Nil Riudavets y su viaje de "odio" y reencuentro con el triatlón: "Ganar una medalla en el deporte que me hizo perder el brazo fue perdonarme con la vida"

Nil Riudavets y su viaje de “odio” y reencuentro con el triatlón: “Ganar una medalla en el deporte que me hizo perder el brazo fue perdonarme con la vida”

«Tenía 23 años, perdí totalmente el brillo en los ojos». Nil repasa en voz alta lo que él mismo define como un «duelo». Habla de «odiar» todo lo que le hacía feliz, de «sentir lástima» por sí mismo y hasta de apartarse de «personas que quería un montón»; se negaba a recordar lo que había sido. Nil Riudavets (Mahón, Menorca, 1996) ahora tiene 28 y es pura inspiración, desde aquellos abismos, desde el accidente compitiendo que le costó la movilidad de su brazo derecho. Es el enfermero que era y el triatleta también. Aunque todo lo detestara. «He perdido el brazo, pero he ganado una vida», presume hoy, tras un verano inolvidable: bronce paralímpico en París y subcampeón del mundo en Torremolinos.

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Aquel 1 de mayo de 2019, en el Prat, Campeonato de Cataluña por equipos, Nil, promesa del triatlón nacional, dándolo todo en cabeza del suyo, no fue capaz de esquivar ni el impacto frontal contra otro ciclista ni el destino. «Se dieron todos las factores posibles en un circuito que no era lo seguro que tenía que ser. Después del choque recuerdo muy poca cosa. En el suelo hice un análisis rápido de mi cuerpo y vi que el brazo derecho ya no lo movía. Sentí miedo, me vino muchísimo dolor, empecé a gritar... allí perdí el conocimiento», relata el instante que cambia para siempre una vida.

Se despertó 12 horas después en la UCI del hospital de Bellvitge sin entender nada. «Mis padres me explicaron la gravedad», cuenta Nil, detallando el parte médico. «Tenía partida la clavícula en varios trozos. Lo más crítico fue la arteria subclavia, la que lleva la sangre al brazo, una hemorragia interna muy bestia. Y la secuela principal, el arrancamiento del plexo braquial, que es el paquete de nervios que se encarga de la motricidad y la sensibilidad del brazo. No podía mover nada. Estuve un mes y medio en la UCI».

El triatleta paralímpico Nil Riudavets, en Mahón.

El triatleta paralímpico Nil Riudavets, en Mahón."Germán Lama"MUNDO

Entonces llegó lo peor, la negación, la vida marcada para un chico que «ya era independiente en Barcelona, hacía deporte, trabajaba de enfermero en urgencias... Y vuelvo a Menorca siendo una persona dependiente, en casa de mis padres... Siempre había sido muy optimista y durante ese periodo de mi vida soy una persona apagada, con muchas inseguridades. Asimilé que estar mal era lo normal. El duelo me duró dos años».

Nil atiende a EL MUNDO jovial, a punto de irse de vacaciones con su pareja a Tailandia, tras su jornada en el hospital Mateu Orfila de Mahón. Ya no se desempeña en Urgencias, donde le encantaba «el aliciente de la adrenalina», sino en Seguridad del paciente y Calidad. Volver al trabajo fue el primer paso. Pero a aquel niño que jugó al fútbol hasta Bachillerato, que nunca dejó de nadar y que cada verano completaba todas las carreras de su isla, le quedaba recuperar una parte de su existencia. «No podía ver ciclismo. Odiaba todo lo que tuviera que ver con las dos ruedas. Era súper fan del Tour y durante tres años no lo vi. Y desconecté totalmente de todo lo que fuera triatlón. Me creaba mucha rabia que un deporte que yo quería tanto me había llevado a una situación tan dura como es perder un brazo», revive ese agujero de «ira y resquemor», de «pérdida de identidad brutal». «Me miraba al espejo y sentía lástima por la persona que veía reflejada. Me hacía mucho daño».

El primer paso hacia el reencuentro con el deporte Nil lo sitúa en un viaje con su novia a Picos de Europa. «Vimos una carrera de ultradistancia, la Travesera. Y empecé a conectar un poco con el mundo del running», recuerda. Aunque mucho antes, todavía en el hospital, había recibido una visita de esas que jamás se olvidan, la de Álex Sánchez Palomero. «Se presentó a la semana del accidente, yo no le conocía de nada. Era un chico con la misma lesión, la misma discapacidad. Había sido bronce en Tokio en triatlón. Me explicó cómo era su día a día con un brazo. Eso me marcó mucho. Vi a una persona con una vida totalmente plena. Me animó siempre a perseguir mi sueño, a normalizar todo», alaba a quien ahora es, a la vez, su compañero y su rival.

Nil Riudavets, en Mahón.

Nil Riudavets, en Mahón."Germán Lama"MUNDO

Una vez hechas las paces consigo mismo y con el deporte, Nil empezó a correr. En cuatro meses completó un 10k en 32:40, su mejor marca, y una media maratón en 1:10. Y se planteó lo impensable, intentar acudir a los Paralímpicos en Maratón, aunque justo eliminaron del programa su categoría. «¿Y si lo intentó en triatlón?»

Ese segundo paso era el más complicado, quizá el inimaginable. Nil, que antes era diestro y tuvo que hacerse zurdo -«desde el minuto uno cuando subí a planta en el hospital. Pintando mandalas, con libros de caligrafía...»-, se subió de nuevo a una bicicleta. Con todos sus miedos. «En el viaje en coche de vuelta, le dije a mi padre que yo no volvía a montar», asegura de un proceso lento pero seguro con su bici adaptada. También había que nadar con un solo brazo. «Costó mucho, porque tienes que adaptar totalmente la técnica. Son horas y horas. Nunca me hubiese imaginado que con un brazo se pudiese nadar tan rápido», se felicita.

