Vincent Bouillard, el trabajador de Hoka que ganó la carrera más importante a las estrellas de la marca: "Para ellos quizá es raro"

Vincent Bouillard, el trabajador de Hoka que ganó la carrera más importante a las estrellas de la marca: “Para ellos quizá es raro”

Unos días atrás, Jim Walmsley, estrella de las carreras por montaña, algo así como el Kilian Jornet estadounidense, miraba al lado mientras disputaba la UTMB, la prueba más importante del mundo, y alucinaba: «¿Qué haces tú por aquí?». A mitad del recorrido alrededor del Montblanc, completados unos 80 de los 176 kilómetros totales, se encontraba en el grupo de cabeza junto a él al francés Vincent Bouillard, con el que Walmsley llevaba años trabajando.

Para el diseño de las mejores zapatillas de Hoka, el corredor yankee, imagen de la marca, había dado su opinión sobre varios modelos a los ingenieros y entre ellos estaba Bouillard. Pero en plena carrera, éste no quería ayudar a Walmsley con el calzado, estudiar sus pisadas para próximos prototipos, tampoco animarle: Bouillard realmente quería ganarle. Y lo hizo. Pese a su empleo a jornada completa como diseñador de zapatillas en Hoka, el francés triunfó en la meca del trail running para sorpresa de todos, especialmente de los atletas profesionales patrocinados por la empresa.

«Quizá para ellos era raro, sí, pero yo no pensaba mucho en ello. En una carrera de ultra distancia, que dura unas 20 horas, te debes centrar mucho en ti mismo y en la gestión de tu propio esfuerzo. En los primeros kilómetros recuerdo que estaba feliz como un niño, disfrutando de poder correr con los mejores y hablando con ellos. Muchos de los corredores de Hoka, como Jim, son amigos míos y yo pensaba: 'Wow, soy capaz de correr junto a ellos'. Pero a medida que fue pasando la prueba me concentré mucho en mantener el ritmo y en hacer las cosas bien», explica Bouillard a EL MUNDO.

Probador del calzado que diseña

Con su triunfo cogió el relevo de dos leyendas francesas como François D'Haene y Xavier Thevenard y se quedó a unos minutos del récord de la prueba del propio Walmsley. Sólo le perjudicó un control de material algo accidentado en uno de los últimos avituallamientos y una pequeña caída al final del descenso de La Flégère, a la entrada de Chamonix. «Me hice un poco de daño, pero ya me quedaba muy poco. En ese momento lo más importante era disfrutar de la entrada a meta», comenta el corredor y diseñador de zapatillas o diseñador de zapatillas y corredor. Más o menos una cosa llevó a la otra.

De Annecy, mediofondista desde la infancia, mientras estudiaba Ingeniería en la Universidad de Lyon llegó a competir en los 800 metros de algunos meetings franceses, pero cuando se graduó dejó de soñar en un futuro como profesional. El tartán estaba olvidado; trabaja investigando sobre polímeros. Pero para mantenerse en forma empezó a correr por la montaña, consiguió una beca para trabajar en Hoka, una cosa llevó a la otra y encontró su sitio, su equilibrio, su vida.

Entrenar a cualquier hora

En su trabajo estudia nuevos materiales para la marca, siempre en contacto con los corredores profesionales, y en su tiempo libre prueba por los caminos los prototipos que diseña. Entre 2017 y 2022, sumó algunas victorias en carreras pequeñas y poco conocidas en Francia y el año pasado empezó a sonar el mundillo al ganar la Kodiak Ultra, una prueba modesta de 100 millas en Estados Unidos. Pero nadie esperaba que fuera a ganar la UTMB, una especie de Mundial de la especialidad. La retirada de muchos de los favoritos, entre ellos el mismo Walmsley o el español Pau Capell, y la maestría de Bouillard llevaron a la campanada.

«Muchos se sorprenden porque he ganado pese a tener un trabajo a jornada completa, pero sólo ha sido una carrera. Tengo mucho respeto por los corredores profesionales porque tienen que rendir mucho más, durante muchos años. Yo simplemente disfruto mucho de correr por la montaña y supongo que ése es el secreto. Saco tiempo para entrenar de dónde puedo, por la mañana, por la tarde y por la noche y, de momento, no tengo hijos así que no tengo muchas obligaciones familiares», resume Bouillard que ahora no quiere cambiar de vida.

Las marcas deportivas ansían fichar a nuevos talentos y Hoka lo tiene fácil, puede ofrecerle un contrato de corredor sin salir de la empresa, pero el francés quiere seguir trabajando como diseñador de zapatillas. «Hablaré con la marca y es posible que redefinamos mi posición, pero yo disfruto de mi trabajo, no quiero dejarlo», finaliza.

Sinner se lleva el US Open, amplía su reinado en el tenis este año y confirma el desafío histórico a Alcaraz

Sinner se lleva el US Open, amplía su reinado en el tenis este año y confirma el desafío histórico a Alcaraz

Quedan escalones en su ascenso al Olimpo, quizá otro juego sobre hierba y sobre tierra batida, quizá un punto más de creatividad, pero Jannik Sinner ha confirmado este año que puede elevarse hasta dónde quiera. Después de vencer en el último Open de Australia, el italiano se impuso este domingo en la final del US Open al local Taylor Fritz por 6-3, 6-4 y 7-5 para engrandecer su figura.

