Sangre, sudor, polémica y orgullo: Unicaja sigue con vida tras derrotar al Madrid en un desenlace agónico

Sangre, sudor, polémica y orgullo: Unicaja sigue con vida tras derrotar al Madrid en un desenlace agónico

Del Palacio salió Unicaja lastimado en su baloncesto y también en su orgullo. El Real Madrid, lanzado y obligado a estas alturas de temporada sin títulos, le había zarandeado hasta volverle irreconocible y le había dejado con un imposible por delante, un 2-0 en contra, una "montaña" para el campeón de Supercopa, Copa y Champions. Pidió respeto Ibon Navarro a los árbitros y se lo ganó en el Carpena, un triunfo, una reacción, de puro coraje, de sangre, corazón y hasta polémica final para evitar su adiós y el paso blanco por la vía rápida a la final, donde desde el sábado aguarda el Valencia Basket. [86-84: Narración y estadísticas]

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Sumaba el Madrid 24 victorias de carrerilla en ACB y fue en Málaga donde le pararon los pies. Un Unicaja fiero, enrabietado, intratable casi de principio a fin. Porque ahí, en el fin, llegó lo insospechado. Tras una serie de fallos por ambos bandos, una contra con la que Musa se disponía a igualar por primera vez en muchos minutos el duelo y que acabó con palmeo de Garuba, el bosnio impactó con su codo en el rostro de Kendrick Perry. Tras la revisión, que no pudo por norma anular la canasta posterior, llegó la antideportiva y los dos tiros libres con los que Alberto Díaz cerró la angustia.

Una victoria de sangre (en los rostros de Perry y antes en el de Sima, tras codazo de Tavares, e incluso en el brazo de Campazzo), de polémicas con el arbitraje, de lesiones (la de Tyson Pérez en su tobillo) y de una tensión que engrandece una semifinal de la que se esperaba semejante temperatura. Alzó la voz Unicaja, que fraguó su resistencia en una primera mitad de puro rock and roll y en su aguante después a los intentos blancos de remontada, jugueteando con el abismo que se extendía ante los verdes.

Unicaja no iba a firmar la rendición así como así, sin al menos un ramalazo de rabia, una versión real de lo que ha sido y es. Con la losa del 2-0 pero con el orgullo intacto, los de Ibon Navarro afrontaron la tercera batalla, con el Carpena a reventar, como si no hubiera más allá. Con el baloncesto frenético que es su bandera, tiros rápidos, defensa agresiva, transiciones, rebote y descaro. Un ritmo inaguantable al que unieron la habilidad de no perder balones (sólo uno en toda la primera mitad), un cóctel explosivo que ni el Real Madrid supo contrarrestar entonces.

Tavares, en acción en el Carpena.

Tavares, en acción en el Carpena.Jorge ZapataEFE

Apenas los blancos aguantaron la salida en tromba. Cuando Alberto Díaz piso cancha el nivel de energía se elevó todavía más. Y Unicaja empezó a sobrevolar el Carpena, como si en vez de pies tuviera motores. Era un ataque con todo, una labor coral en la que sobresalían Kravish, Sima y Osetkowski, sin miedo a Tavares. Al descanso habían anotado todos los malagueños menos Kameron Taylor, precisamente su máximo anotador. Y ni los percances les apartaban de la misión.

Porque mediado el segundo cuarto, tras un espectacular mate, Tyson Pérez se torció de mala manera su tobillo izquierdo. Al poco, Perry cometió una falta antideportiva sobre Campazzo. Igual daba, la diferencia siguió elevándose, hasta el +19 tras una canasta a aro pasado de Barreiro. Ni siquiera los triples les eran necesarios. El Madrid, con sus pérdidas y su incapacidad para igualar la agresividad, achicaba agua como podía.

El rostro de Perry, tras el codazo de Musa.

El rostro de Perry, tras el codazo de Musa.ACB Photo

Pero no estaba muerto. Un parcial tan suyo, de esos de entreactos, un 5-22 apoyado en una zona defensiva, fue el primer aviso blanco. Se recompuso Unicaja a lomos de Tyson Carter, volvió a tomar algo de aire con los triples de Osetkowski, pero no la suficiente distancia como para evitar una recta de meta de esas en las que el Madrid parece no conocer imposibles.

A falta de 1:23, tras otra canasta de Perry, caía por cinco (84-79). Llegó un triple fugaz de Hezonja tras tiempo muerto y la concatenación de errores, entre ellos una falta de ataque de Tavares que evitó la primera igualada. Y todo se iba a resolver en una revisión, valiente Perry en su defensa tras el fallo anterior, en jugarse el físico ante un Musa que sacó el codo a pasear.

De las calles de Senegal a impresionar en la ACB, los saltos de 'Papi' Badio: "El camino fue duro, pero no voy a olvidar nada"

De las calles de Senegal a impresionar en la ACB, los saltos de ‘Papi’ Badio: “El camino fue duro, pero no voy a olvidar nada”

El Hadji Omar Brancou Badio (Rufisque, Senegal, 1999) es simplemente Papi. Así le llamaba su madre, pues al menor de sus ocho hijos le nombró como a su abuelo, como a su papi. Y así le llama todo el mundo ahora. Papi vuela en el Valencia Basket que busca, ante el La Laguna Tenerife, regresar a una final de la Liga Endesa, otro peldaño más en una ascensión casi de película. Este jueves puso el 2-0 tras volver a ganar en La Fonteta. De las calles de Rufisque, de aprender baloncesto siguiendo los pasos de su hermana Marietou, de que un amigo enviara un vídeo con sus jugadas, a viajar a España para iniciar una aventura que le llevó desde Primera Autonómica a la cantera del Barça y ahora a ser clave en los planes de este frenético colectivo que dirige Pedro Martínez.