Riudavets, durante los Juegos de París.

Riudavets, durante los Juegos de París.EM

Y, tras un durísima preparación, cinco años después del accidente, estaba en la línea de salida de unos Juegos Paralímpicos. Con un triatlón por delante hasta la medalla. Tras el agua y la bici, aún mantenía sus opciones. Acudía a un desenlace de película. «En la carrera mis amigos me dijeron que parecía que me habían puesto la estrella del Mario Bros. Empecé como un loco, con la piel de gallina. A 400 metros alcancé al tercero, estaba vacío de energía, pero tenía un plus de rabia acumulada. Le arranqué y llegué a meta gritando, llorando. Todo el esfuerzo había merecido la pena».

Nil Riudavets, tras ganar el bronce en los Juegos Paralímpicos de París.

Nil Riudavets, tras ganar el bronce en los Juegos Paralímpicos de París.EM

«En el momento que cambié la mirada hacia mí mismo, todas las de la gente también cambiaron. Ganar una medalla en el deporte que me hizo perder el brazo fue perdonarme con la vida. Ahora veo miradas de orgullo y emoción y ninguna de lástima», concluye Nil, con otro reto maravilloso por delante. Pretende acudir a los Paralímpicos de Invierno de 2026 en Milán-Cortina d'Ampezzo en esquí de fondo. «Sería un sueño después de haber ido ya a unos de veranos. Y más siendo yo de Menorca, que aquí nieve, cero», bromea.

El Eurobasket 2029 apunta a Madrid

El Eurobasket 2029 apunta a Madrid

Habrán pasado 22 años de aquel lanzamiento de Pau Gasol sobre la bocina que el aro del WiZink Center escupió para dejar a España con la miel en los labios del oro continental. Más de dos décadas de ese último Eurobasket perdido contra Rusia y 15 años de la final del Mundial a la que la selección de baloncesto ni siquiera alcanzó. Dos de los pocos (pero dolorosos) recuerdos de la generación dorada tienen que ver con Madrid. 2029, con otros nombres, pretende ser tiempo de revancha. Este jueves, la Federación Española (FEB) y la Comunidad presentaron la candidatura para albergar el torneo dentro de cinco años.

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El Wizink será favorito para acoger, durante 22 días, tanto una de las cuatro fases iniciales del torneo (el grupo en el que estuviera la selección) como la fase final (a partir de octavos de final) donde se decidirán las medallas. Ayer era el último día para presentar la candidatura. El fallo lo comunicará FIBA Europa, la entidad que preside el madrileño Jorge Garbajosa, en el Board previsto para finales de mayo. De momento no se han hecho públicos los demás países opositores.

De triunfar la candidatura madrileña -las estimaciones hablan de un impacto económico en la región que podría ascender hasta los 270 millones de euros-, sería la cuarta vez en la historia que España es sede de un Europeo de baloncesto (1973, 1997 y 2007).El próximo verano la selección defenderá el oro logrado en Berlín en 2022 tras certificar su clasificación el pasado lunes en Ourense ganando a Eslovaquia.

No es novedad que la entidad que preside Elisa Aguilar (también madrileña, estudió en el Colegio Amorós y se formó en el Canoe) se lance a la organización de grandes torneos. Sin incluir los de categorías inferiores, en los últimos tiempos España ha acogido el Mundial 2014, la Copa del Mundo Femenina 2018, el EuroBasket Femenino del 2021 y el Preolímpico de Valencia del último verano.

Santi Yusta, un salto ‘de Eurobasket’: de romperse la rodilla con la selección a ser el líder que busca Scariolo

Actualizado Martes, 26 noviembre 2024 - 10:13

Era un 23 de febrero de 2020, apenas unos días antes de que el coronavirus apagara el mundo. Y era el cuarto partido de Santi Yusta con la selección, con la que había debutado en otras ventanas (en julio de 2018, contra Bielorrusia, con 21 años). Ante Polonia, la rodilla izquierda del de Torrejón, una de las perlas de la cantera del Real Madrid, hizo crack en el Príncipe Felipe de Zaragoza. Rotura del ligamento cruzado. casi un año de recuperación por delante en plena pandemia.

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Aquel día salió llorando a hombros de sus compañeros. Anoche, en el Pazo dos Deportes de Ourense, lo hizo con una sonrisa que no le cabía en el rostro, ovacionado, reconocido en el medio de la pista y como héroe total de la selección. "Es un orgullo sentirme líder. Con todas las grandes estrellas que ha habido en la selección, que los niños digan mi nombre... Alienta a seguir disfrutando, a mejorar", reconoció después de haber torturado a Eslovaquia con 46 puntos en dos partidos.

Fue en una entrada a canasta pura potencia, una de sus señas de identidad, y una mala caída seguida de gritos de dolor. Aquel 2020 era su primer año fuera ya de la disciplina del Real Madrid (antes había estado cedido dos cursos en el Obradoiro) y todo eran estupendas señales de progresión, brillando con Txus Vidorreta en el Tenerife. Tardó 10 meses en volver.

Fue un reiniciar en Yusta (después también volvió a lesionarse en el menisco), quizá el único jugador de estas ventanas en tener eso que Sergio Scariolo tanto echa de menos, balones de responsabilidad en su club en la hora de la verdad. Santi es referente ahora en el Casademont Zaragoza, con el que las dos últimas temporadas ha promediado más de 11 puntos por partido (el curso pasado fue el máximo anotador español en la Liga Endesa). Y aunque esta la comenzó un poco por debajo en cuanto a rendimiento, en los últimos cuatro partidos ha vuelto a despegar.

