció este sábado por decisión dividida al español Sandor Martín con lo que conservó el título mundial de la división súper ligera del Consejo Mundial de Boxeo en un combate en el Barclays Center en Nueva York. Dos tarjetas de los jueces favorecieron al dominicano 115-113 y 116-112, y una al español, por 115-114.

Puello, de 30 años, permanece invicto en 24 combates, de los cuales ha ganado 10 por la vía rápida. Martín, de 31 años, quedó 42 peleas ganadas, 15 por nocáut, y cuatro derrotas.

En el primer asalto 'La Avispa' Puello sacó ventaja de su mayor estatura, 1.77 metros, mantuvo a raya a su rival, 1.70, con rectos de izquierda y un insistente jab de derecha. Sandor buscó hacer daño con su gancho de derecha.

Martín, nacido en Barcelona, arrancó el segundo con mayor empuje. Trató de poner contra las cuerdas a su rival e invitó al intercambio de golpes en el que castigó a un monarca que se vio apurado.

En la vuelta al ring el dominicano conectó el rostro del retador con la izquierda, lo llevó a las cuerdas, pero Sandor salió del apuro con el poder de su derecha; absorbió los golpes al cuerpo y estremeció al nacido en San Juan de la Maguana con el gancho.

La velocidad del catalán le permitió conectar en el inicio del cuarto par de zurdas al pómulo, Puello contestó con volado de derecha al rostro en un incesante tira-tira al que ninguno rehuyó. Sandor recibió al campeón con una potente izquierda al rostro en la quinta vuelta y continuó con golpes a las partes blandas.

La intensidad no amainó en el sexto y séptimo round. Ambos pugilistas se enfrascaron en constantes intercambios en el centro del cuadrilátero con ligero dominio de Puello.

En el octavo 'La Avispa' hizo sangrar la nariz de Martín con par de ganchos de derecha y le provocó un corte en la ceja izquierda, a pesar de lo cual el retador no reculó.

El noveno y décimo ofreció una exhibición de velocidad en el uno-dos del catalán que contrarrestó la efectividad del monarca.

El undécimo asalto perdió fuelle ante el desgaste de ambos boxeadores; fue el preámbulo a un cierre frenético, con un Alberto Puello que se quedó fuera de distancia con la zurda y un Sandor más certero con la derecha en una intensa y pareja batalla.

"Tuve problemas en los primeros asaltos, empecé mal, pero luego pude mantener el ritmo. La capacidad de ir de menos a más me llevó a la victoria", señaló el dominicano al final de la contienda.

Por su parte, Sandor Martín aseguró este domingo que no bajará los brazos hasta conseguir su objetivo de ser campeón del mundo. "Sentí que gané esta pelea, pero yo no soy parte de los jueces y claramente ellos lo vieron de una forma distinta. No sé qué me falta, pero no estoy por bajar los brazos", afirmó el púgil barcelonés.

Sandor Martín, 'Guerrero número 13', azote de 'avispas' y púgil desde la cuna: "El boxeo es mi ADN, mi gran amor"

Sandor Martín, ‘Guerrero número 13’, azote de ‘avispas’ y púgil desde la cuna: “El boxeo es mi ADN, mi gran amor”

Sandor Martín (Barcelona, 1993) dio su primera hostia oficial cuando apenas tenía seis años. Lo tuvo que hacer en Francia, donde el reglamento para los deportes de contacto en categoría infantil estaba más desarrollado. Desde entonces, son 25 años ininterrumpidos (o casi) zurrando contrincantes con mayor o menor suerte, más lo primero que lo segundo, en el cuadrilátero. "El boxeo es mi ADN, me entra por las venas 24/7 y lo voy a llevar hasta el día que me muera, es mi gran amor", apunta el púgil a EL MUNDO.