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«Yo nunca me hubiera imaginado algo así. Yo soy un chico que voy día a día, así que para nada pensaba en el futuro. Estaba metido en lo mío, mejorando. Y cada vez que llegaba una oportunidad me decía: 'A por ello. A ver qué vamos encontrando'», cuenta el escolta senegalés, que conversa con EL MUNDO tras finalizar el entrenamiento en La Fonteta y repasar un vídeo del rival. ¿Marcelinho? «Es muy bueno. Para defenderle hay que intentar bajarle los porcentajes. Y hacerle las cosas lo más difíciles posible. Pararlo como tal, diría que es imposible. Tiene mucha experiencia», admite Papi sobre el emparejamiento con el brasileño.

Eso, la defensa, le ha distinguido. No son tantos los africanos exteriores que consiguen hacer carrera a primer nivel en Europa. En Senegal se buscan centímetros. Badio es una flecha, un físico único que se maneja en porcentajes desde el perímetro peligrosísimos para el rival. 37% este curso con el Valencia Basket, con el que la próxima temporada jugará la Euroliga en el flamante Roig Arena. Un horizonte más conquistado por el chico que aterrizó en Tenerife con 17 años.

«Fue a través de Rob Orellana, a la Canarias Basketball Academy (CBA). Él me vio en Senegal y se interesó mucho. Me trajo a España con una beca, para estudiar y seguir jugando al baloncesto en la Academia. Así fue», recuerda de esos primeros pasos jugando con La Matanza, su «primera vez en España». «Fue una época dura. Pero es parte del camino y no voy a olvidar nada de él. Fue bonito y duro, con muchos retos. Adaptarme al país, al juego, a los entrenamientos. Pero por todo ello estamos hoy aquí», asegura.

Badio, en el primer partido contra el Tenerife.

Badio, en el primer partido contra el Tenerife.ACB PhotoMUNDO

De jugar en Autonómica al salto a LEB Plata con el filial del Barça en un año. De azulgrana debutó con el primer equipo a las órdenes de Sarunas Jasikevicius, tomando nota en los entrenamientos de quien reconoce idolatraba, antes y durante, Corey Higgins. Después unos meses en Alemania -en el Skyliners de Frankfurt, con Diego Ocampo, quien fue su técnico en Barcelona- y la llegada al Baxi Manresa. Donde Pedro Martínez pulió la perla, hasta donde prometía y más allá. «Esta relación con él va a ser para siempre. Me ha ayudado muchísimo, dándome confianza. Y todavía lo hace, día a día. Yo estoy muy agradecido por todo lo que ha hecho y hará por mí», cuenta sobre su técnico actual. Papi, que llegó a jugar una Liga de Verano con los Suns, fue incluido en el segundo mejor quinteto de la ACB la temporada pasada (promedió 14 puntos, 12,1 de valoración).

Todo desde Rufisque, ciudad portuaria a la entrada de Dakar, donde hay «canchas de baloncesto, de fútbol, playas y mucho calor». «No voy a decir que mi infancia allí fuera dura [su padre murió cuando él tenía ocho años], pero era diferente. Era divertido también, como un joven ilusionado por el baloncesto. Ahí, en la calle, yendo a jugar con mi hermana (ella jugaba en el Saltigué, el club de la ciudad). Siempre estábamos juntos, es mi hermana favorita. Fue una época muy bonita de mi vida que no voy a olvidar», rememora ahora.

Cuando el Valencia le fichó el pasado verano muchos dudaban. Era un salto al primer nivel y Badio no ocupa plaza de jugador de formación. Pero su rendimiento ha silenciado críticas. Es un fijo para Pedro Martínez (más de 20 minutos de promedio), con exhibiciones como la de hace unas semanas ante el Gran Canaria (27 puntos, siete rebotes...), un punto diferencial en los taronjas cuando forma parte del juego exterior junto a su compinche Jean Montero, con el que juega al Call of Duty en sus ratos libres. «Jean es muy divertido. Jugamos pasándonoslo bien», reconoce.

El Real Madrid golpea primero (y fuerte) a Unicaja

El Real Madrid golpea primero (y fuerte) a Unicaja

Una semifinal casi como una final, porque nadie parece más poderoso en ACB que Real Madrid y Unicaja, los finalistas de Copa en febrero, el mejor equipo (de largo) de la temporada regular ante el campeón de tantas cosas (Intercontinental, Supercopa, Copa, Champions), el que asombra por su juego y su osadía, el que acudía tras expulsar al Barça en cuartos. Exhausto en el primer round de semifinales, donde los de Chus Mateo golpearon primero y bien fuerte. [99-81: Narración y estadísticas]

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Son conscientes los blancos de que sólo les resta ya la Liga para esquivar el fantasma del año en blanco. Que no tienen excusas (más allá de la lesión de Deck), tras el parón sin Final Four, y una racha que impone: 24 victorias seguidas en Liga (25 ya) y 14 meses sin perder en casa. Esa frescura, unida al acierto, les sirvió para tumbar por k.o. a Unicaja, una noche en la que los de Ibon Navarro pasaron bien pronto página. No fueron ellos, pero que nadie les de por muertos, claro.

El Madrid corría y el Unicaja perseguía sombras. Los primeros 20 minutos fueron definitivos. Hubo en ese rato de ciclón algo de aroma a cuentas pendientes, a dejar las cosas claras. Pero bien es cierto que Unicaja llegaba con el susto en el cuerpo desde el domingo, cuando se vio eliminado por el Barça. También con la adrenalina de la remontada, de la victoria en la prórroga. Cansancio, físico y mental, al fin y al cabo. Que no perdonó un Madrid listo para el zafarrancho.