Pero nada en su carrera como lo de estos días contra Eslovaquia. Otro héroe de las ventanas, como antaño lo fueron Quino Colom, Jaime Fernández, Fran Vázquez... Es más, quizá ya se le recuerde para siempre como el tipo del milagro de Bratislava, una acción de las que marca carreras. Acababa Santi -fan de la cultura japonesa, sus piernas lucen tatuajes de diferentes personajes de anime- de fallar un par de tiros libres clave, pero, ya a la desesperada, anotó un sensacional triple que mantenía a España con un hilo de vida. Después, con cuatro décimas por jugar, apareció de la nada para robar el saque de fondo local y clavar otro triple, lo nunca visto. España ganó en la siguiente prórroga. "Un poco de fe y un poco de suerte", se quitó importancia el alero.

Yusta celebra uno de sus triples a Eslovaquia.

Yusta celebra uno de sus triples a Eslovaquia.ALBERTO NEVADO / FEB

Con toda esa confianza, en Ourense fue el referente de principio a fin. Acabó con otros dos triples para sentenciar y un total de 25 puntos y 26 de valoración, pues aportó también cinco robos, cuatro asistencias y cuatro rebotes. "Pasé lo que pasé. Y dio la casualidad de que fue aquí con la selección", recordó el madrileño su calvario en forma de lesión, "ya el pasado". "Siempre que vengo aquí intento dar lo mejor de mí. Esta concentración ha salido todo, he estado disfrutando en la cancha. Esperemos que siga así en mi club", concluyó.

El billete al Eurobasket del próximo verano lleva su nombre. También el de otros como Carlos Alocén, con una historia también marcada por las lesiones y las vueltas a empezar. Scariolo lo sabe, pero quiere más de ellos. Quiere el siguiente paso en su crecimiento para que puedan derribar las puertas de un gran torneo. "Me han demostrado cosas. Es significativo lo que han hecho ambos y esperamos una continuidad de su rendimiento en sus clubes. Los dos saben los aspectos del juego que tienen que mejorar para poder ser candidatos un nivel superior. Creo que está a su alcance, en sus manos poder alcanzar ese punto a nivel físico, defensivo... de tener la convicción y la confianza para poder atacar el nivel superior", les lanzó.

El esperado (e ilusionante) debut de Izan Almansa con España: 15.000 kilómetros, 10 puntos en 10 minutos y los consejos de Fran Vázquez

Actualizado Domingo, 24 noviembre 2024 - 22:34

Izan Almansa tiene 19 años y ya varias vidas sobre él. Nació en Murcia, jugó con 14 años en el Real Madrid, se fue a Estados Unidos y ahora se desempeña en Australia. Por el camino, asombró al mundo en las categorías de formación, tres MVP en dos veranos (Mundial sub 17, Europeo sub 18 y Mundial sub 19). Una leyenda le precede que también es una mochila pesada. El mesías del baloncesto nacional el viernes debutó con la absoluta y en 10 minutos, 10 puntos, destellos como promesas.

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El chico recorrió 15.000 kilómetros, desde Perth (juega en los Wildcats) a Madrid, de Guadalajara a Bratislava y de allí a Ourense -este lunes, 20:00 horas en Teledeporte, segundo partido de la ventana de clasificación para el Eurobasket, de nuevo contra Eslovaquia- para desandar el camino después hasta Australia. Habla de su compromiso y de sus ganas. Nunca le importó hacer las maletas ni tomar caminos arriesgados. Era un niño y ya vivía solo en la capital de España y con 16, una decisión que no muchos entendieron -«fue difícil tomar la decisión, era un cambio bastante grande. Lo estuve pensando varias semanas», contaba en este periódico-, dejó el Real Madrid para poner rumbo a EEUU. Allí en la Overtime Elite, una academia auspiciada por Jeff Bezos, el rapero Drake y estrellas como LeBron o Gasol, siguió puliéndose con vistas a un objetivo claro que sigue persiguiendo, el de jugar en la NBA. Después, un año en la G-League con Ignite, otra cuna de talentos y, aparentemente, todo listo para el salto a la mejor liga del mundo, para una elección alta del draft...

Sin embargo, el curso pasado supuso un golpe de realidad para el pívot. Su rendimiento no fue el esperado y las previsiones bajaron. Hasta el punto que pospuso su candidatura al sorteo. Y tomó otra decisión sorprendente: marcharse a las Antípodas. No es capricho. En Australia, con su programa NBL Next Stars, hay una apuesta enorme por el desarrollo de talentos jóvenes. De los Perth Wildcats, su equipo, salió, por ejemplo, Alexandre Sarr, el número dos del pasado draft que ya destaca en los Wizars. «Siento que he mejorado bastante», contaba estos días el murciano.

Almansa intenta anotar ante Pavelka, de Eslovaquia.

Almansa intenta anotar ante Pavelka, de Eslovaquia.ALBERTO NEVADO / FEB

Almansa llama la atención por su tamaño, su movilidad y, también, cómo no, por su pelo a lo afro. Es un interior dominante, con enorme habilidad para el pick and roll y para anotar cerca del aro, como demostró ante los gigantes eslovacos sin ningún tipo de rubor. Fran Vázquez, ayudante de Scariolo desde el pasado año, no le quita el ojo y quizá sea porque le recuerde bastante a él mismo. Pero, para dar el gran salto a la NBA aún debe mejorar su lanzamiento exterior. En ello trabaja Izan, hijo del ex jugador estadounidense Steve Horton (un clásico de la LEB que jugó 27 partidos en ACB con el Polaris World Murcia en la temporada 2003/2004), criado por su abuela y por su madre, que se ha ido a vivir a Australia con él y con su hermano pequeño Dani.

