Benidorm, el insospechado templo del ciclocross donde Van der Poel y Van Aert se retan: “Es algo que se recordará en el tiempo”

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No hay barro, que es como si al esquí le quitas la nieve. Tampoco demasiado frío y ni hablar de la lluvia. Y, aún así, Benidorm, con la brisa del Mediterráneo, se ha convertido en un insospechado templo del ciclocross, especialidad invernal de belgas y neerlandeses. Por segundo año consecutivo, los y las mejores del mundo, sin falta Mathieu Van der Poel, Wout Van Aert y Tom Pidcock -ni tampoco Fem Van Empel, Ceylin del Carmen Alvarado o Puck Pieterse-, se citan bajo el sol de los parques de Foietes y El Moralet, donde también corre la cerveza y los abarrotan miles de aficionados, casi 20.000 según la organización.

Es el mejor ejemplo de cómo una aparente idea loca puede devenir en tradición, de cómo la Costa Blanca se disfraza con éxito de la nueva “meca” del ciclocross. Así lo llama orgulloso su ideólogo, Pascual Momparler, mientras ultima los preparativos el día antes, entre un pulular de ciclistas que circula arriba y abajo por las trampas del trazado de tres kilómetros, que incluyen escalones, arena, tablas, césped y grandes desniveles donde las estrellas pasan rozando los pinos a mil por hora. “Va a ser igual de técnico, las mejoras no van a cambiar que sea un circuito rápido y seco, que es lo que quiere vender Benidorm, sol y playa”, explica a EL MUNDO el seleccionador español la exclusividad de la prueba (que se podrá seguir en directo por Teledeporte y Eurosport, 15:10), puntuable para la Copa del Mundo.

En el triunfo de Benidorm convergen una serie de circunstancias, además del empeño de Momparler, quien con su empresa también organiza la Clásica de Jaén, espectacular sterrato entre olivos el próximo 12 de febrero. El apoyo de la Diputación, la Comunidad y el Ayuntamiento es clave. Pero también que “los artistas” no fallen. Y no es casualidad la fecha, pues muchos ciclistas hacen estos días sus concentraciones de pretemporada por la zona. Pidcock, con la cara llena de moratones -“dad rienda suelta a vuestra imaginación sobre lo que me ha pasado”, bromeaba tras su entrenamiento- explicaba ayer cómo lleva días en España y, aunque no ha tocado en lo que va de año la bicicleta de ciclocross, le apetecía el calentón de una hora, nada mejor para ir afinando en explosividad. Lo mismo Van Aert, repitiendo training camp en Mutxamel tras las Navidades con el Visma Lease a Bike. Aunque el favorito para repetir victoria es, sin duda, Van der Poel. “Es la referencia, él está bastantes puntos por encima de los demás. Gracias a Van der Poel el ciclocross ha crecido en España”, apuntaba el español Felipe Orts, noveno el año pasado.

Varios niños en las competiciones, durante el fin de semana en Benidorm.YAGO URRUTIA

“Ellos son el mejor reclamo. Somos de los pocos que podemos traer a los mejores y las mejores del mundo cada año. Somos afortunados de verlos tan cerca, su espectáculo. Y es algo que se recordará. Como la gente nunca olvida el día que Merckx o De Vlaeminck corriendo el Trofeo Luis Puig. Son ciclistas que van a pasar a la historia, ídolos de una generación”, explica Momparler, el tipo que puso a España en el mapa del ciclocross.

Será la última batalla del invierno entre Van Aert y Van der Poel, en ese apasionante duelo que mantienen desde niños, antes de comenzar su temporada de carretera, que posiblemente tenga su cénit tanto en el Mundial como en los Juegos. A Benidorm llega la Copa del Mundo tras haber disputado ya 12 de sus 14 mangas en un total de seis países. Eli Iserbyt lidera la versión masculina, mientras Ceylin del Carmen Alvarado encabeza la femenina. Ambos pueden rematar este domingo su triunfo en la cita alicantina, donde los premios económicos son iguales para ellos y para ellas.

kpd