Al que acompañó la puntería desde el amanecer, cuando el duelo parecía un intercambio de golpes. Duró poco. A los dos triples iniciales de Tillie el Madrid contestó con una rotundidad que asustaba. A pares Ndiaye, Hezonja... Más difícil todavía Musa, que acertó sus cuatro primeros, 14 puntos en siete minutos del bosnio. La distancia se disparó hasta los 20 puntos, casi quebrado el encuentro desde tan temprano.

Defensa

Porque a la defensa blanca era como si le debieran dinero. Mordía Campazzo (siete asistencias, cinco robos), Abalde bordaba cada movimiento táctico, Tavares y Bruno Fernando mantenían a raya la pintura. Cero puntos al descanso entre Kendrick Perry y Tyson Carter resumían bien la situación.

La segunda parte no cambió demasiado el panorama. Campazzo seguía apretando y Musa golpeando. Unicaja no veía ni un rastro de luz en el horizonte. Y pronto se vio pensando en el viernes. Todo tan sentenciado que pasaron cosas. Hubo minutos hasta para Rathan-Mayes. Garuba sufrió una brecha en la cabeza tras un choque con Tillie. Y Tavares y Ejim tuvieron sus más y sus menos.

Gio Shermadini: "En mis inicios en Georgia entrenaba ocho horas cada día. Nadie lo cree"

Gio Shermadini: “En mis inicios en Georgia entrenaba ocho horas cada día. Nadie lo cree”

Gio Shermadini (Mtskheta, Georgia, 1989) es un jugador contracultural, un gigante aparentemente lento y sin amenaza exterior, pero contra el que nadie parece poder hacer nada en las pinturas de la ACB desde que aterrizara en Tenerife hace seis años (MVP en las temporadas 2021 y 2023). El pívot repasa sus atribulados inicios en el baloncesto, su deambular por media Europa después, su conexión con Marcelinho Huertas y su vida en la isla con sus cinco hijos mientras afronta la semifinal contra el Valencia.

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Buscan la primera final de ACB en la historia del Tenerife. Parece un broche perfecto a este ciclo.
Es una oportunidad histórica. Llevo aquí seis años y esta es la segunda vez que disputo una semifinal. Acabamos de derrotar al Joventut, que es un muy buen equipo. Esta temporada estamos jugando increíblemente bien, aunque los dos últimos partidos de la temporada regular tuvimos un error, perdimos en casa contra el Valencia y en Manresa. Hubiera sido clave ser segundos, que era el objetivo. Estas cosas pasan. Ahora tenemos dos partidos en Valencia y si ganamos uno...
Dos equipos ofensivos, pero con estilos muy diferentes.
A ellos les gusta correr. Son un equipo muy, muy bueno ofensivamente. Tenemos que detener su contraataque, esto será la primera clave. Y después imponer nuestro juego, que como todo el mundo conoce es más de pick and roll, con Marcelinho y Fitipaldo amenazando desde el triple...
¿Cuál es el secreto del Tenerife?
Que sabemos quiénes somos. Muchos de los jugadores en la plantilla tenemos 36, 37 años... Marcelinho 42. Aaron [Doornekamp] 39. Somos el equipo más veterano. Pero la clave es que el entrenador Vidorreta sabe cómo manejarlo. Sabe cuánto tenemos que entrenar. Y creo que esto es lo más importante. No estamos cuatro horas por la mañana. Entrenamos una hora y media, pero de mucha calidad, haciendo todo correctamente, en ataque, en defensa. No entrenamos tanto y estamos descansados. Esto son detalles que son importantes para los jugadores. Llevo aquí seis años y nunca hemos entrenado dos veces. Nunca. El entrenador lo sabe, me lo ha dicho: para él no es solo entrenamiento, entrenamiento, entrenamiento. No, no, no. Tenemos que entrenar menos, pero tenemos que entrenar mejor. Buena calidad, buena intensidad.
¿Sienten que son un equipo incómodo para los rivales?
Esa es la sensación, sí. Estos días nos hemos preparado para el Valencia, hemos visto muchos vídeos. Ya sabemos cómo juegan. Pero ellos también piensan en nosotros. Tienen que saber cómo defendernos, ya sea a mí, a Marce o a Bruno. Para ellos tampoco es fácil. No es fácil jugar contra nosotros, pero... Bueno, ellos tienen grandes jugadores, especialmente... He olvidado su nombre. ¿Cómo se llama? El tirador. ¡Jean Montero! Montero [ríe]. Está muy bien, toda la temporada, nuestro objetivo es pararle. Aunque cualquiera puede anotar.
Explíqueme esa conexión con Marcelinho
Marce es lo mejor que me ha pasado en mi carrera. Es una gran persona, un gran jugador, y está haciendo un gran trabajo, no solo para mí, sino para todos. En cada partido, reparte más de 10 asistencias... Es increíble. Da buenos pases y también anota. El otro día 39 puntos con 42 años. Si tienes un buen base a tu lado, todo es diferente. Marce es como si fuera la mitad de nuestro equipo, lo sabe todo. Puede leer el juego, jugar el pick and roll. Si yo no estoy sólo, sabe que en la esquina habrá alguien liberado. Es genial. Ojalá juegue muchos años, pero yo sé que cuando se retire va a ser un gran entrenador. Estoy seguro, porque él tiene ese talento.
Shermadini, junto a Huertas, durante un partido de ACB.