El primer paso de Izan con la absoluta (ya estuvo en algunos entrenamientos el pasado verano) resultó inolvidable y no sólo por su presencia. El desenlace, las dos prórrogas, el robo y el triple imposible (y polémico) de Santi Yusta... «Nunca había vivido un partido así. Hemos sufrido mucho, pero al final hemos conseguido ganar y estoy muy contento por el debut y por la victoria», contaba un Almansa que hoy, en el Pazo dos Deportes Paco Paz , estará de nuevo entre los 12 convocados por Scariolo (entran Barreiro y Rafa Villar y Josep Puerto, que podrían estrenarse, por el lesionado López-Aróstegui, Sant-Supéry y Oriol Paulí), con ganas de que España le vea, por fin, de cerca. «Fue un partido de mucha tensión y nervios. Hay que jugar mejor en ataque y encontrar mejores tiros», se propuso el murciano sobre un duelo que, en caso de victoria, certificaría la clasificación de España (aún queda la ventana de febrero, con dos encuentros más) para el Eurobasket del próximo verano, en el que defenderá oro.

España y el más épico de los triunfos: gana en Eslovaquia tras dos prórrogas y un triple 'imposible' de Yusta

España y el más épico de los triunfos: gana en Eslovaquia tras dos prórrogas y un triple ‘imposible’ de Yusta

Fue una noche delirante en Bratislava, un desenlace como no se recuerda, la agonía y lo asombroso elevado a su máxima potencia. España, bloqueada en la recta de meta, lo tuvo completamente perdido, pero Yusta se inventó dos triples en el final de la primera prórroga, el segundo, puro milagro, tras un robo sobre saque de fondo cuando quedaban cuatro décimas. La canasta de su vida para una victoria ante Eslovaquia que es mucho más que un alivio. [72-76: Narración y estadísticas]

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El "momento crítico" lo había llamado Scariolo, consciente de que ya no queda espacio para la relajación, aunque el rival no asuste a priori. Un toque de atención que no sirvió para mucho en Bratislava, donde la selección protagonizó una segunda parte espantosa y se salvó de la hecatombe por un cúmulo de guiños del destino. Al cabo, un triunfo que es un paso de gigante hacia el Eurobasket, allá donde España, pese a su nueva realidad, no puede faltar. Por tradición y por competitividad: no se ausenta desde 1957 y defiende el oro de Berlín.

Y eso que la puesta en escena fue esperanzadora, especialmente en defensa. Sin NBA, ni NCAA ni Euroliga, Scariolo exigió "energía, agresividad, rebote, ritmo". Todo eso lo cumplieron los 'veteranos', especialmente de estas ventanas, y los noveles. En una tarde que quedará como la del debut oficial de Izan Almansa, Mario Saint-Supéry y Sergio de Larrea, tres perlas.

Recibió la selección 10 puntos en el primer acto y 15 en el segundo. No hay mejor pilar desde el que paliar las propias carencias ofensivas. Se apoyó en el absoluto dominio del rebote (nueve ofensivos), en los puntos fáciles en la pintura de Fran Guerra (también se hizo fuerte ahí Almansa). Y, aunque tardó en llegar el primer triple en un equipo sin especialistas, pronto también acudió la confianza desde el perímetro, especialmente con dos seguidos de Yusta que agrandaron la distancia justo antes del descanso (25-38).

Todo parecía controlado, pero a la vuelta de vestuarios había susto. Ya un 7-0 de salida que cabreó, cómo no, al seleccionador. Mal síntoma. Un toque de atención y vuelta al tajo, algo de concentración recobrada y un triple de López-Aróstegi, la que era la primera canasta del capitán, para que la ventaja se mantuviera. España había controlado al único jugador eslovaco de nivel, pero Brodziansky despertó de pronto con siete puntos consecutivos para encender todas las alarmas justo antes del cuarto final (46-48). El del UCAM Murcia iba a ser una pesadilla.

De repente, el duelo dio un vuelco y España no supo mantener su pujanza, pese a un primer intento de reacción de Alocén, que encontró en un buen compinche en Almansa. A falta de cuatro minutos, Brodziansky puso por primera vez por delante a los locales, para delirio de las tribunas, y en duelo entró en una locura de desenlace. Respondió Pradilla y ya todo fueron fallos y más fallos (intimidados por el gigante Fusek y sus seis tapones), incluido un mate del propio jugador del Valencia y dos tiros libres de Yusta. También erró Brodziansky a falta de cuatro segundos y en la última posesión los árbitros obviaron una clarísima falta sobre Pradilla con empate a 59.

Nadie era capaz de anotar tampoco en la prórroga, el puro fango. Pero cuando Krajcovic (otro demonio) clavó su tercer triple, todo pareció sentenciado. Sumando los últimos cuatro minutos de partido y la prórroga, España había sido incapaz de anotar una canasta en juego en Bratislava. Hasta que Yusta se inventó dos triples a la desesperada, el segundo tras robo en línea de fondo a falta de un suspiro.

En la segunda prórroga, para frotarse los ojos, todo fue de nuevo una moneda al aire. Otro triple de Krajcovic, respondido esta vez por Salvó, otro héroe después sentenciado con los tiros libres. La más absoluta de las agonías escondía un premio final.

Álex Mumbrú: "Esta Alemania me recuerda bastante a la España con la que fuimos campeones. Por el compromiso, el feeling y hasta la manera de jugar"

Álex Mumbrú: “Esta Alemania me recuerda bastante a la España con la que fuimos campeones. Por el compromiso, el feeling y hasta la manera de jugar”

De aquella España campeona del mundo de 2006 sólo Álex Mumbrú (Barcelona, 1979) dio el salto a los banquillos, aunque en su caso no extrañe a nadie: aún conserva y actualiza una libreta en la que tomaba apuntes de sus entrenadores, entre ellos Manel Comas, Javier Imbroda, Joan Plaza, Pepu Hernández, Sergio Scariolo y, especialmente, su admirado Aíto García Reneses. Más sorprendió cuando, hace unos meses, la Alemania, también oro mundial (2023), le anunció como relevo de Gordon Herbert. Tras su debut como técnico en su Bilbao Basket y su paso por el Valencia, un salto para reivindicar todavía más el prestigio de los entrenadores españoles. La era Mumbrú comenzó ayer con una derrota en Suecia (73-72) en el partido de clasificación para el Eurobasket, a pesar de las 23 bajas (jugadores repartidos por equipos NBA y Euroliga) con las que contaba.

