La pasada semana Carlos Alocén (Zaragoza, 2000) regresó por primera vez al Martín Carpena de Málaga, al maldito lugar que detuvo en seco la carrera de uno de los bases más prometedores de España hace casi dos años. La alegría de ganar su primera Copa del Rey (aunque él no participara en la pista) borró en parte los fantasmas de una acción, una penetración cualquiera, defendido por Alberto Díaz, con la que se martirizó durante «semanas». «Sobre todo al principio le di muchas vueltas a la jugada. Veía el vídeo, me fijaba en los detalles, en cómo apoyé la rodilla. Los momentos más duros fueron recién operado, ahí es cuando la cabeza más funciona y en muchos aspectos para mal. A medida que pasa el tiempo intentas relativizar, trabajas, intentas recuperarte… Ahora cada vez es más pasado todo eso», celebra en conversación con EL MUNDO a las puertas de otra alegría, de otro Rubicón atravesado. El jugador del Real Madrid regresa con la selección española y será «especial», porque este jueves (20.00 h., Teledeporte), contra Letonia, juega en su Zaragoza natal.
Para saber más
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- Estuvo 651 sin jugar después de romperse el ligamento cruzado de su rodilla izquierda. Regresó el pasado mes de noviembre. ¿Cómo se encuentra ahora?
- Muy bien, sinceramente. Cada día, cada entrenamiento, cada partido, con un poquito más de confianza. No sé si como antes. Después de tanto tiempo, soy diferente al Alocén de hace dos años. He trabajado muchas cosas. Claro que sigo siendo ese jugador alegre de antes, eso no va a cambiar, porque siempre me ha encantado el baloncesto, jugar y divertirme. Diría que me encuentro al 100%, pero mi 100% conforme vayan pasando días y partidos va a ir cambiando y va a ser mejor. Estoy intentando alcanzar esa mejor versión que creo que con el tiempo irá llegando.
- Dice que le lesión le ha hecho diferente, ¿en qué?
- No sólo como jugador o en facetas del juego, que también. Soy diferente como persona. Cambian cosas de baloncesto o incluso profesionales en cuanto al deporte que antes no veía o no les daba tanta importancia. La lesión y el tiempo te hacen darte cuenta de cosas. Y luego soy diferente en cuanto a madurez, a cabeza, en cuanto a tomarme las cosas con perspectiva y darle importancia a lo realmente importante.
- Lo más duro fueron las recaídas.
- Sin duda, fue lo peor. Tú te haces un plan en la cabeza, de más o menos cómo va a ir la lesión, de cómo va a ser la recuperación. Pero hablas con los fisios y los médicos y ves que no estás alcanzando los plazos… Tuve que parar, dar un paso atrás. Es duro mentalmente y difícil de llevar. Le das vueltas a la cabeza, piensas muchas cosas, te haces más preguntas de las normales. Te quieres sentir bien, seguir avanzando y ves que el cuerpo no va contigo. Todo eso lo he tomado como una ayuda. Finalmente, estoy contento de cómo lo he llevado, de cómo he madurado.
- ¿Por qué se complicó la lesión?
- Sabemos las causas. Después de una operación de cruzado hay unos factores que no puedes controlar, que se te escapan. Cuando parece que iba bien, la rodilla se empezó a hinchar. No me sentía bien, me molestaba. No tenía la confianza para pisar, para estar en la pista. Después de entrenar tanto, de estar al 100% cada día ahí, ves que no avanzas, que estás estancado y dices ‘¿qué está pasando aquí?’. Pero con trabajo, con paciencia y con la ayuda de muchísima gente lo hemos sacado adelante. Y ahora tengo muy buena sensaciones.
- ¿En algún momento llegó a pensar en tirar la toalla?
- No, eso nunca. Tengo el factor de que soy joven. Ojalá me queden muchos años por vivir en el baloncesto. Sí que hubo momentos duros mentalmente, pero en todo este tiempo no se me pasó por la cabeza tirar la toalla. Me siento física y mentalmente fuerte, preparado para lo que viene. Y feliz de estar de vuelta en las canchas.
- ¿En qué o quién se apoyaba en esos momentos tan duros mentalmente?
- Me intentaba distraer con otras cosas fuera del baloncesto, que me ayudaran a dejar de darle vueltas a la cabeza. Con mis estudios de Marketing, por ejemplo. Me gusta mucho ver baloncesto, pero durante la lesión se me hacía complicado. Piensas que quieres estar ahí y no puedes. Lo que más me apoyó fue estar con mi familia, con mis amigos, era el momento de desconexión. Son gente que siempre está ahí.
- Tener de vuelta y cerca a Ricky Rubio, que también es base, que también tuvo lesiones graves de rodilla, que también fue un talento precoz…
- Es una alegría para todos. Se le ve genial, contento y feliz, y en la pista igual que siempre. Lo conocí en la preparación de los Juegos Olímpicos de Tokio, el verano de 2021. Más allá de las cosas que hace en la pista, lo que le hemos visto durante tantos años, es un tío bastante cercano, muy majo. Un líder. También ha pasado momentos malos por culpa de las lesiones. Es un tío fuerte mentalmente, muy duro. Para mí, compartir pista con él, defendernos mutuamente, es una suerte. Cuando era pequeño le miraba como aficionado, como un ídolo y ahora le tengo enfrente, veo de cerca esas cosas y puedo aprender.
- En plena lesión, el Real Madrid le ofreció un año más de contrato.
- Me puso muy contento. Todos sabíamos, por los médicos, que no iba a estar desde el principio de temporada. Me he ido reincorporando y el tiempo, para lo bueno o para lo malo, pone a cada uno en su sitio. Ahora estoy muy centrado. Iremos viendo cómo va mi juego y mi confianza, pero estoy muy contento de volver a sentirme jugador.