Shermadini, junto a Huertas, durante un partido de ACB.Aitor Bouzo / ACB Photo

¿Recuerda sus inicios?
Empecé a jugar tarde. En mi familia todos son muy altos. Mi padre mide 2.06, mi madre 1,85, mi hermano 2,08, mi hermana casi 1,90... En un verano yo crecí de repente y me hice más grande que mi hermano mayor. Todavía iba al colegio y siempre había sido más bajito que él. Me puse en 2,15. Jugaba en el colegio, pero nada especial, nada profesional. Yo no vivía en la capital. Mi pueblo está a unos 30 minutos en coche y esos desplazamientos eran un problema. Cuando fiché por el Maccabi de Tbilisi en 2005 todo era muy difícil. Mi padre tenía que conducir todo el tiempo, del entrenamiento a casa. Y fueron tres años duros, cada día entrenábamos unas siete y ocho horas, con mi hermano. Imagina. Entrenábamos muchísimo, cada día. Primero físico, luego cancha, individual, más entrenamientos con el segundo equipo y por la tarde con el primero... Fue muy duro, tres años así. Pero gracias a Dios, ahora estoy aquí. Tengo una familia increíble y he conseguido muchas cosas. Pero a la gente se lo seguiré contando, que entrenaba todos los días siete y ocho horas. Probablemente nadie me creerá.
Se fue al Panathinaikos con Obradovic y en 10 años, 10 equipos.
En el Maccabi de Tbilisi el dueño, judío, quiso que se llamara como el de Tel Aviv. En uno de mis primeros partidos anoté 89 puntos y quedé máximo anotador. Anotaba como 50 y 60 puntos cada partido. En 2008 me fichó el Panathinaikos de Zeljko Obradovic. Y empezó mi viaje por Europa, demasiados equipos, entrenadores, compañeros... Por eso pienso que La Laguna Tenerife es mi destino final.
Un georgiano que ha encontrado en Canarias su casa.
Así es. Tengo cinco hijos. Somos muy felices, desde la primera temporada. Y si la familia está feliz, todo está ok. Mi hija mayor tiene 14 años y juega al voleibol aquí. Ya mide dos metros. Mi hijo juega al baloncesto, en el club. Luego tengo dos gemelos de siete años y una pequeña de año y medio, Ioanna. Una familia enorme. El club es genial, el presidente... Me pagan bien, nos dan una buena casa. Y tengo un entrenador increíble, que me lo ha dado todo, que confía en mí, se nota que nos entendemos. Gracias a él he conseguido muchos trofeos, He sido dos veces MVP, tengo el récord de la liga de MVP del mes, 24 ó 25 [superó el récord de Tanoka Beard]. Ya se me olvidó. Todos estos récords son gracias a Txus, cambió algo en mí. Como te dije, esta es mi última parada. No sé cuánto más jugaré, tal vez dos o tres temporadas. No creo que tanto como Marce, pero lo intentaré (ríe).
Imagina cómo hubiera sido su carrera en los 80, cuando los pívots como usted dominaban.
Sí, lo he pensando muchas veces. No lo sé. Quizás hubiera ido bien o quizás no. Ahora ha cambiado el modelo de baloncesto, a muchos entrenadores no les gustan los pívots grandes. Los prefieren más fuertes, más bajitos, que puedan lanzar de tres... Pero yo tengo suerte, a Txus le gustan los tipos grandes como yo. Sigo haciendo mi trabajo bien. Si alguien quiere venir a ganarme en algún partido, estoy preparado. Aunque me lancen de tres.
La osadía precoz de Iván Romeo: victoria en solitario y liderato en el Dauphiné tras un doble ataque

La osadía precoz de Iván Romeo: victoria en solitario y liderato en el Dauphiné tras un doble ataque

"Tengo buen instinto", razona Iván Romeo, con su sonrisa imborrable, su maillot blanco del Movistar empapado, histórico ya en Charantonnay, una pequeña localidad en el Departamento del Isère, camino de los Alpes. Hacia allá viaja este Criterium du Dauphiné de relumbrón, con los mejores ciclistas del mundo anticipando su duelo en unos días en el Tour, y con un español que es una perla de amarillo. El vallisoletano logró una victoria de etapa sensacional.

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Extraordinaria por su oda a la valentía, al descaro, al correr sin miedo y sin especulación. Tiene 21 años, pero demostró una sabiduría ciclista que asusta. Cuando supo que la lustrosa fuga en la que viajaba, con compañeros tan prestigiosos como Van der Poel, Harold Tejada o Florian Lipowitz tenía el permiso del pelotón para llegar hasta meta, se lanzó como un poseso. Arriesgó y ganó.

Es la segunda victoria profesional de Romeo, en su segundo año en la elite, enorme planta de 1,93, un rodador impecable. Campeón del mundo sub 23 contra el reloj el pasado año. Ganador ya de una etapa en la Volta a la Comunitat Valenciana en febrero. La logró esta vez con un doble ataque aparentemente suicida. Pero antes tuvo que resistir al muro de Château Jaune. Donde, de nuevo valiente, se fue por delante con Bernard y sufrió las rampas por encima del 10%.

Romeo, con el amarillo de líder.

Romeo, con el amarillo de líder.ANNE-CHRISTINE POUJOULATAFP

Se vino abajo pero logró reintegrarse en el grupo. Y volvió a la carga. Su primer amago fue en mal sitio, otro repecho por el que pronto fue atrapado, por el empuje de Lipowitz. Todavía le quedaban fuerzas para uno más, ya en el llano, a falta de cinco kilómretros. El ataque que, ahora sí, hizo dudar al resto y le llevó en solitario a la meta de Charantonnay, con 14 segundos de ventaja sobre Tejada, Barré y Lipowitz, 27 al resto de compañeros de la fuga y 1:07 al pelotón. Ventaja a la que añadir las bonificaciones y que le coloca líder del Dauphiné (el último español fue Alberto Contador, en 2010, en una lista en la que aparecen ilustres como Valverde, Indurain o Luis Ocaña, entre otros), con 1:06 sobre Pogacar (9º) y 1:12 a Vingegaard (12º).