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Ni siquiera jugó nunca fuera de España.
Hubo alguna oferta, pero he tenido la suerte de que siempre tuve buenos equipos y buenos contratos en España. Pero no tenía ningún miedo a irme, me apetecía conocer otras ligas y otros baloncestos. Estoy a caballo entre España, donde está la familia, y Hagen, sede de la Federación Alemana.
¿Cómo se fraguó su fichaje?
Fui a la primera reunión, como cuando te reúnes con un equipo, a ver qué tal. Y el simple hecho de que el campeón del mundo te este llamando te enorgullece. Supe que habían estado preguntando por mí. Después de varias reuniones se fueron acercando las posturas.
¿Qué buscaban en ti?
Es una pregunta más para ellos. Pero creo que buscaban a alguien que conociera el funcionamiento de la selecciones desde dentro. No es igual que un equipo, donde tienes que consolidar unas relaciones con los jugadores durante el tiempo. En una selección tienes que lidiar con el que venga, que todo fluya rápido porque luego regresan con sus clubes. Y, sobre todo, crear el ambiente para que quieran venir. El compromiso de los jugadores tiene que ser muy alto. Eso lo hace más fácil.
Dennis Schroder, con el que se ya reunió, recordó las semifinales del último Eurobasket, en las que España derrotó a Alemania en Berlín y te relacionó con esa «mentalidad defensiva».
Aquello fue un poco de todo, también competitividad. En ese partido pasaron cosas tácticas que al final provocaron que perdieran. Schroder no es un jugador más, es el base, tiene una mentalidad muy de entrenador, analiza los partidos y se los ve. Cuando un jugador cree que pudo ganar algo y que no lo hizo por culpa de lo táctico, puede pensar que quizá yo les pueda ayudar en eso. Entiendo que pasaron un momento complicado.
¿Cómo fue su encuentro con él en Estados Unidos?
Es un líder. Una gran persona, que es algo importante, y un ganador. Hablas con él y te das cuenta de que sabe mucho de baloncesto y que le gusta. Está muy pendiente de todo y le importa mucho la selección. Hablamos de baloncesto y de los objetivos. Y nos conocimos. En la selección pasas poco tiempo juntos y hay que crear vínculos rápidos para que luego sea más fácil que se extienda en la pista.
Mumbrú, durante los entrenamientos de esta semana con Alemania.

Mumbrú, durante los entrenamientos de esta semana con Alemania.Federación Alemana

Él, los hermanos Wagner, Daniel Theis... va a tener mucho talento en sus manos.
Me dicen: 'Qué valiente'. Por haber ido a un equipo que ya es campeón, que casi sólo lo puedes hacer peor. Veremos. Si hay compromiso, por qué no seguir ganando. Es un reto importante, bonito e ilusionante. Pero también tengo la presión de tener que hacer las cosas bien. Intentaremos hacerlo.
¿Esta Alemania le recuerda al exitoso grupo del que formó parte con la selección española?
Sí, la verdad es que sí me recuerda bastante a esa época, a la España que fuimos campeones del mundo, de Europa. Por el compromiso, por la gente, por los veranos en que creamos ese vínculo de amistad entre todos. Y de comportamiento en la pista. Me recuerdan en la manera de jugar, en cómo lo celebran. Ese feeling.
¿Quién fue el entrenador del que más aprendió?
He tenido la suerte de tener muy buenos entrenadores. Fue como un aprendizaje, un clínic continuo con todos ellos. Seguramente, en mi carrera, Aíto ha sido el que más me ha marcado. También Sergio, Pepu... Recuerdo muchas cosas, vas cogiendo las que te marcaron de cada uno de ellos. En mis últimos años lo tenía claro. Iba mirando, preguntando, por qué esto es así... Tenía mucha curiosidad.
¿Cómo te definirías en los banquillos?
Me gusta ser un entrenador exigente, que las cosas se trabajen en equipo. A la parte del vestuario también le doy mucha importancia, el tipo de personas que forman el equipo. Me gustan los equipos aguerridos, que defienden, que luchan, que no vaguean...
El entrenador español está de moda.
El entrenador español está muy bien considerado a nivel mundial. No sólo a nivel Euroliga o selecciones. También hay otros en pequeñas ligas, Venezuela, Polonia... Valoran nuestro trabajo, el nivel táctico, lo que desprendemos... Y los resultados. Va todo un poco relacionado. Es bonito. Que haya un español llevando un equipo NBA habla muy bien, primero de Jordi [Fernández], y después del baloncesto español en general.
Sin embargo, parece que hay una crisis del jugador nacional, sólo ya Aldama en la NBA.
Sigue habiendo un nivel muy alto en el jugador español. Van saliendo camadas y camadas. En las categorías inferiores siempre ganan. Es verdad que aquí en Alemania decidieron en su día hacer una apuesta por su jugador nacional y poco a poco ha ido dando sus frutos.
En la cancha tuvieron grandes batallas con Nowitzki, ¿ya habló con él?
Aún no he podido. Pero es una parte súper importante del baloncesto alemán. Fue uno de los primeros que empezó a abrir el camino del compromiso con la selección. Le conozco, he compartido con él muchos campeonatos. Cuando le vea, seguro que nos echamos unas risas. A ver si le puedo devolver todas esas derrotas con España. En aquella época nuestra selección marcó una época.
Un pequeño alivio ante el colista: el Real Madrid reacciona sin alardes ante el Alba