A los 23 años, ya luce dos Grand Slam en sus vitrinas y, sobre todo, domina sobre cemento como ningún otro tenista. Con su tenis directo y su velocidad en la defensa, tumbarle sobre una superficie dura es una quimera y de ahí la estabilidad de su reinado en el ranking ATP. Gracias a sus seis títulos esta temporada -los 'grandes', dos Masters 1000 y dos ATP 500-, este lunes aumentará su cuenta hasta los 11.180 puntos y ampliará su ventaja sobre el segundo clasificado, Alexander Zverev, y el tercero, Carlos Alcaraz, más allá de los 4.000 puntos. Acabará la temporada en la cima y a ver quién le baja de ahí.

Este domingo, ante Fritz, su dominio fue abrumador. Salvado por la Federación Internacional de Tenis (ITF) de una posible sanción por dopaje y liberado por la tensión vivida en los últimos meses por el proceso, Sinner había disfrutado durante todo el torneo con comodidad y la final no fue distinta. Sólo en su partido de cuartos de final ante Daniil Medvedev cedió un set y ante Fritz no tuvo que hacerlo. Le ayudó la experiencia, ante un rival en su primera final de Grand Slam, pero sobre todo le ayudó su tenis.

Con sus piernas pudo llevar a Fritz a intercambios largos, responder a su potencia con el saque y con la derecha, y con sus golpes le mareó. Consciente que el estadounidense sufre en los movimientos, desde el principio le sacudió con sus cambios de ritmo y orientación. Llegaba el estadounidense después de haber cedido sólo nueve breaks en todo el Grand Slam y en el primer set se dejó tres. De ahí, hasta el final En el segundo set, Sinner desplegó un juego perfecto, intratable, robótico -sólo un error no forzado- y en el tercero Fritz no aprovechó su única y última oportunidad. Le rompió el servicio al italiano y levantó la Arthur Ashe en su inmensidad, pero luego le faltó temple para llevar la final más allá.

¿Quién es Rafa Jódar, el campeón español del US Open júnior? Sus inicios en un garaje, el estilo de Sinner y el madridismo de Nadal

¿Quién es Rafa Jódar, el campeón español del US Open júnior? Sus inicios en un garaje, el estilo de Sinner y el madridismo de Nadal

Aparece Rafa Jódar, con sus 17 años, y sus 1,90 metros, y su juego directo, y sólo queda una certeza: el tenis español tiene futuro. En los últimos tiempos no ha celebrado muchos éxitos que no fueran de Carlos Alcaraz, pero la cantera sigue rebosando talento. En el US Open júnior, por ejemplo, en las últimas cuatro ediciones ha habido tres campeones españoles: Dani Rincón en 2021, Martín Landaluce en 2022 y Jódar este 2024, una racha que no había encadenado ningún país. En la final del Grand Slam estadounidense de este sábado, en la inmensidad de la pista Arthur Ashe, Jódar al noruego Nicolai Budkov Kjær, el ganador del último Wimbledon junior, el número uno del mundo en menores de 18 años, por 2-6, 6-2 y 7-6(1).

"Estoy viviendo un sueño ahora mismo. Ha sido una batalla preciosa y me gustaría felicitar a Nicolai por el partido. Ha sido un placer jugar contra él", comentaba Jódar en sala de prensa con una educación exquisita.

De Leganés, formado por su padre y por los entrenadores del Club de Tenis Chamartín, Jódar empezó a pelotear en su garaje, para luego practicar en unas pistas de pádel cercanas a su casa y descubrir la competición a los siete años. El año pasado ya dio la campanada al ganar por sorpresa y con sólo 16 años el Campeonato de España junior y desde entonces combina las sesiones en su club con 'stages' en la academia BTT de Sant Cugat, donde aprende de Francis Roig, ex entrenador de Rafa Nadal. Precisamente Nadal fue su ídolo de infancia -el primer partido que vio en televisión fue la final del Open de Australia de 2012 perdida ante Novak Djokovic- y un espejo en el que mirarse, madridista como él, aunque el estilo de ambos es muy distinto.

Con su físico, Jódar se acerca más al tenis de Jannik Sinner, el actual número uno del mundo, pese a que todavía le queda mucha formación. Antes del US Open junior, el español se había comprometido con la Universidad de Virginia para jugar allí a partir de enero, aunque ahora podría intentar un salto temprano al circuito ATP. "No puedo decir lo que voy a hacer. Para ser sincero, todavía no lo he decidido", aseguraba después de levantar el título más importante de su corta carrera.

Jessica Pegula culmina la revolución 'nepo baby' en el US Open: padre multimillonario, los entrenadores de las Williams y unos viajes en el metro

Jessica Pegula culmina la revolución ‘nepo baby’ en el US Open: padre multimillonario, los entrenadores de las Williams y unos viajes en el metro

En la línea 'W' Jessica Pegula empezaba su aventura. Estaba en el metro, sí, y no sólo eso, estaba en el metro de Nueva York. En Queensboro Plaza se atrevía con un transbordo y culminaba su viaje en la línea 7. Había ido de su hotel en Manhattan a las pistas del US Open en Queen's en transporte público y el trayecto merecía reels de Instagram y preguntas de los periodistas. El acontecimiento no era tal porque Pegula fuera tenista, la sexta del ranking mundial, finalista este sábado del Grand Slam ante la bielorrusa Aryna Sabalenka (22.00 horas, Movistar).