Fue un triunfo magistral y de poderío, rodando por encima de los 45 kilómetros por hora a pesar de los 3.000 de desnivel acumulado del trazado desde Brioude. Una victoria pensada. "Tenía esta etapa en mi mente desde hace meses. Desde la concentración de Sierra Nevada lo estábamos planeando. Ha sido una locura. Estamos con Enric [Mas] aquí a tope, pero el equipo me ha dado la confianza", reconoció Iván, que se acordó de su familia, de sus amigos y de su entrenador, Alexis Gandia. Un liderato que este miércoles defenderá en terreno propicio, una contrarreloj entre Charmes-sur-Rhône y Saint-Péray, 17,4 kilómetros, dos de ellos al 8,5%. El fin de semana llegarán las etapas alpinas.

El Real Madrid doma a la fiera Baskonia, completa un brutal ejercicio ofensivo y avanza a semifinales

El Real Madrid doma a la fiera Baskonia, completa un brutal ejercicio ofensivo y avanza a semifinales

Pablo Laso elevó el listón, pero no fue suficiente para que su errante Baskonia fuera obstáculo: el Real Madrid está ya en semifinales de la ACB, a la espera de Unicaja o Barça (el domingo decidirá el Carpena tras la victoria malagueña en el Palau). Eso sí, los vitorianos exigieron un descomunal ejercicio ofensivo para ser derrotados, 112 puntos (sólo superados esta temporada por los 116 al Maccabi en Euroliga) en el Buesa para el triunfo 24 de carrerilla. Una noche de espectáculo. [103-112: Narración y estadísticas]

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Todo fue desenfreno, pero el Madrid supo responder a la puja local. Una fiesta completa, como si anotar no costara, con 10 tipos por encima de los 11 puntos. Fue en la segunda mitad cuando Chus Mateo dio con la tecla, cuando pudo frenar el empuje vitoriano aplicando semejante castigo. Tremendos Campazzo y Andrés Feliz, enorme Llull y sus cuatro triples (18 puntos). Eficaz en el remate Tavares. Cuando domó a la fiera, el Madrid se sintió superior.

Pero le costó buenos sudores, especialmente al comienzo. El arranque fue una feria del triple, 10 jugadores desatados en el Buesa. En los siete primeros minutos, siete había acertado el Baskonia (seis entre Forrest y Samanic, tres cada uno), por cuatro del Madrid, con Llull como una moto. No existían las defensas o los ataques las trituraban. En este salto sin red que ha sido su temporada (muy mala en general), Laso optó por el rock and roll, como en sus mejores tiempos en la casa blanca. Su equipo anotó 33 puntos en el primer round (nueve triples de 12) y el Madrid sobrevivía como podía.

Tuvo que recurrir Mateo a su chistera táctica para detener al ciclón que lideraba Trent Forrest. Porque llegó a caer por 10 (43-33). Primero optó por una zona. Ayudó en ese tramo la aparición de Dzanan Musa, en el segundo partido tras su lesión. Y después con un quinteto de bajitos (dos bases, Abalde, Hugo González y Garuba al cinco), que despistó por completo a un Baskonia que vio cómo su ventaja desaparecía. Si antes Feliz había mantenido la puja, ahora era Campazzo el que elevaba el tono blanco.

Campazzo, ante Baldwin.

Campazzo, ante Baldwin.L. RicoEFE

El argentino fue el que tocó a rebato a la vuelta, para que el Madrid se pusiera por delante, para que respondiera con la misma medicina ofensiva. La noche en el Buesa seguía siendo maravillosa, un tiroteo sin respiro. Pero el Baskonia empezaba a dar signos de no poder seguir ese ritmo. Porque en los blancos todos se unían a la verbena: Llull, Musa, Hugo González, Hezonja y hasta Bruno Fernando. Y, por supuesto, Feliz, que culminó un tremendo tercer cuarto de su equipo con un triple sobre la bocina para la máxima (81-88).

El dominicano siguió con el equipo a la espalda después, cuando ya el Madrid paladeaba un triunfo que le exigió una brutal versión de sí mismo. En defensa y en ataque Andrés Feliz, el mismo base que parecía perdido al comienzo de temporada, ahora un líder total. En la recta de meta, mientras Forrest insistía, apareció Tavares para zanjar el asunto.

El Unicaja responde al Barça con una paliza en el Palau

El Unicaja responde al Barça con una paliza en el Palau

La temporada de Unicaja, campeón de Supercopa, Copa y Champions League, no podía morir así, tan temprano, tan sin ser ellos. En el Palau Blaugrana, contras las cuerdas tras su derrota del martes, los de Ibon Navarro desplegaron su versión más voraz para seguir con vida, para pasar por encima del Barça y forzar el tercer partido (será el domingo en el Carpena) que resuelva la eliminatoria de cuartos. [59-81: Narración y estadísticas]

Fue Oleg Balcerowski el as que se sacó de la manga Navarro, el elemento desequilibrante de ese plan que siempre tiene alternativas. El gigante polaco desplumó definitivamente en la segunda parte a un Barça que nunca se encontró, siempre a remolque del ritmo de Kendrick Perry, incapaz de aprovechar el match ball que se trajo de Málaga.

Un duelo roto ya mediado el tercer acto, cuando Joan Peñarroya buscaba soluciones y no las encontraba ante un rival sin fisuras. Una paliza finalmente. "El peor partido del año en el Palau", resumió el técnico local.