Un pequeño alivio ante el colista: el Real Madrid reacciona sin alardes ante el Alba

Era alivio o crisis, un respiro o más nubes negras. Fue lo primero, pero sin alardes. El Real Madrid, el de las cuatro derrotas en los últimos cinco partidos de Euroliga, resolvió la papeleta sin apuros ante el colista Alba. Un festival ofensivo en el que, sin embargo, quedó el borrón de una primera mitad en la que los de Chus Mateo olvidaron el pilar de la defensa. [98-84: Narración y estadísticas]

El Madrid recuperó, antes de lo previsto, a Dzanan Musa. Con lo que ya sólo resistía en la enfermería Garuba. Y, como para cambiar la inercia negativa, introdujo cambios en el quinteto, con Rathan-Mayes y Hugo González de inicio y Hezonja al cuatro. Pero no fue el equipo con colmillo ni fluidez que pretendía.

Fue un equipo otra vez indolente e inseguro. Que avanzaba a arreones ante un rival muy débil, tan plagado de bajas como osado en el WiZink, creciéndose el Alba (con su gurú Aíto en primera fila) según comprobaba que el rival no le tumbaba. Los alemanes, con el talento Procida desatado, anotaron 55 puntos (nueve triples) en la primera parte. A mitad del segundo acto asestaron un parcial de 2-15 a un Madrid pasivo, que las veía venir y contestaba sólo en ataque.

Rathan-Mayes, defendido por Procida.

Rathan-Mayes, defendido por Procida.JUANJO MARTINEFE

Hace unos días el Efes sacó los colores también en el Palacio y era una situación insostenible. Así que volvió el pie al acelerador, la energía a impulsos. Y con otro parcial (19-4), con Campazzo ya a tope (otro recital) y Rathan-Mayes anotando como se espera de él, gozó el Madrid de su primera ventaja cómoda. El Alba se había dejado en los vestuarios su acierto y el partido, con muy poquito del Madrid, empezaba a morir.

Y eso que Andrés Feliz, en los descansos de Campazzo, se empeñó en mostrar una versión horrible. No así Ibaka, especialmente entonado en ataque, la puntilla a un duelo desangelado (seis jugadores blancos por encima de la decena de puntos), demasiado plácido como para sacar conclusiones, que al menos le sirvió al Madrid para escapar de los puestos más bajos de la tabla a la espera de la próxima cita, el jueves en el Palau ante el Barça.

De Larrea, Saint-Supéry y Villar, la selección descubre sus bases del futuro: "Ricky es nuestra referencia"

De Larrea, Saint-Supéry y Villar, la selección descubre sus bases del futuro: “Ricky es nuestra referencia”

Sergio de Larrea mide 2,03 metros, es campeón del mundo júnior y plata en el Mundial sub 17 y este verano dejó a todos impresionados como invitado de la selección durante la preparación del Preolímpico (llegó a debutar en un amistoso). «Es un perfil de jugador muy diferente, que en España no se ha visto nunca. Un base muy grande, creo que a la larga puede ser un jugador generacional», dice de él Mario Saint-Supéry, otro director pura fuerza y desparpajo, perla del Unicaja y ahora desperezándose en la ACB con el Baxi Manresa. «Los dos tienen muchísimo talento y un futuro por delante increíble», les elogia Rafa Villar, también oro de Debrecen, clave con sus triples en la final mundialista, formado en el Barça y abriéndose paso en el Hiopos Lleida. España, país de bases, escapa del laberinto mirando al futuro. Los tres ya están a las órdenes de Sergio Scariolo en la absoluta, que se la juega en el doble enfrentamiento contra Eslovaquia (este viernes, el primero, en Bratislava, a las 18:00 h.) para poder defender oro el próximo verano en el Eurobasket.

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El cuarto pilar, ya consolidado, es Juan Núñez, también 20 años, que no puede acudir a la ventana por jugar esta noche con el Barça en Euroliga. Él, quizá antes de lo que le tocaba, fue el recurso de urgencia del seleccionador en el Mundial 2019, cuando de repente España se quedó huérfana de lo que siempre presumió. Sin Ricky, sin Lorenzo Brown (nacionalizado como recurso a la carestía de directores...), apenas Alberto Díaz quedaba. Un país que una década atrás presumía de Calderón, Sergio Rodríguez, Cabezas, Raúl López... y el propio Ricky.

«Los veía en la tele. Todos los veranos veíamos a la selección en familia. Yo me fijaba en los bases. En Ricky y en el Chacho... Me fascinaban, la manera de leer el juego, de hacer disfrutar al espectador. Son mis ídolos», cuenta a EL MUNDO De Larrea, quizá el más avanzado en madurez del trío aunque le queden unos días para cumplir los 19 años. Un director nunca antes visto, de más de dos metros, al que Pedro Martínez moldea en el Valencia Basket. Aunque la llegada del vallisoletano a la elite no haya seguido el camino preestablecido.

Saint-Supéry, De Larrea y Villar.

Saint-Supéry, De Larrea y Villar.ALBERTO NEVADO / FEB

Hasta los 15 años, Sergio jugaba en su cole, el San Agustín de Pucela, desoyendo las ofertas de aquí y de allá (también de EEUU). «Decidimos quedarnos, lo primero porque estaba jugando con mis amigos. Y eso era lo más importante. Iba a clase con ellos, jugaba con ellos, mis amigos de toda la vida. Y lo segundo, porque éramos un grupo competitivo, siempre nos colábamos en campeonatos de España, entrenábamos a buen nivel. Y el sentido de pertenencia y de estar cerca de mi familia. Las ofertas que se presentaban eran un poco lejanas y salir de casa... Decidimos esperar un poco, a tener un punto de madurez mayor, para adaptarse al sitio y la situación cuando tocara. Es raro, lo sé, la gente sale pronto. Pero animo a la gente a pensarlo bien y , sobre todo, a disfrutar. Eso es lo primero. Ahora aquí en la elite disfrutamos, pero para ello hay que disfrutar antes», explica con una madurez llamativa.