El periplo en el subway era sorprendente porque Pegula es rica. Es muy rica. Es muy, muy, muy rica. Según Forbes, su padre, Terrence Pegula, es uno de los 500 más ricos del mundo y su patrimonio se eleva hasta los 7.700 millones de dólares. Por ejemplificar, la familia disfruta del superyate Top Five de 50 metros de eslora, con nueve tripulantes y amarre en las Bahamas.

Las ventajas y las lesiones

Desde pequeña Pegula disfrutó de ventajas como las dos academias de tenis que su familia posee en Nueva York y Florida o las clases a las órdenes de los mejores entrenadores del mundo -de Nick Bollettieri a David Nainkin, ambos ex técnicos de las hermanas Williams-, aunque también tuvo que pelearlo. Después de su paso por la Universidad de Pittsburgh, a los 21 años debutó en un Grand Slam, precisamente en el US Open, pero justo después sufrió dos lesiones casi consecutivas en el tobillo y la cadera. Tenía 22 años, la licenciatura de Periodismo y la vida resuelta. Lo podría haber dejado y hoy sería directiva en alguna de las empresas gasísticas y petroleras de su padre o en alguna de sus franquicias deportivas, los Buffalo Bills de la NFL, los Buffalo Sabres de la NHL o los Buffalo Bandits de la NLL de lacrosse. Pero prefirió seguir intentándolo.

A los 25 años volvió a jugar las fases finales de los Grand Slam, la temporada siguiente ganó su primer título WTA, el WTA 250 de Washington, y poco a poco fue construyendo una carrera que este verano, a sus 30 años, vive su clímax. En las últimas semanas ha sido campeona del WTA 1000 de Canadá, finalista del WTA 1000 de Cincinnati y ahora finalista del US Open. Gane o pierda, el próximo lunes será la número tres del mundo por detrás sólo de Iga Swiatek y de la propia Sabalenka, su rival por el título en Nueva York.

"No viajo en limusina"

Tan bueno es su momento que hace unos días se permitió reivindicar su figura. Como hizo hace unos meses Emma Navarro, otra hija de multimillonario en el Top 10 de la WTA, Pegula se defendió de quienes la critican por las facilidades que tuvo para convertirse en profesional. «Para mí es molesto, la verdad. La gente piensa que tengo un mayordomo y que me trae en chófer a los partidos. O que vuelo en aviones privados y me muevo con mi limusina. No es así. La gente puede pensar lo que quiera y a veces me divierte, pero realmente es molesto. Yo no vivo así. Quizá les gustaría que hiciese esas locuras, pero no las hago», se defendía Pegula que también atacó a quienes piensan que su padre dirige su trayectoria.

De hecho, años atrás le reclamó espacio, que dejara de aconsenjarle, porque el tenis no tiene mucho que ver con la NFL o la NHL y su experiencia como propietario de una franquicia es muy diferente a la experiencia de un deportista. Eso sí, en el presente US Open, Pegula reconocía que el viaje en metro era una novedad para ella, una de las muchas pruebas que está introduciendo para intentar mejorar su juego. Mi representante se reía porque rechacé un buen coche, pero en coche tardo más y llego con ganas de vomitar. En metro es más fácil, aunque tenga que andar 20 minutos desde mi hotel», aseguraba.

Billie Jean King e Ilana Kloss: "En 1970 nos plantamos para cambiar el tenis sin importar el precio"

Billie Jean King e Ilana Kloss: “En 1970 nos plantamos para cambiar el tenis sin importar el precio”

En las vitrinas de Billie Jean King (Long Beach, Estados Unidos, 1943) brillan sus 12 títulos de Grand Slam entre 1966 y 1975, pero también debería aparecer impresa y enmarcada una copia de la lista Forbes de deportistas mejor pagadas en 2023. Entre las 10 primeras hubo nueve tenistas. Si Iga Swiatek recibió el año pasado más de 10 millones de euros en premios fue gracias a la lucha que King empezó en 1970, que llevó a la formación del circuito WTA y que acercó el tenis a una igualdad económica que todavía es utópica para el resto de deportes.

Ahora, junto a su mujer, la también exjugadora Ilana Kloss (Johannesburgo, Sudáfrica, 1956), King quiere dar lustre a la Billie Jean King Cup by Gainbridge, la antigua Copa Federación, que se celebrará en Málaga del 13 al 20 de noviembre, justo antes de la final de la Copa Davis. Desde Nueva York, donde ambas residen y disfrutan del desenlace del US Open, atienden a EL MUNDO por videollamada.

El año pasado la final de la Billie Jean King Cup fue en Sevilla y este año será en Málaga. ¿Por qué vuelve a España?
Kloss. Antes de que nosotras nos involucráramos la Federación Internacional de Tenis ya tenía un acuerdo para que la Copa Davis y la Billie Jean King Cup se disputaran en Andalucía. De hecho, nuestro torneo junior también se jugará allí, en Córdoba. No participamos del acuerdo, pero realmente disfrutamos de Sevilla y tenemos muchas ganas de ir a Málaga.