Desde bien pronto el Barça pareció desinflado, como si el esfuerzo de la prórroga en Málaga el martes hubiera dejado sin fuerza a su menguada rotación, pese a la victoria. Todo fueron problemas desde el amanecer: una agresión de Justin Anderson a Barreiro (que sólo fue sancionada con antideportiva...), dos faltas rápidas de Fall y un Unicaja eléctrico y acertado. Con los puntos de Perry y un par de buenas acciones de Tillie cerró el primer round con ventaja clara (17-26). Que no menguó después, agresivos Taylor y Carter también, decididos mientras los azulgrana aguantaban como podían.

Pero el empuje de Unicaja se mantuvo a la vuelta. Enérgico. Perry era un demonio en el Palau y el Barça se tambaleó, con preocupantes grietas defensivas hasta un -14 (38-52), alarma roja. La solución de Peñarroya fue directamente un suicidio. Quitó a Willy Hernangómez y jugó sin pívots ante Balcerowski (Ibon Navarro dejó fuera esta vez a Sima y Osetkowski), que se puso las botas y estiró la distancia hacia lo inasumible.

Tavares aplaca el efecto trampa del Baskonia de Laso

Tavares aplaca el efecto trampa del Baskonia de Laso

Que Edy Tavares es un factor diferencial en el baloncesto europeo es algo obvio. Pero también que con su mejor versión, la que luce últimamente, el Real Madrid es otro. Aleja sus miserias, potencia sus virtudes. Así fue en el partido trampa contra el Baskonia, unos cuartos fugaces al mejor de tres, después de 22 victorias seguidas en ACB, pero también de no haber conquistado ni la Copa ni la Euroliga. Con el gigante en modo dominador, una actuación tan descomunal como silenciosa (16 puntos, 12 rebotes, dos tapones, tres recuperaciones... para 35 de valoración), todos los intentos de los de Pablo Laso quedaron en poco. [82-76: Narración y estadísticas]

No fue el mejor partido del Madrid, ni mucho menos. Sin demasiado acierto, sin fluidez, con pérdidas... Chus Mateo habló nada más terminar de "tiros precipitados" y de "dificultad mental". No se despegó en toda la tarde de un Baskonia animado, al ritmo de Markus Howard y sus chispazos de desenfreno. Pero el poderoso despliegue en la pintura de Tavares, una reacción en el tercer cuarto (con Llull y Feliz) y algunos triples fundamentales cuando los vitorianos intentaban acercarse en el desenlace, fue suficiente para evitar el abismo que hubiera supuesto el 0-1.

El Baskonia aguantó el pulso realmente bien en la primera mitad. Iba a ser la tendencia. Con concentración y, sobre todo, con muchas alternativas. Pablo Laso encontraba soluciones en su banquillo. Cuando Khalifa Diop y Moneke se cargaron temprano de faltas, apareció primero Rogkavopoulos y después Samanic, invitados inesperados ante un Real Madrid que avanzó a tirones.

Campazzo supera Sedekerekis durante el primer partido de cuartos, en el Palacio.

Campazzo supera Sedekerekis durante el primer partido de cuartos, en el Palacio.JUANJO MARTINEFE

Lúcido en el comienzo, especialmente en defensa. Sus fallos desde el perímetro y sus pérdidas (10 al descanso) le impedían distanciarse. Luego Markus Howard desequilibró la tarde en el Palacio, un 0-8 para una primera ventaja visitante (15-22). Y los blancos no encontraron la comodidad; a Campazzo le costaba encontrar fluidez, todo era demasiado enrevesado.

Iban a llegar los nervios, el runrún del Palacio, porque el Madrid seguía sin despegar, fallando y fallando triples. Al borde de la desesperación, a remolque del Baskonia. Que sólo encontraba un gran hándicap, el de Tavares. Contra el gigante, todo era oscuridad en la pintura. Un dominio sereno y constante. Un triple de Feliz y una contra de Llull, provocada por un tapón de Tavares, igualó la tarde. Era el inicio de un parcial de 15-1 (triples de Hugo González y Llull), justo antes del acto final, el punto de inflexión.

Pues aumentó con otro triple de Feliz (11 de ventaja). Él y Llull supieron ver el peligro, llamar a rebato. Pero aún quedaba mucho y el Baskonia, pese a tambalearse, iba a volver a la carga. Peleó hasta casi la línea de meta, con Samanic y Howard. No peligró el triunfo del Madrid, pero casi, ante un rival que promete batalla.

Ante Tomic: "Veo cero la NBA, muy poco la Euroliga y no mucho la ACB"

Ante Tomic: “Veo cero la NBA, muy poco la Euroliga y no mucho la ACB”

Han pasado 15 años desde que Ante Tomic llegara a Madrid soportando comparaciones con Pau Gasol y 13 desde que firmó por el Barça no sin ser criticado. Y ahí sigue el gigante, dominando las pinturas de la ACB con su atildado baloncesto, ahora con el Joventut, con el que eleva aún más su rendimiento (fue líder en valoración de la ACB, pero el MVP fue para su amigo Marcelinho Huertas). Afronta los playoffs precisamente contra el Tenerife. Con EL MUNDO habla de su vida familiar, del paso del tiempo y de sus planes de futuro mientras pasea a su perro Papi: "Esta mañana me toca a mí".