Un amor interrumpido durante más de un año por circunstancias y cancelaciones extrañas. "Hay gente que se podría haber venido abajo con la espera, pero yo me lo he tomado con filosofía, paciencia y resiliencia y ahora a por el objetivo", revela. En diciembre de 2023, Sandor mandaba a la lona a Marcouchi en el cuarto asalto en su último combate oficial. Era la victoria 42 de su carrera, pero sería una de sus tres derrotas, la que sufriría contra Teofimo López en Nueva York un año antes, la que le colocaría como aspirante al campeonato mundial de superligero en junio de 2023. "Ahora ya sé cómo respira Nueva York y puedo hacerla bailar a mi son", cuenta el boxeador sobre aquel combate en el que el mundo del boxeo coincidió en que le robaron.

Así, más de dos años después de esa derrota por decisión dividida y casi uno y medio desde su último duelo en el ring, el púgil catalán aspira esta madrugada del sábado al cinturón del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) en categoría superligero. "A veces da vértigo soñar tan alto porque los sueños se cumplen y estoy muy cerca de hacerlo", apunta sobre su duelo contra el imbatido Alberto la Avispa Puello (23-0-0) en el que vivirá los "45 minutos más importantes de su existencia". "A día de hoy vivo por y para esa pelea", añade.

El cinturón de la CMB en disputa.

El cinturón de la CMB en disputa.David RamirezAraba

Quizás se podría decir que Sandor nació para ese combate o al menos, para momentos como este. Hijo de un entrenador de boxeo y de una propietaria de una tienda deportiva, el camino hacia los guantes parecía estar marcado desde niño. "Jamás lo hice obligado, pero sí condicionado por ser el negocio familiar y luego, a base de trabajo y constancia, sin ningún secreto, se me dio bien", afirma el actual campeón de Europa desde 2019 tras vencer a Andrea Scarpa en Barcelona y haber defendido su título con éxito en dos ocasiones.

Fue bajo la estricta batuta de su padre, Rafa, propietario del gimnasio KO Verdún y actual entrenador, el que le mantuvo enfocado en el colegio, en una vida ordenada, alejado de malas compañías y centrado en una filosofía de trabajo y disciplina aplicada al deporte y a la persona que es a día de hoy. "Si lo miramos con perspectiva, pues creo que la inversión ha sido positiva", admite el boxeador.

Martín guantea con su padre.

Martín guantea con su padre.David RamirezAraba

Sandor es y siempre ha sido un tío tranquilo, pese a que su rápida zurda en el cuadrilátero dé la impresión de ser la mordedura de una víbora. El boxeador catalán dice haber siempre evitado los problemas y hace poco reveló cómo, en un intento de atraco en Barcelona, prefirió correr a enfrentarse a su agresor. «Tijera contra puño, gana tijera», bromea sobre una situación que, por desgracia, se está volviendo más habitual en su ciudad. De hecho, el púgil critica las políticas que permiten que haya más delincuencia en la capital catalana y le preocupa por el futuro que vaya a vivir su hija de 18 meses.

Un bebé que llegó casi cuando fue nombrado aspirante al título mundial y que ha visto a su padre más veces en el gimnasio que en casa. Es su mujer y su familia quienes se ocupan de ella para que Sandor pueda estar centrado. "Yo, muy agradecido y ahora toca devolvérselo con una victoria", apunta sobre la dureza del largo campamento que ha tenido que afrontar para esta cita, casi siete meses, y de la importancia del descanso como pilar para una buena preparación física. "No es lo mismo dormir ocho horas que cuatro y cuatro y levantarte tres veces", y añade con media sonrisa: "Si por no haber dormido te llevas cuatro hostias, la cosa se complica". Como reafirma el púgil, perder un partido para un futbolista es un daño menor a perder un combate, ya que en el boxeo no suele haber segundas oportunidades.

El púgil catalán practica con el saco.

El púgil catalán practica con el saco.David RamirezAraba

A él le va a llegar la suya algo tarde, 31 años, la misma edad con la que se hizo con su primer título mundial Javier Castillejo, el Lince de Parla. Fue en 1999, una época en la que el boxeo no tenía que competir contra la pujanza mediática de las MMA y la figura de un Ilia Topuria que es un fenómeno planetario. "El boxeo es un gigante dormido", explica Sandor sobre un deporte que dice que sólo en Cataluña realiza más veladas que las Artes Marciales Mixtas en toda España. Pide más transparencia y un cambio en su estructura para devolverle el brillo de antaño.