King. Es cierto, había un acuerdo, pero a mí me encanta España. He estado muchísimas veces pese a que perdí muchas veces contra España en los años 90, cuando yo era capitana de Estados Unidos en la Copa Federación. Me encanta la gente, cómo vivís la vida y muero de ganar por ir a Málaga este año.

¿Creen que en España se valora el deporte femenino como se merece?
King. Yo he disfrutado mucho jugando en España, me he sentido valorada, pero siempre he pensado que Arantxa Sánchez-Vicario y Conchita Martínez no fueron tan apreciadas como se merecían. Con dos estrellas tan grandes, en los años 90 pensaba que el tenis femenino viviría un boom en España, que se convertiría en una potencia mundial y no pasó así. Se sigue hablando más de deporte masculino y sé que hay lucha en muchos ámbitos. El año pasado estuve en la final del Mundial de fútbol femenino que ganó España, me hice una foto con el equipo y seguí de cerca el escándalo. No quisiera entrar ahí, pero sí me gustaría decir que espero que vengan muchas niñas a ver la Billie Jean King Cup a Málaga y que eso les anime a jugar a tenis.

Kloss. Las figuras de Arantxa y Conchita son muy importantes para el tenis y nosotras, en la Billie Jean King Cup, lo tenemos muy en cuenta. Conchita ya fue la directora el año pasado y su ayuda fue muy, muy útil para el torneo. España ha disfrutado de grandes campeones, como Juan Carlos Ferrero, Rafa Nadal o ahora Carlos Alcaraz, pero también debe valorar a sus campeonas.

King. De hecho, creo que el equipo español puede hacer grandes cosas en la próxima Billie Jean King Cup. Paula Badosa está jugando muy bien otra vez, ha vuelto de su lesión y la veo feliz. Ha trabajado muy duro, se ha dejado la vida y ahora me parece una tenista muy peligrosa.

¿Si ganaran Arantxa y Conchita ahora serían más valoradas de lo que lo fueron en su época?
King. Posiblemente. Las cosas están cambiando, las deportistas empiezan a ser más valoradas. Cada vez hay más mujeres muy conocidas y eso es importante para que las niñas tengan referentes. Pero falta más apoyo de todos los estamentos, que lo tengan más fácil. Las mujeres deben recibir la misma ayuda que los hombres en el deporte porque cuando eso pasa las mujeres empiezan a ganar y son un orgullo para toda la sociedad. Cuando España ganó el Mundial de fútbol femenino todo el país estaba emocionado. Luego el escándalo llenó los titulares, pero no hay que olvidar la emoción que se vivió antes.
El tenis es el deporte que reparte más premios entre las mujeres con diferencia. ¿Cómo lo consiguieron hace más de 50 años?
King. Diría que hubo dos años cruciales. El primero fue 1970 cuando nueve tenistas firmamos un contrato con Gladys Heldman por sólo un dólar y nos convertimos en profesionales. Sabíamos que nos iban a sancionar, pero nos plantamos al precio que fuese, hicimos lo que teníamos que hacer. Y el segundo fue 1973. Creamos la WTA, logramos la igualdad de premios en el US Open y todo cambió. También creo que fue importante aquel año mi partido contra Bobby Riggs porque lo vieron 90 millones de personas y sirvió para cambiar la mente de muchas personas y sus corazones.
¿Creen que el tenis femenino está en un buen momento?
Kloss. Por supuesto, es un momento increíble. Es un gran espectáculo y creo que la próxima Billie Jean King Cup será apasionante. Las dos jugamos la Copa Federación muchos años atrás y sabemos que es una competición especial porque juegas para tu país. Será nuestro segundo año en la organización y estamos trabajando muy duro para que todo vaya bien.

King. Estamos empezando a crear el proyecto que queremos. Realmente queremos ayudar para que mejore el tenis femenino, para que haya más niñas que jueguen, para que nuestro deporte crezca. Tiene que ser mucho más grande de lo que es, queremos crear más estrellas.

El fuego que mató a Cheptegei o las puñaladas contra Tirop: la carrera de las atletas más rápidas del planeta contra sus maridos

El fuego que mató a Cheptegei o las puñaladas contra Tirop: la carrera de las atletas más rápidas del planeta contra sus maridos

Cada mañana en las carreteras que rodean el campamento donde entrena Eliud Kipchoge, en una zona rural del valle del Rift en Kenia, aparecen al alba decenas de mujeres corriendo en grupo. La mayoría no son profesionales -se intuye en sus zapatillas, se supone por su forma física- pero comparten el sueño con estrellas del atletismo como Faith Kipyegon, que también se prepara en la zona. Como tantos kenianos corren por una vida mejor, como tantas kenianas anhelan su libertad. Para las hombres del lugar lograr una medalla en unos Juegos Olímpicos o un Mundiales es una de las pocas vías para prosperar -las otras son la política y algunos negocios en la ciudad de Eldoret-, pero para las mujeres es la única salida. Cuando ganan carreras, viajan, se independizan, pueden vivir sus propias vidas. Aunque igualmente es difícil que escapen del machismo que les rodea.