«La suerte que tenemos los tres es que hemos jugado casi siempre juntos. Nos coordinamos bien. Somos capaces de estar juntos en pista, porque tenemos perfiles diferentes que permiten esa conexión», apunta De Larrea, que define a sus dos compañeros, novedades en una convocatoria en la que también destaca el pívot Izan Almansa. «Rafa es un tío súper competitivo. Defensivamente es top. Leyendo situaciones de juego es muy bueno. Y, sobre todo, el balón en los últimos segundos... Bueno, ya se vio en el Mundial, lo dejó bastante claro», apunta sobre el barcelonés, el mayor del trío con 20 años. «Mario es un muy muy físico. Y muy listo, con mucho talento. Puede aportar mucha energía en ataque y en defensa», cuenta sobre el malagueño.

"El siguiente Llull"

A Saint-Supéry le llaman, cómo no, el Principito (cuentan que comparte ancestros con el escritor francés) y en 2022, con 15 años y 11 meses, se convirtió en el jugador más joven en debutar con el Unicaja. El del Rincón de la Victoria jugó la pasada temporada cedido en Burgos (LEB Oro) y ahora derriba todas las barreras con Diego Ocampo en el Manresa: el pasado fin de semana, ante el Tenerife, firmó 24 de valoración (15 puntos), algo que a su edad sólo habían conseguido en ACB dos bases, Luka Doncic y Ricky Rubio. «He tenido siempre desde pequeño en Málaga a Alberto [Díaz] como referente. Ha sido mi tutor, el que me ha enseñado todo. Pero siempre me han dicho que me parezco a Calderón cuando era joven y a Sergio Llull. El siguiente Llull me dicen mucho», admite.

«Mario físicamente es un bicho. Muy luchador, lo da todo y es un guerrero. Y a la vez es bastante inteligente para ser de 2006 y lo está demostrando en ACB», le alaba Villar, quien encontró el trampolín del desarrollo en Lleida, donde el año pasado logró el ascenso y ahora sorprende a toda la Liga Endesa. «De pequeño siempre he sido muy de Ricky Rubio, ha sido mi jugador favorito. Aunque me parezco más a Alberto Díaz, los dos somos muy guerreros, muy luchadores, muy de darlo todo por el equipo», dice tras un entrenamiento de la selección en Guadalajara.

«Quizá es que estábamos muy bien acostumbrados, con bases tan top, de un nivel increíble. Son generaciones que van pasando, cada una destaca más en diferentes posiciones», razona Villar sobre la crisis del base, un discurso parecido al de Saint-Supéry: «Yo no diría que hemos tenido problemas. Nos acostumbramos al nivel de unos bases que eran increíbles, jugadores generacionales».

Los Cavaliers de Calderón y el segundo mejor arranque de la historia de la NBA: "Todo el mundo se siente importante"

Los Cavaliers de Calderón y el segundo mejor arranque de la historia de la NBA: “Todo el mundo se siente importante”

No puede resultar sencillo para una ciudad como Cleveland, sumida en años de derrotas y mediocridad, superar un adiós como el de LeBron James, el chico de la vecina Akron que acabó en 2016 con la maldición de los Cavaliers. Esa temporada, en una Finales inolvidables, lograron el único anillo de su palmarés derrotando a los Warriors, que habían firmado el mejor comienzo que jamás comprobó la NBA. Las 24 victorias de carrerilla de Steph Curry y compañía son las que ahora persigue un equipo del que nadie aguardaba todavía semejante excelencia. Tras acabar con los Hornets en un partido en el que se ausentó su estrella Donovan Mitchell, los de Ohio sumaron 15 encuentros sin conocer la derrota, el segundo mejor amanecer de toda la historia.

Para saber más

"Son muchas claves, no sólo hay una", comenta Jose Calderón desde Cleveland, donde disfruta en primera persona de una de las grandes noticias del comienzo del curso NBA. El base extremeño, que disputó 57 partidos con los Cavaliers en su penúltima temporada en la liga como jugador (la 2017/2018), es ahora Special Advisor (asesor) de la franquicia, aportando su sabiduría en los despachos. Ahí, con las decisiones del propietario Dan Gilbert y del General Manager Koby Altman, se ha fraguado el resurgir paulatino de un equipo que nadie duda que discutirá el trono del Este a los Celtics (precisamente su próximo rival, el martes) y, por qué no, volver a soñar con el anillo. "La ciudad está encantada. Pero todo el mundo tiene los pies en el suelo, esto es sólo el inicio, da muchas vueltas y no sabes lo que va a pasar dentro de dos meses. Hay que ganar y nadie piensa en mucho más allá. Va a haber altibajos y esto no quiere decir nada con respecto a un playoff", pone la calma el español en conversación con EL MUNDO.

Donovan Mitchell, en acción.

Donovan Mitchell, en acción.JASON MILLERGetty Images via AFP

Pero lo cierto es que sólo tres equipos más en la historia han firmado semejante arranque de curso (además de aquellos Warriors, los Washington Capitols en la 48-49 y los Rockets de la 93-94) y el aroma que desprenden los Cavaliers es el de un grupo imparable que da un salto a su siguiente evolución: en 2023 disputaron sus primeros playoffs sin LeBron y el curso pasado ya avanzaron hasta la segunda ronda. "Hay tres pilares: la continuidad del equipo, el crecimiento de muchos de los jugadores y el confiar en un nuevo entrenador. Se ha juntado todo. Nunca sabes si va a suceder tan rápido. Se están dando las condiciones, el equipo está bien y hay que aprovechar todo lo que puedas ganar ahora", apunta Calderón.

