Los 44 títulos que convierten a Dani Alves en el jugador más laureado de la historia del fútbol se han ido por el retrete de la sala VIP de la discoteca Sutton de Barcelona, donde una joven barcelonesa de 23 años le acusa de haberla encerrado, abofeteado, insultado, forzado a hacerle una felación y violado vaginalmente hasta la eyaculación.
Dani Alves, de 39 años, llegó a España la semana pasada desde México para enterrar a su suegra, defender su inocencia, y reincorporarse lo antes posible a la disciplina del Club Universidad Nacional, conocido como los Pumas de la UNAM. Su objetivo era ocupar el lateral derecho este domingo en la tercera jornada de liga mexicana, pero la titular del Juzgado de Instrucción número 15 de Barcelona ha cambiado sus planes, decretando prisión sin fianza para el internacional brasileño, quien ya duerme en la cárcel de Brians 1 de Barcelona.
Tras siete fichas en otros tantos clubes a lo largo de su carrera, la octava, con foto de frente, de perfil y huellas dactilares, parece que será la última de su trayectoria. El ex defensa barcelonista se enfrenta a una pena de cuatro a 12 años de prisión por un presunto delito de agresión sexual.
Hace apenas mes y medio que Dani Alves se despedía del Mundial de Qatar tras caer con Brasil en cuartos de final contra Croacia. Hasta enero no tenía previsto reincorporarse a su enésima aventura deportiva con los Pumas, por lo que decidió despedir el año junto a su segunda mujer, la modelo tinerfeña Joana Sanz, en la ciudad en la que se conocieron en 2016.
La noche del 30 de diciembre, sin embargo, Dani la había reservado para estar con sus amigos. Una cena y unas copas que continuaron a las dos de la madrugada en la sala VIP de esta discoteca del centro de la ciudad. Dani baila, habla con chicas, ocupa una mesa y, más allá de las tres de la madrugada, conoce a la presunta víctima, quien había acudido al local con dos amigas.
Joana Sanz explicaba así su matrimonio con Dani Alves: «Respetamos la vida que tiene cada uno por separado. Si quiere salir y beberse hasta el agua de los floreros con sus amigos, cero problema […]. Vida por separado y con respeto es lo que mantiene una relación». De acuerdo con el testimonio de la víctima ante la jueza, las amigas llegaron a la zona VIP invitadas por un grupo de amigos de origen mexicano. Allí un camarero les dijo que había alguien que las quería invitar a su mesa. Era Dani Alves. La víctima afirma que no sabía que era futbolista. «Soy jugador de petanca en L’Hospitalet de Llobregat», se presentó el brasileño, pero los mexicanos le contaron la verdad. En algún momento bailaron hasta que, siempre según el testimonio de la víctima, Alves le llevó varias veces la mano hasta su pene, que ella retiró ofuscada. En torno a las cuatro y media de la madrugada le dijo que la siguiera tras una puerta y al cruzarla vio el pequeño lavabo en el que se produjo la presunta agresión.
En su declaración ante la juez, ante los Mossos, y el vídeo más serio que se le recuerda en toda su carrera, y que envió al programa Y ahora Sonsoles de Antena 3, Alves insistió en su inocencia: «Estuve en ese lugar, estuve con más gente disfrutando. Todos los que me conocen saben que me gusta bailar, pero nunca he invadido el espacio de alguien sin autorización […]. Tú llegas a un lavabo y no tienes que preguntar quién está allá […]. Lo siento mucho, pero no sé quién es esa señora. Nunca la he visto en mi vida. No sé su nombre, no la conozco». Una contradicción, como otras muchas en las que al parecer cayó el futbolista, y que ha lastrado sus 45 minutos de declaración ante la jueza.
El primero en salir del lavabo fue Dani, quien abandonó con su amigo la discoteca. La víctima se fue en busca de sus amigas, empezó a llorar y sufrió un ataque de ansiedad, por lo que llamaron al personal de seguridad, que activó el protocolo de asistencia a víctimas de violencia sexual. Primero trataron de localizar sin éxito a Dani Alves, al tiempo que recurrieron a los Mossos. Cinco minutos después se presentó una patrulla y la joven le explicó a una agente los hechos ocurridos, identificando a Dani Alves.
«Yo sé quién es mi marido, yo sé cómo lo conocí, yo sé lo respetuoso que es porque ni cuando me estaba conociendo a mí me faltó al respeto», dice Joana Sanz, a la que conoció al final de su primera etapa en el Barça en 2016, y con quien se casaría en secreto en París al año siguiente. «He visto muchas veces como mujeres se acercan al reservado, atrevidas, a intentar algo con mi marido en mi cara. Si lo hacen en mi presencia no me quiero imaginar cuando yo no estoy», denuncia la modelo canaria.
La joven fue trasladada en ambulancia al Hospital Clínic, donde se le practicó un examen en busca de restos biológicos, y el 2 de enero formalizó su denuncia ante los Mossos d’Esquadra aportando el informe médico y la ropa que llevaba esa misma noche.
Dani Alves, mientras tanto, retomó su vida en México. Volvió a jugar con los Pumas el 8 de enero y, la semana pasada, pidió permiso para viajar a Canarias, porque su suegra estaba a punto de fallecer. De hecho, murió el pasado viernes.
Sus abogados y la Unidad Central de Agresiones Sexuales (UCAS) de los Mossos, quienes llevan la investigación, acaban concertando una cita con Alves ayer viernes, en un punto de Barcelona, que termina con la detención del jugador, que es trasladado primero a comisaría, y más tarde a la Ciudad de la Justicia, en coche policial con los cristales tintados.
El futbolista permaneció en los calabozos mientras la víctima prestaba declaración ante la jueza, quien ha visto una gran solidez en el testimonio de la chica. También recibió informes concluyentes de los Mossos con pruebas biológicas de la supuesta violación, en el lavabo, el vestido de la joven, el infome médico y las grabaciones de las cámaras de seguridad. Tanto la Fiscalía como la acusación particular pidieron a la jueza que Alves ingresara en prisión sin fianza.
Los Pumas mexicanos, con quienes el brasileño había firmado un salario de 3,2 millones de euros anuales, han decidido rescindir el contrato con el futbolista.
Dani Alves ha aparecido además en la lista de morosos con la Hacienda Pública española, a la que debe más de dos millones de euros.