Y eso él lo conoce bien porque además de deportista de élite también es promotor de combates de boxeo con su empresa Barcelona Boxing Nights y colabora con Ibai Llanos en la organización de La Velada del Año. Asegura que mucha gente se apunta a gimnasios enganchados por los eventos del streamer y que hoy se dedican al boxeo. Además, afirma que este tipo de eventos ayuda a eliminar la "estigmatización" que, dice, vive hoy el deporte que se lo ha dado todo.

El bucal que llevará el boxeador en la pelea con Puello.

El bucal que llevará el boxeador en la pelea con Puello.David RamirezAraba

Le queda subir un escalón más, el que le convertiría en el Guerrero numero 13, es decir, el decimotercer campeón mundial español masculino. Hay 15 entre los dos sexos. Será en Brooklyn, un lugar que estará más con Puello, pero en el que no espera ninguna encerrona. "Siempre me ha motivado pelear fuera, el ambiente hostil y la gente en contra es como más a gusto me siento", apostilla un boxeador que esta madrugada no duda que volverá a España con el título de la CMB de superligero en su cintura.

Andrea Lasheras, la boxeadora que noqueó a un tumor cerebral: "Me operaron cinco veces en un mes. A mi familia le dijeron que me quedaba vegetativa, muerta en vida"

Andrea Lasheras, la boxeadora que noqueó a un tumor cerebral: “Me operaron cinco veces en un mes. A mi familia le dijeron que me quedaba vegetativa, muerta en vida”

La primera vez que se subió a un ring, Andrea Lasheras (Barcelona, 1994), temblaba. «¿Qué hago yo aquí? No vuelvo a hacer esto jamás». Cuando se bajó, la plenitud le recorría: «No lo cambio por nada del mundo». El golpe más fatídico en el boxeo es aquel que no se ve venir. También en la vida. A Andrea, púgil por vocación, estudiante de arquitectura y mosso d'esquadra en el Raval, le aguardaba un gancho de los que tumban a gigantes. Un control rut

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Tyson Fury, el 'Rey Gitano' se retira del boxeo y reitera que le robaron la pelea con Usyk: "Dick Turpin llevaba máscara"

Tyson Fury, el ‘Rey Gitano’ se retira del boxeo y reitera que le robaron la pelea con Usyk: “Dick Turpin llevaba máscara”

No era el más guapo, tampoco el más delgado, pero quizás sí era uno de los más altos y, también, uno de los púgiles más talentosos de los últimos años. Tyson Fury (Wythenshawe, 1988) dice adiós al mundo del boxeo con un escueto mensaje en redes sociales con sorpresa final.

"Hola a todos, seré breve y dulce, quiero anunciar mi retirada del boxeo", comenzaba Fury su discurso en un vídeo colgado en todas sus redes. "Ha sido increíble, he disfrutado de cada minuto", continuaba para luego soltar la bomba: "Dick Turpin, llevaba máscara".

Esta última sentencia, que hacía alusión al famoso ladrón y salteador de caminos británico del siglo XVII popularizado por una novela un siglo más tarde, hacía referencia a lo que él consideró que fue un robo por parte de los jueces respecto a su última pelea ante Oleksandr Usyk en Riad.

Más allá de esa reivindicación, que repitió tras el combate pese a que la decisión de los jueces fue unánime (116-112) e incluso la Inteligencia Artificial, que se usó también en la velada, dio incluso más ventaja al ucraniano (118-112), la carrera del Rey Gitano es histórica.

En sus 36 años le dio tiempo a ser campeón de los pesados en dos ocasiones tras vencer a Wladimir Klitschko y a Deontay Wilder. La saga de tres peleas ante el Bombardero de Bronce pasará a los anales de la historia del boxeo. Y, aunque el mundo esperaba un nuevo episodio con Joshua, que nunca se pudo producir por la derrota de éste ante Dubois, parece que ese duelo de las islas no se va a producir.

También se ocupó de autodestruirse y de reconstruirse. De pasar de necesitar el alcohol y la cocaína, de ser condenado por tomar anabolizantes, de pensar en el suicidio... a hacer dieta, a ejercer de padre de sus siete hijos, los cuatro varones con Prince (Príncipe) de nombre porque él es el Rey, y a volver a ponerse en forma para asombrar de nuevo al mundo del boxeo.