Este jueves, la maratoniana ugandesa Rebecca Cheptegei, que vivía en la zona, cerca de Eldoret, falleció después de que su marido, el keniano Dickson Marangach, la rociara con gasolina y la quemara viva a su regreso de los Juegos Olímpicos de París. Durante 48 horas estuvo en el Hospital Universitario Moi de Eldoret luchando contra las graves quemaduras que cubrían el 80% de su cuerpo, pero finalmente no pudo sobrevivir. La investigación de los hechos no ha hecho más que empezar, pero los padres de la corredora, Joseph Cheptegei y Agnes Ndiema, ya indicaron a medios kenianos como 'The Daily Nation' que su hija, que había ganado en crosses internacionales como el de Granollers y finalizado entre las mejores en maratones como los de Abu Dhabi o Firenze, estaba construyendo una vida en solitario lejos de Marangach.

Su caso puede parecer un hecho aislado, pero en realidad se asemeja a otros, a muchos otros. Días después de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, la Policía encontró muerta a la fondista Agnes Tirop en su casa de Iten, muy cerca de Eldoret, donde había recibido varias puñaladas en el abdomen por parte de su esposo, Ibrahim Rotich. Plusmarquista mundial de los 10.000 metros y doble medallista mundial, el asesinato de Tirop sacudió a la sociedad keniana por su relevancia, su violencia y porque al mismo tiempo hubo dos casos más. Dos atletas con menos palmarés, Edith Muthoni y Hosea Mwok, fallecieron a manos de su pareja en circunstancias parecidas pocos días después. El Gobierno de Kenia empezó entonces una campaña de concienciación para combatir la violencia machista en la zona, aunque para erradicarla se requieren años y un profundo cambio cultural.

Desde los años 70, con Keitany como referencia

"Él quería decidir qué hacer con mi dinero, comprar un coche... Así que decidí que lo mejor era quedarme sola con mis hijos", explicaba su divorcio Agnes Kiprop, vencedora de maratones y medias maratones por todo el mundo, en el documental '01:05:12 'The Longest Race' realizado por dos periodistas españoles, Javier Triana y Rubén San Bruno. En la pieza se relata cómo desde la llegada al valle del Rift del irlandés Colm O'Connell, el hombre que en los años 70 impulsó el atletismo keniano, las mujeres fueron incorporándose al tartán hasta llegar a copar todos los podios y romper con las imposiciones en su país. Si en la vecina Etiopía, en un proceso parecido, Derartu Tulu, campeona de los 10.000 metros en los Juegos de Barcelona 1992, fue la primera en construir un hotel y un centro comercial con el dinero obtenido de los premios, en Kenia fue la pionera en los negocios fue Mary Keitany, vencedora de los maratones de Londres y Nueva York y plusmarquista mundial en medio maratón -de ahí el 01:05:12 del titular del documental-.

Hoy retirada, Keitany pasó de vivir en un casa sin agua y electricidad a construir varios de los mejores hoteles del valle del Rift, entre ellos el Hotel Winstar de Eldoret y el Hotel Chamastar de su pueblo natal, Kabarnet. Eso sí, lo hizo a partes iguales con su marido, el ex corredor Charles Koech, en un esquema clásico en la zona. "En Kenia aún hay desigualdades que reparar para las jóvenes. Yo espero ser un modelo para las chicas, para que vean hasta dónde pueden llegar. De eso hablo con mi hija", confesaba Kipyegon, triple campeona olímpica de los 1.500 metros, hace un año en conversación con EL MUNDO. La keniana confesaba que le ayudaba que su marido, Timothy Kitum, también hubiera sido atleta, medallista olímpico, y que varias compañeras suyas vivían realidades complejas. Pese a ser las más rápidas del planeta es difícil que escapen del machismo que les rodea.

Badosa se hunde, pierde y desaprovecha una oportunidad histórica en el US Open

Badosa se hunde, pierde y desaprovecha una oportunidad histórica en el US Open

"¡No puc jugar! [¡No puedo jugar!]", confesaba Paula Badosa a su entrenador, Pol Toledo, en el último punto de sus cuartos de final del US Open ante la estadounidense Emma Navarro cuando la derrota ya era un hecho y los espectadores en la Arthur Ashe se miraban extrañados los unos a los otros: ¿Qué acaba de pasar? De repente, la española era una tenista descomunal y, de repente, todo lo contario, una tenista negada. Badosa pasó en unos minutos de desplegar un tenis agresivo, violento, ganador a hundirse mentalmente hasta fallar todos los golpes.

En su primera visita a la pista central de Flushing Meadows y su segunda vez entre las ocho mejores de un Grand Slam, desapareció de manera súbita y cayó por 6-2 y 7-5 en una hora y 12 minutos. Estuvo ante la oportunidad de convertirse en la tercera española en las semifinales del US Open después de Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez y la desaprovechó sin explicación.