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Cumplió 38 años, renovó con el Joventut y ha firmado su temporada con más puntos, más rebotes y más minutos. ¿Le asombra?
Ha salido así, pero en mi carrera nunca me he fijado en meter más o en hacer más. Bueno, en hacer más para ayudar al equipo, eso sí. Pero este año los números son realmente buenos y estoy contento.
¿Cuál es la clave?
Influye un poco todo, no hay una fórmula exacta. Durante estos años he tenido unas temporadas muy buenas y otras no tanto. Aunque creo que durante todos mis años en España he mantenido un nivel bastante sólido. Esto parece como el mercado, este año lo importante es que el rendimiento va para arriba. La bolsa ha subido un poquito (ríe).
El MVP de la ACB fue para su amigo Marcelinho Huertas, con 42 años. Pero estadísticamente usted fue el mejor.
Los numero están ahí, pero no se mira sólo eso. También tu equipo debe estar entre los mejores. Este año, en ACB fue una montaña rusa, pero hemos estado ahí, hemos tenido mucho éxito, logrando el objetivo del playoffs. Veremos ahora, sin tener factor cancha, en una eliminatoria corta, puede ser importante o no. Pero yo siempre me fijo en las dos competiciones juntas. En Eurocup podemos decir que no lo hemos hecho bien.
¿Se cuida tanto como él?
No, tan radical como él no. Intento cuidarme, sobre todo con la comida. Es muy importante para un deportista. El descanso también. Hice algunos cambios en mi vida, pero no tan radicales. Creo que no hace falta. Tampoco creo que hubiera cambiado mucho en mi cuerpo.
¿Convivió mucho con el dolor?
Por suerte tuve muy pocas lesiones, me respetaron mucho. Algún dolor en la espalda, esto pasada cada día. Pero nada importante, por suerte. Ni nada crónico. Y esto es importante, no sólo para ahora, más allá. Imagínate con 60 años, para una persona tan alta. Es importante cuidarme ahora para llegar bien.
Se hizo muy viral la queja de Huertas sobre el nivel físico del baloncesto actual, lo que se permite. ¿Está de acuerdo?
Bueno, le pegaron mucho ese partido y se enfadó (ríe). La cosa ha cambiado, sí y no. Te podía decir algo, pero mejor no... Hay partidos donde te pegan más y quizá no te pitan tanto. Y otro que te sientes un poco mejor y pasas de estas cosas. Marce estaba un poco caliente. No creo que haya un cambio tan radical. Siempre hubo equipos y jugadores así.
No ha bajado de 10 de valoración en ningún partido de la temporada. Algo histórico.
Me lo decían después de cada partido. No te voy a engañar, lo miro y soy consciente. Pero quiero no pensarlo. Pero con las redes, la gente alrededor que te avisa... Intento concentrarme en cosas que importan de verdad.
Pau Ribas anunció su retirada. Serán sus últimos partidos juntos. ¿Qué siente?
Me siento raro. He visto un dato que es bastante impresionante. Es el compañero con el que más partidos he jugado, casi 500. Eso no me sorprendió tanto, pero sí la diferencia con el segundo y el tercero, Brad Oleson y Guillem Vives, casi 300 partidos menos. Madre mía. Y claro, Pau anuncia que se retira y pienso: '¿Y yo qué?'. Es raro. Después de jugar tantos años con un compañero... le echaré de menos. Tenemos una conexión importante. Sin querer, después de tantos años, es especial. Pero no sólo yo, el mundo del basket le echará de menos. Seguro que se queda cerca.
Ante Tomic.

Ante Tomic.DAVID GRAU LLINARESMUNDO

¿Cómo es su relación con los jóvenes en un equipo de formación como el Joventut?
Me siento bien con ellos. Para mí ha sido un cambio enorme. Sobre todos los dos primeros años en el Joventut, cuando éramos un equipo muy muy joven. Chicos de 17 y 18 años. Y yo y Pau como unicornios. No soy el típico veterano que te va a gritar. No soy ese tipo de persona. Siempre intento, y en casa con mis niñas también, mandar o enseñar con el ejemplo. Más que hablar mucho o decirte 'tienes que hacer esto'. Por esta razón desde el primer día tuve el respeto de todos. Soy así.
¿Qué quiere ser Ante Tomic de mayor, cuando se retire?
Este año he empezado un curso en un instituto y el año que viene empiezo otro. Estoy haciendo pasos pequeños hacia la retirada. Cursos de economía, finanzas, marketing... Para luego decidir el camino.
Ante Tomic, con su familia, en el Olímpic de Badalona.

Ante Tomic, con su familia, en el Olímpic de Badalona.ACB Photo

¿Alejado del baloncesto?
No tanto. Pero si me preguntas si quiero ser entrenador, en este momento no. Pero en el futuro, yo qué sé.
¿Ve mucho baloncesto?
NBA cero. Nada. Euroliga muy poco. Y ACB cuando puedo, sobre todo los domingos al mediodía, pero no mucho. La Final Four no la pude ver, o mejor dicho, no la quise ver, porque fui con mi hija pequeña al cine. Hay cosas que son prioritarias. En este caso, entre un partido de Final Four y mi hija pequeña, creo que no hay discusión.
¿Cambió mucho el baloncesto desde sus inicios?
Hay una cosa que me está sorprendiendo muchísimo, la fuga de talentos a college o universidades americanas. Y la cantidad de dinero que están pagando. Nadie puede creer lo que está pasando.
¿Es malo?
No lo sé, pero me sorprende una barbaridad. La cantidad de dinero. Son niños. Yo llegué a Madrid con 22 años, es diferente. Ahora se van de casa con 16 ó 17. O incluso 14. El otro día hablé con un compañero croata, Nikola Garma, su hijo Toni juega en los cadetes del Real Madrid. ¡Se fue con 13 años! Imagínate. ¿Tú tienes niños? Imagínate que se vaya solo a un país no sé dónde. Es complicado. Pero de eso se trata ahora mismo en Europa. Son niños de 13 años que tienen que ser adultos.
Tu hija mayor tiene nueve años. ¿Juega?
No. No juega y no le interesa el basket. Ni a la pequeña, de momento.
Cuando viaja a Dubrovnik con ellas, ¿les habla de cómo fue su infancia, de los años de la guerra?
Ellas no lo entienden, les puedes explicar todo lo de la guerra, y no lo entienden. Y tampoco quiero entrar. Por suerte no tienen que vivirlo. Estamos viendo lo que está pasando en el mundo. En Croacia hay un dicho que no sé muy bien cómo traducirlo: "Están felices en su no conocimiento". Nuestra vida en Barcelona es muy tranquila y muy simple. He renovado dos años, pero en un futuro nos gustaría quedarnos aquí. Por lo menos hasta que las niñas crezcan. Ellas mandan un poco.