Entonces llegó la rivalidad con Usyk, el primero que puso una derrota en su casillero. Y también la segunda... Con el que volvieron a ennoblecer el noble deporte del boxeo, en los últimos tiempos, algo opacado por la irrupción de las artes marciales mixtas. Y con el que protagonizó también dos combates que pasaran a la historia de este deporte.

En su primera derrota rozó el ko en el noveno asalto, pero las cuerdas le salvaron de caer y su enorme resiliencia, la que ha demostrado durante toda su carrera, hizo el resto. En la segunda, no tocó la lona, pero tampoco fue capaz de dominar a un ucraniano que ya está entre los mejores boxeadores de la historia.

Segunda retirada

Esta es la segunda vez que el gigante británico anuncia su retirada del boxeo. Ya lo hizo en 2022, pero en aquella ocasión fue tras vencer a Dillian Whyte. Volvería seis meses después hasta que el ucraniano le puso las dos derrotas en su cartilla de 34 (24 por ko)-2-1.

El promotor de Fury, Fran Warren, explicó a la BBC que él no había hablado con Fury de esto, pero que su última intención es "influenciar su decisión". "Si es lo que quiere hacer, genial. Ha hecho todo lo que tenía que hacer. Probablemente ha sido el mejor peso pesado británico de su generación de largo. Dos veces campeón mundial y dos derrotas ajustadas con Usyk. Tiene dinero de sobra, cabeza, una familia encantadora... Que Dios le bendiga y que disfrute."

Fury y Usyk

Fury y Usyk

Actualizado Domingo, 22 diciembre 2024 - 17:22

El pasado 18 de mayo, el ucraniano Oleksandr Usyk le hizo un favor estético al boxeo al derrotar a un gigante adiposo, el británico Tyson Fury. Se unificaba así el título de los pesos pesados con los cuatro cinturones de los organismos que rigen "el noble arte": la Organización Mundial (WBO por sus siglas en inglés), el Consejo Mundial (WBC), la Asociación Mundial (WBA) y la Federación Internacional (IBF). Un laberinto. Un jeroglífico. N cachonde

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Usyk, el burro Igor y el sable del general cosaco en la pelea de los 190 millones de dólares: "Fury es mi mejor amigo"

Usyk, el burro Igor y el sable del general cosaco en la pelea de los 190 millones de dólares: “Fury es mi mejor amigo”

Terminó la guerra de 36 minutos, acabó el segundo duelo de los Titanes y Oleksandr Usyk se arrodilló para agradecer a Dios y a su padre, que le observaba desde el cielo, por una nueva pelea en su cartilla. En medio del rezo, Tyson Fury se acercó al ucraniano y le besó en la cabeza. Un gesto de respeto entre ambos dioses de los pesados. "Es mi mejor amigo", bromeaba el de Simferopol en la rueda de prensa posterior a la pelea para luego admitir que el británico le hace más fuerte y que es "un gran boxeador".

Se retiró Fury del cuadrilátero tras escuchar las cartillas de los jueces, unánimes, crueles. Quizás, también, un poco polémicas. Triple 116 a 112 para el ucraniano que se sumaría la del cuarto y novedoso juez, un ordenador que analizó la pelea por inteligencia artificial y que decretó que la victoria de Usyk fue incluso superior, 118-112. "Que le den a los ordenadores, que sigan los humanos, más trabajo para ello y menos para las máquinas", expresó el británico en rueda de prensa que añade una segunda derrota a su palmarés (34-2-1).

Las máquinas fueron las que dieron el espectáculo de salida en el Kingdom Arena de Riad. Una tormenta eléctrica simulada y dos esculturas de arena gigantes proyectadas a través de un holograma anunciaban el segundo y, probablemente, último duelo de titanes. Un duelo en el que Fury se presentaba guasón, vestido de Papá Noel y bajo el éxito navideño de Mariah Carey a todo trapo. Usyk lo hacía con un atuendo tradicional, estilo un poco Aladin, y, en su cuello, su gran cruz. De la que no se separa, la que su equipo le colgó tras la victoria ante Fury.