Su actuación en el segundo set fue incomprensible porque ni los nervios sirvieron como razón. En los primeros minutos, entonces sí, Badosa apareció atenazada por el escenario y su rival, Navarro, una de las jugadoras más en forma del circuito, lo aprovechó. Con un esquema de juego, claro, lanzando golpes muy profundos para empujar atrás a la estadounidense, le faltó puntería y cedió el primer set en un visto y no visto.

Pero después Badosa despertó de la mejor de las maneras. Desde el inicio del segundo periodo, la española estuvo mucho más afinada, se movió mejor, encontró la confianza perdida y llevó a Navarro al límite. Con 1-5 a su favor y dos breaks en su haber, Badosa parecía dispuesta a lanzarse a por el tercer set, la victoria, las semifinales del Grand Slam estadounidense y quién sabe qué más. Pero de golpe se hundió. Sin problemas físicos visibles, Navarro le devolvió uno de las rupturas y Badosa volvió a fallar, y a fallar, y a fallar. Perdió todo lo que se podía perder después -incluso 11 puntos consecutivos- y se marchó de la Arthur Ashe entre lágrimas.

Teresa Perales y su logro más especial: "Es mi medalla más épica, es de película"

Teresa Perales y su logro más especial: “Es mi medalla más épica, es de película”

Unos meses antes de los Juegos Paralímpicos de Tokio, Teresa Perales (Zaragoza, 1975) afrontaba el desenlace de su trayectoria deportiva cuando se le salió el hombro izquierdo por un espasmo muscular. Tenía 45 años y con mucho esfuerzo se colgó una plata. Pero al volver de Japón a España, después de pasar incluso por la UCI, descubrió que sufría una nueva discapacidad. La neuropatía que a los 19 años le dejó sin movilidad en las piernas le provocaba esta vez una continua luxación en el brazo izquierdo y, sin solución en el quirófano o en rehabilitación, su vida cambió de nuevo.

Acostumbradísima a la silla de ruedas, nuevamente necesitaba ayuda en su rutina y tenía que reinventarse en la piscina, con el brazo derecho como único motor. Una solución era retirarse. Con 27 medallas en Juegos Paralímpicos, podía dejar la competición y disfrutar de los recuerdos acumulados después de tanto tiempo. Pero entonces no sería Perales. En lugar de eso luchó más que nunca para regresar y colgarse este sábado en París 2024 su medalla número 28, un bronce en los 50 metros espalda S2 que le igualaba al mito del agua, Michael Phelps. Horas después, este domingo, Perales atendía a EL MUNDO entre compromisos en la Villa.

¿Cómo se celebra una medalla cuando es la número 28?
Durmiendo a pierna suelta (Risas). Llegué supertarde de la piscina, después de atender a la prensa y de estar con la familia y dormí como hacía meses que no dormía. He celebrado muchas medallas, pero ninguna como ésta. Es la medalla más épica de mi vida, una medalla de película. La más especial por todo lo que significa. Estos últimos años, con más discapacidad, han sido muy difíciles de gestionar en mi cuerpo y, sobre todo, en mi cabeza.
¿Cómo lo hizo?
Centrándome mucho en lo que todavía podía hacer, en mi brazo derecho. Al principio me costó aceptar que era más dependiente, que necesitaba que alguien me ayudara a moverme o a vestirme. Pero luego empecé a trabajar para centrarme en lo que todavía tenía y no en lo que había perdido.
El proceso ya empezó en los Juegos Paralímpicos de Tokio.
Sí, allí estuve ingresada y, al volver, tuve que estar en la UCI en Madrid. La verdad es que estuve bastante malita, pero más o menos me recuperé. Pensaba que con la operación todo se quedaría en un susto y el brazo volvería a estar bien. Pero después de pasar por el quirófano volvió la espasticidad [espasmos causados por la hipertonía muscular que provoca la neuropatía] y ahora está siempre dislocado, luxado todo el tiempo. Por suerte, sólo me duele cuando se sale un poco más de la cuenta, pero yo misma me lo coloco.

Javier EtxezarretaEFE

¿Cómo ha conseguido nadar de nuevo sin movilidad en ese brazo?
No te voy a mentir, ahora es agotador. El brazo derecho tiene que hacer de timón, de empuje, lo tiene que hacer absolutamente todo. Tengo que estar enfocada cada segundo, concentrada en cada movimiento. No sabes la cantidad de veces que me he comido las corcheras en los entrenamientos. En la final, a mitad de piscina ya estaba agotadísima, pero pensaba sigue, sigue, sigue, pega otra brazada. Por suerte el techo de La Defense [la sede de la natación en París] es perfecto para la espalda y sabía en todo momento cuánto me quedaba. Al llegar, al tocar la pared, me bailaba todo, no sabía ni si realmente había conseguido medalla.
¿Sigue disfrutando de la natación?
Sí, sí, por supuesto. La adaptación a la nueva situación fue difícil y pasé por muchas cosas que tampoco voy a explicar. Pero el agua me ata a la vida. Siempre me ha dado libertad, en el agua mantengo mi dignidad, mi autonomía personal. Y además estoy rodeada de gente bonita que lo hace todo muy bonito.
¿De quién fue el primer abrazo al salir de la piscina tras la final?
De mi entrenador, Darío [Carreras]. Luego abracé a Justi, que es quien me ayuda en mi día a día. A mi doctora, Amaia Bilbao. A los fisios, a mis amigos y después a la reina Letizia, al resto de autoridades y, al final, a mi familia. Dejaron que mi marido, mi hijo y mi hermano bajaran a pie de la piscina y fue muy emocionante. Lloramos todos mucho.