Más allá de la súper estrella Donovan Mitchell, Kenny Atkinson es quien concentra todas las miradas. Pese al momento ascendente, los Cavaliers decidieron apostar por el cambio en el banquillo, por el relevo de J. B. Bickerstaff por el que fuera ayudante de Steve Kerr en los Warriors, un técnico que, curiosamente, posee la nacionalidad española: tras sus cuatro temporadas jugando en el baloncesto nacional -Canoe, Zamora, Salamanca [con el que debutó en la ACB] y Calpe Aguas Valencia- contrajo matrimonio con una sevillana. "Ha cambiado la forma de jugar. Es un estilo diferente. Todo el mundo se siente importante [ante los Hornets, sin Mitchell, cuatro jugadores superaron los 20 puntos]. Ha hecho una rotación muy larga y cambios en esa rotación de quién juega con quién", apunta Jose Calderón, que habla de la adaptación de Atkinson "a lo que ya había metiendo cosas en su sistema". "Lo bueno de ganar cuando llega un nuevo entrenador es que ayuda a los jugadores a comprar su idea", añade.

Kenny Atkinson, entrenador de los Cavaliers.

Kenny Atkinson, entrenador de los Cavaliers.Phil LongAP

Aunque si hay que poner un rostro a la ambición de los Cavaliers ese es el de la Araña Mitchell, el escolta que lo cambió todo con su llegada desde Utah en 2022. "Es un jugadorazo en toda regla. Incluso está haciendo menos tiros porque ve que hay mucha gente aportando y no tiene que desgastarse tanto. Es un líder en todos los sentidos, cuando hace falta anotar o jugarse la última está encantado. Es top y está haciendo muy buen trabajo", elogia Calderón a la estrella, que está promediando 24,6 puntos, 4,4 rebotes y 4,1 asistencias por partido y que es la punta de lanza de una rotación joven en la que destacan Darius Garland, Evan Mobley y Jarret Allen, un quinteto con menos de 25 años de media.

El Real Madrid toca fondo: también pierde en casa ante un Efes que llegó a ganar por 27

El Real Madrid toca fondo: también pierde en casa ante un Efes que llegó a ganar por 27

Fue una noche amarga de principio a fin en el WiZink, aunque en mitad de toda la derrota ante el Anadolu Efes hubiera unos minutos de euforia, un espejismo camino de una remontada que no fue. Porque era realmente complicado, porque todo lo anterior había sido una herida demasiado profunda. La primera derrota en casa, que deja una grave nota a pie de página (el Madrid fue perdiendo de 27...), hurga en la herida de un equipo que no sabe lo que es ganar a domicilio, que no recupera el aliento en esta Euroliga que le comprueba tan extrañamente hundido. [64-74: Narración y estadísticas]

No sirvió ni la heroica, ni el empeño de Campazzo. No hubo remontada como punto de inflexión ni éxtasis final. Sí una derrota que hace pensar en los defectos de un equipo que no consigue fluir, que se quedó en 64 puntos y malísimas sensaciones. Tan fuera de sí como Llull o el propio Campazzo al final, rostros de la impotencia.

La noche en el WiZink había estado marcada por el retorno de Vincent Poirier, por el emocionante recibimiento a quien dejó huella en sus tres temporadas de blanco formando una pareja única de pívots con Tavares. Y por el recuerdo del duelo de las cuatro prórrogas del curso pasado el día de Reyes. Pero también por el horrible arranque del Madrid (4-19, dos canastas en nueve minutos, 10 triples fallados...), deseperado por el errático amanecer de Hezonja (y después de Rathan-Mayes, que ya ni volvió tras un golpe en la frente...) y por el dominio de Darius Thompson.

Desastre

Prolongado el desastre en el segundo acto, donde todo lo que podía salir mal era aún peor para un Madrid irreconocible. Fallaba y fallaba triples, con una desidia asombrosa en su baloncesto, sin nadie que pusiera orden ni cordura ante un Efes sin Larkin que se paseaba en el WiZink. Al poco de cometer la tercera falta Tavares, Elijah Bryant alargó una máxima para frotarse los ojos (18-45). Lo nunca visto en el Palacio.

Llull, ante el Efes en el WiZink.

Llull, ante el Efes en el WiZink.JUANJO MARTINEFE

Tocaba la épica. Y eso suele ser como música para los oídos del Madrid. Resurgir de los abismos, apelar a la locura, presión a toda cancha, Campazzo revolucionando el juego (junto a su compinche Deck) y Hezonja reconciliándose con las tribunas. Es un jugador el croata capaz de hacerse odiar y enamorar en un mismo partido, de sacar de quicio o de levantar de la butaca. Acertó al octavo triple y luego culminó un mate tremendo a aro pasado. Estaba en su salsa y el Efes empezaba a temblar (45-54).

Había encajado apenas 11 puntos en el tercer acto, pero el trabajo estaba a medio hacer por el Madrid. El 0-5 de salida puso aún más fuego, aunque el Efes se rehízo mínimamente para alargar lo que ahora era su agonía. Llull erró el tiro libre que hubiera igualado la noche (62-63, min 36) y Derek Willis se convirtió en el elemento inesperado en la fiesta con un triple clave y sus agresivas defensas sobre Tavares. Beaubois lo puso todavía más difícil (62-69 a falta de 2:23) y Hezonja y Campazzo erraron después. La remontada se quedó en nada, en la primera derrota en casa, en todas las malas sensaciones de vuelta, en un equipo sin rumbo.