Abrazo de los contendientes de Riad.

Abrazo de los contendientes de Riad.AFP

Es Usyk un hombre tradicional y profundamente religioso, pero también muy dado a los símbolos. El sábado lució dos además de la cruz. Uno, tras alzarse de nuevo con la corona de los pesados, la que le sitúa entre los grandes de la historia aún sin derrotas (23-0-0). El único boxeador que ha unido los cinturones de las cuatro asociaciones y el primero indiscutido tras Lennox Lewis, una hazaña con más de 20 años de diferencia.

El símbolo que alzó desde el mismo cuadrilátero fue un sable de Ivan Mazepa, un general cosaco que luchó por restablecer la independencia de Ucrania frente al dominio ruso en el siglo XVII, historia que tristemente se repite actualmente y que Usyk sufre personalmente con su familia sufriendo las bombas del régimen de Putin en Kiev.

Usyk junto a Igor en rueda de prensa.

Usyk junto a Igor en rueda de prensa.Frank AugsteinAP

El segundo lo sacó en rueda de prensa. Era un peluche de Igor, un burro de los dibujos de Winnie de Pooh, que su hija le regaló para que le diera suerte en la revancha contra Antony Joshua justo cuando estalló el conflicto en su país y tuvieron que huir corriendo de las bombas rusas. "Siempre tiene que estar cerca de ti", le dijo Yelizaveta cuando le brindó el muñeco que compraron en un viaje familiar a Eurodisney. Y Usyk, que adora a su familia, especialmente a su mujer, Yekaterina, para la que pidió los principales aplausos en el Kingdom Arena de Riad, cumple puntualmente con la palabra que le dio a la pequeña.

Abrazado a él esquivó los golpes que la prensa le lanzó a través de las palabras de Frank Warren, promotor de Fury, que ponía en duda la victoria del ucraniano. "¿Cómo es que Tyson sólo tuvo cuatro asaltos en la pelea? Todos diferentes. Creo que ganamos la pelea", dijo sobre el cuadrilátero el empresario en representación de su pupilo. Palabras vacías después de que se revelaran las tarjetas de puntuación de los jueces en las que le dieron ganador al ucraniano en cinco rounds de manera unánime y luego con ligeras discrepancias en los otros siete.

Usyk conecta un directo de izquierdas.

Usyk conecta un directo de izquierdas.Frank AugsteinAP

Futuro

Terminado el reto, Usyk dijo que quería "descansar de boxeo" y no queda claro cuales son sus planes de futuro, aunque hay rumores de que podría volver al peso crucero para recuperar el cetro que dejó desierto, tras ser también campeón unificado en ese peso. Lo cierto es que la bolsa de la pelea 190 millones de dólares, esta vez un 55/45 en favor del campeón, le permitirá tomarse el siguiente reto con mucha más calma y retrasar su vuelta a Gandía, su refugio o guarida para preparar las peleas, lo máximo posible.

En la visita que El Mundo hizo a ese santuario, Usyk estaba acompañado de unos 12 miembros de su equipo entre preparadores, entrenadores, médicos y encargados de seguridad. Entre todos, había un amigo del campeón, cosaco, cuya ocupación era la música. Mientras el ucraniano ultimaba su último entrenamiento de cara a la pelea, el amigo bailaba por el gimnasio como una abeja. Precisamente, el símbolo del campeón. ¿Recuerdan quién flotaba como una mariposa picaba como ese insecto?

Usyk vence a Fury de manera unánime y se mantiene como rey de los pesados: "He ganado, soy atleta, no juez"

Usyk vence a Fury de manera unánime y se mantiene como rey de los pesados: “He ganado, soy atleta, no juez”

Dos Titanes se escaparon del Olimpo para aterrizar en Riad y reclamar su época en el mundo del boxeo. Dos furias históricas, campeones del mundo, que se volvían a encontrar bajo los rayos ficticios del Kingdom Arena, el espacio de los reyes. Solo uno podía reinar en la tierra y fue el indiscutido e imbatido campeón de los pesos pesados.