Simon Yates y un Giro contra todo pronóstico: forjado en el velódromo, indistinguible de su gemelo Adam y fichado para proteger a Vingegaard

Actualizado Domingo, 1 junio 2025 - 23:21

Simon nació 26 segundos después que su gemelo Adam, el mismo que el viernes comandaba el ya rendido grupo de perseguidores camino de Sestriere, toda la estructura del UAE hecha añicos por un ciclista con el que nadie contaba y que ayer en Roma festejaba enfundando en rosa el triunfo de una vida. Es el éxito de quien siempre prefirió «pasar desapercibido», la segunda grande del 'menor' de los Yates -el Yates bueno se suele bromear, pues le supera en victorias- tras la Vuelta a España de 2018, entonces por delante de otro talento emergente, Enric Mas.

Para saber más

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En esta época de prodigios precoces, Simon ha triunfado con varias de las cualidades que marcan su carrera. La regularidad, la resistencia y, finalmente, el ataque. No flaqueó en ninguna de las etapas de montaña de las dos primeras semanas, lució en la contrarreloj bajo la lluvia de Pisa (a nueve segundos de Juan Ayuso), en una de las disciplinas que más ha evolucionado durante su carrera. No le pilló el corte del pelotón camino de Nova Gorica. Y resistió sin alardes pero sin perder demasiado tiempo los tres etapones de los Dolomitas. Y, en el Colle delle Finestre, donde en 2018 había protagonizado un hundimiento histórico, saldó una cuenta pendiente para escribir una de las páginas más vibrantes del ciclismo de los últimos tiempos, desplumando las dudas de Isaac del Toro y de Richard Carapaz.

La carrera de Simon, que incluye 10 victorias de etapa entre las tres grandes, está marcada por las comparaciones con su hermano -al que hace dos años, en la primera etapa del Tour con meta en Bilbao, dejó el honor del triunfo cuando culminaron juntos la escapada-, que sigue siendo su mejor amigo, no hay día sin llamada telefónica entre ellos. Imposibles de distinguir, cuando se convirtieron en profesionales en el equipo australiano Orica-GreenEdge en 2014, les obligaron a usar gafas de sol de diferentes colores. Habían crecido en Bury, influidos por la afición de su padre John, y se habían labrado en el ciclismo en el velódromo de Mánchester. De hecho, su gran sueño de infancia era ser olímpico en pista, ahí fue oro Mundial en 2013 en Minsk. Simon aguantó algo más, creciendo en la Academia Great Britain. Adam puso rumbo a Francia (Troyes) para aventurarse en la carretera.

Era la primera vez que se separaron. Se volvieron a unir en 2014, hasta que en 2021 Adam volvió a separar el camino, rumbo al Ineos. Simon permaneció una década bajo la misma estructura con sus cambios de nombre: Orica-Scott, Mitchelton-Scott, Team BikeExchange, BikeExchange-Jayco y, finalmente, Jayco-AlUla. Allí vivió uno de sus episodios más turbios, cuatro meses sancionado por el uso de un inhalador para el asma en París-Niza. Su propio equipo se responsabilizó del error de no haber avisado previamente a la UCI.

Hasta que el pasado verano protagonizó uno de los fichajes más sonados al unirse al proyecto de un Visma Lease a Bike marcado por los infortunios y las derrotas en los últimos tiempos. Pero el gran objetivo de Simon era (y sigue siendo) ayudar a Jonas Vingegaard en el Tour.

Adam y Simon Yates, durante la última etapa en Roma.

Adam y Simon Yates, durante la última etapa en Roma.LUCA BETTINIAFP

Nadie contaba demasiado con él para el Giro. Pero alejado de enfermedades e infortunios que le lastraron en el pasado, su preparación fue perfecta, entre las montañas de Andorra (donde reside desde 2015) y de Sierra Nevada, su lugar preferido para los trainings camps, donde siempre le acompaña su familia y su perro. «Disfruto analizando los datos, mirando las gráficas y viendo qué funciona y qué no», aseguraba en una entrevista hace un par de años.

Simon, cuyos ojos claros estaban empapados en lágrimas en la meta de Sestriere, el mismo que por la mañana en Verrés dudaba de si iba a ser capaz de pasar al ataque (reconoció que fueron sus compañeros los que le animaron y le dieron la confianza suficiente para intentarlo), confiesa su pasión por los videojuegos - paso muchas horas relajándome con el FIFA, Call Of Duty, Battlefield»- y también disfruta de la carrera a pie, que practica fuera de temporada. Su hermano corrió hace años el maratón de Barcelona, bajando de las tres horas. Él, confiesa, también le gustaría intentarlo algún día.

«No hay nada más grande que esta sensación. Es un momento importante en mi carrera, ya veremos qué pasa a partir de ahora», confesaba ayer el tercer corredor británico de la Corsa Rosa, tras Chris Froome en 2018 y Tao Geoghegan Hart en 2020.