Javier EtxezarretaEFE

La reina Letizia se emocionó mucho con su medalla.
Le gusta mucho el deporte y siempre ha estado tremendamente implicada en mi carrera. Es una persona que se informa mucho, por algo era periodista, y es muy inteligente. Me asombra siempre la memoria que tiene, me deja admirada. Se acuerda de cosas que he conseguido de las que ni yo me acuerdo.
Después de conseguir la medalla número 28, la más difícil de todas... ¿Ya lo ha logrado todo?
No, no, yo todavía no he puesto el broche a su carrera, si acaso el pin. Por lo menos seguiré un año más, hasta el Mundial del año que viene y luego ya veré qué hago. El otro día vi que en los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles 2028 la natación se celebrará en un estadio de fútbol americano, que habrá 35.000 espectadores en las gradas, y pensé: 'Eso tengo que vivirlo'. Si mi cuerpo aguanta, quizá dispute otros Juegos.
Carlos Alcaraz y el complicado reto de ganar sin ganas: "Es su trabajo y no puede tener tantos descansos como querría"

Carlos Alcaraz y el complicado reto de ganar sin ganas: “Es su trabajo y no puede tener tantos descansos como querría”

Elegido por los dioses que reparten el talento y ahora ya maestro de todos los golpes, el desafío de Carlos Alcaraz en los próximos días, en los próximos meses y en los próximos años no es mejorar un determinado aspecto técnico, ni tan siquiera leer mejor la táctica. A los 21 años, con cuatro Grand Slams en sus vitrinas, ya ha demostrado que en sus mejores días es casi imposible derrotarle; si acaso puede hacerlo un rival de altura de Novak Djokovic en misión histórica, como pasó en los Juegos Olímpicos de París. Pero en la extensa carrera que le queda por delante a Alcaraz se le presenta un reto que es más difícil, mucho más difícil, que sacar más fuerte, golpear a la línea o ajustar más una dejada.

Hay un aspecto casi sobrehumano que diferencia a las leyendas de los mejores, a aquellos tenistas que celebran más de 10 títulos 'grandes' de los que no los tienen: ganar sin ganas. A su edad se le presume una hambre infinita, una voracidad violenta, pero no deja de ser una persona, un joven, un chaval como cualquier otro.

CHARLY TRIBALLEAUAFP

Y no es difícil entender que después de ganar Roland Garros y Wimbledon de forma consecutiva y de alcanzar una final olímpica necesite más descanso que tres días en barco por Mallorca con su hermano mayor, Álvaro, y un par de amigos.

Su peor partido en un Grand Slam

"He estado jugando muchos partidos en los últimos meses, con Roland Garros, Wimbledon y los Juegos Olímpicos, pero no quiero ponerlo como excusa. Me tomé un descanso después de los Juegos que posiblemente no fue suficiente, pero también debo aprender de ello. Quizá soy un jugador que necesita parones más largos para afrontar los torneos importantes. Tengo que reflexionar sobre ello", comentaba este jueves después de caer en segunda ronda del US Open contra el neerlandés Botic van de Zandschulp por 6-1, 7-5 y 6-4.

Desconectado, desganado y desacertado vivió su peor partido en un Grand Slam, aunque no fue más que la confirmación de su crisis. En las entrañas de Roland Garros, mientras se disputaban los Juegos, ya se le veía hastiado de la rutina de la competición -los partidos, los entrenamientos, los calentamientos, las entrevistas, los estiramientos, las comidas...- y en la gira estadounidense sólo ha acentuado ese cansancio. De la raqueta rota en el Masters 1000 de Cincinnati a la desazón este jueves en la Arthur Ashe.

Durante el partido, de hecho, señalaba a su equipo con gestos que su cabeza no funcionaba, que no había manera de recuperar su nivel. Está agotado y requiere un tiempo. En las próximas semanas ha prometido su presencia en la fase de grupos de la Copa Davis, la Laver Cup, el ATP 500 de Pekín, el Masters 1000 de Shanghai, un torneo de exhibición en Arabia Saudí, el Masters 1000 de París-Bercy, las ATP Finals y las finales de la Davis, pero raramente seguirá ese plan. Al fin y al cabo la temporada pasada ya le pasó algo parecido, ya intentó jugarlo todo y sufrió dos meses para el olvido.

El ejemplo del 2023

Después del US Open, Alcaraz desconectó, olvidó su juego y llegó a encadenar tres derrotas seguidas, lo nunca visto, para olvidarse del número uno del ranking ATP y acabar el 2023 con las peores sensaciones Como explicaba su equipo a EL MUNDO, después de unas vacaciones ya se presentó a la pretemporada con la mejor de las predisposiciones y así construyó el camino que le llevó a este verano glorioso, pero aquella racha ya señaló un punto débil.