Oleksander Usyk es un Dios del boxeo (23-0-0). Así lo estimaron los jueces de la contienda de manera unánime por 116-112. Una decisión quizás sorprendente. Al menos para Tyson Fury (34-2-1), que no quiso comparecer tras ver como el árbitro levantaba el brazo del ucraniano tras escuchar el veredicto. "He ganado, soy atleta, no juez", respondió Usyk a la pregunta del presentador sobre la decisión.

Lo cierto es que fue una pelea igualadísima. En la que los boxeadores llevaron hasta el límite sus estrategias para ganar el combate. Usyk exhibió una gran movilidad y entradas rápidas al pocket con salidas igual de veloces. Golpes al cuerpo para abrir la guardia del británico y conectar luego, generalmente, con su poderosa izquierda.

Fury quiso siempre mantener la distancia con rápidos jabs y luego buscando su poderoso uppercut, a veces al cuerpo, a veces al mentón. Pero lo cierto es que le costaba conectar más puñetazos que al ucraniano. A mitad de la contienda iban 60/49 golpes acertados para Usyk.

Usyk rezando tras finalizar la pelea.

Usyk rezando tras finalizar la pelea.Frank AugsteinAP

Sorprendió el desarrollo de la misma. Comenzó como se esperaba, con algo más de dominio del púgil británico y luego con el ucraniano recuperando terreno a medida que pasaban los asaltos. Sin embargo, Fury se guardó energía para discutir el final de Usyk, con un vigor inusitado para un hombre de casi 130 kilos en la báscula.

Quizás la pelea se le escapó en la efectividad y en los asaltos centrales. No llegó ninguna caída, pero fue Usyk quien más veces conectó con el mentón y con el ojo derecho de Fury, que acabó muy hinchado al finalizar el combate. El ucraniano movió sus poco más de 100 kilos hasta el último asalto, en el que el británico le buscó desesperadamente, pero no le encontró.

Cabreo de Fury

El combate terminó para Usyk como empezó, arrodillado y rezando. Muy devoto el púgil ucraniano, pero este combate no se lo dedicó a su difunto padre sino que fue a su madre. "Le dedico la victoria a mi madre que se preocupa mucho por mi y me lo dio todo", comentó en el micrófono del presentador de la velada.

En mitad de su entrevista se coló Daniel Dubois, el contendiente con el que rechazó pelear por el cinturón de la FBI, para permitir la revancha de Fury. Revancha que no se llegó a dar por, según el ucraniano, su preparación y su familia. "Me he preparado muy bien, Mi mujer me ha ayudado, mi hijo me ha ayudado, que justo hoy ha ganado un cinturón de judo y me ha dicho después: "Papá, tu eres el siguiente".

Dubois pidió pelear contra Usyk, que retiene los cinturones de la CMB, AMB, OMB, y parece que el ucraniano, ahora sí, va a conceder el deseo al púgil británico. Se diría que todo queda, de nuevo, entre Ucrania y Reino Unido. O entre la Tierra y el Olimpo. Pero Usyk, el Rey de los Titanes, reina en ambos lugares.

Tyson Fury, el gigante depresivo, 'Rey Gitano' y con problemas con las drogas: "Que Dios esté con Usyk"

Tyson Fury, el gigante depresivo, ‘Rey Gitano’ y con problemas con las drogas: “Que Dios esté con Usyk”

Cuando Amber Fury entró en el hospital de Wythenshawe un 12 de agosto de 1988, cerca de Manchester, aún le quedaban tres meses para dar a luz. Pero Tyson Luke Fury no quiso esperar. Pese a su peso, apenas medio kilo, sus padres decidieron llamarle en honor al gran Mike Tyson. Su futuro, desde la cuna, estaba escrito.

Sólo 14 años después, ese mismo niño entraba con casi dos metros en el gimnasio de Jimmy Egan cerca de Manchester. Allí estaba Steve Egan junto a su padre: "Papá, ahí está el futuro campeón de los pesados", le dijo un joven Steve. "Si logra entrar por la jodida puerta", respondió su progenitor. Pero el que fuera el primer entrenador de Fury lo supo desde el primer momento.

