Arabia Saudí, “campeón de sportwashing” o cómo desviar la atención de los derechos humanos con el deporte

Arabia Saudí, "campeón de sportwashing" o cómo desviar la atención de los derechos humanos con el deporte

Se retiraba Cristiano Ronaldo tras la derrota de su equipo el pasado abril ante el Al Ittiyah, el conjunto que se ha hecho con los servicios de Karim Benzema por 100 millones de euros anuales, y la afición rival comenzaba a corear: “Messi, Messi”. Ronaldo, que perdía toda ocpciónde hacerse con la liga en las filas del Al Nassr, respondía agarrándose los genitales. Después, el incendio.

Una abogada saudí, Nouf bin Ahmed, aseguró que denunciaría al luso por “un delito de indecencia pública”. “Se considera un crimen y supone el arresto y la deportación si es cometido por un extranjero”, escribía en una red social. A su testimonio, se sumaron los de muchos otros aficionados que también pedían que se expulsara al luso del país. Obviamente, nada de eso ha pasado. Es Cristiano Ronaldo. “No sabemos qué le habría ocurrido a alguien que no fuera Ronaldo, lo que sí es que hay otras personas en la cárcel por ese delito”, cuenta Carlos de las Heras, portavoz de Amnistía Internacional.

El portugués fue la primera estrella en apostar por los millones de Arabia Saudí. Después han llegado Benzema, Kanté y Mahrez, entre otros. “He abierto la puerta. Mi decisión fue crucial para incorporar grandes jugadores” , dijo recientemente el delantero portugués mientras Pep Guardiola, ponía el grito en el cielo: “Han cambiado el mercado”.

Se le olvidaba al luso que los que le han seguido vienen con salarios, en ocasiones, cuatro veces superiores a sus emolumentos previos y al entrenador catalán que su equipo, el Manchester City, pertenece mayoritariamente a City Group (un 78%), un fondo de Abu Dhabi que ha invertido más de 2.300 millones de euros solo en fichajes desde su adquisición en 2008.

City, Mundial de Qatar, PSG, Newcastle… pero también el LIV Golf, varios premios de Fórmula 1 o el Rally Dakar. Oriente Próximo cuenta con una cantidad de recursos económicos que parecen ilimitados, pero necesita proyectar una imagen exterior muy limitada, especialmente en lo que respecta a los derechos humanos. Clubes, grandes eventos deportivos y fichajes, son los tres pilares del sportwashing, lavado de imagen a través del deporte, en Oriente Medio, aunque “Arabia Saudí es la campeona”, según De las Heras y recuerda que esto métodos ya se han utilizado para blanquear la Alemania Nazi con los Juegos Olímpicos de Berlín o la dictadura de Videla el Mundial de Argentina 78.

Esta asociación recoge en su último informe sobre Arabia Saudí varias violaciones de Derechos Humanos, y habla de la situación “más preocupante” de la región. Está la ejecución de 81 personas, tras «juicios injustos» por diversos delitos. La condena a 34 años de prisión a una joven tras defender en redes los derechos de las mujeres. O la tortura y deportación de familias etíopes “por su condición de inmigrantes irregulares”.

Arabia Saudí está comenzando un proceso que antes iniciaron Emiratos Árabes o Qatar. “Es muy bueno para la cultura árabe poder darse a conocer en el mundo más allá de los prejuicios y las críticas injustas que ha habido sobre este país y esta región”, esto decía Xavi Hernández, entrenador del FC Barcelona sobre las discrepancias que hubo sobre la celebración del Mundial en el país que él entrenaba. Pero las leyes no cambian por un Mundial.

Postmundial

Los artículos 296.3 y 296.4 del Código Penal qatarí prevén penas de prisión para toda persona que “cometiese un acto de sodomía o perversión” o un “acto contrario a la moral”. En el último informe de Amnistía Internacional se recoge la detención arbitraria y tortura así como otros malos tratos de seis personas por su orientación sexual en el emirato. Y, si se es mujer, se sigue necesitando el permiso de un tutor varón para: casarse, estudiar en el extranjero, trabajar en ciertos empleos públicos o viajar si se es menor de 25 años, entre otros.

En los Emiratos Árabes también se condenan las acciones LGTBI y las mujeres, aunque el país está sujeto a la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, no gozan del mismo trato de los hombres al pesar más la sharía, o ley islámica. Así, ellas no disponen de la misma capacidad jurídica y civil que ellos.

Desde Amnistía Internacional “no defienden boicots” a la celebración de eventos u otras promociones deportivas en estos países, pero sí solicitan que se incluyan cláusulas en los contratos relativas a los derechos humanos y que, una vez terminados, se vigile su respeto.

Avances

De las Heras pone el ejemplo de la primera Supercopa de España en Arabia y de cómo se permitió la entrada a mujeres en zonas antes exclusivas para hombres y que, meses después, la legislación saudí comenzara a permitir en otro tipo de eventos esta condición. “Los cambios son muy lentos”, explica el portavoz de Amnistía Internacional sobre las mejoras en estos países y menciona que la interpretación de la sharía es uno de los obstáculos a la hora de instaurarlos.

“Hoy me siento qatarí, árabe, africano, gay, discapacitado, trabajador migrante”, decía el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, en la presentación del Mundial de Qatar. Actualmente, aún resulta complicado ser cualquiera de esas cosas en la mayoría de países de Oriente Medio.

kpd