CHARLY TRIBALLEAUAFP

El propio Alcaraz lo trabajó con su psicóloga, Isabel Balaguer, y lo asumió como una de sus tareas pendientes. "Debo crecer en 2024. Darme cuenta que la temporada sigue hasta noviembre. He trabajado con un profesional que me ha ayudado en ello", declaraba el español en México, donde pasó parte del invierno. En esos mismos días su entrenador, Juan Carlos Ferrero, incidía en esa misma consideración y le pedía más: "Tiene que aprender que la temporada es larga, que es su trabajo y no puede tener tantos descansos como le gustaría. Si quiere ser el mejor tiene que actuar como el mejor y ser profesional todo el año". Ganar sin ganas, el desafío que debe afrontar Alcaraz en los próximos días, en los próximos meses y en los próximos años.

Alcaraz, perdón al público de Nueva York, los gestos a Ferrero y una confesión: "Siento que he dado pasos hacia atrás a nivel mental y no entiendo por qué"

Alcaraz, perdón al público de Nueva York, los gestos a Ferrero y una confesión: “Siento que he dado pasos hacia atrás a nivel mental y no entiendo por qué”

Queda en el recuerdo la imagen de Carlos Alcaraz saliendo a hombros de la Arthur Ashe cuando en 2022 se proclamó campeón del US Open con sólo 19 años como quedará su imagen marchándose hundido este jueves después de caer en segunda ronda ante el neerlandés Botic van de Zandschulp. Llevaba tres años sin perder tan pronto en un Grand Slam, pero su pena no venía de la derrota. A veces llega, el deporte es así. Alcaraz se lamentaba por la imagen que había ofrecido hasta el punto de llegar a pedir perdón al público de Nueva York por su juego y, sobre todo, por su actitud. En algún torneo menor, incluso algún Masters 1000, había sufrido alguna desconexión parecida, pero nunca se le había visto tan descentrado en una plaza grande.

"Ha sido una lucha contra mí mismo, contra mi mente. En el tenis necesitas estar lo más tranquilo posible para pensar bien durante el partido. Hoy he sentido muchas emociones que no he sabido controlar. Estaba en una montaña rusa: en algunos puntos estaba arriba y en otros abajo. Si quiero conseguir grandes cosas no puedo jugar así. Debo mejorar, tengo que aprender sobre ello", confesaba Alcaraz, nuevamente muy autocrítico después de una derrota. Como sucedió al caer en cuartos de final del Open de Australia ante Alexander Zverev, el español se castigó por no saber redirigir la situación y apartó el cansancio como razón de su desdicha.

"He estado jugando muchos partidos en los últimos meses, con Roland Garros, Wimbledon y los Juegos Olímpicos, pero no quiero ponerlo como excusa. Me tomé un descanso después de los Juegos que posiblemente no fue suficiente, pero también debo aprender de esos. Quizá soy un jugador que necesita parones más largos para afrontar los torneos importantes. Tengo que reflexionar sobre ello", comentaba después de un revolcón con consecuencias. El objetivo que apuntaba para este final de temporada, alcanzar el número uno del ranking ATP que ocupa Jannik Sinner, ya está imposible y al final del US Open verá hasta dónde cae en la lista. Con Alexander Zverev aupado al número dos, Alcaraz incluso podría terminar como el cuarto del mundo si Novak Djokovic o Daniil Medvedev son los campeones en Queen's.

La comunicación con su equipo

En todo caso, la preocupación ahora de Alcaraz debe ser rehacer su calendario y recuperar el camino hacia la victoria. Ante Van de Zandschulp fue inefectiva incluso la ayuda de su equipo, siempre tan cercano. Pese a la presencia de todo el conjunto, como es habitual en los Grand Slam, el español no encontró la solución en los ánimos de su entrenador, Juan Carlos Ferrero, o de su agente, Albert Molina. Al contrario de lo que sucede normalmente, en muchos momentos del partido Alcaraz evitaba mirarles y establecer comunicación con ellos. Su apagada gestualidad sólo demostraba muchas ganas de marcharse de la pista.

"No es la primera vez que me siento así. Y siempre que me pasa digo lo mismo: que debo pensar en ello y que debo aprender sobre ello. No lo estoy haciendo y ese es el problema. Siento que he dado pasos hacia atrás a nivel mental y no entiendo por qué. No puedo volver a sentar aquí y volver a decir eso si realmente no aprendo a gestionarlo, si no puedo cambiar durante los partidos, si no sé cómo crecerme cuando me siento así", reconocía Alcaraz que al finalizar el encuentro fue más rápido que nunca. Casi de medianoche en Nueva York, de los vestuarios a la sala de prensa apenas tardó un cuarto de hora y poco después ya estaba saliendo de las instalaciones del US Open para pasar su última noche de hotel antes de volver a España.

"Él [por Van de Zandschulp] ha jugado muy bien, ha jugado un tenis realmente bueno. Pensaba que me daría más puntos, no puntos gratis, pero pensaba que cometería más errores. No lo ha hecho y eso me ha confundido. No he sabido manejarlo y no he podido aumentar mi nivel. ¿Qué puedo decir? No me he sentido bien golpeado la bola, he cometido muchos errores y cuando he intentado remontar ya era demasiado tarde", analizaba Alcaraz después de su derrota más dolorosa en un Grand Slam.