Sólo debía moldear a un diamante en bruto. Un calificativo que le viene al pelo a un joven perteneciente a una familia de viajantes de origen irlandés cuyo padre, John, había sido un pésimo boxeador, pero un gran luchador callejero. Dicen que participó en cientos de peleas y que se caracterizaba por finalizarlas en segundos. El padre, por primera vez, no estará en su esquina ante Oleksandr Usyk, al considerar el equipo de Fury que puede distraerle en el combate de este sábado en Riad.

La victoria ante Klitschko

Su personalidad de joven muy modosito mutó con su crecimiento físico. Y su ego se acrecentó pese a la decepción de no entrar en el equipo olímpico británico para Pekín 2008. Ese punto de inflexión le empujó al profesionalismo, donde pronto destacaría hasta enfrentarse a uno de los boxeadores del momento: Vladimir Klitschko, amigo de Usyk, su rival en Riad este sábado, y campeón de los pesados durante 10 años. Su victoria ante el ucraniano en noviembre de 2015, en cambio, le llevó a la mayor espiral de autodestrucción de un deportista.

"He tomado mucha cocaína en mi vida", contó Fury en una entrevista a Rolling Stone, donde desnudó su alma relatando sus problemas de salud mental que le llevaron a la obesidad y a las drogas, aunque nunca confesó el uso de esteroides por el que sería suspendido por la Comisión de Boxeo del Reino Unido y por el que le retirarían sus cinturones. Fue una época oscura en la que también llegó a pensar en el suicidio, pero de la que consiguió salir aún más fuerte.

Fue el boxeo el que vino en su ayuda y su mujer, Paris, con la que tiene siete hijos, los cuatro varones con Prince en el nombre porque, como dice el propio Fury: "Si yo soy el Rey Gitano, ellos tienen que ser los príncipes". La saga ante Deontay Wilder por el título de los pesados y una dieta keto le ayudaron a volver a convertirse en el luchador que "cumplió un sueño" cuando venció a Klitschko. Tras un empate en 2018 y dos victorias, 2019 y 2020, ante el Bombardero de Bronce, Fury, de nuevo campeón de los pesados, ya se convirtió en leyenda.

Careo entre Usyk (izq) y Fury (dcha).

Careo entre Usyk (izq) y Fury (dcha).AFP

Resiliencia es la palabra que más puede describir no solo la vida, también el boxeo de Fury. El británico (34-1-1) nunca ha sido noqueado pese a haber recibido severos correctivos que le llevaron varias veces al suelo. El bamboleo del noveno asalto en su derrota ante Usyk, ya forma parte de la historia del boxeo. "Lanzó sus mejores golpes. Dio 10 en el blanco, nunca me derribó. Así que si no pudo derribarme cuando estaba sobre las piernas de Bambi, que Dios esté con él esta vez", declaró Fury en la previa a la revancha de este sábado.

"Voy a causarle mucho dolor"

El equipo del británico, además de un entrenamiento más exigente, ha atacado la principal debilidad de Fury: el peso. Así, de comer mal dos veces al día ha pasado a hacerlo bien seis, según contó su nutricionista Greg Marriot, en las que consume entre 4.500 y 6.000 calorías diarias cuando entrena y 3.000, cuando descansa.

Tiene el físico, tiene la mentalidad y mantiene la arrogancia que le ha hecho ser quien es. Diez minutos duró el careo entre Fury y Usyk, el más largo de la historia, con ambos contendientes manteniendo la pose casi sin pestañear. Hasta que ya les separaron y volvió la boca del irlandés: "Voy a causarle mucho dolor. Lo voy a mandar a la habitación de los heridos, eso seguro. No tengo nada que decir, excepto que habrá mucho dolor en esta pelea".

El británico, sin embargo, no podrá ostentar el título de campeón indiscutido de los pesados que consiguió Usyk tras vencerle en la primera contienda. El título de la IBF ha quedado desierto al rechazar el ucraniano la pelea con Daniel Dubois, el legítimo contendiente a esa escarapela, por priorizar la revancha ante el Rey Gitano. Aunque sólo opte a los cinturones de WBA, WBC, WBO, este combate no trata de cinturones, sino del trono del boxeo mundial y de entrar en el salón de las leyendas como representante de esta generación.