Vuelta a España
Llega el Angliru
La victoria de Vingegaard en Bejes, el día antes del Angliru, le acerca al liderato de su compañero Kuss y deja a Roglic en una incómoda posición
«No quiero que me regalen la Vuelta, eso no es deporte, la tiene que ganar el más fuerte», admite sin perder la sonrisa Sepp Kuss, el gregario vestido de rojo, al que en las rampas de Bejes, en la comarca de Liébana, se le empezaron a diluir sus sueños de conquistar la Vuelta a España que aún lidera. Y no por la oposición un rival; son sus dos compañeros del Jumbo Visma, a los que tantas veces socorrió el escalador estadounidense, los que amenazan su efímero reinado. Y aquí, el morbo.
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Es una Vuelta extraña por lo inédito del panorama. Los tres primeros comparten colores, autobús y directrices. Y, anulado Remco Evenepoel (ayer entró el penúltimo), no parece que Juan Ayuso y Enric Mas tengan el poderío suficiente para discutir ese podio nunca antes visto. En cualquier caso, este miércoles en el Angliru todo quedará mucho más claro. Como mucho, el jueves en la Cruz de Linares. Dos etapas durísimas a estas alturas. «La tercera semana va a decidir todo», razona Kuss, que en Bejes mostró algo de debilidad. Castigado por su propio compañero Roglic.
Cedió cinco segundos con los otros gallos en los metros finales, entre ellos Primoz, el que estaba predestinado para ganar el martes. Eso eran las órdenes. Pero tan raro es todo, que ningún oponente salió a atajar el temprano ataque de Jonas Vingegaard. Y el danés, cada vez más entonado según avanzan las etapas de la ronda española, cada vez más recobradas sus fuerzas tras la exhibición de julio en el Tour, abrió un hueco inesperado. Dedicó el triunfo a su compañero Nathan Van Hooydonck -sufrió un grave accidente de coche en Bélgica por la mañana, tras sufrir un infarto- y arañó en meta también la bonificación. Hoy, en la salida de Ribadesella, sólo le separarán 29 segundos del liderato. De su compañero.
Porque eso, quién es el líder del Jumbo, parece lo único por decidir en esta Vuelta. Si serán los egos o las fuerzas las que aclaren el panorama. Si Roglic, que es tercero ahora a minuto y medio, se conformará. Si a Kuss le queda algo de gasolina, de amor propio o de libertad. Si Ayuso o Mas o Landa o Vlasov serán capaces de alguna heroicidad que haga dudar la tiranía de la escuadra neerlandesa. De al menos evitar la foto amarilla y negra en el podio de Madrid. «Quiero disfrutar de este momento y no pensar en la general», despeja Vingegaard, aunque todo apunta a que él es el elegido.
«Me gustaría ganar y todavía tengo un margen, pero también me alegraría si gana Jonas. Voy a afrontar la etapa de mañana [por hoy] con buenas sensaciones», contaba con su impecable castellano Kuss. A la Vuelta le restan cinco etapas, tres de ellas con desnivel y recorrido suficiente para cambiar cualquier guion. Pero ninguna tan temida como la de este miércoles, en menos de 125 kilómetros, con la Colladiella y el Cordal de aperitivos antes de afrontar el mítico Angliru (13.1 kilómetros al 9.4%) y todo, casi con seguridad, bajo la lluvia asturiana. Parece diseñada para el menudo Vingegaard, pero Ayuso, que dice que ya hizo podio el año pasado, que no le vale el cuarto puesto y está dispuesto a todo, amenaza: «El Angliru es una cima muy especial. Me encantaría estar en la disputa por la etapa y conseguir la victoria. He perdido tiempo, pero es un nuevo día. La última vez que se llegó al Angliru ganó Alberto Contador, uno de mis ídolos, y espero ser su sucesor».